Notas que patinan #81 | Compatriotas

El sábado, mientras en Madrid un montón de gente rodeaba el Congreso de los Diputados donde Rajoy era investido presidente de España en circunstancias verdaderamente lamentables, algunas artistas madrileñas (Lara Brown, Janet Parra, La Compañía Opcional y Twins Experiment), se encontraban en Barcelona, en la nueva sede de La Poderosa, a la que llegué atravesando Plaça Espanya (donde me encontré con una multitud de gente disfrazada de personajes de cómic que salían del Salón del Manga haciendo cosplay), para protagonizar una sesión especial de los In-Prescindibles (la número 34) dedicada a Madrid, en la que las creadoras madrileñas iban a mostrar al público barcelonés en qué están trabajando. Ahora que lo pienso, todo muy metafórico.

Lara Brown _ Auto - o cómo generar multitud de maneras de mirar un cuerpo.

Lara Brown _ Auto – o cómo generar multitud de maneras de mirar un cuerpo.

Los In son un espacio para presentar trabajos, alrededor de la danza y sus contaminantes (según la expresión que utiliza la propia Poderosa para definir su actividad), en cualquier fase del proceso de creación, embrionarios o inacabados, donde se seleccionan las propuestas recibidas a partir de una convocatoria. Por lo visto, en la última convocatoria hubo un aluvión de propuestas y, entre estas, unas cuantas provenían de Madrid. Ante esta circunstancia, que quizá era la primera vez que se producía, La Poderosa pensó en organizar un In sólo para las propuestas madrileñas y así es como surgió la edición especial del sábado (y la repetición del domingo).

Da la impresión de que, en los últimos tiempos, la relación entre Madrid y Barcelona, en este circuito, es más fluida, en los dos sentidos, y esa es una buena noticia. Y digo en este circuito porque en otros, en el más institucional, por ejemplo, no sabría qué decir. Muchas veces he tenido que oír, en Madrid, una especie de reproche o bronca que nos acusaba a los catalanes de no prestar atención a los madrileños y no invitarles a actuar en nuestra tierra. Me hacían gracia esas broncas porque quienes me reprochaban eso me hablaban del Teatre Lliure o del Teatre Nacional o del Mercat de les Flors, de nuestras salas más institucionales, como si a quien se lo estuviesen reprochando, un servidor, fuese el responsable de la programación de esos templos de la cultura en los que, yo mismo se lo tenía que recordar, a muchos creadores del circuito en el que nos movemos, tampoco se les invitaba a actuar, como tampoco se les invitaba en parecidas instituciones madrileñas. ¿De qué me estarían hablando? En seguida la cosa se iba a la cuestión lingüística, ya saben, esa maniobra de distracción. Y yo les tenía que recordar que los creadores del circuito en el que me movía estrenaban en castellano (bastante más que en catalán, por lo que sea, esa era la realidad) en el Lliure o en el Mercat de les Flors, por citar algunos de los ejemplos que ellos ponían, cuando les invitaban, sin mayor problema. Y que no era ese el problema, que en saraos organizados por la desaparecida La Porta, por poner ejemplos de aquellos tiempos de los que hablo, yo había conocido el trabajo de muchos creadores madrileños.

Compañia Opcional_ SALVAR LAS DISTANCIAS

Compañia Opcional_ SALVAR LAS DISTANCIAS

Que no es ese el problema, que el problema es que lo mezclamos todo y que a veces se nos va la mano clasificando a la gente por etnias y nacionalidades cuando, en realidad, estamos más cerca de cualquiera de las creadoras que han pasado este fin de semana por La Poderosa que de gente que ha nacido en nuestra misma ciudad pero con quien no compartimos nada en términos vitales y culturales. Así que no nos metan a todos en el mismo saco solo porque hablamos el mismo idioma desde pequeños y hemos crecido en las mismas ciudades (quizá ni siquiera en los mismos barrios, aunque a veces también).

De hecho, voy a ir más allá. Las creadoras que vi ayer pertenecen a una generación que aún está por debajo de los treinta años. Yo tengo más de cuarenta, amigos, y, aunque la edad es otra de esas deleznables varas de medir, otra de esas armas arrojadizas que se utilizan constantemente para clasificar y separar a la gente, me siento más cerca de esas creadoras veinteañeras que de otros personajes de mi propia generación. ¿Por qué? Por la actitud, por los códigos que utilizan, por su sensibilidad. Vibro más con unas que con otras, faltaría más, pero hay algo en lo que me enseñan, en su trabajo, que reconozco como propio, que comparto, a pesar de que unos temas o unas aproximaciones me toquen más y otras menos.

Twins Experiment_ AL FINAL DE LOS BRAZOS ESTÁN LAS MANOS, AL FINAL DE LOS DEDOS NOSOTRAS ESTAMOS

Twins Experiment_ AL FINAL DE LOS BRAZOS ESTÁN LAS MANOS, AL FINAL DE LOS DEDOS NOSOTRAS ESTAMOS

Para mí, ellas son mis verdaderas compatriotas. Prefiero una patria basada en una elección personal, por afinidad, amistad y amor libremente elegido, que no por lazos familiares que uno no escoge porque ya le vienen impuestos por nacimiento. Quiero saber de ellas y verlas de vez en cuando. Si no vienen ellas a visitarme ya iré yo a devolverles la visita. Ellas han crecido ya en un tiempo en el que las distancias se han acortado y la información circula con mucha rapidez. Seguramente todo esto les parecerá normal. Yo nací en un tiempo en el que las cosas no eran así pero me siento más a gusto ahora, me parece mucho más lógico estar conectado con mis amigos. Y así, poco a poco, a medida que aumentan nuestras conexiones, vamos creando una relación, cada vez más profunda, que proporciona mucho placer, cada vez más cuanto más se profundiza en ella, cada vez con más matices y con más encuentros inspiradores, como el de este fin de semana.

