Me llamo Rubén Ramos Nogueira, como todo el mundo. El Gran Puzzle Cózmico.

Imperdonablemente, el día D me olvidé de citar el nombre de El Gran Puzzle Cózmico. Imperdonablemente, repito, porque, además de ser el último gran poeta vivo de la Corona de Aragón (que lo inviten ya al Festival de Poesia de Barcelona, por favor), utilicé un excelente material suyo en dos ocasiones.

La primera, nada más arrancar con Satie + Sam Raimi + Arthur, continuando el imparable ascenso que, suponía, iba a provocar la estupefacción del público y, esperaba, también me iba a regalar toda su atención.

Hola, ¿está Antonio? Aquí todos nos llamamos Antonio, todos tenemos ese nombre, Antonio, Antonio García Mateo. Todos nos llamamos Antonio, todos trabajamos en lo mismo. Antonio, Antonio Garcia Mateo. Antonio Garcia Mateo.

¿Qué puedo añadir? Escuchemos ese gran tema musical mientras vemos el videoclip original.

Al Gran Puzzle Cózmico debemos también una de las imágenes más potentes que se han escrito en lengua castellana:

Bertín Osborne, desnudo, cabalgando por la playa.

Esto es lo más parecido a un arma de destrucción masiva. Me pareció idónea para utilizarla hacia la mitad de la intervención. Si alguien comenzaba a dormirse la magia de esta frase le devolvería a una nueva realidad, aunque no podamos estar muy seguros de a qué realidad.

Lo suyo es escuchar al Gran Puzzle Cózmico gritando esto en vivo y en directo. Gracias al FEA Festival yo he vivido esa experiencia religiosa. No voy a repetirme, en su día ya publiqué algunas reflexiones reivindicativas sobre el FEA. Es como en el cine o en las artes escénicas: el drama y la tragedia parecen merecer más nuestra admiración que el humor y la comedia. Bueno, allá cada cual con su conciencia. No soy el único fan del Gran Puzzle Cózmico. Sergi Fäustino lo utilizó en Zombie, que se estrenó en el Teatre Lliure hace unos años.

Rectifico. Sí que voy a repetirme. Algo de todo esto flotaba en mi cabeza mientras preparaba esos cinco minutos de intervención. Todo el material que he utilizado tiene algo en común. No sé muy bien el qué. Pero es algo con lo que siento una gran conexión. Algo que me remueve por dentro. De todos ellos se han reído mucho. Todos ellos utilizan el humor. Todos ellos dicen cosas muy serias con su humor. Todos ellos han sacado pecho alguna vez. Porque no encajan. Porque han sido despreciados. Porque no son serios. Aunque algunos ahora salgan en los libros de Historia del Arte. Así, en mayúsculas.

En fin, volviendo a la Tierra, los que no hayáis tenido la oportunidad de escucharlo en directo siempre os quedará el disco. El tema se titula Bertín Osborne cabalgando desnudo por la playa y lo podéis escuchar en el último disco del Gran Puzzle Cózmico, El bien y el mar.

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Me llamo Rubén Ramos Nogueira, como todo el mundo. Sam Raimi o mi amigo Arthur.

Siguiendo con el orden cronólogico que utilicé en mi intervención, el siguiente en aparecer es Sam Raimi. O quizás mi amigo Arthur, no sé. La verdad es que ahora que veo la foto de Sam diría que los dos se parecen un poco.

Sam Raimi está aquí por una frase que presuntamente aparece en una película suya:

Yo sólo soy un simple peón ignorante en el triste juego de la vida.

Me imagino que esta frase aparece en su película The Evil Dead, de 1981. Una película que dirigió y escribió él. Pero la verdad es que yo aún no he visto esa película. Esta es una de sus secuencias (creo, todo comienza a ser muy confuso):

La historia es que esa frase me acompaña desde que tenía 18 años, más o menos. Siempre me ha parecido brillante. Me la aprendí de memoria y la utilizo de vez en cuando, como si fuese un refrán. Pero en realidad yo se la escuché por primera vez a mi amigo Arthur, de quien, me vais a perdonar, no voy a desvelar su verdadero nombre, entre otras razones, porque el que fue mi amigo Arthur, un tipo que dibujaba cómics y escuchaba música heavy, ahora es un respetable mosso d’esquadra, casado con otra mossa d’esquadra. Y yo no quiero problemas con la policía.

