Me han chivado que Angélica Liddell se ha sacado un blog

Un pajarito me ha chivado que Angélica Liddell se ha sacado un blog: http://miputaperrera.blogspot.com/

En 3 días que lleva funcionando ha publicado 15 posts. Se ve que le tenía ganas.

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Dominique Gonzalez-Foerster, Parc Central – Hong Kong

Del trabajo de Dominique Gonzalez-Foerster conocía la exposición Nocturama, que vi en el en el MUSAC en mayo. En ese proyecto participaba su amigo Enrique Vila-Matas, me parece que por eso lo llevaron al MUSAC a dar una conferencia. Esta mañana he desayunado con placer este vídeo suyo servido por PORLAVENA, que me ha hecho recordar con cariño Hong Kong. Por cierto, que a parte de llevar un blog muy chulo que me descubrió Sofía Asencio, PORLAVENA organiza unas charlas en la Central del Raval para conocer a una serie de artistas que igual están bien.

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Crítica de Pablo Caruana de Experiencias con un desconocido show

Ya que no lo publica Tina Paterson lo publico yo (con tu permiso, Tina).

Desarmada por el mercado, la crítica de Pablo Caruana en Público después del pre-estreno de «EXPERIENCIAS CON UN DESCONOCIDO SHOW«, de Sonia Gómez.

Desarmada por el mercado

Sonia Gómez subida a un taxi leyendo al conductor el último y agónico mensaje al pueblo chileno de Salvador Allende.
Sonia corriendo por las calles de Pekín perseguido por su cliente chino. Sonia con su madre cantando Clavelitos y degustando pasteles frente a otro de sus clientes… Estas son algunas de las acciones que, a través del vídeo, estructuran su nueva pieza entre la danza y la perfomance: Experiencias con un desconocido, que la artista catalana presentó este fin de semana en la quinta edición de Mapa, festival atípico que tiene lugar en Pontós, en el Alt Empordà en Girona.
Una pieza que ha tardado casi dos años en ver la luz y en la que Gómez quiso poner en pie, bajo su mando, un proyecto que conjugara mercado, dinero, venta, utilización y arte.
Así, desde el 2007 la artista ofreció sus servicios a posibles clientes que se pusiesen en contacto con ella. Inspirándose en el bondage, la sumisión y la dominación, Gómez se ofrecía como lectora, bailarina, preparadora física… El formato lo decidía ella: ponía las reglas y, además, podía trabajar con la seducción, la personalidad y su utilización mercantil, elementos estos que le interesan desde hace años. Lo público y lo íntimo, lo que doy, lo que muestro y lo que escondo, la fragilidad, la exposición y la protección.

La pieza, que por momentos parece poder tender al documento de escasa potencia escénica, no deja de sorprender y agarrar al respetable ya que Gómez traza camino en lo que consigue y en lo que fracasa. Buen ejemplo son dos de los bailes. Uno lleno de seducción, cargado de estética publicitaria, glamourosa y guarra, precioso baile donde la fuerza corporal se impone. Y otro, al final, con la artista ya rota, engañada por un cliente que no era más que un periodista escondido que buscaba un artículo sabroso. Sonia Gómez bailando con dolor, viendo cómo su proyecto dominatrix la ha llevado a ser, otra vez, utilizada, con la cara llena de feliz dolor consciente.
La pieza, que empezará ahora a girar por toda España e irá limando ritmos, muestra otra vez la fuerza de esta bailarina que asume riesgos y se tropieza en busca de ese espacio de libertad entre el cuerpo y la vida.

El festival Mapa también mostró en su primera jornada el proyecto en residencia de Nilo Gallego y Noemí Fernández, un mapa sonoro del pueblo de Pontós realizado con los niños de la localidad y visitable en www.festivalmapa.com; las esculturas e instalaciones de la artista plástica Raquel Sacristán sobre los fantasmas de Pontós; y el proyecto del colectivo sonoro La Sonidera.

Pablo Caruana
Público, Culturas – 21 septiembre 2008

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Standstill 1997-2007: Diez años y una zanahoria, en Apolo

El viernes 26 de septiembre Standstill presenta en la Sala Apolo de Barcelona la versión definitiva del documental 10 Años y Una Zanahoria, sobre los diez años de historia de la banda.

Además de su actividad musical, Standstill han colaborado en espectáculos de Rodrigo García como A veces me siento tan cansado que hago estas cosas (2001) o Agamenón (2003) y también han realizado sus propios proyectos escénicos como Desencuentros: Con miedo pero con hambre (2004) y 1,2,3 (2006) (fuente: wikipedia).