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Notas que patinan #80 | Es ridículo

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Público del TNT. Foto: Olga Álvarez

El festival TNT se clausuró el domingo en Terrassa después de cuatro días muy intensos en los que no dimos abasto para ver la enorme cantidad de propuestas que se presentaron (treinta), entre las cuales hubo un tanto por ciento bastante alto de eso que andamos buscando cuando vamos a un sarao de estos: alimento para el alma, emoción, discusión, que nos reviente la cabeza, que no salgamos como hemos entrado. Cada año el TNT se llena pero seguramente este año se han batido todos los récords: según la propia organización, 97% de ocupación, 21 funciones con entradas agotadas y 90 profesionales acreditados. Habrá quien siga diciendo que esto no interesa a nadie pero es difícil sostener por mucho tiempo más esa discutible opinión. Los números cantan. La realidad es que mucha gente se quedó sin entradas, las colas para las listas de espera en las taquillas para cada función eran notorias y crearon cierto malestar entre las filas de los frustrados espectadores que se quedaron sin poder entrar. La programación del TNT la decide desde hace años su director, Pep Pla. Es una visión personal del panorama actual de las artes en vivo, con especial atención a lo que sucede en Catalunya, pero que tiene en cuenta las más de 500 propuestas recibidas. Es una visión discutible, como todas, pero está claro que consigue su objetivo: interesa a mucha gente. Lo que nos entristece es que el público tenga que darse un enorme atracón en cuatro días porque el resto del año pasa cierta hambre. Afortunadamente hay otros espacios donde encontrar este tipo de propuestas durante el año pero no tantos como sería deseable y, desgraciadamente, en muchos casos no cuentan con el suficiente apoyo para que los artistas puedan disfrutar de condiciones dignas y el público de precios populares. La buena noticia es que eso tiene solución. Hay muchas salas en Barcelona, Catalunya y en el resto del estado. Lo único que falta es la voluntad para que abran sus puertas a cierta creación actual que pretenden ignorar.  Esperemos que los programadores acreditados en el festival hagan su trabajo y permitan que estas propuestas que han visto circulen por el territorio. Si es así, el público quizá les perdone por haberse quedado sin ver muchas de las funciones para que pudiesen entrar los profesionales acreditados. Esa es la única queja sobre el TNT que hemos oído una y otra vez durante estos días. Habrá que doblar funciones para la próxima edición, aumentar la duración del festival o qué sé yo. Claro, eso solo se consigue con más presupuesto. Hay razones de peso: los números cantan. Si no, el próximo TNT, si sigue creciendo de esta manera, salvo las propuestas de mayor aforo, solo lo van a poder disfrutar los profesionales. Pero está claro que esto es solo un síntoma. El TNT, además de dirigirse al público aficionado a las artes en vivo y a la gente de Terrassa, se propone también ser un punto de encuentro entre programadores, nacionales e internacionales, y creadores. Para que la cosa sea un éxito el TNT debería preocuparse de mantener ese equilibrio, porque si se inclina más del lado de la feria para profesionales perderá su alma. Pero las cosas serían de otra manera si la cosa estuviese más repartida, si el TNT no fuese algo excepcional, si no hubiesen desaparecido los chorrocientos festivales que han desaparecido en los últimos años, o si, mejor aún, las programaciones estables en Catalunya y el resto del estado español abriesen masivamente sus puertas (como lo hace el TNT) a una realidad que intentan ignorar hasta un punto que ya hace tiempo que se ha vuelto ridículo.

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Notas que patinan #79 | Lo imposible

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Me uno a las felicitaciones de Querido Antonio a los llamados socialistas españoles.

Pero hoy quiero felicitar también a los socialistas barceloneses por haber conseguido otro imposible: convocar al mismo tiempo los esperados y largamente pospuestos concursos de dirección del Festival Grec y del Mercat de les Flors y provocar al mismo tiempo la decepción más grande entre la profesión y la afición, solo superada por la decepción que provocó en su día el anuncio de que los socialistas entraban en el gobierno de la ciudad de Barcelona para asumir Cultura, a su vez solo superada por el anuncio de que el comisionado de Cultura iba a ser un señor que representa todo lo que se opone a las razones por las que el nuevo gobierno de Barcelona en Comú había conseguido ilusionarnos, solo superada por la decepción de que ese señor (no nombrado finalmente para ese puesto por el revuelo que causó el anuncio) sea miembro del jurado que decidirá quién ocupará la dirección del Mercat de les Flors, solo superada por la decepción de comprobar que los resultados de los largos y trabajosos procesos participativos convocados por el Ayuntamiento, en los que muchos hemos colaborado para elaborar las bases de esos concursos, han sido arrojados a la basura, que en las bases de esos concursos públicos no se recoge ninguna de las decisiones de esos procesos (que sus promotores repetían que serían decisiones vinculantes) y que ni el jurado que tomará la decisión sobre quién dirigirá estas instituciones públicas (que manejan un considerable presupuesto público y cuyos tentáculos se extienden en múltiples direcciones) es un jurado formado por personas independientes de reconocido prestigio entre la profesión, ni intenta serlo y entre los cuales, además, no hay ni un solo creador.

No esperábamos nada excepcional pero era casi imposible conseguir todo esto al mismo tiempo.

Si el gobierno de la ciudad y el resto de implicados lo permiten y consiguen llevarlo a buen puerto sin modificar un ápice la trayectoria se habrá conseguido lo imposible, una vez más.

Y mientras tanto, en Madrid

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Notas que patinan #78 | El TNT

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Nueva edición del festival TNT de Terrassa, un clásico del inicio del otoño. Una maratón de más de 30 propuestas comprimidas en muy pocos días, entre el jueves 29 de septiembre y el domingo 2 de octubre, que este año se inaugura con Rodrigo García, lo cual parece toda una declaración de intenciones. Hay tantas cosas que ver que es prácticamente imposible abarcarlo todo. A continuación, un repaso resumido de algunas de ellas.