Una noche crucé con Arthur y sus amigos toda Barcelona para ir a casa de unos australianos que vivían en L’Hospitalet. Los australianos jugaban a rugby con Arthur y sus amigos. Era verano y, aprovechando que sus padres estarían de viaje, habían organizado una partida de no sé qué juego de rol. Arthur era muy aficionado al tema hasta el punto que pintaba figuritas de rol. Juraría que ha acabado diseñándolas. A mí no me interesaba nada el tema. Pero a parte de jugar, se bebía y se veían películas. Una de las pelis que vimos fue El ejército de las tinieblas (Evil Dead III: Army of darkness), de Sam Raimi. Arthur insistía en que la peli era buenísima. Yo no daba un duro a priori por el gusto fílmico de mi amigo Arthur. A ver si me entendéis, a mí me llamaban el Pianista, tocaba Bach y Mozart, me debatía en una tensión infinita entre la alta y la baja cultura. Pero tengo que decir que caí rendido a los pies de Sam Raimi: esa peli es un peliculón. Me encantó.

Esa noche el Arthur debió soltar la frase. Y yo he creído toda la vida que pertenecía a esa película. Pero hace poco busqué la peli, la volví a ver y descubrí que la frase no aparece en ningún momento de la peli. Así que supongo que será de la primera parte de la trilogía, o de la segunda. Pero como no estoy seguro, por si acaso, he metido al Arthur en todo esto.

Después de una frase tan bestia como la de Satie me pareció que esta otra del Arthur (pobre Sam Raimi) continuaba por la misma línea sin dar tregua y, con un cierto aire entre socrático y socarrón (muy Satie las dos cosas, por cierto), llenaría la sala de una serie de connotaciones barriobajeras y elevadas al mismo tiempo. Algo que me gusta bastante, lo confieso. Alta y baja cultura.

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Me llamo Rubén Ramos Nogueira, como todo el mundo. Erik Satie.

El título de la intervención es mi versión del original Me llamo Erik Satie, como todo el mundo.

En el Fòrum se nos pedía que hablasemos sobre lo común en la cultura. Se me pidió un título provisional para utilizarlo en la difusión del acto. Creo que lo primero que pensé fue en hacer una acción que hablase por sí misma, sin necesidad de demasiadas explicaciones. Pensé en gente que me gusta que había intentado hacer las cosas de otra manera. No pretendía ser original en ese sentido, por supuesto.

Pensé en conferencias y entonces me acordé de Erik Satie, que también daba conferencias muy raras. Leí a Satie hace muchos años. Para muchos de los que tenemos una formación musical clásica supongo que Satie nos sacó del hoyo en algún momento. Al descubrir a Satie descubres que hubo gente rarita en todas las épocas. Y luego descubres que Cage también descubrió a Satie. Tuve una época de descubrimiento asociada a la música de Satie. Un día me compré toda su obra para piano. Hay un libro que recoge algunos de sus textos: Memorias de un amnésico y otros escritos, publicado por Ediciones Árdora, Madrid 1998. Está prologado por Llorenç Barber. Cuando lo leí aún no sabía quién era Barber. Más tarde, supongo que por la época en la que Barber hizo uno de sus impresionantes conciertos de campanas en Barcelona, leí un libro en el que le entrevistaban (no sé dónde lo tengo). Ahí descubrí quién era Llorenç, sus anécdotas con John Cage, como la de que Cage se fue un día de un concierto de Barber diciéndole en voz baja al de al lado «esto es Wagner» y cómo Llorenç no le guarda rencor por eso, más bien lo disculpaba diciendo que era normal, que cómo un neoyorkino iba a entenderse a la primera con unos valencianos como ellos. Un día me presentaron a Llorenç Barber en el Festival Escena Contemporánea de Madrid y no pude resistir preguntarle si él había conocido a Cage, aunque ya sabía que sí, sólo para oír la anécdota de su boca. En fin, no pretendo liarla más. Simplemente quiero poner encima de la mesa cómo empiezas a pensar en algo y la cabeza se te va a otra cosa que te lleva a otra cosa y así todo. Supongo que así llegué hasta Enrique Vila-Matas, que utilizaba esa frase de Erik Satie en una conferencia que escuché en el MUSAC de León hace unos años. Me pareció que podía apropiarme de lo que habían dicho otros antes que yo para hablar de lo común en la cultura, del remix, de las versiones. Pensé, entre otros, en Vila-Matas, que lo hace muy bien, pero también en Txalo Toloza-Fernández, sobre quien había escrito hace casi tres años cuando presentó su pieza «Todos los grandes tiene problemas de piel» en (tachán!) el Convent de Sant Agustí, precisamente donde estaba convocado el Fòrum Indigestió 2012. Justo el mes pasado Txalo la volvió a presentar en La Pedrera y eso me hizo recordarlo.

Esa frase de Erik Satie iba muy bien para todo esto. Dice muchas cosas aunque es un poco críptica. Sólo tenía que cambiarle el nombre y de un plumazo decía ya mucho de lo que yo quería decir.