Web de Standstill: http://www.vivalaguerra.com
Myspace de Standstill: http://www.myspace.com/standstill
Sala Apolo: http://www.sala-apolo.com

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Anfaegtelse, Angélica Liddell en La noche en blanco

Anfaegtelse
Angélica Liddell
Sábado 13 de septiembre de 2008
La noche en blanco
DT Espacio Escénico. Calle de la Reina, 9, Madrid

Lo mejor de la noche en blanco en Madrid es que cierran el centro al tráfico y la gente ocupa la calle toda la noche. Eso es difícil de superar. Ni siquiera lo consiguió el funambulista que tenía que atravesar la calle Alcalá sobre un cable que cruzaba la calle desde lo alto de la sede del Instituto Cervantes hasta la otra punta (sin red), que no salió al final por culpa del viento. Unos minutos después de la una de la madrugada (hora prevista de la acción) no se podía ni caminar por la calle de la gente que había. Cuando ya hacía más de 20 minutos que debería haber salido y no salía porque el cable se tambaleaba de mala manera se comenzaron a escuchar gritos de Cobarde, cobarde, lo cual supongo que justifica que Angélica Liddell llame hijos de puta a su público cada vez que tiene la oportunidad de colocarse en un escenario. Pero no estoy seguro porque por lo que he visto en sus últimos espectáculos el público de Angélica suele aplaudirla al final aunque lo insulten, y sin rechistar. Bueno, alguno se le ha rebotado alguna vez, me han dicho.

Angélica Liddell presentaba Anfaegtelse en DT Espacio Escénico, un espacio pequeño pero suficiente para las 20 personas o así que cabían por pase (en principio había pases entre las 11 y las 2 de la madrugada, más o menos). Antes de entrar a la actuación podías ver unas fotografías colgadas en el vestíbulo y un vídeo en una tele pequeña. Adentro nos esperaba Angélica sobre algo así como carbón en piedra esparcido por el suelo, una mesa de sonido, su ipod, un micro, una tejedora y unas letras proyectadas en la pared que decían: Bach en alemán quiere decir río. El público sentado en dos bancos, en la entrada, a lado y lado y los que no cabían sentados en el suelo.

Lo primero que llamó mi atención, después de tropezarme con Melanie Olivares (Paz en Aída) entre el público, fue la obsesión de Angélica Liddell con Bach. No recuerdo si en El rey Ricardo también pero en La Desobediencia: 3 Acciones, que presentó en La Laboral de Gijón en julio, utilizaba música de Bach por un tubo, recuerdo La Pasión según San Juan, por ejemplo, y cantaba por encima de ella como también cantó en Anfaegtelse. En este caso, el hit era el Andante del Concierto Italiano (el movimiento lento), una pieza para teclado solo con una melodía desnuda y desgarrada arropada sólo por un acompañamiento lento e hipnótico sostenido por la mano izquierda en los graves. Lo repitió dos veces. Con Angélica cantando sobre él o moviéndose en el suelo, arrastrando las piedras con sus piernas, uniéndose al ritmo del bajo, o con un vídeo proyectado, con Angélica, una pelota de fútbol y un río, al estilo bucólico Liddell de algún otro vídeo de La Desobediencia. La música de Bach que escoge Angélica es de una belleza extrema. En los últimos 2 meses ha sido en espectáculos de Angélica Liddell cuando me he descubierto pensando porqué no escucho más a Bach. Pues Angélica me respondió en Anfaegtelse: ella dice que nos ocultan la música de Bach para que no escuchemos algo tan sublime, que ante esa música nada se le puede comparar. Algo así, no lo recuerdo muy bien, la próxima vez llevaré una libretita y me lo apunto. El tema Bach fue una de las dos cosas que más me gustaron y con las que me quedo.

