Notas que patinan #24: Los escenarios del streaming dan mucha puta risa

Desgraciadamente no me encuentro todos los días con proyectos artísticos que me emocionen de la manera como lo ha hecho en los últimos meses Escenarios del Streaming, un proyecto del colectivo madrileño PLAYdramaturgia. Además, por lo visto en estas últimas semanas, parece que no soy el único. Comenzamos a ser unos cuantos pegados a nuestras pantallas cuando emiten un Escenario del Streaming por TVtron. Aún y así, parece que hay gente que aún no conoce el proyecto. Por eso me gustaría dedicarles este post. Por eso y porque me parece que la eclosión de PLAYdramaturgia y sus proyectos en la escena ibérica es un hecho destacado de este año del Apocalipsis que no mola que pase desapercibido. Con los medios a mi alcance procuraré que no sea así. Ahí voy.

Resumen gráfico del proyecto Escenarios del Streaming

Escenarios del Streaming es un proyecto que invita a los creadores escénicos a apropiarse del streaming. No hace un uso del streaming a la manera «tradicional» (entre comillas, porque de tradicional no tiene nada, que tiene dos días de antigüedad), no se trata de retransmitir una pieza escénica sobre un escenario ni en un cuadrilátero (por poner un ejemplo más clásico y otro más «moderno», entre muchas comillas también). Se trata de crear algo que aproveche las posibilidades del streaming y tenga en cuenta también sus limitaciones, que actualmente son muchas (las dos: las posibilidades y las limitaciones). Esa es la propuesta. Y para echarse al monte los PLAYdramaturgia parten de los supuestos peligros de la tecnología según la old school (ya sabéis, para muchos, algo así como la reencarnación del diablo en la Tierra) y les dan la vuelta, cogiendo al toro por los cuernos y mirándole a la cara.

No fueron pocos quienes pensaron que las artes escénicas o “en vivo” serían aplastadas por el cine o la televisión. Y sin embargo, resisten asimilando la técnica; desde hace milenios. Hoy asistimos a un nuevo riesgo para los escenarios: el streaming pone en manos de cualquiera la posibilidad de emitir vídeo en directo a través de Internet, desde cualquier lugar, por remoto que sea. ¿Qué formas adoptarán las artes escénicas cuando se apropien del streaming?

Y partiendo de esta pregunta y del tan sano «Try again. Fail again. Fail better.» de Samuel Beckett, los PLAYdramaturgia se ponen manos a la obra y, sin un euro, se lían la manta a la cabeza y pasan a la acción. Se ponen en contacto con creadores jóvenes (como ellos, porque ellos son jóvenes, aunque eso debería dar igual) y no tan jóvenes (porque, repetimos, eso debería dar igual) y su energía y lo que proponen debe ser muy estimulante porque se montan en un pim pam una programación que da para una serie de streamings, a priori, más que interesante: Ocupación Poética, La trapecista autómata, El conde de Torrefiel, Ana *Pasadena – María Folguera… Luego (o al mismo tiempo, que no hay tiempo que perder) se van a hablar con los de Intermediae, en Matadero Madrid, que, como no son tontos, los acogen y les ceden un espacio para sus aventuras. Y, para rematar, se buscan una televisión afín, para emitir, con la que les une cierta sintonía, que pertenece a una plataforma online en la que algunos de sus artistas invitados participan como usuarios y que les proporciona un público que previsiblemente estará interesado en el proyecto. Hablamos de TVtron. Y como los del equipo de Teatron tampoco son tontos y dos días antes andaban diciendo que esto del streaming está muy desaprovechado pero que ellos no llegan a todo porque tienen un equipo tan pequeño que con los dedos de una mano te sobran dedos y un presupuesto que es para echarse a llorar y no les da para realizar todas las ideas que tienen, etc. pues les reciben encantados (vía Skype) y ya está, así se montan los proyectos digitales en la España del siglo XXI (con sus infinitas posibilidades y sus infinitas limitaciones, igualito que el streaming).

El primer streaming es el 6 de octubre. Alejandro Ruffoni, uno de los miembros de PLAYdramaturgia lo presenta, desde Intermediae. Yo lo veo desde Donosti, en una casa que no es la mía con un Internet más bien justito. Hay ciertos problemas técnicos al inicio de la retransmisión. El sonido no se escucha. Una vez solucionado, Ruffoni se disculpa y repite la presentación. Los invitados son el colectivo Ocupación Poética. Se conecta con ellos a través de un móvil en plena Gran Vía madrileña, al mismo tiempo que se proyecta en una pantalla en Intermediae, con público. La intervención dura 5 minutos. Una docena de personas lo ven por TVtron. Hay un debate posterior en Matadero pero también por el chat de TVtron. Ahí hay gente que declara que no se cree que eso haya sido un streaming. Podría ser un vídeo grabado y pinchado en directo. Ya no nos creemos nada. Total, ¿qué cambiaría eso? Pero no, el vídeo ha sido retransmitido en riguroso directo. La intervención de Ocupación Poética ha sido cortísima. La calidad de la retransmisión móvil dejaba mucho que desear. Se corta bastante. Pero a alguna gente eso le ha parecido interesante. A mí me ha parecido fascinante. Porque veo ahí un potencial tremendo.

