El miércoles por la mañana, después de desayunar, me fui a la Fábrica Moritz de Barcelona, a la rueda de prensa de presentación del muy interesante festival TNT de Terrassa, que se celebra del 25 al 28 de septiembre y del que ya escribí en mi anterior nota como una cita destacada en la nueva temporada que acaba de comenzar. Ahora mismo el TNT es una isla en un panorama desolador. Es el único festival que presenta un menú atractivo y compacto atento a las novedades de los creadores escénicos contemporáneos afincados en Catalunya, a un precio muy accesible: 3€ la mayoría de los espectáculos. A una hora de Barcelona. Se agradece y se echa mucho de menos que no haya más ocasiones de disfrutar de eventos así. De hecho, que todo se concentre en tan pocos días lo convierte en un atracón en el que hay que hacer verdaderos malabarismos para ver todo lo que a uno le gustaría ver. Además, es de los pocos que coproduce anualmente unas cuantas de las creaciones que luego programan, algo enormemente valioso en los tiempos que corren. Mi más sincera enhorabuena al festival y a sus patrocinadores por haber optado por esa línea artística y por resistir un año más.
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Nos citan en la Fábrica Moritz porque Moritz es uno de los patrocinadores del festival. Al final de la rueda de prensa nos invitan a una estupenda cerveza acabada de elaborar. Aunque voy disfrazado de periodista no tengo por costumbre asistir a ruedas de prensa. Seguramente por eso mi sensación es de extrañeza. En la puerta me encuentro con algunos de los creadores que participan en esta edición: David Espinosa, Cris Blanco, Àlex Serrano y Xavi Bobés. También con Maria Ros, del equipo del festival. Más tarde conoceré a Úrsula Barri, responsable de comunicación, que es quien me ha invitado. Dentro me encuentro a Pep Pla, director del festival, a quien no tenía el gusto de conocer. Me presento. Pep Pla es actor, viene del teatro de texto, no es para nada un creador escénico del tipo de los que actúan en el festival que él dirige. Pero dice que, desde hace un tiempo, cuando va a ver teatro de texto, del suyo, no le pasa nada por dentro. En cambio, cuando va a ver este tipo de creación escénica contemporánea, que algunos llaman artes en vivo, se cabrea o se emociona pero se le mueve algo dentro. Esto nos lo dice a un corrillo de gente después de la rueda de prensa. En la rueda de prensa, Pep Pla dice que ese tipo de creación escénica es el futuro. Y es por ese futuro por el que apuesta el TNT. Eso lo dice en presencia de dos personas que han hablado antes que él. A su derecha, el primero en hablar, Amadeu Aguado, Regidor de Cultura y Teniente Alcalde del Área de Promoción Económica e Innovación del Ayuntamiento de Terrassa. A su izquierda, Jordi Sellas, Director General de Creación y Empresas Culturales de la Generalitat de Catalunya. Recuerden las palabras que aparecen en el nombre que llevan sus cargos porque no es un detalle baladí. Más allá de la mesa donde se sientan ellos tres, en dos alas de sillas dispuestas en el escenario a derecha e izquierda de la mesa, se sientan algunos creadores, los que he citado algunas líneas atrás más Margherita Bergamo de Les Filles Föllen, Albert Pérez Hidalgo de Atresbandes y Guido Sarli de Umma Umma Dance. El acto comienza con el visionado en pantalla gigante de los cuatro spots del festival (el cuarto lo vemos en primicia, los otros tres ya los conocíamos). Menos mal que comenzamos así porque esos spots me parecen realmente buenos y, sobre todo, me parecen muy jocosos y frescos. Después de la rueda de prensa Pep Pla nos cuenta que el actor de esos spots no es un auténtico actor, sino que trabaja como administrativo, si no lo entendí mal. Es por eso que en los spots no llega a nombrar a todos los artistas que actúan en el festival porque al actor, que lo hace realmente muy bien, le salen los nombres que le salen, no conseguía recordalos todos. Cada detalle que conozco me gusta más que el anterior. La policía deteniendo el rodaje por causar alarma social, el actor administrativo….