Excepto para el espectáculo inaugural (26€), las entradas son baratas (entre 3€ y 10,50€) e incluso gratis, en algunos casos. El TNT es cada vez más popular, dense prisa en comprar sus entradas porque la cosa pinta que, en más de una ocasión, esta vez va a haber gente que se va a quedar fuera.

Rodrigo García | 4 (29.09, 21:00)

rodrigo

En ediciones anteriores, el TNT siempre se inauguraba con algún espectáculo internacional de algún nombre suficientemente conocido como para llamar la atención de los medios de prensa y contentar a alguien que no acabábamos de saber quién era porque, en realidad, el espectáculo inaugural parecía contradecir un poco, bastante o mucho el espíritu que el TNT declaraba defender. Muchos nos preguntábamos por qué, si esta figura de relumbrón era necesaria, no se invitaba a un Rodrigo García o a una Angélica Liddell, ya que otros nombres incluidos en lugares destacados de la programación, no parecían ser merecedores de protagonizar la inauguración del festival (cosa que no acabábamos de entender). Pues bien, este año, como para callarnos la boca, aquí está lo último de Rodrigo García, alguien que desata pasiones y odios por igual entre la afición pero que es un referente indiscutible de la escena española, uno de los creadores más citados entre las referencias de muchos de los creadores de la escena actual, alguien que a muchos nos descubrió en su día una cierta manera de concebir lo escénico que nos marcó para siempre, alguien a quien parece que el reconocimiento en España le va llegando a cuentagotas, tarde, mal y nunca, mientras en Francia, siempre más rápidos para eso, hace años que lo han adoptado y, desde hace un par de temporadas, le han dado la dirección de uno de sus centros dramáticos nacionales, el de Montpellier, a donde hace un tiempo pensábamos que tendríamos que ir a ver todo lo que por aquí abajo no nos dejan ver, como si estuviésemos viviendo en tiempos de la dictadura. En fin, Rodrigo García trae al TNT una pieza que se llama 4 por las cuatro personas que veremos en escena: Núria Lloansi, Juan Navarro, Juan Loriente y Gonzalo Cunill, excepcionales intérpretes y creadores cuyas carreras están unidas al trabajo de Rodrigo García desde hace mucho tiempo. Me da igual de qué vaya la pieza. Es una fiesta que Rodrigo García inaugure el TNT con este equipo en escena. Y no hay apenas oportunidades de ver ni a Rodrigo García ni a este equipo por aquí cerca. Es para no perdérselo.

Philippe Quesne | L’effet de Sèrge (30.09, 22:00)

En mayo del año pasado tuve la suerte de ver esta pieza en el 3,2,1 del Azkuna Zentroa de Bilbao. Escribí sobre ella (no me voy a repetir) y, supongo que influido por ciertos vuelcos electorales en las principales ciudades españolas, se me ocurrió acabar con la siguiente frase: Cuando nos hayamos instalado en el país de ciencia ficción que parece que vamos construyendo a marchas aceleradas espero que ver nuevas y viejas obras de Philippe Quesne por estas tierras deje de ser algo tan excepcional. Pues una vez más el TNT me calla la boca programando esta excepcional pieza que estoy seguro de que recordaréis si tenéis la suerte de verla. Es posible que algunos recordéis otra pieza de Philippe Quesne, La Mélancolie des Dragons, la de los heavys en la nieve que pudimos ver en los Radicals Lliure de 2008. Philippe Quesne tiene la costumbre de comenzar las obras como acaba la anterior y acabarlas con el inicio de la siguiente obra. Pues bien, esta pieza es justo la anterior a La Mélancolie des Dragons, otra pieza clásica de Philippe Quesne. Gaëtan Vourc’h, el estupendo intérprete de esta pieza, nos enseña su casa y nos cuenta que a Sèrge (su personaje) le encantan los efectos especiales. Sèrge invita cada domingo a sus amigos a que vengan a casa para enseñarles un microespectáculo de uno a tres minutos que básicamente se sustenta en efectos especiales de fabricación casera, un poco al estilo de Roman Signer. No se lo pierdan. El TNT se hubiese podido inaugurar con este espectáculo y nadie podría quejarse.

Societat Doctor Alonso | Anarchy (30.09, 12:30 y 17:00)

anarchy

¿Semolina Tomic ejecutando una coreografía de Sofía Asencio? ¿Una coreografía precisa y fija que dura exactamente una hora? Vaya, este año el TNT es una caja de sorpresas. Me juego lo que quieras a que esto no se lo esperaba nadie. Creo que estuve presente la última vez que la actual directora del Antic Teatre se subió a un escenario como intérprete y os aseguro que de eso hace bastante más de diez años. Los hiperactivos Societat Doctor Alonso (con esta serán cuatro las piezas que les he visto en un año, con Introducció a la introducció, en la Secció Irregular, Rublev, una panicografía, en la Sala Hiroshima, y Y los huesos hablaronen el Grec) no dejan tampoco de sorprender, lo cual se agradece teniendo en cuenta la cantidad de años que llevan en esto. Estoy deseando ver este choque de trenes, que se presenta cercano al espíritu del live-art y cuyos creadores, en el texto de presentación, hablan del arte como un espacio donde poder cagarla.