Vídeo del primer streaming

El segundo streaming es el 10 de noviembre. Sábado. A las 7 de la tarde. A partir de ese día, durante todo el mes de noviembre, cada sábado habrá un Escenario del Streaming el sábado por la tarde. Esta vez las invitadas son La trapecista autómata. Nunca he oído hablar de ellas. Lo que van a hacer se llama Room Ofelia. La Ofelia de Hamlet. Eso me predispone un poco en contra porque cada vez que voy a ver algo que parte de los clásicos me suele salir rana. En cualquier caso, ahí estoy clavado en mi casa a las 7 en punto, con el ordenador conectado a un proyector, la imagen proyectada sobre una pantalla grande, el sonido saliendo por la cadena de música y yo tirado en el sofá. Antes de comenzar, empiezo a ver cómo el contador de visitas de la pantalla de TVtron comienza a subir: 12, 13, 14… Va llegando gente, como en un estreno. Cuando comienza somos alrededor de 20 personas. Se retransmite desde una casa, con un móvil. Tengo la sensación de estar viendo un estreno junto a otras muchas personas. Casi puedo sentirlas. Sí, puede que sea un flipado, pero es así. El móvil que lo retransmite sigue a las actrices a la cama, al baño, a la ducha. La imagen y el sonido, de nuevo, dejan mucho que desear, la imagen se congela, pero yo tengo fibra óptica en casa, como receptor, yo cumplo, y lo sigo muy bien, con la sensación de estar viviendo algo que no había vivido jamás, más allá del interés que me despierta la pieza. ¿Pero por qué? Al final, hay un coloquio por chat con las actrices y hay gente que dice que sí, el streaming no es como el teatro, se pierden cosas, pero se ganan otras: en el teatro nunca habían visto la cara de una actriz tan de cerca. Otra cosa: por lo visto se dan varios casos en los que la gente ha quedado para ver el streaming juntos en casa. O sea que éramos más de los 20 que ponía el contador de la pantalla. Y además, paradoja para alguna de las críticas acostumbradas de los detractores del Internet endiablado: ha sido un acto social. Como quedar para ver el fútbol en la tele con los amigos.

Vídeo del segundo streaming

El tercer streaming es el sábado 17. Esta vez me toca vivirlo desde dentro. El invitado es El conde de Torrefiel, que a su vez invita a David Mallols y a mí a acompañarlo en la acción. Y yo, además, debo llevar el móvil que emitirá el streaming desde una iglesia de Barcelona. A la hora en la que comienza la misa. La acción propuesta por El conde de Torrefiel me pone aunque yo jamás haría algo así. Se llama Todo da mucha puta risa. Las condiciones técnicas son duras. Por una parte está la fluctuación del 3G, por otra parte la luz de la iglesia de noche, no hay que llamar la atención mientras grabamos (¿pero cómo se hace eso en medio de una misa?) y, para colmo, esta vez no contamos con Intermediae, sólo contamos con los miembros de PLAYdramaturgia quienes, desde un piso franco en Madrid, reciben la señal de Skype y la retransmiten por TVtron. Para comunicarnos con ellos durante el streaming sólo disponemos de los sms del móvil que lleva David Mallols. Durante toda la retransmisión dudé constantemente de que lo que estaba emitiendo por Skype realmente se estuviese viendo por TVtron. Aunque habíamos hecho ciertas pruebas técnicas, podían fallar tantas cosas. Intentamos tener en cuenta las limitaciones del streaming. Movimientos de cámara lentos, por ejemplo. Cuanto mayor es la velocidad a la que cambia la imagen mayor es la información que se debe transmitir por streaming, por la naturaleza de los algoritmos de codificación de vídeo. Yo soy un cámara nefasto pero, da igual, salió bien porque, evidentemente, eso no es lo que más importa en este caso. 36 conexiones simultáneas, según el contador de Teatron. Pero una vez más, dicen que la gente se juntó para verlo en casas. Estamos hablando entonces de una audiencia que ya equivale al aforo de una sala de las que acostumbramos a pisar. Sabíamos que había gente viéndolo desde diferentes continentes. Muchos se quedaron para el aftertalk. Pero curiosamente los problemas técnicos, que no habían afectado a la retransmisión de la acción, impidieron que nosotros pudiésemos hablar con el público. Los PLAYdramaturgia nos llamaron por teléfono para transmitirnos los comentarios y preguntas. Ellos intermediaron a través del chat. La naturaleza de la acción, el escenario escogido, los textos lanzados desde un cuaderno escrito con rotulador, el riesgo de la retransmisión, el aprovechamiento de las posibilidades del formato, la cantidad de público congregado… Todo nos dejó un gran sabor de boca. Parece que fue bastante subidón para todos. Acabamos viéndolo en pantalla grande en mi casa, a ver cómo había quedado. Esto de los streamings comenzaba a abrir nuevas puertas en nuestra imaginación.