Pero digo que menos mal que comenzamos con los spots porque lo primero que me llama la atención en los discursos que pronuncian los representantes del Ayuntamiento y de la Generalitat, a parte de ese tipo de lenguaje que utilizan los políticos que provoca sopor instantáneo y pérdida de atención, es que hablan todo el rato de cosas como mercado, cifras, programadores nacionales e internacionales, ventas, internacionalización y cuestiones casi exclusivamente económicas que atañen sólo a los profesionales del sector y que no le interesan para nada al público. De hecho, llego a escuchar cómo se refieren en varias ocasiones al TNT como a un mercado, cosa que me parece llevar esta cuestión demasiado lejos. La Europa de los mercaderes. Estos conceptos se han instalado tan fuertemente en nuestras mentes que ya ni pestañeamos cuando los lanzan desde cualquier tribuna. Como quien oye llover. Hace un tiempo los festivales que pisábamos eran creador-centristas, se les podía criticar que sólo hablaban desde el punto de vista del creador y de los comisarios y teóricos que revoloteaban a su alrededor, utilizando un lenguaje especializado que nos alejaba de su discurso. A veces era un auténtico coñazo pero, créanme, ¡era gloria comparado con ésto! ¡Ahora la moda es hablar sólo de cifras y dinero! Como si estuviésemos en el telediario. ¿Se han fijado que en el telediario ya sólo hablan de cifras y porcentajes? No siempre fue así, ¿recuerdan?
Vale, reconozco que he hecho trampa porque no he sido capaz de encontrar un solo telediario antiguo que no me suene a falso. Pero volvamos al principio. ¿Para qué se hace un festival? ¿Para qué crean los artistas? ¿A quién se dirige la rueda de prensa? ¿Y para qué una rueda de prensa? Son muchas preguntas, ya lo sé. Antes de intentar contestarlas, añadiré algún comentario y alguna pregunta más. Menos mal que Pep Pla hizo un magnífico alegato sobre su confianza en que las propuestas artísticas que veremos en el TNT son el futuro, aunque no sé si logró convencer a sus compañeros de mesa. Se supone que sí, que están convencidos, pero, por cómo hablan, no sé si están convencidos de lo mismo que Pep Pla. En cualquier caso, como público, como ciudadano, no me deja nada satisfecho que me presenten un festival de por sí interesante como es el TNT intentando convencerme de sus bondades económicas para el sector. Como ciudadano, y como público, desearía que el dinero y los negocios los dejasen en un segundo plano y me hablasen de lo que me interesa del festival, que no es ni el dinero ni la internacionalización ni el mercado. Eso me deja indiferente. Lo que me mueve por dentro, como a Pep Pla, es el objeto del festival: las creaciones y sus creadores. Eso es lo que me interesa a mí y supongo que al resto de públicado aficionado. No voy a ir a un festival con la motivación de que los implicados aumenten sus cifras de negocio. De eso me alegraré si las creaciones y los creadores del festival me excitan y me emocionan, porque todas mis simpatías irán hacia ellos. Pero si lo que me dan es algo vacío que me deja indiferente me da igual si todo eso ha servido para la internacionalización y el negocio de una caca de vaca, para entendernos. No pierdan de vista a quién sirven, gestores y políticos culturales. Los festivales, el apoyo a la creación, etc… deben seguir existiendo por motivos más nobles, por llamarlo de alguna manera. Si lo único que buscan es dinero no cuenten conmigo pero, además, no me lo restreguen por la cara. Porque, además, hacen muchas trampas. Por ejemplo, se habló de los apoyos económicos institucionales que han recibido algunos de los creadores presentes, desde coproducciones del propio festival a subvenciones de la Generalitat, ayuntamientos, etc… Muchos de los creadores presentes, cuando les dieron la oportunidad de hablar de las creaciones que presentan (lo que realmente nos interesa al público) dieron las gracias por esos apoyos institucionales en una retahíla que acabó convirtiéndose en algo así como los agradecimientos de la entrega de los Oscar. Me entristeció la manera como se ejecutó, en general, ese guión aparentemente pre-establecido, con docilidad, sin ningún asomo de crítica. ¿No era el momento de ponerse críticos? ¿Cualquier cosa que signifique salirse del guión es poner en riesgo el buen trabajo realizado por el festival? No lo creo. Me parece que hay un terror a cualquier atisbo de crítica que evidencia que aquí hay algo que no funciona. Ya sabemos que si los que parten el bacalao deciden que un festival tiene que desaparecer desaparecerá igual aunque se intente ser amable con todo el mundo y eludir cualquier tipo de crítica. El festival NEO es el ejemplo más reciente que me viene a la memoria.