Txalo Toloza | Pacífico #3. Extraños mares arden (29.09, 19:00)

txalo

Txalo Toloza es un videocreador chileno afincado en Barcelona desde hace ya mucho tiempo. Colaborador habitual de FFF, la compañía de Roger Bernat, y de Sònia Gómez, desde mucho antes, de vez en cuando le da por ponerse en escena, a cuentagotas, menos de lo que sus seguidores querríamos. El desierto chileno de Atacama es el territorio mítico sobre el que gira esta nueva creación, en colaboración con Laida Azkona, cuyo embrión compartieron, como tantos otros (ya son legión), hace ya meses, en el imprescindible Nyamnyam de Poblenou (a quien el 3 de octubre el FAD hará entrega del Premi Aplaudiment Sebastià Gasch, por cierto).  El desierto de Atacama es el más árido y antiguo del mundo. El punto de partida de esta historia es la familia Guggenheim, conocida por su relación con el arte contemporáneo pero cuyo papel como una de las compañías mineras más grandes del mundo es bastante más desconocida.

Quim Bigas | Molar (01.10, 19:30)

No he visto Molar aún pero debo ser el único porque ha viajado ya por un montón de ciudades y pueblos españoles. Todas las reacciones que he leído y oído dicen flipar con la energía que transmite Quim Bigas en esta performance, que consigue levantar a masas de público enfervorizadas mientras él evoluciona por una plaza. He visto imágenes que dan fe de ello. ¿Cómo lo consigue? Ni idea, habrá que ir a verlo. Además, es gratis.

Atresbandes | All in (30.09, 16:30)

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Para sus detractores Atresbandes es teatrito, para algunos de sus admiradores si el teatro es esto bienvenido sea el teatro. Hace un par de años los descubrí en otra edición del TNT, con Locus Amoenus. Gracias a restos mal digeridos de mis propios prejuicios lograron desconcertarme hasta tal punto que casi me enredo en disquisiciones absurdas en base a esa manía de etiquetarlo todo que, en mi humilde opinión, no conduce más que a aburridísimas discusiones.  Es curioso porque normalmente al público aficionado al teatro, pero no iniciado en lo que los teatreros suelen considerar cosas raras, les recomendarías que fuesen a ver esas cosas raras abandonando cualquier tipo de prejuicio. En este caso es al revés: si eres de los que haces gala de ir a ver cosas muy raras mejor acércate a esto dejando tus prejuicios a un lado. Y luego me cuentas.

Los hedonistas | Cena de pájaros (01.10, 19:00)

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No los conozco, más allá de un par de entradas en su blog de Teatron, pero tengo mucha curiosidad por descubrirlos. El texto con el que presentan esta Cena de pájaros es escalofriante. Miterrand, el ex presidente francés, en su última cena, antes de morir de un cáncer de próstata, invita a sus amigos a comer su plato preferido: hortelano. Según el texto, el hortelano es una especie protegida. Una vez cazado, para cocinar a este pájaro, se le hacen cosas no demasiado bonitas. Tal y como las describen en el texto, si no lo eres ya, dan ganas de hacerse vegano. La tradición dicen que recomienda comer este plato tapándose la cabeza con un pañuelo para ocultarse de la mirada de Dios. Con uno solo dicen que es más que suficiente pero Mitterrand, por lo visto, se comió dos. Y a la semana siguiente se murió. Mitterrand, ese presidente socialista que mandó al servicio secreto francés a que hundiera el Rainbow Warrior de Greenpeace. Los presidentes socialistas, ya saben.

Marc Caellas | El perico tumba la paloma (01.10, 17:30)

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Marc Caellas ha escrito libros como Carcelona Caracaos, libros sobre ciudades a partir de sus experiencias personales. En cambio, la mayoría de piezas escénicas que había dirigido hasta hace poco eran adaptaciones de textos de otros: de Bolaño, de Rodrigo García o de Robert Walser, por ejemplo. Hasta que el año pasado estrenó en el Antic Guiris go home, una pieza de creación propia, sin textos adaptados, sobre la maldición bíblica que se cierne sobre Barcelona en forma de turistas zombis, en la que se cocinaba una paella enorme y unos guiris que hacían de extras acababan ocupando el escenario. El revuelo mediático que causó el estreno de una obra con esa temática fue el suficiente como para que un público no habitual acudiese en masa al reclamo anti-guiri. Pese al éxito de público Caellas no pareció quedarse muy satisfecho. Pasó página, la pieza nunca más se volvió a presentar y volvió a sus artículos en prensa, a sus viajes latinoamericanos y a un nuevo libro que está preparando. Parecía que tardaríamos en volver a ver algo suyo, nuevo, en un escenario pero, de pronto, se ha sacado de la manga una nueva pieza que va sobre un tema también propicio para titulares: la cocaína. Es un estreno. Si no llegan a verlo lo podrán ver días después en el Antic.

Agrupación Señor Serrano | Birdie (01.10, 22:00)

birdie

A los Señor Serrano les dieron el León de Plata de la Bienal de Venecia cuando Àlex Rigola aún la dirigía y, desde entonces, si no antes, no paran de triunfar, de gira interminable por todo el mundo. Al TNT llegan de presentar en el Lliure las tres obras anteriores a esta. Quien los haya descubierto en el Lliure bien podría rematarlo con Birdie, que es la última de sus piezas. La presentaron en el Festival Grec pero se agotaron las entradas. Si se quedaron fuera, en el TNT tienen una nueva oportunidad. Se presentan con esta pregunta: Si es imposible detener a un electrón, ¿qué sentido tiene poner vallas a las bandadas de pájaros?

Esto es solo un resumen muy rápido de todo lo que ofrece el TNT este año. Hay una lista larga de propuestas interesantes: Magda Puig, Readymade, Lagartijas tiradas al sol, Marc Villanueva y Gerard Valverde, Labuena Compañía, Las XL… Dense una vuelta por el programa en la web del TNT y aventúrense.

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Notas que patinan #77 | El lugar sin límites

Comienza en Madrid una nueva edición de El lugar sin límites, la segunda, ciclo de artes en vivo que dura un mes (del 21 de septiembre al 16 de octubre), organizado por el Centro Dramático Nacional en colaboración con Pradillo, con el apoyo del CA2M y comisariado por Carlos Marquerie y Emilio Tomé.