Vídeo del tercer streaming

Cuarta retransmisón. Sábado 24 de noviembre. La invitada es Ana *Pasadena – María Folguera. Se cambia la hora a las 5 de la tarde para tener luz natural. La cosa se llama Mateo Morral (un suceso extraordinario) y va sobre el anarquista catalán que arrojó una bomba al paso de la comitiva nupcial de Alfonso XIII, en Madrid. Se retransmite desde Intermediae. María Folguera y Aristeo Mora están allí. Cada uno cuenta lo que pasó desde un punto de vista diferente, el de Mateo Morral y el de Alfonso XIII. En la pantalla que hay detrás de ellos se proyecta lo que recogen dos cámaras móviles desde las calles de Madrid. Siguen los itinerarios respectivos de Mateo y Alfonso XIII. Hasta que se encuentran. Sigo el streaming desde mi móvil, en la calle, porque no estoy en casa. El sonido y la imagen van desincronizados. Pero no pasa nada, al cabo de un rato te acostumbras. La acción cuenta con público congregado en Intermediae. Un público que ya no es público amiguete. Muchos no conocen a los organizadores ni a los artistas. Curiosamente, el streaming congrega también a gente en una sala. Una sala donde, además de la acción presencial, se están proyectando un par de streamings. A su vez eso se retransmite por streaming. Curioso rizo. Cuando llego a mi casa, voy al archivo de TVtron para ver el vídeo on-demand. Quiero ver la charla con el público. En pantalla grande. Tirado en el sofá. Como la moviola después del partido.

Vídeo del cuarto streaming

Ahora los de PLAYdramaturgia organizan un encuentro para hablar sobre esto de los Escenarios del Streaming. Será en Intermediae, en Matadero Madrid, el miércoles 12 de diciembre a partir de las 4 de la tarde. Como son así, se han propuesto darle unas duchas frías a ese tipo de encuentros teóricos. Le han llamado Théa, que viene del griego, y que casualmente es la mitad de otra palabra amiga: Theatron.

¿Y si nos juntamos unos cuantos a disfrutar de unas jornadas teóricas, cuidando no solo el discurso sino el componente lúdico y festivo de su escenificación?

Théa, un festival teórico

He decidido participar porque me molan los escenarios del streaming y me mola esta actitud. Y quiero decir una cosa muy sencilla: los escenarios del streaming dan mucha puta risa (un título que le robo a El conde de Torrefiel, por supuesto).

Todo esto es más viejo que el tebeo. El teatro, la performance, el vídeo, la televisión, hasta el streaming (y si no que se lo digan a David Espinosa). La calidad técnica de la imagen y el sonido de las herramientas de las que disponemos para estos streamings aún dejan muchísimo que desear. Internet aún va fatal en muchas casas y en muchos dispositivos móviles. Entonces ¿a qué viene todo esto? ¿Por qué nos parece tan nuevo algo tan viejo? ¿Por qué nos interesa algo de tan mala calidad técnica? Seguramente porque por primera vez en nuestra historia no tenemos que pedirle permiso a nadie para tener nuestra propia televisión y emitir por ella lo que nos dé la gana, en riguroso directo. No creo que tenga mucho más secreto. Los escenarios del streaming dan mucha puta risa, como todo. Pero ahora, si nos da la gana, reímos todos.

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Master 1×06 – Simón. La pistola.

Segunda parte de la entrevista a Simón. Martes 23 de octubre de 2012. Taberna de Atocha. Madrid.

Lo que pasó ese día fue muy fuerte. Habíamos acabado los últimos exámenes del último año en el instituto. Montamos una cena en el restaurante del Molinet, que tenía un bufet libre muy barato. Nos pusimos hasta el culo de sangría y langostinos congelados. Estábamos todos los de la clase y algunos profesores enrollados, que eran los típicos que se iban con los alumnos de viaje de fin de curso y con los que jugábamos partidillos de básket de vez en cuando. Me acuerdo que uno, el de Catalán, al final de la cena, nos decía: «Què, nevarà avui?». El caso es que eran las fiestas de Badalona, pillamos unos taxis y acabamos allí, en una plaza, bailando pachanga con una orquestilla. Cuando se acabó la fiesta, a las 2 o las 3 de la madrugada, unos cuantos decidimos volver andando, supongo que por la pasta. Cuando pasamos Montigalà, en la frontera entre Badalona y Santa Coloma, nos habíamos quedado un grupo desperdigado, Master, yo y dos más. Habíamos perdido al resto. Bajábamos tranquilamente por en medio de una calle en cuesta, con una fila de coches aparcados a nuestra izquierda. Y entonces pasó un coche blanco, que venía por detrás muy lento y acabó deteniéndose a nuestro lado. En el coche iban dos tipos. El que conducía bajó la ventanilla como para preguntarnos algo. Nos paramos y nos giramos hacia él. Y entonces el tipo se saca una pipa enorme y nos apunta. De hecho a quien apuntaba era a Master, que era el que iba en medio. Yo pegué un salto por encima del capó del coche que estaba aparcado detrás nuestro y al mismo tiempo el que estaba detrás de Master saltó por encima del maletero. El que iba el último pudo pasar entre los dos coches aparcados y esconderse detrás de uno de ellos. Pero Master estaba en medio. No pudo moverse, o no quiso. No se movió ni un milímetro mientras el tipo del coche le apuntaba con la pistola. Los dos se miraban. Y entonces, el tipo disparó. La pistola hizo click, lo oímos muy bien todos, no había nadie por la calle, había un silencio total. Yo creo que Master, en ese instante que duró infinito, se vio muerto. Pero la pistola no disparó ninguna bala, no debía estar cargada. Los dos tipos se rieron, el coche arrancó y se fue a toda pastilla. No sé qué me dio más miedo, si la pistola o la sangre fría de Master, que no hizo ningún amago de salir corriendo, ningún gesto, nada. Volví a casa como si saliese de una pesadilla. Al día siguiente hasta a mí mismo me costaba creer la historia que contábamos cuando llegamos al instituto. El de Catalán nos dijo que seguramente el tipo era un madero cabrón jugando a asustar adolescentes. Yo tengo la sensación de que ese día volvimos a nacer.