La otra fue los extractos de las cartas de amor que nos dijo que David le enviaba y que nos leyó en su más puro estilo malditos-hijos-de-puta: Me gustaría quemarme a lo gonzo enfrente de tu embajada, por ejemplo. ¿David Fernández? ¿A quien al final dedica el espectáculo? David Fernández mientras tanto estaba jodiéndose vivo con 1.000 putas velas, delante del Reina Sofía. Y sabemos que subastaba las bragas de Angélica Liddell en ebay porque nos lo contó Tina Paterson. Así que debe de ser él, lo cual me lleva a otra reflexión. Que Angélica Liddell salga en escena y hable en primera persona y hable de su vida ¿quiere decir que está hablando de la realidad o se lo inventa? ¿Estamos ante un nuevo caso de lo que los del Babelia llaman autoficción? Llega un poco tarde este debate, ¿no? Pero lo saco a colación porque leyendo el Babelia, igual que la crónica de Sebastião Milaré sobre las nuevas tendencias escénicas españolas, pienso que es verdad que hace tiempo que hablar desde el Yo y utilizar las vivencias personales es algo que veo mucho en escena. A mí, en principio, también me da igual si el material que utiliza es realidad o ficción pero, ¿entonces por qué en seguida despierta tanto morbo si es el David Fernández que conocemos o no o si el padre de Angélica fue militar y lo que dice Angélica que le pasó le pasó a ella o es ficción? ¿Eh? Supongo que somos todos unas marujas morbosillas y no lo podemos evitar.

De todas maneras a mí el psicoanálisis en escena de Angélica Liddell me resulta pesadito, la verdad, sea realidad o ficción. Entre La Desobediencia y Anfaegtelse ya tengo suficiente sobre sus historias familiares tipo Mamá, te odio. Y tampoco tengo especial interés en ver cómo se vuelve a cortar por debajo de las rodillas con la cuchilla para desangrarse un poquito, que ya lo había visto en La Desobedicencia. Pero esto es sólo mi gusto personal, Bach también reciclaba mucho en sus obras con copy/pastes que nadie le tiene mucho en cuenta. Tenía que producir. Al menos Bach no nos llamaba hijos de puta, ¿por qué eres tan simpática, Angélica, cariño? Ay, ¡qué bicho! No te contesto porque sé que te gusta, guarrilla.

Sigo pensando que Angélica se lo curra, tiene todos mis respetos, voy a verla, me leo sus textos (editados en la Colección Pliegos de Teatro y Danza) y hasta la escuché en uno de los programas de Àrea de text de Area Tangent en ComRàdio porque siempre encuentro algo que me interesa. Y esto ya es mucho, cierto. Pero me aburre su psicoanálisis escénico, su desmesurado ego (¿me lo invento?) y sus provocaciones, suponiendo que lo sean, que igual no lo son en absoluto porque a mí y a unos cuantos más me parece que no nos producen más que relajada indiferencia. Desde aquí te lo digo, Angélica Liddell: volveremos a vernos las caras, maldita hija de puta.

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Acciones en casa, de David Bestué y Marc Vives

Acciones en casa, un estupendo vídeo de David Bestué y Marc Vives que vi hace tiempo en La Capella y que he vuelto a ver hoy en Performancelogía.

También he encontrado esta entrevista a David Bestué y Marc Vives por Martí Manen en a-desk.org.

David Bestué y Marc Vives vienen realizando un trabajo en común trabajando acciones y su presentacion. Si primero fue “Acciones en Mataró” (una multitud de pequeñas acciones presentadas a posteriori en formato libro), después vino “Acciones en Casa” (con un vídeo dónde se entretejían acciones en un ambiente doméstico), la tercera parte titulada “Acciones en el Cuerpo” se presenta en un teatro mediante una única función.

La entrevista completa aquí.

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La noche en blanco 2008

La noche en blanco en Madrid (sábado 13 de septiembre) con Rodrigo García, Angélica Liddell, Roger Bernat, Elena Córdoba, Andrés Corchero, Carlos Marquerie, David Fernández, ….

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Festival MAPA08 Fosc

Nueva edición del festival MAPA, el 19 y 20 de septiembre en Pontós, con Sonia Gómez, Nilo Gallego, fideuà…

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Qui êtes-vous Polly Maggoo?

Fotograma de la película Qui êtes-vous Polly Maggoo?

Hace tiempo que andaba buscando la inencontrable película Qui êtes-vous Polly Maggoo? (William Klein, 1966) y por fin la he conseguido, gracias a sedmikrasky, un recomendable blog sobre cine con enlaces para ver películas on-line o conseguirlas vía emule.