El año pasado Pradillo consiguió que el CDN abriese sus puertas a un pequeño ciclo de artes en vivo en el templo del anquilosado teatro español institucional, algo que viene reclamándose desde hace años en Madrid y en otros lugares del estado español y que está costando tanto conseguir (parece mentira) como el fin del bipartidismo o la superación de la CT (la Cultura de la Transición) o {ponga aquí su deseo de vivir en un mundo que refleje las nuevas realidades}. Ese pequeño milagro se repite este año, aunque con el papel de Pradillo bastante más diluido porque la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, fichó hace unos meses a otra de las comisarias de la primera edición del ciclo, Getsemaní de San Marcos, ex directora de Pradillo, poco después de que Carlos Marquerie abandonara también la dirección de Pradillo, que compartía con ella. No sabemos muy bien quién dirige en estos momentos Pradillo (en principio, la comunidad de Pradillo, sin cabezas visibles) ni está clara la continuidad del proyecto de la sala independiente (o al menos no dependiente directamente de una sola institución pública o financiera) de referencia en Madrid para los aficionados a lo que últimamente llamamos artes en vivo, pero El lugar sin límites sigue adelante con una línea similar a la del año pasado, en la que pudimos ver el estreno de La posibilidad que desaparece frente al paisaje de El conde de Torrefiel y que supuso el retorno de Rodrigo García a Madrid, por poner un par de ejemplos que sitúen un poco de qué va todo esto. Pero todas estas historias al aficionado quizá le den un poco igual. A quien sienta curiosidad le recomiendo la muy interesante entrevista que Pablo Caruana les ha hecho a los comisarios como pistoletazo de salida del blog del ciclo, un blog que promete ser tan interesante como lo fue en la edición pasada y que, por cierto, está abierto a la colaboración de cualquiera que desee aportar su punto de vista. Pero lo que sí que supongo que os interesará a los que habéis llegado hasta aquí es lo que podremos ver en El lugar sin límites. A continuación, un repaso rápido a algunas de las propuestas de esta edición, que lleva por lema La casa y el relato.

Por cierto, las entradas en el CDN no son precisamente baratas (25€, gracias Ministerio de cultura) pero existe un abono, que podéis comprar hasta el viernes 23 21 de septiembre a las 20:30h, por 48€, que incluye cuatro días en los que podéis ver 8 propuestas. Si estáis en paro tenéis un 50% de descuento, si la compráis 2 horas antes en taquilla. Si tenéis menos de 30 años podéis beneficiaros de un 75% de descuento media hora antes de cada espectáculo. En Pradillo, donde  podréis ver un par de propuestas, por 12€ entráis (8€ si sois estudiantes, desempleados o profesionales de esto). Y el día del CA2M es gratis. Sí, no es precisamente fácil pero en la web de Pradillo han hecho un esfuerzo (que se agradece) para que podáis encontrar reunida toda esta información en detalle.

Y ahora a lo que íbamos.

Ivo Dimchev | Songs from my Shows (21.09) + Som Faves (23-25.09)

Algunos conocieron a Ivo Dimchev en una performance site-specific en el desaparecido Festival Mapa de Pontós y muchos otros volvieron a encontrarse con él en la primera edición de la Secció Irregular del Mercat de les Flors. En el 2011 Quim Pujol, comisario de la Secció Irregular, daba un repaso a su trayectoria en este completo artículo publicado en el blog de la Secció Irregular, al que os remito si queréis saber más sobre un creador que no suele dejar indiferente a nadie y en el que compara a Dimchev con Angélica Liddell o Antony Hegarty (ahora llamado Anohni). Dimchev es la apuesta del ciclo para acercar al público madrileño a uno de esos creadores internacionales de los que muchos han oído hablar pero que todavía no han tenido oportunidad de ver debido a la anómala situación que vivimos y que comentaba al principio. Como curiosidad, Sergi Fäustino, otro de los creadores que comparten cartel con él, ponía de ejemplo a Dimchev como ese tipo de artistas que viajan de un lado para otro constantemente y, al acabar su actuación, podemos ver cenando solo sin entrar en contacto con la realidad que le rodea, da igual si está en Barcelona o en Nueva York. Quizá esta vez lo podamos ver tomándose unas cañas en algún bar de Lavapiés. Si no pasa en Madrid es que la cosa no tiene remedio. En cualquier caso, atención, dicen que ver a Dimchev en acción (y oirle cantar, en la pieza que inaugura el ciclo) es algo que no se olvida fácilmente.

Aitana Cordero | La casa (29.09-02.10)

La primera vez que vi a Aitana Cordero en escena se dedicaba a destrozar objetos sin piedad al ritmo de la música que pinchaba Jorge Dutor desde la cabina, en la Sala Pina Bausch del Mercat de les Flors, en la misma edición de la Secció Irregular en la que actuó Ivo Dimchev. Recuerdo que acabé en pie bailando desde las últimas filas,  junto a otra gente del público, eufórico, jaleándola. Digamos que no fui el único que me volví medio loco con una performance que tenía mucho de liberador. Aunque, cuando acabó todo, alguien comentó que, en un momento de escasez económica como el que pasábamos entonces (y seguimos sufriendo ahora) destrozar un ordenador en escena quizá era un poco obsceno. En fin, no he vuelto a ver nada de Aitana Cordero pero la he ido siguiendo a distancia, con proyectos como Los besos, por ejemplo, en que cientos de personas hicieron cola en el CA2M para besar a una performer, y me parece que es otra creadora de esas que, como mínimo, dan que hablar (cosa que se agradece). Después de unos años fuera de España (es otra de las muchas creadoras formadas en la cantera de la SNDO, la escuela holandesa que ha acogido en nuestro pasado reciente a tantos y tantos exiliados del sistema educativo español), Aitana ha ido desarrollando poco a poco su trabajo en Madrid, pero su intervención aquí se presenta como el estreno de una obra de las de verdad, acompañada de un gran equipo y todo eso. A algunos eso de las obras-obras nos suena a algo parecido a lo de mujer-mujer (por cierto, últimamente la hipersensiblidad sobre igualdad de género está en un punto álgido, controversia de la que no se libra este ciclo, sin rastro ya de mujeres en su comisariado y con un equipo formado exclusivamente por hombres al mando de su blog), pero captamos a qué se refieren y observamos que, entre el equipo de Aitana Cordero, conocemos a gente tan interesante como ella, como es el caso de Isaac Torres, Fran Cabeza de Vaca o Jaime Conde Salazar, por ejemplo.