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Master 1×05 – Elgar. De bares.

Entrevista a Elgar. Sábado 17 de noviembre de 2012. Bar Mendizábal. Barcelona.
Elgar conoció a Master a principios de los noventa en Santa Coloma de Gramenet. Los dos iban al mismo instituto, el I.E.S. Puig Castellar. El hermano de Elgar, Jon, fue compañero de clase de Master.

Conozco a Master desde que teníamos 17 años. Salíamos por Santaco con mi hermano y con los del rugby. Y con quien se apuntase. Éramos unos cuantos. Muchas veces quedábamos en nuestra casa, en Singuerlín, como a las once o las doce de la noche. La peña iba llegando y cuando estábamos todos nos íbamos de fiesta. Mis padres estaban en casa, ellos encantados, siempre han sido muy abiertos, se podía hablar de todo, de la última borrachera, de cualquier cosa, no había secretos. Cuando salíamos nos íbamos de bares por el centro. Santaco tiene un índice de bares por habitante muy alto. Casi nunca salíamos por Barcelona. Íbamos a bares cutres. De vez en cuando, si salíamos por la tarde, nos pasábamos por La Pantera Rosa, que era de uno del rugby, se podía comer algo y tenían Guinnes. A veces acabábamos la noche bailando en el 003, si nos dejaba pasar el segureta. Master siempre tenía problemas con los seguretas. A veces les llamaba fascistas y cosas así. Eso no ayudaba mucho. En el 0 ponían de todo, pero cuando mejor nos lo pasábamos era cuando ponían algo de Guns N’Roses o así. Era el momento que estábamos esperando para ponernos a menear las melenas al viento. Al día siguiente, a veces teníamos agujetas en el cuello. Intentábamos ligar pero casi nunca lo conseguíamos. A principios de los 90 era muy difícil ligar con tías de nuestra edad. No se habla mucho de eso, pero era así. Ahora es mucho más fácil. En el 0, a quien teníamos que esquivar era a un gay cuarentón muy pesado. Un melenudo, como nosotros, supongo que por eso se nos acercaba tanto. Intentaba convencernos para invitarnos a popper. Mi hermano Jon odiaba a los gays y estaba en contra de las drogas pero fue el único que aceptó meterse popper con él en el baño una vez. Ahora es mosso d’esquadra. Master era el único universitario del grupo. Una vez, cuando llevábamos ya muchas cervezas le dije que era el único universitario que conocía con el que me podía tomar una cerveza y charlar. Los otros que yo conocía eran unos insoportables. Master nunca dejó de salir con nosotros porque tuviese un examen el lunes. Era muy rápido. Muy sarcástico. Sabíamos que tocaba el piano pero en aquella época nadie lo había visto tocar nunca. Bueno, igual el Orson alguna vez. Con el Orson hacíamos un buen trío. Una vez íbamos tan borrachos que, en un bar de tapas, mientras comíamos unas bravas, el Orson le clavó un tenedor en la mano. Master ni pestañeó. Esa noche nos subimos al techo de una furgoneta a mear. Los tres al mismo tiempo. Alguien nos gritó desde un balcón y saltamos de la furgo como si estuviésemos en una peli de acción americana. Acabamos en un pub los tres sentados, con los codos en la barra y con tres tías delante nuestro mirándonos. Tenemos la teoría de que esa noche no ligamos porque, mientras las chicas no nos sacaban el ojo de encima, Master iba tan borracho que se cayó del taburete.

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Master 1×04 – Simón. Los mods.

Entrevista a Simón. Martes 23 de octubre de 2012. Taberna de Atocha. Madrid.
Simón fue a la misma clase que Master durante los cuatro años que estudiaron en el instituto. Montó su primer grupo de música con otros compañeros de clase. Tocaba los teclados y la guitarra. A finales de los ochenta quedaba con Master para improvisar juntos, ver vídeos de conciertos de rock y escuchar discos.