¿Quién eres tú Polly Maggoo? en sedmikrasky
Elink para descargarse la película con emule (versión original en francés)
Subtítulos en inglés
El Polly Maggo, mítico bar de París

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El nudismo visto en Gijón (versión en castellano)

Ha llegado a mis manos la traducción al castellano que ha realizado Francesc Puértolas (Instituto Cervantes de São Paulo) del artículo O nudismo visto em Gijón, de Sebastião Milaré, publicado en la Revista Eletrônica Teatral antaprofana, del cual publiqué un extracto en portugués el mes pasado. Este es el texto completo:

El nudismo visto en Gijón

Del «destape» al «coño» expuesto de Angelica Liddell, un proceso social

En el II Encuentro de Programadores Internacionales promovido por el Instituto Cervantes en Gijón, Asturias, del 16 al 19 de julio de 2008, la más importante actuación presentada fue la de Angélica Liddell. Este es el punto de vista de este escriba, evidentemente, y no el parecer unánime de los cincuenta programadores participantes del evento, venidos de todas partes del mundo.

Después de acompañar la exhaustiva programación organizada por el Instituto Cervantes, que en cuatro días nos hizo ver 13 espectáculos, participar de dos mesas redondas y dos exposiciones de proyectos creativos, además de fiestas de apertura y de cierre, me encuentro en la obligación de exponer mis pensamientos sobre lo visto y vivenciado. No es mi intención hacer un análisis obra por obra, en parte porque el conjunto revela monótonos procedimientos contemporáneos que tienden a nivelar todas las producciones: casi siempre es un solo o dúo, incluye obligadamente un proyector de vídeo (parece que sin vídeo ya no se puede hacer teatro, danza o performance); hay un desprecio ostensivo por las técnicas tradicionales, sin que surjan otras para establecer nuevos códigos o indicar nuevos caminos; la falta de técnica es más evidente en el trabajo vocal, pues normalmente no se comprende lo que se dice por la pésima articulación de los intérpretes, o hay dificultad en captar la construcción sonora, por ser inaudible el habla…

Con todo, no se trata de un desastre. Al contrario, lo que se expuso fue un conjunto de obras reveladoras de nuevas tendencias escénicas. Esto ya se delineaba en el I Encuentro, dos años atrás, en Madrid, del cual nació el proyecto «Diálogos Cênicos Brasil-Espanha: Linguagens Híbridas», realizado en el Centro Cultural São Paulo en junio de este año, en colaboración de esa entidad con el Instituto Cervantes y el Centro Cultural de España. En los «Diálogos» participaron cuatro grupos españoles y cuatro brasileños, que desarrollan lenguajes multidisciplinares (o indisciplinados), en busca de nuevos horizontes expresivos. Claro está que esa búsqueda lleva, con frecuencia, a equívocos estéticos.

De las producciones participantes en el II Encuentro, dos estuvieron también en los «Diálogos Cênicos Brasil-Espanha». El primero, «F.R.A.N.Z.P.E.T.E.R.», es antes un concierto comentado que un espectáculo teatral. La idea motora es poner un grupo de amigos para hablar de la vida de Schubert y oír una selección de sus «lieder». Los amigos reunidos son el pianista David Casanova, que procura dar una idea de las estructuras musicales de Schubert, sean descriptivas o emocionales; el también pianista Rubén Ramos, que se encarga del sonido y de la proyección de vídeo, la soprano María Dolores Aldea, que con impecable técnica de canto pone el alma en la interpretación de los «Lieder»; por fin, el creador del espectáculo, Sergi Fäustino, que se encarga de comentar vida y obra del compositor en diálogo con el pianista, con la cantante y con su doble (un maniquí sentado junto a la mesa). En su actuación, Faustino busca envolver también la platea, convirtiendo al espectador en partícipe de la reunión.

El otro espactáculo fue «Delírios de Grandeza». Según la sinopsis del programa, «es un solo que funde acciones, texto e imagen, en mensajes instantáneos, video-clips y falsos directos». Se propone «una reflexión crítica sobre los valores establecidos en la sociedad actual, sobre el poder de los medios de comunicación, la búsqueda de la fama a cualquier precio, el repudio al fracaso, la fealdad, la necesidad de ser siempre original pero nunca diferente, la globalización, el consumismo y nuestro ritmo de vida acelerado». Ideas que David Espinosa, creador e intérprete del espectáculo, transforma en materia escénica con humor y brillo, consiguiendo huir de los clichés y de la comicidad gratuita, lanzando su personaje, tan vacío de contenido como sediento de fama, a la esfera de lo patético, pero no ridículo. Se debe observar que el espectáculo es un falso solo, pues tiene mucho relieve la participación de Juanma Pacheco en una de las escenas.

Lo que estos dos espectáculos tienen en común con los demás del repertorio del II Encuentro son los procedimientos de moda (sobre todo el vídeo como soporte) y la obsesiva afirmación del «yo», que recorre toda la producción escénica de vanguardia española. De hecho, en el caso de David Espinosa, el «yo» es colocado en perspectiva crítica, conviertiéndose en espejo colectivo. También para Sergi Fäustino el «yo» nace de la observación del «otro» (Schubert), pero se materializa en el escenaro en la figura del doble, representado por el maniquí.