Luisa Pardo (Lagartijas tiradas al sol) | Veracruz, nos estamos deforestando o cómo extrañar Xalapa (01-02.10)

Luisa Pardo es codirectora del colectivo mexicano Lagartijas tiradas al sol, conocidos por el público español por sus trabajos escénicos con tintes documentales que suelen centrarse en conflictos presentes en la realidad mexicana, como el narcotráfico, la corrupción política o la violencia endémica. Esta vez con el foco puesto en Veracruz, el estado donde creció esta creadora. Esta es una de las dos piezas que podremos ver en Pradillo, una parte de la programación confeccionada en base a propuestas de Pradillo.

Contar para poder sobre vivir 1: Orquestina de pigmeos (Nilo Gallego y Chus Domínguez) + Itxaso Corral + Pablo Messiez + Alejandro Ruffoni (06-07.10)

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Cuatro propuestas en una misma sesión con un mismo hilo conductor: Contar para poder sobre vivir. La Orquestina de pigmeos es una formación impulsada por Nilo Gallego y Chus Domínguez, dos creadores leoneses que llevan años trabajando juntos en diversos proyectos que siempre consiguen emocionarnos. Nilo Gallego proviene de la música, Chus Domínguez del audiovisual y en la Orquestina de pigmeos suelen rodearse de numerosos colaboradores locales, diferentes cada vez, estrechamente relacionados con el lugar donde crean sus site-specifics. Los hemos visto en acción en Citemor, en Portugal, con Pigmeus do Mondengo, en medio de un río, en la maravillosa Fuera de la fábrica Beta, en el BAD de Bilbao, dentro de una antigua fábrica que abría sus puertas para contemplar la ría en una especie de cine sin pantalla, o en El sol surt a fer un volt, en el Festival Panorama de Olot, una performance para ver el amanecer desde lo alto de un volcán. Todas, hitos que, incluso años después, aún tenemos bien presentes los que asistimos a ellas e incluso las que solo conocemos por el testimonio de quienes las vivieron o los vídeos que las documentan (por cierto, consultables en su blog de Teatron). Presenciar lo que se inventen en pleno centro de Lavapiés puede ser uno de los puntos álgidos de esta edición. Pero esta sesión promete ser maratoniana porque es solo una de las cuatro propuestas que veremos. Las otras tres corren a cargo de Itxaso Corral (miembro del grupo musical Poderío Vital y una de las componentes de N-340, una experiencia a partir de un viaje  por esa carretera nacional que bordea todo el Mediterráneo español), Pablo Messiez (quizá el representante de este ciclo a priori – ya hablaremos después – más relacionado con propuestas teatrales más convencionales, que viene acompañado de Óscar Villegas, de Gichi Gichi Do, en el espacio sonoro) y Alejandro Ruffoni (ex componente de PLAYdramaturgia que hace un año presentó en solitario El reparto en La Casa Encendida y que vuelve de México para hablarnos de muertes violentas con Este título se hará público en sala (si llego con vida)).

Contar para poder sobre vivir 2: Edurne Rubio + Sergi Fäustino (08-09.10)

La historia que está detrás del trabajo que presenta Edurne Rubio es poderosa. Entre 1960 y 1980, su padre y dos hermanos, nacidos en la ultraconservadora Burgos de la dictadura, fueron miembros de un grupo de espeleología que descubrió en el norte de España una de las cuevas más profundas del mundo. Esa cueva se convirtió en su puerta a la libertad. Comenzaron a llevar vidas paralelas: por el día trabajaban en trabajos convencionales y en su tiempo libre bajaban a las cuevas para encontrarse con la vida. Edurne Rubio trabaja más en Bruselas que por aquí. Es una buena oportunidad para descubrirla. Pero abríguense porque la temperatura en la sala será de 17º centígrados durante el espectáculo.

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Foto: Alessia Bombacci

En una de las últimas ediciones de la Secció Irregular (sí, otra vez, la Secció Irregular como una de las islas en este páramo) Sergi Fäustino presentó una primera versión de este concierto para cuerpo y electrónica que podremos ver en Madrid, en el que, con la ayuda de unos sensores sobre su cuerpo y la inestimable colaboración de Marc Romagosa, asistimos a una sesión de música electrónica que podría estar en la sección más experimental del Sónar, mientras observamos cómo Sergi se mueve, aunque él mismo se encargue de advertirnos que su movimiento no tiene demasiado interés sino que es puramente utilitario: se trata de conseguir que suene. Hace tiempo que Sergi Fäustino se ha centrado en una búsqueda introspectiva sobre su propio cuerpo, una búsqueda que siempre estuvo ahí desde su primera pieza, Nutritivo, pero en la que quizá, en sus primeras piezas, no profundizó todo lo que hubiese deseado. Por el contrario, en los últimos tiempos, su investigación le ha llevado a utilizar su propio cuerpo como objeto de estudio, un cuerpo al que Fäustino somete a diferentes experiencias, a veces extremas, como cuando, al inicio de la serie de experiencias de la que podríamos decir que ahora vamos a presenciar la cuarta, comenzó a interesarse por los efectos que podía provocarle a su cuerpo (y a su mente) correr una maratón. Después de algún tiempo de cierta sobre-exposición, produciendo anualmente una pieza nueva, girando algunas de ellas por muchas plazas del territorio español, Fäustino dejó de existir por voluntad propia para la mayoría del público que le seguía desde hacía años, si bien continuó su actividad en círculos más íntimos. Ahora, con este Fäustino IV que se acaba de volver a ver en Barcelona durante el Festival Grec, en el Antic Teatre que él ayudó a levantar, parece que, a cuentagotas, se deja ver un poco más. No se puede volver atrás pero si nunca lo vieron, vayan a verle. Nunca es tarde.