Yo tenía en casa el mismo piano que Master, un Hupfeld vertical, marrón, de fabricación alemana. No es un piano muy bueno, la verdad, el teclado es muy duro. Pero yo tampoco me dedicaba demasiado al piano. Él sí, creo que se dedicaba más a la música que a lo que estudiábamos en el instituto. Nos pasábamos casettes. Yo le grababa lo que a mí me molaba entonces. Pink Floyd, Free, cosas así. Él me pasaba Tchaikovsky, Chopin y ese rollo. Creo que yo le presenté al Mod, que estaba colgado de Quadrophenia, The Who y todo eso. También de las anfetas. Un día el Mod nos invitó a su casa para ver Tommy, la ópera rock. La tenía en VHS. El Mod tenía de todo, era de los que se iba a Barcelona y volvía cargado de discos y de material de todo tipo. Llevaba parka, Martens y camisas de cuadros. La de Química se metía con él, le decía que esos discos eran los que ella escuchaba cuando era joven. Supongo que es como ahora cuando te encuentras a un chaval que se ha hecho heavy. Master vino conmigo y sé que se quedó bastante impresionado con Elton John subido en esos tacones gigantes. Él despreciaba a Elton John porque siempre que alguna chica descubría que Master tocaba el piano salía el tema Elton John. Y claro, estamos hablando de finales de los 80 y Elton John ya no era el mismo que cuando Tommy. Master pensaba que Elton John era muy cursi. Hasta que vio Tommy. Después de eso me llamó un día para ir a ver Quadrophenia a la Filmoteca. Yo no podía. Ir a la Filmo desde Santa Coloma era toda una excursión. Creo que llamó a unos cuantos, nadie podía y se fue solo. Él no iba al cine nunca. Volvió flipando. Siempre le ha tenido mucho cariño a los mods. Aunque entonces teníamos un cacao bastante gordo. Mods, redskins, ska, pogos, lo mezclábamos todo y no nos enterábamos de nada. Me acuerdo de un graffiti que había en una calle del centro por la que pasaba cada día. Ponía MODS ARE BACK. Me costó años entender qué coño decía porque no teníamos ni puta idea de inglés, a nosotros aún nos enseñaban francés en el instituto para no echar al hijo de puta que tenía la plaza ganada, que era un calvo gabacho amargado que no paraba de dar la vara con el puto Mayo del 68. Nos decía que las becas Erasmus se las darían a los hijos de papá y que nosotros no íbamos a llegar a nada en la vida sólo porque simplemente le hacíamos el caso que se merecía. Era un cabrón. Cuando bastantes años después nos invitaron a una fiesta por el 20 aniversario del instituto y Master se encontró con el gabacho amargado, le tuvimos que agarrar entre todos para que no le fuese a decir cuatro cosas. A Master le acababan de dar un Erasmus para ir a París y decía que quería darle las gracias al puto gabacho. Por lo demás, la fiesta fue de puta madre. Todos borrachos, ex alumnos y profesores, fumando porros por los pasillos del instituto. Eran los 90. Aún se podía fumar.

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#mascarellpaga

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#mascarellpaga #8octubre

8octubre.wordpress.com

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IN SITU

Una programación interesante que me da la impresión que está pasando desapercibida.

IN SITU 16-17 de noviembre en el Centre d’Arts Santa Mònica.

CÁPSULA 1 VIERNES 16 NOVIEMBRE [19:00 – 20:45 H]

CAROLINA BONFIM – «Moog-Remake of dance movements in nightclubs»
MARIA CAMPOS – «Tarannà»

CÁPSULA 2 SÁBADO 17 NOVIEMBRE [12:00-13:45 H]

AUREA ROMERO – «Promenade»
ANNA RUBIROLA – «Dia Cero»

CÁPSULA 3 SÁBADO 17 NOVIEMBRE [18:00 – 19:45 H]

VICTORIA MACARTE – «(Neo) Taxidermia 1.0»
BEA FERNÁNDEZ -«Los restos de mis series»

01 Carolina Bonfim

02 Maria Campos

03 Aurea Romero

04 Anna Rubirola

05 LES BRÖNTE – Victoria Macarte i Rosa Tharrats

06 Bea Fernández/ Las Santas

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Master 1×03 – Verónica. Negro.

Entrevista a Verónica. Miércoles 31 de octubre. Restaurante La Peña Athletic. Bilbao.
Verónica es una amiga de Master de toda la vida. Se conocieron en el colegio.

El problema de Master era ser negro. Es ridículo obviar el tema, como si no tuviese la más mínima importancia. Master era un negro criado en una familia de blancos, en un colegio de blancos, en un mundo de blancos que le miraban raro porque no estaba en Nueva York, ni siquiera en París. Estamos hablando de Santa Coloma de Gramenet, Barcelona, años 70, años 80, años 90. Seguramente en Santaco, hasta bien entrado el siglo XXI, los únicos negros que vivían en esa ciudad de charnegos eran Master y otro más. Nosotros, sus colegas, no veíamos a un negro, veíamos a nuestro colega de toda la vida. Pero el resto del mundo veía a un negro. Y no debió de ser fácil convivir con esa sensación de ser un raro. Puede que a partir de una edad sí, porque, si eres negro y además músico y le das un ligero toque afro a tu peinado, ligas más fijo. Época Pulp Fiction, podríamos decir. Pero en la infancia y en la primera adolescencia, Master se debía sentir como un pingüino en el desierto. De hecho, los que le debieron hacer sentir así fueron los otros niños cabrones, los papás que recogían a sus niñas en el colegio, los polis y la demás calaña chunga, racista y cruel que todos recordamos si nos ponemos a pensar un minuto en aquellos años. Igual lo de ser negro le serviría para ser respetado en la cancha de básket, eso sí. Pero para lo demás seguramente sólo le debía servir para sentirse un raro, para volverse un mistify y pasarse el día leyendo, tocando el piano y jugando a básket. Por eso en cuanto pudo se piró. Y no volvió a tener domicilio fijo en su vida. Se ha pasado la vida huyendo. Puede que al final lo llevase a un extremo más exagerado que de costumbre. Pero es que Master siempre fue un desarraigado. Creo que eso es lo que más le define. Eso y ser negro. Un negro charnego. No sé, con esos antecedentes puedes salir de todo menos normal.