De entre las obras vistas, un raro ejemplo de reflexión sobre el colectivo fue «Ángeles Resisten al Atardecer», de Carlos Fernández López, «una alegoría poética sobre la hospitalidad, las catástrofes urbanas y la incertidumbre de las amenazas, ciertas o imaginarias». Aquí el vídeo es sustituido por el grafismo, dibujos sobre grandes paneles realizados en el escenario. El problema es que el espectáculo no encuentra síntesis, alargándose monótonamente en la narrativa de quince «cuentos tristes». Otro que también huye de los procedimientos generalizados y a la obsesión por el ego, es «Kiosco das Almas Perdidas», del Centro Coreográfico Gallego, bajo dirección de Roberto Oliván. En él el vídeo es sustituido por la voz distinguida y la bella presencia escénica de la cantante Mercedes Peón, pero el espectáculo en su conjunto (y a pesar de la gran fuerza expresiva de la cantante) no va más allá de la mediocridad, pareciendo más bien un trabajo escolar.

En casi todas las otras presentaciones, además del vídeo y de la ausencia de técnica vocal, como si la voz no fuese un elemento estético importante, y de la obsesión por el «yo» hay una insistencia en la práctica de la nudez, que se aproxima a la neurosis. Repudiar a la desnudez, en los días de hoy, es un despropósito, pues ya nadie se espanta con el cuerpo desnudo de nadie, sea bello o feo. El problema es que sacarse la ropa en escena porque sí, sin que nada justifique la exhibición del cuerpo desnudo, tiene aún menos sentido. ¿Por qué se desnudó? En un caso, unas señoras de cuerpecitos un tanto pasados se desvisten, dan algunos pasos por el escenario desnuditas, vuelven a vestirse para poco después sacárselo todo nuevamente. ¿Para qué? No se sabe.

En un único caso la desnudez se reveló materia dramática imponente y desafiadora. Esto ocurrió en el espectáculo de Angélica Liddell «La Desobediencia: 3 Acciones». Al ponerse en posición ginecológica, exhibiendo su vagina al público, ejecutando a lo largo del espectáculo acciones de franco sadomasoquismo, la actriz dio un significado simbólico, metafísico, a la desnudez, convirtiendo aún en más carentes de significado los innúmeros otros nudismos de la muestra.

Y justamente el insólito y revelador universo de Angélica Liddell me hizo pensar que tanto nudismo, aparentemente gratuito, tiene raíces profundas en la sociedad española. No en vano el evento fue en La Laboral Ciudad de la Cultura, conjunto arquitectónico construido en la época de Franco (alrededor de 1950), y muy representativo del franquismo. Esas circunstancias me llevaron a recordar el «destape», aquel elogio a la exhibición del cuerpo que estalló en España después de la muerte del dictador (1975). Algún nexo tiene que existir entre todo ello, y la tercera acción de la obra de Angélica Liddell, presentada en la nave del templo católico (no consagrado) que domina La Laboral, refuerza aún más la percepción de que nada ocurre porque sí.

El Destape

El libro «El Destape Nacional – Crónica del Desnudo en la Transición», de José M. Ponce, es un sabroso panorama sobre el descubrimiento de la desnudez en un país donde siempre fue castigada y, al mismo tiempo, vigoroso documento sobre los años 70, época en que el reino de las Españas despertaba de la pesadilla iniciada cerca de cuatro décadas antes, con la Guerra Civil. Un documento que habla de las libertades civiles bajo el punto de vista erótico. Me acuerdo del primer viaje que hice a España, hace más de 30 años, poco después de la muerte de Franco, cuando el «destape» estaba a la orden del día, todos los días, en todos los quioscos y librerías. Era como si el país estuviese recibiendo una continua lluvia de tetas. Los «culos» todavía no se veían tanto, pero tetas… ¡era un Dios nos asista! Recuerdo una viñeta publicada en un periódico de gran circulación, mostrando un viejito apoyado en su bastón frente al torrente de tetas que se arracimaban en un quiosco, y el bocadillo mostraba su pensamiento: «¡Democracia, que tarde has venido!».