Óskar Gómez Mata (L’Alakran) | Cuarto de hora de cultura metafísica (05.10) + La conquista de lo inútil (13-16.10)

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Uno de los veteranos de la escena vasca que ha desarrollado su carrera fuera del estado español desde finales de los noventa, como muchos otros de su generación, con L’Alakran, compañía fundada en Suiza (ojo al dato: es la única compañía que se autodenomina como tal que veremos en este ciclo). L’Alakran viene con dos propuestas. Cuarto de hora de cultura metafísica es la única de las propuestas del ciclo que se verá en el CA2M (y la única gratis, si no me equivoco). El año pasado la presentaron en el 3,2,1 del Azkuna Zentroa, en Bilbao. En aquella primera versión pudimos ver cómo, a partir de un poema del poeta rumano Ghérasim Luca, que habla de nociones metafísicas alrededor de la vida y la muerte, Óskar Gómez Mata y Esperanza López compartían un entrenamiento físico con el objetivo de que el público pudiese apuntarse a unos talleres para aprenderlo. Esa propuesta formaba  parte de un proyecto mayor, La conquista de lo inútil, que trata de hacer hincapié en aquello que normalmente no se considera como relevante. Y ese proyecto es el que podremos ver en estreno absoluto en Pradillo, acompañados en escena por Txubio Fernández de Jáuregui, en la última semana del ciclo.

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Notas que patinan #76 | Bahía – Buenos Aires – Barcelona

Cuando empecé a escribir esto, en este final del verano, si me hubiese dejado llevar por lo que leía en las redes y pensando en términos de utilidad informativa, parece ser que la tendencia me hubiese empujado a hablar de la Fira de Tàrrega. Lo que pasa es que le di un vistazo rápido a la programación y la verdad es que sólo me llamaron la atención unos pocos nombres, demasiado pocos como para irse de fin de semana al mega-sarao de Tàrrega, que no visito desde finales de los 90 sin que hasta la fecha me haya tenido que enfrentar a demasiados remordimientos (lo siento) y que, además, en esta ocasión me pillaba muy lejos de allí. En todo caso, de Tàrrega ya han hablado muy bien otros que sí estaban allí, por cierto, descubriéndome algún nombre que no conocía (como si hubiesen leído mi pensamiento y quisieran taparme la boca por lo que andaba yo pensando), lo que siempre se agradece. Un poco más allá, con la mirada puesta en lo que pasará a finales de septiembre y principios de octubre, la semana pasada el festival TNT y El lugar sin límites desvelaron su programación, que mantienen en secreto hasta menos de un mes antes por razones que no sé yo si ayudan mucho a que el público aficionado tenga tiempo para organizarse, pero ya sabemos, por numerosos ejemplos anteriores, que las razones para desvelar las programaciones de los diferentes festivales que dependen de instituciones públicas responden muchas veces a motivos ineludibles que al común de los mortales se nos escapan (a veces más relacionados con la intervención de los cargos políticos que aparecen en esos actos y que casi nunca más volvemos a cruzarnos y, en ocasiones, por razones que afectan al rutinario funcionamiento de lo que queda de los maltrechos medios tradicionales de prensa, por ejemplo). Pero de estas propuestas, como de otras propuestas interesantes que suceden ahora o en los próximos días, intentaré escribir muy pronto. Hoy siento la necesidad de hablaros de cosas que he visto y he oído en Brasil y en Argentina, dos países por los que viajo desde hace casi un mes. Si no lo hago ahora no lo haré nunca.

Empecemos por el principio. Llegué a Salvador de Bahía a mitad de agosto, en mitad de los Juegos Olímpicos de Rio, que es lo primero que vi en la televisión del hall del hotel a un volumen infernal. En cambio, no fue de eso de lo que nos hablaron los bahianos en cuanto llegamos sino del impeachment a la presidenta brasileña Dilma Rouseff, también llamado (por supuesto, no en la tele ni en ningún medio tradicional de prensa del país) golpe de estado encubierto. También hablaban de eso los primeros grafitis que vi por todas partes en Salvador: Fora Temer (Temer, el sustituto de Dilma en la presidencia del país, a quien los brasileños no han votado y que lleva ya cuatro meses en el poder). Y también hablaban de eso las drag queens bahianas. Pero vayamos por partes.

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Estuve en Salvador de Bahía en la décima edición de IC Encontro de artes, un festival internacional donde se mezclan artes en vivo, instalaciones, música y audiovisuales, comisariado por Ellen Mello, Fábio Osório Monteiro, Jorge Alencar, Leonardo França y Neto Machado, miembros del colectivo Dimenti, algunos de ellos creadores e intérpretes. Para que os situéis, gente que trabaja habitualmente con Xavier le Roy, por ejemplo (estos días los encontraréis en el Pompidou). El año pasado invitaron a Jorge Dutor y Guillem Mont de Palol a presentar su Y por qué John Cage? con intérpretes locales, con los que trabajaron dos semanas. Una experiencia que sus creadores recuerdan como muy estimulante y que el público, como tuve ocasión de comprobar, aún recuerda. Este año se celebraba una edición especial en la que, por razones presupuestarias relacionadas con el retroceso que está viviendo el país, enviando al garete los diez últimos años de reformas, el festival estuvo a punto de suspenderse. Al final sus organizadores lo tiraron adelante celebrando el décimo aniversario con una programación comprimida en 24 horas ininterrumpidas, para economizar costes. Los comisarios parecen haber puesto el ojo, entre otras cosas, en lo que está sucediendo en esa escena española a la que somos aficionados porque, en esta edición, otra representante ibérica que se mueve en el mismo circuito que los Mont de Dutor, Cris Blanco presentó El Agitador Vórtex en dos pases, en el Teatro Gregório de Mattos, ante un variopinto auditorio repleto de 160 personas, compuesto por mucha gente joven que recibió la propuesta con entusiasmo y, como tuve ocasión de oír en comentarios posteriores, agradeció la inspiración y el aire fresco que abren las líneas creativas de ese trabajo.