Esa frase la encontraréis en Razonamientos de un testarudo. Y también esta:

Signo de estos tiempos: los artistas se han convertido en profesionales del gremio; los aficionados se han convertido en artistas.

Estamos hablando de principios del siglo XX. Pero parece de ayer, ¿a que sí?

En la contraportada del mismo libro leí que Satie también había dicho:

el piano, como el dinero, solo resulta agradable a quien lo toca.

Eso no sé dónde lo dice, quizá en el prólogo de Llorenç Barber (por eso os he hablado de él, pero no me lo hagáis buscar porque el prólogo es muy largo y, en el fondo, da igual dónde lo diga). Pero también lo robé porque mola.

Alguien me dijo que después de la intervención en el Fòrum le entraron ganas de ver Entr’acte, una peli de René Clair con música de Satie, donde aparece el propio Satie junto a Marcel Duchamp, Picabia, Man Ray. Para el que tenga curiosidad aquí la tenéis. Para los que tengan prisa, el bueno de Satie sale sobre el minuto 1. Es el del sombrero.

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Me llamo Rubén Ramos Nogueira, como todo el mundo. Génesis.

Me propongo documentar la intervención de cinco minutos que hice el viernes pásado en el Fòrum Indigestió y, además, quiero desvelar en detalle su código fuente, como dije que haría. Lo que pasa es que me he dado cuenta de que el post me iba a salir muy largo, así que he pensado que estaría bien dividirlo en una serie de posts más pequeños. La verdad es que me apetece hablar de ese código fuente. Así que inicio con este post la publicación de lo que en Teatron se llamaría un blog en proceso, al revés de lo que se acostumbra, es decir, ahora que ya ha pasado todo.

La frase anterior me lleva a preguntarme por qué no habré publicado esto en el orden que lo hace la mayoría, o sea, a medida que uno va construyendo lo que sea. Bueno, supongo que por lo mismo que la mayoría de la gente no está todo el día publicando sus procesos creativos: porque hasta que no lo acabas no sabes si lo que estás haciendo le va a interesar a alguien, porque a veces uno cree que necesita cierta intimidad para construir algo, porque tienes muchas otras cosas que hacer, por falta de costumbre, porque debería surgir de una necesidad y no de una obligación. Pero en este caso, había otra razón por la cual nunca se me ocurrió: buscaba la sorpresa. Pues bien, ahora pienso que ni siquiera eso es una buena razón. El efecto no hubiese sido demasiado diferente si hubiese desvelado mis intenciones, y mi código fuente, antes. Durante la comida previa para la preparación del Fòrum, a la que asistimos algunos de los invitados, yo ya conté por dónde iban a ir los tiros y expliqué el porqué del título de la intervención. Por los comentarios recibidos me parece que lo único que conseguí fue aumentar la expectación. Y eso me parece que no le fue nada mal a mi pequeña performance.

Pero bueno, lo que quería decir es que lo que yo no quería era caer en el sermón de la montaña. Pero el formato del Fòrum era ideal. Eso de que los invitados no puedan hablar más que cinco minutos, que los músicos corten la intervención si eso sucede, que no se admitan réplicas entre ellos ni preguntas del público (para eso ya está el aperitivo final e incluso una tarima para que cualquiera pueda gritar lo que quiera al final del acto), todo eso era un dispositivo estupendo que me convenció para participar con una acción. Porque al principio, como me suele pasar, yo hubiese preferido no hacerlo. La invitación me pilló harto de bustos parlantes, de encuentros, de sobrevaloración de la tertulia, la reflexión y el after talk en relación con la acción. Por supuesto, una percepción absolutamente personal que no tiene por qué corresponderse con la realidad, sea lo que sea eso de la realidad. Pero entonces pensé en lo que dicen que dijo John Cage: «Si no te gusta algo propón tú algo mejor». O algo así. Hay algo de derrota antes de tiempo en ese tipo de percepción. Quizá nos dejemos llevar por nuestros prejuicios y eso nos impida pensar en que otras posibilidades, las nuestras, las de cada uno, pueden ser absolutamente bienvenidas. Es curioso, porque todo esto va de copias. Imitando lo que nos propone un entorno determinado por temor a no ser aceptados, es fácil caer en la uniformidad , ¿no? De lo que se trataría, más bien, es de pillar de todos lados para mostrarnos tal y como somos a través de lo que nos llevamos de los otros. Es decir, sacar pecho. Yo estoy aquí porque en este mundo tiene que haber de todo.