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Notas que patinan #23: BAD Bilbao 2012

La semana pasada estuve en el BAD Bilbao, uno de los festivales de «teatro y danza contemporánea» que aún resisten en la Península Ibérica. Era mi segunda vez. Hace tres años fui para dar una charla en Citas con la escena, unos encuentros organizados por Isabel de Naverán (este año se despide de su organización) en los que me tocó hablar sobre un proyecto, entonces semidesconocido, llamado Teatron, en un programa doble en el que, a continuación, Quim Pujol presentaba El discurso es mío, aquella fabulosa conferencia en la que, utilizando técnicas de márketing, mezclaba sus proyectos del Crítico con peluca y el Performer en zapatillas. También vi Fuera de la fábrica Beta dirigida por Nilo Gallego, Thank you very much de Vicente Arlandis, Blue de Juan Domínguez y Tiburón tigre, de Quim Pujol, en su habitación de hotel. Han pasado sólo tres años desde entonces pero han pasado tantas cosas y ha cambiado todo tanto que me parece una eternidad.

Cartel del festival BAD

Yo veía el cartel del festival y me preguntaba: ¿qué hago yo aquí, en un festival de teatro y danza contemporánea? Aunque para ser sincero conmigo mismo seguramente esto ya me lo pregunté la vez anterior. Esto de los festivales nunca ha sido lo mío. Pero en la última década parece que si no montabas un festival eras tonto. La burbuja festivalera me recuerda a otros tipos de burbujas. De momento, para empezar (suave) me pregunto: ¿deberían morir estos festivales de principios de siglo como lo han hecho ya las llamadas salas alternativas? Pero luego me asalta la duda (conservadora y temerosa de Dios): si mueren los festivales y las salas de la Península Ibérica y no nace nada más, ¿dónde vamos a ir a ver a los que hasta hace poco hubiésemos visto ahí? A parte de en Internet, me refiero. En La estrategia doméstica de momento no porque dicen que este año no se celebra. Quizás en La cosa en casa, que también se hace en Bilbao y que parece que van a celebrar segunda edición en primavera. Es un consuelo. Lo digo como público que soy. Pero los que actúen ahí ¿de qué se van a ganar la vida? ¿Crowdfunding para todos? Al menos los festivales que se hacen con dinero público suelen pagar los bolos, aunque te regateen.

En fin. Asistí a lo que me parece que es un modelo de festival en decadencia en el norte de una península con un modelo económico, político y social en decadencia dentro de una Europa en absoluta decadencia. De estas cenizas puede surgir cualquier cosa. Esperemos que no surja la peor de sus posibilidades. Quizá lo que está por surgir dependa en gran medida de nosotros. Aunque durante el festival, en el estupendo bar Marzara, tuve una interesante conversación con Gari, uno de los técnicos del Museo de San Telmo de Donostia, que casi me convence de que Neo, el elegido de Matrix, es también un programa (como el agente Smith), que en Matrix 2 va por la séptima versión, y que los rebeldes, aunque creen que no, siguen viviendo en una realidad virtual porque si no, las réplicas del agente Smith no podrían llegar hasta Zion en Matrix 3. Tengo pendiente revisar la última entrega de Matrix, personalmente aún estoy intentando buscar una salida a todo esto pero cada vez se me hace más difícil.

Pero lo que pasa en el fin de las eras, entre tanto náufrago siempre te acabas encontrando a gente inquietante. Cris Blanco presentó Ciencia ficción en ZWAP, una fábrica rehabilitada en la misma calle de la fábrica Beta. Para decir toda la verdad, a Cris no me la encontré, fui con ella para asistirla en el bolo. Fue bien, parece que gustó, como casi siempre. Aunque no había mucha gente pero la verdad es que no había mucha gente en ningún sitio. Al menos a los que fui yo. También es verdad que la fábrica de ZWAP queda muy lejos del centro, sólo pasa un autobús cada media hora y esta vez la organización no puso un autobús gratuito como cuando fuimos a ver lo de la fábrica Beta hace tres años. Y llovía. Hay una leyenda urbana que dice que siempre que Cris presenta Ciencia ficción llueve antes.

Cris también participó en Citas con la escena (que en esta edición se llamaba ¿HACER HACER HACER INVESTIGAR INVESTIGAR INVESTIGAR?), impartía uno de los talleres (HACER, hubo tres talleres en tres días diferentes) y presentó una ponencia (INVESTIGAR, dos sesiones con Ixiar Rozas, Alex Gerediaga, Ayara Hernández, Marcela Levi, Lucía Russo, June Crespo, Fito Ramírez y Cris Blanco). La ponencia de Cris se titulaba Demostraciones científicas de teorías artísticas. Demostraciones artísticas de teorías científicas y partía de unas conversaciones entre Victoria Pérez-Royo, José Antonio Sánchez (investigadores de las artes escénicas) y Cris Blanco (artista). Está previsto que se publiquen en forma de artículo en Alemania (nos gustaría leerlo algún día). La intervención de Cris consistió básicamente en trasladar un método de investigación científica, el método de ensayo y error, a la investigación artística y discutir con el público las cuestiones que iban apareciendo. Se armó un revuelo considerable, lo cual siempre es de agradecer. Para que os hagáis una idea del por qué de este revuelo, estas son algunas de las características del método de ensayo y error, según la Wikipedia:

  • Orientado a soluciones. No se intenta descubrir por qué funciona una solución. Sólo se aspira a lograrla.
  • Problema específico. No se trata de generalizar soluciones a otros problemas.
  • No óptimo. Se enfoca a encontrar sólo una solución: no todas, ni la mejor.
  • Necesidad de conocimiento mínimo. Se procede en temas de los que el conocimiento en la materia, disciplina o especialidad es exiguo o nulo, por ejemplo en una investigación científica.
  • Costoso. Se requieren diversos medios para realizarse, pero no siempre es seguro un resultado positivo.