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¿Se trata, una vez más, de cierta ley del silencio? ¿Mejor no meterse en problemas y quedar bien en presencia de la autoridad? ¿Nos preocupa más esa imagen que la que podamos dar al resto de compañeros de profesión o ante los ciudadanos? Nadie de los presentes dijo que muchos de esos apoyos económicos institucionales que agradecían llegan tarde, mal y nunca. La Generalitat, cuyo representante estaba allí presente para hablar de cifras y dinero, se ha retrasado un año en el pago de las ayudas a la creación del 2013 y aún no tiene fecha para pagar las del 2014. E incluso ha promulgado un decreto que le permite reservarse el derecho de pagar lo prometido, si las cuentas no les salen. El resultado es que muchos creadores, incluidos la gran mayoría de los presentes en la rueda de prensa, lo pasan muy mal por esas pretendidas ayudas recibidas que, a veces, se convierten más bien en puñaladas traperas por la manera en que se materializan. Hasta el punto que algunos creadores se ven obligados a endeudarse o a rechazar esas ayudas. Incluso a ni siquiera plantearse el solicitarlas. Por otra parte, como recordó Cris Blanco en el único apunte crítico que escuchamos en esa rueda de prensa, es muy de agradecer que el TNT sea actualmente de los pocos que coproducen a este tipo de creadores pero, como muy bien señaló Cris, es una desgracia que el Ayuntamiento de Terrassa, que es quien paga, no entienda que el dinero de una coproducción debe llegar meses antes del estreno de una obra (que para eso sirve ese dinero, para crearla) y no 50 o 60 días después del estreno, como sucederá este año si todo va bien. Eso ya no es una coproducción, eso es un bolo bien pagado. Pep Pla se apresuró a salir al paso de ese comentario crítico (insertado al final de un agradecimiento al festival, no lo olvidemos) para asegurar que están trabajando para que eso no se repita. Así lo esperamos. Está bien que las instituciones pongan todo su empeño en el mercado pero antes deberían entender el tipo de mercancía con la que se relacionan y las necesidades de los creadores de esa mercancía. Sin la supervivencia de esos creadores no hay mercancia que valga.