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Me llamo Rubén Ramos, como todo el mundo

Sóc un dels vuit convidats a l’onzena edició del Fòrum Indigestió, divendres 13 d’abril a les 7 del vespre al Convent de Sant Agustí de Barcelona. La meva intervenció porta per títol «Me llamo Rubén Ramos, como todo el mundo». A l’enllaç o aquí sota trobareu tota la informació sobre l’event i una playlist amb les intervencions de l’any passat.

Per a la difusió d’aquest acte em van demanar que em presentés en una línia. No sé quantes hores vaig passar pensant en com fer-ho. Finalment vaig decidir no fer cap referència a la feina que faig, ni a la meva professió ni a la meva formació acadèmica. Acostumem a definir-nos públicament pel nostre currículum, per la nostra feina. Però a part de treballador també sóc persona. És per això que vaig decidir definir-me pel meu estat anímic de llavors (per ser honest hauria de dir que també és veritat que em van demanar alguns enllaços i el primer de tots el vaig utilitzar per fer publicitat del projecte al que em dedico professionalment). «Viejo enamorado» és com em sentia llavors, encara que, com em va dir el senyor Jaume Pòrtulas, estic convençut que quan passi dels seixanta em sentiré molt més vell que ara. És possible que el remei sigui pitjor que la malaltia. Volia fugir de certs convencionalismes i tinc la sensació que he caigut en certa cursileria. Però més cursi encara era «vieja emocionada», que és com em definia fins llavors al meu Twitter.

Em presento en castellà perquè m’ho van preguntar en castellà. Si hagués rebut el correu en català segurament m’hagués definit com a «vell enamorat», però no puc estar-ne segur, així que em presento en castellà. Ara escric en català precisament perquè acostumo a utilitzar el castellà quan publico al meu bloc. Últimament he sentit certes intoxicades afirmacions que posen en dubte la meva catalanitat. Com que vinc de família gallega i últimament volto força per la «meseta», noto cert desconcert sobre la meva nacionalitat. Quan vaig veure que la meva presentació en una línia es publicava en castellà entre moltes altres presentacions escrites en català, la meva paranoia va augmentar considerablement. Una paranoia adormida des de feia gairebé 30 anys. Abans que els mossos d’esquadra descarreguin la seva ira sobre mi vull desfer públicament aquest conflicte ètnic. Sóc català, nascut a Gramenet, barceloní d’adopció i sí, tinc el visat en regla per sortir de les muralles més enllà de Plaça Catalunya i la doble nacionalitat per passejar-me per Malasaña quan la situació ho requereix o simplement quan em ve de gust.

En fi, el títol de la meva intervenció («Me llamo Rubén Ramos, como todo el mundo») també és en castellà per la mateixa raó (el mail el vaig rebre en castellà). Li manca el cognom de la meva mare (Nogueira). És un error imperdonable al qual espero posar-hi remei durant la meva intervenció però el vaig escriure així per a que fos més curt i impactant. Per altra banda, es tracta d’una paràfrasi d’un text d’Erik Satie que vaig llegir en traducció castellana. Si l’hagués hagut de traduir al català no sé si hagués perdut força perquè la cita ja ha estat utilitzada en castellà altres cops, en concret en alguna conferència d’Enrique Vila-Matas que vaig tenir el plaer de presenciar al Musac de León, en aquell cas versionada amb el seu propi nom.

M’han proposat que parli sobre la cultura com a patrimoni comú. Tinc el propòsit ferm d’allunyar-me tant com pugui del sermó de la muntanya. Per pures qüestions personals, no vull ofendre ningú. Per aquesta raó he pensat en realitzar una acció. Un cop més, no sé si serà pitjor el remei que la malaltia. Però jo m’ho passaré millor. Espero que els que vingueu també.

Divendres 13 d’abril, a les 19h.
Sala Noble del Convent de Sant Agustí

Entrada lliure. Aforament limitat.

Al Fòrum d’Indigestió vuit persones són convidades a exposar una idea en un període molt curt de temps, cinc minuts interromputs per l’actuació d’un músic que marca la durada de cada intervenció. És una manera que tenim de mostrar diversitat i posar en contacte mons i reflexions diferents sobre la música i la cultura. No hi ha rèpliques, ni preguntes, ni debat. Després tots els assistents són convidats a un petit aperitiu en el que si es vol, la xerrada continua.

Participen:

Lluís Nacenta
Musicòleg, crític i comissari, coordinador del Màster en Art Sonor de la Universitat de Barcelona.
> Música comú: què fem quan posem copyright a una cançó?
Enllaços: http://19preguntes.wordpress.com ¦ http://www.ub.edu/masterartsonor

Vicenç Ruiz
Llicenciat en història per la UAB. Diplomat en arxivística, paleografia i diplomàtica. Tècnic d’arxiu a l’Arxiu Històric de Protocols de Barcelona.
> El patrimoni històric: de bé comú a procés de reflexió col·lectiu
Enllaços: Desafectos.