En esa misma sesión, Fito Ramírez (a quien podéis ver entre Cris Blanco e Isabel de Naverán en la foto de más arriba), pintor y profesor universitario, que iba a hablar de otra cosa, después de escuchar el resto de intervenciones, decidió dejarnos 20 copias de lo que había escrito para que nos lo leyéramos en casa si nos apetecía y, en cambio, nos presentó un fabuloso proyecto que se llama Envidia, que consiste en crear unos documentales y un diccionario en el que aparezcan reflejados, a través de la imagen y la palabra, distintos momentos, situaciones, ocurrencias, sensaciones y vivencias que surgen en los procesos de creación. Dicho de forma coloquial, se trataría de recoger testimonios de “cosas que ocurren” en los procesos de creación y “ocurrencias” de creadores. El diccionario, que está colgado en Internet, recoge esas ocurrencias y es sencillamente maravilloso. Fito hizo publicidad de él porque están deseando que la gente participe.

Nicole Balm en La vida de Lázaro, de Ernesto Collado. Foto de Jordi Bover

Encontré también a Ernesto Collado (caracterizado como Ladislav Sôukup, un cruce entre Borat ¿y quién era el otro, Ernesto?) presentando La vida de Lázaro junto a Nicole Balm y Jordi Bover, que se estrenó en una de las últimas ediciones del desaparecido Radicals Lliure, en lo que seguramente será la última oportunidad de ver en la Península esta pieza, porque, como él mismo me dijo, en España, para nosotros, hay 12 bolos, no hay más (y eso con muchísima suerte, añadiría yo). En cambio me dijeron que venían bien contentos de unos bolos por Francia, con mucho público y todo eso. Conozco a Ernesto como espectador desde hace 20 años, cuando actuaba en el (también desaparecido) Malic de Barcelona con el Alimón Teatro. Pero no fue hasta el año pasado que volví a ver un espectáculo suyo (De milagros y maravillas – conferencia optimista), de la fundación Collado-Van Hoestenberghe, en el Festival Dedans-Dehors de Essone, en Francia. Lo presentaba delante de la furgoneta en la que viajaban los miembros de su fundación. Recuerdo que me lo pasé en grande. Esta vez también. Salí pensando que me traía sensaciones y recuerdos de piezas escénicas que yo veía hace unos años. No sé si ya no los hacen o yo no voy a verlos. Algo, que en mi pequeña historia de espectador de un determinado teatro, me parece ya un estilo como clásico de comienzos del siglo XXI. Collado no es precisamente un artista conceptual preocupado por epatar y construirse un armatoste teórico que lo justifique pero tengo como la sensación que tenía cuando hace unos años iba a ver la última de Woody Allen (al menos las de antes de sus últimas películas turísticas). No sé si me explico. Una sensación de ligereza y buen rollo y, al mismo tiempo, la sensación de no haber visto únicamente una comedia ligera. Me llevo algo más a casa.

Me encontré a David Espinosa presentando Mi gran obra (un proyecto ambicioso), que acababa de estrenar en el festival TNT de Terrassa. Tenía muchas ganas de verlo, lo confieso. Llevo mucho tiempo escuchando a David hablar de este proyecto. Lo vi en sesión matutina, a las 12:30. En el mismo día hizo 3 sesiones. El aforo es reducidísimo, 20 personas si no me equivoco. Todos alrededor de una mesita donde David despliega esa gran superproducción que odia como espectador o que, simplemente, no tiene el dinero para llevarla a cabo. Y nos la recrea en miniatura. Los de la tercera y última fila tienen que mirarla con unos prismáticos, como en la ópera, porque si no no ven nada. Yo la vi en segunda fila pero no me importaría volverla a ver en primera fila y en tercera, con los prismáticos, para recrearme en todos sus detalles. Me pareció preciosa. No sé si estoy volviendo a mi época de vieja emocionada, nunca pensé que diría esto sobre una pieza de David Espinosa. Puede que David también esté madurando pero es más probable que, desde que es papá, haya tenido una regresión hacia la infancia, le haya dado por los juguetitos y los teatritos de titiritero y por eso se ha vuelto un freak de las figuritas en miniatura. Puede que lo hayamos perdido para siempre. Pero en su pieza hay detalles deliciosos y ocultos. Nadie sabe, por ejemplo, que la música que suena durante toda la pieza es un detalle de la Quinta de Beethoven reelaborado por Santos, el músico que colabora con David (el bajista de Pompeia pero sobre todo compositor de bandas sonoras para el cine). David le propuso que también él crease su gran obra musical. Y Santos cogió la Quinta, la gran obra, y se fijó en un detalle. Además del gesto conceptual crítico que lleva consigo la pieza, la gente salía con la sonrisilla puesta y eso no tiene precio. La única queja que yo oí a una de las espectadoras es que el ritmo era demasiado trepidante (como en las grandes superproducciones, por otra parte). Había quien hubiese deseado más tiempo para deleitarse, para que esas maravillosas imágenes creciesen en su cabeza.