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He prometido que iba a lanzar otra pregunta más. Aquí va. Me preguntaba por qué el TNT espera a anunciar su programación dos semanas antes. Es muy poco tiempo. Se lo pregunté a Úrsula Barri, responsable de la comunicación. Me dijo que lo hacen por los periodistas. Si publican la programación, los periodistas no vienen a la rueda de prensa. Y el festival no convoca la rueda de prensa antes por los meses de verano, que son muy malos e impiden, una vez más, que acudan los periodistas. Entiendo las razones que me dio pero, una vez más, parece que el público no es la principal razón para tomar ciertas decisiones que le atañen, como la de organizarse la agenda. En cualquier caso, el año pasado la asistencia al TNT fue de más del 90%, así que eso no es obstáculo para que el público llene el festival, aunque no sepa hasta el último momento el detalle de la programación. Pero entonces, ¿para qué se necesita a la prensa tradicional (la que va a una rueda de prensa)? Me resulta difícil responder a esta cuestión sin aventurarme en aguas que no controlo. Aunque lo voy a hacer igualmente. Entiendo que aparecer en la prensa tradicional es justificarse ante los patronos que sostienen el festival, es decir, ante las instituciones. Porque, si no, no lo entiendo. Juzguen ustedes buscando las noticias del festival TNT en la prensa. Yo he encontrado, básicamente y con poquísimas excepciones, un artículo firmado por Europa Press y varios refritos y traducciones de ese texto publicados en otros medios. El titular de ese artículo es El Festival TNT de Terrassa estrenará en España ‘Tabac Rouge’ de James Thiérrée. Con todos mis respetos para James Thiérrée y su trabajo, que sólo conozco en vídeo, me da la impresión de que poco tiene que ver con el espíritu que defiende el TNT y mucho con el TNC (Teatre Nacional de Catalunya), por donde ya ha pasado James Thiérrée en otras ocasiones. Se trata más bien de un espectáculo cabeza de cartel de tipo coartada para que, como el propio Pep Pla comentó públicamente en la rueda de prensa, otro tipo de programadores aparezca por el festival y, de paso, con suerte, vea alguna cosa más que sí que forma parte de la línea artística del TNT.
Vale, me parece innecesario pero vale, así funcionan las cosas. Se necesitan grandes nombres y grandes espectáculos, aunque quizá nos dejen indiferentes por dentro, para justificar, ante los patronos, que luego el festival se dedique a otras cosas mucho más interesantes aunque mucho menos espectaculares. ¿Pero de qué sirve salir en prensa si acaban titulando los artículos con ese espectáculo coartada y la superficialidad del resto del texto y su brevedad es lo más destacado del artículo? ¿Cuál es la función del periodista? ¿Hacerse eco de un mensaje publicitario acríticamente, sin conocer el objeto del que se habla, sin investigar, sin informar más allá de un titular y un puñado de nombres, sin cuestionar mínimamente la información, sin un mínimo cariño por esos creadores y su trabajo, sin ir ni un centímetro más allá? Es lo que hay en el periodismo de los medios tradicionales pero me parece el mundo al revés. Pensémoslo de otra manera. Si yo no conociese el TNT y leyese esa información no creo que se me ocurriese pasarme por el festival ni por asomo. Tiene que haber otras formas. Las hay, estoy convencido. Seguramente están muy alejadas de lo que queda del periodismo en la prensa convencional. Pensáis demasiado en la parte más convencional del negocio, no tenéis en cuenta que, si por lo que apuesta el TNT es el futuro (un futuro que, como recordaron algunos creadores en la rueda de prensa, en otros países europeos es lo predominante en este nuestro presente) no nos sirven las formas del pasado. No es que nos resulten antipáticas o nos dejen indiferentes, es que dudo que sirvan ni siquiera para conseguir ese negocio que parece ser vuestro objetivo. Pienso en los programadores que viven en ese futuro-presente en el resto de Europa. Si lo que les interesa es un festival donde encontrar esa creación del futuro, ¿se aventurarán a visitar un festival con ese cabeza de cartel? Resultado: los creadores que nos emocionan se mueren de hambre y, si siguen así, en el futuro no producirán mercancías con las que comerciar. A vosotros, instituciones y medios de comunicación, os dará igual, porque ya encontraréis alguna otra cosa con la que comerciar, pero a nosotros, al público, a los ciudadanos sensibles (por decirlo de alguna manera, disculpen la cursilería) no nos dará igual. Instituciones, periodistas, gestores culturales de buena voluntad: dejad de hacer trampas y poneros a trabajar o id preparando vuestro inminente retiro. Mientras esperamos ese futuro que se resiste a llegar, le deseo larga vida al TNT y les animo a que, en la medida de lo posible, sean todo lo valientes y arriesgados que prometen en su comunicación. Al menos todo lo que se puedan permitir, dadas las circunstancias. Se nos hace tarde y el futuro no espera por nadie.