Fraggle
Gairebé 10 anys vivint a la comunitat Can Masdeu i treballant com a música amb el grup Gadjo.
> Juntarse Vale La Pena! (Los Huertos Comunitarios de Can Masdeu)
Enllaços: Can Masdeu ¦ Gadjo

Jorge Luis Marzo
Historiador i comissari d’art. Professor de Ciències Socials a les escoles Elisava i Massana de Barcelona.
> Sense conflicte, no hi ha res comú
Enllaços: Soymenos

Rubén Ramos
Viejo enamorado.
> Me llamo Rubén Ramos, como todo el mundo.
Enllaços: Teatron ¦ http://www.fuga.es

Rubén López Cano
Professor en la ESMUC y Director de TRANS-Transcultural Music Review .
> Contra la cultura del miedo
Enllaços: http://lopezcano.org ¦ http://rlopezcano.blogspot.com/

Jaume Pòrtulas
Fa gairebé quaranta anys que ensenya grec antic (sobretot poesia i pensament arcaics) a la Universitat de Barcelona
> Mentim, quan som peculiars? Ho deia Heràclit…
Enllaços: Vídeo de la seva participació al cicle sobre les virtuts al CCCB

+ una convidada, pendent de confirmar.

Els músics que els acompanyaran són Cabo San Roque

Coordinen l’acte: Cristina Tascón i Jordi Oliveras

Agraïm molt el suport i hospitalitat del CC Convent de Sant Agustí

Què és el Fòrum?

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Notas que patinan #21: Recobrar la ilusión

¡Por el amor de Dios! Qué ganas de volver a sentirse como un fan. Qué ganas de esperar un estreno con ansia. Qué ganas de seguir a alguien a quien has descubierto. Alguien que te sorprende, con el que te identificas, que vive en tu barrio. Alguien que conociste por un par de vídeos que viste en un blog, luego en una sala oscura, más tarde montando un pollo con charanga y partidillo de básket en una nave, en un festival, luego te enganchas de nuevo a su blog, que es donde empezó todo, porque te van dando la lista de ingredientes que luego cocinarán para ti. Alguien con una energía que sientes tan cercana. Alguien que te hace vibrar. Alguien inteligente pero sencillo. Alguien que no pretende demostrar que ha leído lo que hay que leer. Alguien que no pretende estar en línea con lo que se lleva ahora. Alguien que hace lo que le da la gana. Alguien que no es un nombre propio. Alguien que son mucha gente y gente diferente cada vez. Un grupo. Alguien que lo mezcla todo sin pudor. Alguien que te hace recuperar sensaciones que ya ni recordabas. No es sólo talento, es también una actitud. Es desparpajo. Es un ambiente. Y es contagioso.

Escenas para una conversación después del visionado de una película de Michael Haneke, de El conde de Torrefiel

El conde de Torrefiel me ha hecho recobrar la ilusión. No son los únicos haciendo cosas que me hacen vibrar. Hay unos cuantos. Pero tienen algo que escasea últimamente en los escenarios: son un grupo.

Es una gran noticia que no paren de crear. Es una gran noticia que la semana pasada el Antic Teatre estuviese lleno a rebosar durante cuatro días. Es una gran noticia que hubiese gente que no pudiese entrar (aunque sea una lástima). Es una gran noticia que haya un grupo de gente que desafíe a la macroeconomía y a la microeconomía al mismo tiempo y se curre estos montajes autoproduciéndose. No les salen las cuentas pero lo hacen igual. Si hubiese alguien listo dirigiendo los teatros debería ficharles antes de que emigren o se disuelvan. ¡La gente quiere verlos! ¡Y no caben!

Escena memorable: el viaje a Sevilla por Semana Santa quedará en nuestras memorias por mucho tiempo. Nos cruzamos con Joaquín Reyes justo en mitad de la Via Laietana cuando íbamos al estreno de Escenas para una conversación después del visionado de una película de Michael Haneke. Lástima que no le invitásemos a venir. ¿Qué hubiese podido suceder si se encontrasen esos dos mundos? Estuvo muy cerca.

Este viernes, nueva ocasión de verles en La Pedrera. Yo ya he comprado mi entrada porque soy fan.

Observen cómo el cansancio derrota al pensamiento from El Conde de Torrefiel on Vimeo.