En esa viñeta estaba el gran significado del destape: un gesto cívico contra la censura que, en palabras de José M. Ponce, mantenía a la «mujer española sumisa a la dura disciplina paterna (sin olvidar que la mayoría de edad femenina solo se alcanzaba a los 23 años) y a las costumbres impregnadas de puritanismo religioso (debía usar mangas largas, medias y cubrir la cabeza con un pañuelo al entrar en las iglesias)». De hecho, la censura estigmatizaba opositores al régimen, carcomía conciencias políticas, determinaba los parámetros de pensamiento de cada ciudadano, pero fue justamente la censura sobre el cuerpo la que determinó un proceso social importante y libertador: el destape.

Por cierto que la mayoría de los actores y actrices participantes en el II Encuentro eran niños o estaban naciendo en la época áurea del destape. Quizá por ello esos artistas traigan en el subconsciente el valor simbólico del nudismo como instrumento libertador. ¿Quién sabe? Puede ser… Pero, si así es, ¿por qué convierten ese instrumento en cosa banal, destituida de valores significativos?

Contradictorio al extremo, por ejemplo, es el discurso de Juan Domínguez – mejor dicho, los discursos. Uno de ellos fue la exposición acerca del proyecto «De la… a la…», patrocinado por el Instituto Cervantes, que viene desarrollando en diferentes ciudades y diferentes países, intentando llevar su danza conceptual del verbo a movimiento, apuntando las diferentes acepciones del verbo (acción) en español, en alemán, en francés y en chino. Afirma investigar, con su trabajo, el conflicto existente entre lenguaje y lingüística. Y que el lenguaje del cuerpo vuelve a ser preocupación lingüística cuando se liga el movimiento a la semántica y a la sintaxis, o cuando se va de la sintaxis verbal a la sintaxis del movimiento. La idea (concepto) es provocadora, pero el otro discurso de Juan Domínguez, esta vez en escena con Amalia Fernández, en la performance «Shichimi Togarashi», nada tiene que ver con el primero. Empezando por el verbo, que no aparece en escena, ni como habla (pues lo que ellos dicen en español es absolutamente inaudible y solo se puede saber de qué se trata gracias a las leyendas en francés o inglés), ni como movimiento, que se manifiesta en el más pobre naturalismo. Entonces, ¿adónde fue el concepto? Pero, de cualquier manera, Juan Domínguez no deja de quitarse toda la ropa y quedarse en el suelo, en cueros, con una viga de madera sobre el cuerpo, mientras su compañera abandona la escena. Y así se queda él, mientras los espectadores también dejan el salón, cada uno con la sensación de que perdió alguna cosa, pues le falta entendimiento (intelectual y/o sensorial) sobre lo que presenció.

Angélica Liddell, por su lado, recupera el sentido histórico del nudismo afirmando: «Mi cuerpo es mi forma de protesta». En la primera de las tres acciones que componen el espectáculo, escenificadas en diferentes ambientes, la exposición de la vagina no contiene el menor trazo de provocación erótica, pues es un libelo contra la maternidad. He ahí la mujer, que no quiere tener hijos, introduciendo piedras en la vagina. Golpea con una piedra en la otra, a la puerta del órgano genital, mientras el texto en audio deja clara la postura anti-maternal. En la segunda acción, buscando «relativizar las consecuencias de la inteligencia», a través del vídeo habla de cuatro grandes dramaturgos españoles contemporáneos y después pone deficientes mentales para representar a cada uno de ellos. La iconoclastia y el sadomasoquismo son herramientas expresivas para Angélica en su discurso francamente escatológico, como se verá en la tercera acción. La nave de la iglesia se convirtió en establo, dominado por un bello caballo blanco y muchos fardos de heno. Los espectadores se sientan sobre el heno para oír a Angélica relatar el acto de violencia sexual sufrido cuando tenia nueve años, que por vergüenza se calló y negó. Y cómo fue el proceso de superación de la vergüenza. En un nuevo acto masoquista, hace incisiones con estilete por debajo de las rodillas, dejando la sangre correr por los cortes. Recupera un verso de la conocida canción infantil que afirma «yo no soy bonita», dándole una connotación erótica y un tono de desafío a la hipocresía que hace de la niña bonita víctima potencial.

En el conjunto de las obras presentadas en el II Encuentro de Programadores Internacionales, la «Desobediencia» de Angélica Liddell parece indicar nuevos paradigmas que, de alguna manera, se insinúan en las demás. Y atesta que, efectivamente, las nuevas tendencias pueden indicar no sólo nuevas formas estéticas, amparadas por la tecnología, sino también diferentes modos de ver las viejas cosas de este mundo.

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