Encontré a mucha más gente en el BAD: a Maia Villot, a Bea Setién, a La Tristura, a Nuria Legarda, a Roser López Espinosa, al antiguo director Fernándo Pérez (que ahora anda metido en la Alhóndiga), a Mateo Feijoo, a Óskar Gómez, no me encontré con Cláudia Dias pero me hablaron con admiración de su trabajo,… No voy a poner todos los nombres, que son muchos. A veces me preguntaba qué coño hacíamos todos ahí reunidos, si cada uno es de su padre y de su madre. Pero como dice Valcárcel Medina: ahí está. Y lo que yo digo es lo que le dijo Brossa a Carles Santos después de que le hiciese tragar un solo de piano que te cagas: ¿y ahora qué?

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Master 1×02 – Ferran. Todo en la cabeza.

Entrevista a Ferran. Viernes 28 de septiembre de 2012. Restaurante Matsuri. Barcelona.
Ferran es violagambista. Vive en Utrecht pero nació y vivió en Santa Coloma de Gramenet hasta los dieciocho años. Fue compañero de Master durante sus primeros años de formación.

Master me dijo una vez que a él lo único que le gustaba era la música y follar. Me lo dijo en este orden. La música y follar. Pasábamos mucho tiempo escuchando discos. En mi casa. También tocábamos mucho. Nos enseñábamos lo que estuviésemos trabajando en ese momento o algún descubrimiento reciente. A veces tocábamos juntos. Vivíamos muy cerca. A la mínima nos pegábamos un toque por teléfono y Master se venía a pasar la tarde. Yo tenía en casa una mesa de ping-pong y también una canasta, en el patio. No necesitábamos más. Vivíamos en una burbuja. A veces nos fumábamos un porro con el vecino de arriba, que estaba suscrito a una revista militar y se había aficionado a disparar a las palomas desde su terraza con una escopeta de balines. Estaba un poco colgado pero era bueno jugando a básket, igual que Master. Prácticamente sólo vivíamos para la música. Pero lo de follar apenas lo habíamos catado. Aunque éramos hormona pura. La verdad es que, a parte de la música y del baloncesto, sólo hablábamos de tías. Y en eso Master era muy bueno. En contar historias, de tías y de lo que fuese. Y en filosofar. Master era un filósofo. Y un charlatán. Pero molaba. Un día le dije que por qué no escribía un diario. Todas esas historias, da igual si eran verdad o mentira, nos hacían pasar muy buenos ratos. Yo creía que era una lástima que se perdieran. Cuando se lo dije Master se puso muy serio. Me miró a los ojos, hizo una pausa muy forzada (muy de Master, por cierto) y me dijo que él no necesitaba escribir ningún diario porque todo eso estaba en su cabeza. Y eso me lo decía mientras se tocaba la sien con un dedo. Así. A Master lo que le pasaba es que era bastante perro para algunas cosas.

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Master 1×01 – Orson. La energía.

Entrevista a Orson. Martes 25 de septiembre de 2012. Restaurante Shunka. Barcelona.
Orson es uno de los mejores amigos de Master. Se conocieron a principios de los noventa, en Santa Coloma de Gramenet, cuando los dos aún vivían allí. Tenían 18 años.

Hay gente que te chupa la energía. Te acercas a ellos y notas cómo te van chupando la energía. Si no te resistes puedes acabar fatal. Si te acercas demasiado y pasas tiempo con alguien así, puede pasar mucho tiempo hasta que te recuperes. Y para recuperarte necesitas soledad. Necesitas que te dejen en paz. Necesitas dormir. Dormir es lo mejor que existe en la vida. Dormir no es perder el tiempo, es la mejor manera de invertir tu tiempo. Yo me río mucho mientras duermo. Luego no me acuerdo de nada pero sé que me río porque la gente que ha dormido a mi lado me lo dice. Hay que tener mucho cuidado con la gente que te chupa la energía. Suelen ser los nerviosos, gente que no está tranquila, los que no se ríen. Aunque también puede ser que se rían como histéricos y te chupen la energía igual, hay muchos tipos de risa. Hay que reírse. Pero no valen todas las risas. Pero hay que reírse mucho. Master siempre se ha reído mucho, se reía de todo. Y era de los que no te chupaban la energía, te la regalaba. Casi siempre. Cuando se le iba la energía (porque alguien se la robaba, o por lo que sea) desaparecía. Se encerraba en su casa, estuviese donde estuviese, o huía a las montañas o a una isla. Podía pasarse días enteros sin salir de casa, sin coger el teléfono. Durmiendo mucho. Él sí que se acordaba de por qué se reía en sueños, aunque se reía menos que yo cuando dormía. Él era más de luchas. Master siempre ha sido un poco místico. Hay gente que todo esto no lo entiende. No entienden por qué necesitamos estar solos, piensan que dormir es perder el tiempo y se ponen muy nerviosos si nos ven muy tranquilos. Master llevaba mucho tiempo sin dar señales de vida. Seguramente tenía alguna buena razón. Seguramente se estará riendo mucho ahora mismo. No creo que se volviese loco. Seguramente fue la crisis de los cuarenta (se ríe). Master llevaba desde los 36 diciendo que tenía 40 (carcajadas).

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