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Nuevo viejo proyecto: los Videotuppers

Un invitado + un espacio + una acción + una cámara + un plano secuencia = un videotupper.

videotuppers

Videotupper #1: Txalo Toloza-Fernández

Videotupper #2: Cris Blanco

Los videotuppers llevaban demasiado tiempo en el congelador. Nota mental: un poco más de agilidad la próxima vez.

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Eso no funciona

Escribí este texto hace un par de meses para publicarlo en un nuevo número de la revista del Antic Teatre, que acaba de salir. Me pidieron que escribiese sobre el arte «que funciona» y me salió este texto algo exaltado. Las fotografías son de Cris Blanco. La primera está tomada en Nueva York en octubre en Zucotti Park, la plaza de #occupywallstreet. La segunda no apareció en la revista del Antic. Está tomada en el metro de París.

Manifestante en #occupywallstreet con pancarta que dice We are in this for life. Foto de Cris Blanco.

Lo que funcionaba hace unos años en España era la construcción y la venta de viviendas. Invertir todo el esfuerzo y los recursos en lo que funcionaba se lo ha llevado todo a la mierda.

Lo que funciona en Barcelona es el turismo. Apostarlo todo al turismo ha llevado a Barcelona a convertirse en un parque temático del que sus antiguos habitantes huyen despavoridos y del que se avergüenzan cuando comentan el estado actual de su ciudad con sus amigos del resto del planeta.

Ya no podemos dedicarnos a fabricar tornillos porque los chinos lo hacen más barato. Tampoco parece que nadie pueda sacarle más partido a la burbuja inmobiliaria. De hecho estamos pagando las consecuencias de habernos dedicado a lo que funciona y seguramente las pagaremos durante muchos años más. Invertir sólo en lo que funciona es no invertir jamás en investigación. Habría que volver a reconsiderar por un momento la posibilidad de que nuestro futuro esté en la investigación, en la innovación, en la creatividad. Pero aunque nuestros gobernantes y las grandes corporaciones llevan años diciéndonos que ese es el futuro mientras tanto actúan como si no hubiese un mañana. ¿De los que tanto han pregonado por ahí arriba ese discurso de que lo necesario era la innovación y la sociedad del conocimiento, alguno de ellos se lo ha creído de verdad alguna vez? Porque mientras los investigadores de todos los campos del conocimiento y de la creación no han dejado de sufrir la asfixia infligida por quien decía tener intención de ayudarlos, los esfuerzos de los que parten el bacalao han ido siempre en otra dirección: en la dirección de lo que funciona. En algún momento deberemos tomar de verdad el camino contrario, el de lo que NO funciona porque, en caso contrario, ¿qué otra alternativa nos queda?

El problema es que lo que funciona es absolutamente conservador y si no se aliña abundantemente con lo que no funciona me parece que ahora ya sabemos a dónde nos conduce. Nos lleva directos al adocenamiento, al envilecimiento, a la parálisis y a la autodestrucción.

Lo que funciona es la democracia parlamentaria. Lo que no funciona es un movimiento asambleario que acampa en las plazas de nuestras ciudades. Pero eso debería hacernos recordar que lo que antes funcionaba por estas tierras era una dictadura fascista. Lo que no funcionaba eran unos partidos políticos clandestinos perseguidos por el régimen.

Olvidémonos por un momento de lo que funciona, sólo por un momento. Pensemos que lo que funciona seguramente antes no funcionaba. Pensemos, como en el ejemplo que acabo de poner, que lo que no funciona algún día puede llegar a funcionar y que cuando funcione corre el peligro de corromperse hasta tal punto que ya no lo reconozca ni la madre que lo parió.

Pensemos en el arte o en algo parecido. Dejemos lo que funciona para cuando queremos descansar un rato, volver a casa y tener esa sensación tan agradable de fumar en pipa con las pantuflas puestas mientras miramos el fuego. Está muy bien, de verdad, puede llegar a ser muy agradable porque no requiere ningún esfuerzo, disfrutamos de algo que reconocemos, no nos inquieta, es confortable, puede ser muy acogedor y tranquilizante, bello, ligero o muy profundo, pero ¿qué pasa si nos quedamos todo el día tirados en el sofá con las pantuflas puestas? ¿Qué pasa si no nos levantamos del sofá durante días, semanas, meses? Aunque no hacemos daño a nadie, aunque estamos agustito y aunque no ocasionamos ninguna molestia a nuestros vecinos, corremos el riesgo de que un día comience a oler a podrido y además nos quedemos tontos. Un día alguien va a entrar en casa y no diferenciará entre nosotros y unos enfermos convalecientes de una operación de lobotomía. Porque no habrá ninguna diferencia. Las hamburguesas con patatas son estupendas (siempre que no seas vegetariano), sobre todo si están hechas de carne de buena calidad y si las patatas no son congeladas y se fríen con el mejor aceite. A mí me funcionan pero ¿cómo te deja el cuerpo una dieta a base de hamburguesas con patatas todos los días, por muy excelentemente preparadas que estén?

Comencemos a imaginar lo que funcionará mañana. O mejor, dejemos de pensar en términos de lo que funciona. Sólo por sanidad mental. Equivoquémonos pero equivoquémonos mejor, como recomendaba el bueno de Samuel Beckett. Sólo así podremos adentrarnos en nuevos territorios, en caminos que no sabemos si son los que funcionan o no, los que funcionan ya los conocemos. Sólo así quizás aparezca lo inesperado, lo nuevo. Perdiendo el miedo a crear algo que no funcione, quizá consigamos crear algo que funcione realmente, que aporte un nuevo significado a esa palabra que la despoje durante por lo menos unos instantes de esas capas de suciedad mohosa acumulada en todas las connotaciones que actualmente impregnan el verbo funcionar. Preguntémonos a qué objetivo, a qué patrón sirve ese marinero. ¿A quién le funciona? ¿Al que quiere conseguir el éxito rápidamente aunque sea a costa de pasar por encima del cadáver de su madre si es necesario? ¿O al que quiere que sus creaciones estén al servicio de algo mínimamente más honesto que no pase únicamente por el puro enriquecimiento o la vana gloria? ¿Para abrir nuestras cabezas o para cerrarlas definitivamente? Perdonadme que sea tan burdo y esquemático. Quizá sea la costumbre: esto es lo que funciona.

Hay quien dice que lo bueno que tendrá la crisis para la gente que se dedica a la creación es que los que únicamente querían forrarse, haciendo algo que funciona, añadiría yo, se van a ir a otra parte. A ver si es verdad y dejan ya de jodernos con esa mierda que les funciona a ellos.

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No quiero SOPA!!!

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Notas que patinan #20: ALCINE 41

Estuve en el festival de cortometrajes ALCINE, en Alcalá de Henares, un festival con 41 años de historia que resiste, según leo en el boletín oficial del festival, «adaptándose a los nuevos cambios (económicos sí, pero también de producción y consumo del audiovisual) con una apuesta esencial por el uso de la red como principal plataforma«. «Y así no solo se han recibido más cortos que nunca (más de 1.200) sino que Internet ha servido como herramienta para la inscripción y el visionado de los cortos agilizando, facilitando y abaratando todos los procesos«.

Entre los premiados del certamen nacional, Cristina Blanco en la categoría de mejor interpretación femenina por su papel protagonista en Ahora no puedo, dirigido por Roser Aguilar, y tercer premio al mejor cortometraje para Chus Domínguez por Notas de lo efímero, un trabajo realizado durante y para el Festival Punto de Vista de Pamplona, uno de esos festivales amenazados de muerte que parece ser que se ha salvado gracias a la presión popular y a los muchos apoyos recibidos por cineastas de todo el mundo.

Vi estos dos trabajos. Cristina Blanco demuestra una vez más en Ahora no puedo que es una gran actriz con unos recursos que parecen no tener límite y una capacidad para hacer fácil lo difícil con pasmosa naturalidad, además de una habilidad para infiltrarse en casi cualquier disciplina sin ningún respeto por las etiquetas (en la última semana la hemos visto dirigiendo un proyecto audiovisual y escénico en el Reina Sofía con los alumnos del master de creación escénica al mismo tiempo que realizaba versiones de edificios emblemáticos con objetos junto al arquitecto Luis Úrculo en el encuentro internacional de Arte y Acción mientras nos explicaba la historia del nacimiento y muerte de Europe y su single The Final Countdown). Hablo desde mi condición de fan. Su actuación sostiene prácticamente este cortometraje y lo hace creíble y hasta emocionante por momentos. Un cortometraje nada experimental, de corte más bien convencional y con acabados totalmente de industria del cine, que deposita todo el peso en esta actriz que no para de sorprendernos a los que la seguimos desde hace un tiempo en su faceta de creadora escénica, performer, intérprete, bailarina, videoartista, músico, conferenciante y bloguera. En la entrega de premios, Cristina dio las gracias a la directora Roser Aguilar por darle el papel sin conocerla. Bueno, yo añadiría que sin conocerla de nada más que por haber ido a verla a la representación de The Croquis en Figueres, en la desaparecida programación que Cèl·lula presentó durante algún tiempo en esa ciudad del Ampurdà. Los que la vieron sosteniendo ese solo creado a cuatro manos con Cuqui Jerez seguramente entenderán por qué a Roser no le hizo falta más. Cristina también dio las gracias a todo el equipo que la arropó en el rodaje y, por un momento, pensé que soltaría el discurso de recogida del Óscar que aparece en The Croquis, pero no. Fue una lástima porque hubiese animado la gala en el Teatro Salón Cervantes de Alcalá, que al menos fue corta.

Lo de Chus Domínguez, Notas de lo efímero, es fiel a su estilo. Está rodado como un cuaderno de notas sobre la estancia de Chus en la pensión Eslava, en el casco antiguo de Pamplona y filmadas como se vive: sin volver atrás, asumiendo los errores, asomándose a vidas fugaces que llegan y se van, como apuntes sobre el inexorable paso del tiempo. Es decir, Chus se fue 20 días a una pensión y se puso a filmar él solo con una cámara. Cada día montaba lo del día anterior y seguía. La norma era no revisar lo ya montado, seguir adelante siempre. Para algunos espectadores la proyección fue insoportable. Para mí fue de lo mejor que vi en el festival. En la misma sesión de proyección se mostraron trabajos muy diferentes: desde Ahora no puedo a un corto de 30 segundos como Flatmates 3.0 de Francesco Marisei, que reconocí porque ya lo había visto en Internet aquí.

Después de asistir a esa sesión tuve varias conversaciones sobre el tema este de la mezcla con gente diferente. Los acostumbrados al cine más convencional odiaron a Chus. Muchas veces también pasa lo contrario, algunos seguidores del cine iraní se remueven en sus asientos con las pelis de acción o, como diría Susana Zaragoza, con el chorradismo. Pasa en el cine como en las artes escénicas o la música. Con lo bonito que es comer de todo.

Volviendo a Chus, a quien le interese ver el corto premiado, puede acercarse por La Casa Encendida el día 29 de noviembre, donde proyectan ese y otros trabajos de él. El 22 también hay otra sesión de trabajos de Chus, a quien la Casa Encendida le está dedicando un monográfico. Y el día 1 de diciembre, como colofón, Chus será el conductor de la videoplaylist de la Casa Encendida. Chus ya firmó la videoplaylist de febrero en TEATRON. Se la recomiendo a los interesados en su trabajo y a los que no lo conozcan aún.

Por lo demás, lo que más me impresionó del festival fue el primer premio del certamen europeo: Claes de Martina Carlstedt. Un impresionante viaje casi sin salir apenas de la casa de Claes, un señor sueco que nos muestra su vida encerrado en casa, con sus miedos y sus quejas continuas, que es al mismo tiempo desternillante y terrible. El cariño que ha puesto Martina Carlstedt en su mirada y el acompañamiento continuo de su viejo amigo durante los 6 meses que duró el rodaje me sacudió los sesos y me dejó con un montón de preguntas sobre la vida de Claes y la mía propia. He encontrado esta entrevista a Martina sobre su impresionante película a la que le deseo mucha suerte.

Trash entre amigos

Y para rematar, Trash entre amigos, a las 12 de la noche en la enorme sala de cine de El sueño de Lola, un impresionante local de Alcalá donde tomarte algo y echarte un bailecito en sus varias salas. Una propuesta de (copio y pego) Sr. Ausente –autor de El blog Ausente-, Ruben Lardín – reputado gourmet de la serie B, con notable bibliografía-, Raúl Minchinela –responsable de Reflexiones de Repronto– y Nacho Vigalondo -director de Los Cronocrímenes. Trash entre amigos lleva ya algún tiempo realizándose de manera itinerante. De hecho, cualquiera puede contratarlos desde su página web. Básicamente, alguien de entre ellos escoge una película para proyectar (en este caso varias pelis cortas ya que estaban en un festival de cortos). Preferiblemente de serie B o Z. El resto no saben lo que van a ver. Los participantes se sientan en las butacas del cine junto al resto de público. Sólo que ellos tienen unos micros inalámbricos que utilizarán sin parar durante toda la proyección para que escuchemos sus comentarios sobre lo que vamos viendo. Ya que el cine ha desembarcado en el salón de nuestras casas con pantallas de alta definición y dolby surround, el objetivo es llevar el salón de casa al cine y convertirlo en una experiencia compartida con la participación del público. La libertad en los comentarios, sarcásticos, inteligentes y chorradistas, fue absoluta, la selección exquisita y el público, que abarrotaba la sala se murió de la risa, gritó para hacerse oír y aplaudió a rabiar. Me recordó al espíritu del fallecido F.E.A. Festival. Aunque a esas horas de la noche y después de la gala de entrega de premios yo ya no podía ni tenerme en pie, Trash entre amigos alimentó como nunca mis ganas de seguir riéndome de todo hasta la muerte. Con armas así con las que espantar al miedo y la angustia existencial, somos invencibles.

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