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A eso volveré más tarde porque para muchos es evidente que lo que está pasando en el hervidero de cierta escena española llama poderosamente la atención del público mientras desgraciadamente sigue sin gozar del espacio que quizás se merecería en el estado español. Y digo el estado español porque en eso no sabría encontrar apenas diferencias entre lo que sucede en Madrid, Catalunya, Euskadi, Andalucía, Galicia, País Valencià, Canarias ni ninguna otra nación sin estado ni comunidad autónoma a secas ni ciudad ni pueblo del estado. Para eso, parece que lo español actúa con una uniformidad aplastante y exasperante sin dejar ningún resquicio a ningún hecho diferencial positivo realmente significativo. Y ahí dejo eso como materia de reflexión socio-cultural para administraciones indepes, nacionalistas españoles de todos los pelajes, españolistas incluidos, bipartidistas, podemitas y comunes: en algunas cosas os parecéis todos tanto que da bastante miedo.

No pude ver todo lo que me hubiese gustado del IC pero, como mínimo, vi dos cosas interesantes. Una fue el Standard Time del alemán Mark Formanek, una obra especialmente apropiada para esta edición comprimida en 24 horas, porque es el tiempo exacto que dura esta performance en la que unos operarios se encargan de mover las maderas que forman los dígitos de la pantalla de un reloj digital, construido en una gran estructura de hierro, soportes y escaleras al aire libre que, en este caso, tenía como fondo la bahía de Salvador. El reloj, con la ayuda del trabajo de estos operarios que realizan 1.611 cambios durante la performance, da la hora exacta durante las 24 horas que dura la performance.

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La otra fue la maravillosa Valsa de Loulou, una performance-baile, con dirección de Jorge Alencar y Neto Machado, que conmemoraba los 15 años de la drag Rainha Loulou, identidad a la que da vida el artista bahiano Luiz Santana. La performance se presentó poco después de la primera presentación del Agitador Vórtex, de Cris Blanco, a las doce de la noche, mezclando parte de ambos públicos, con la estelar presencia de Rainha Loulou presidiéndolo todo desde un altísimo trono y la colaboración de una pianista y de un numeroso grupo de drag queens, strippers, bailarines, cantantes, acróbatas y performers de variado pelaje que rendían pleitesía y, en ocasiones, desafiaban a la majestuosa reina Loulou tanto como al usurpador nuevo presidente brasileño (fora Temer, no hay nada que temer, se gritó en el escenario) para acabar mezclándose con el público en un gran vals final. Jorge Alencar y Neto Machado conocen de cerca lo que pasa en locales de Salvador como Beco dos Artistas o Âncora do Marujo y llevan tiempo trabajando con artistas que provienen del ambiente drag. Lo que en otros lugares podrían habernos vendido como un proyecto social de inclusión (o algo por el estilo) en este caso transita con extremada fluidez entre dos aguas, que quizá sean simplemente la misma: lo que acostumbra a suceder en un show drag y lo que uno esperaría encontrar en una performance de artes vivas sin rastro de ningún tipo de paternalismo ni de concesiones por ninguna de las dos partes. La mezcla de público, entre moderna y queer, principalmente joven, me pareció una muestra de ese delicioso equilibrio. La gente se lo pasó en grande y salió excitada y estimulada. En mi caso, por partida doble por haber asistido a algo vivo de verdad, extremadamente divertido además de intelectualmente y estéticamente estimulante.

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Asistí a otras performances colectivas en Salvador de Bahía de signos muy diferentes. Por una parte comprobé la degradación turística del viejo barrio del Pelourinho, que no pisaba desde hace 13 años. El precioso Pelourinho se cae, hay edificios enteros tapiados con pintadas que denuncian que en esos edificios podría vivir gente y, mientras tanto, todo se vuelca en el turista y el corazón de Salvador se convierte en el típico parque temático que un barcelonés reconoce perfectamente como uno de los cánceres más perniciosos para cualquier ciudad. En este viaje conocí a gente que se fue a vivir a Salvador en los ochenta, en un ambiente donde todo el mundo se conocía como en un pueblo. Me los imagino ocupando el Pelourinho de entonces, me acuerdo de la Barcelona preolímpica, me empiezo a sentir más viejo que el más sentimental de los gacetilleros y se me cae el alma a los pies. Entonces, ¿siempre es así? ¿No hay marcha atrás? Menos mal que el último día que pasé en Salvador me fui a Porto da Barra y asistí a otra performance colectiva: la de una tarde de domingo en una playa urbana bahiana que me devolvió algo de ilusión y confianza en el futuro, mientras la comparaba mentalmente con lo que queda del ambiente playero de la Barceloneta, igual de fascinante, con su mezcla de señoras y señores del barrio y sus nudistas resistentes.

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Por en medio, unos días de descanso en una isla bahiana en la que leí de pe a pa un tocho de casi 500 páginas que me dio qué pensar: Palabra de escándalo, un libro publicado en 1974 por Tusquets en la colección Textos en el aire. En el libro, Julio Ortega, recoge textos de unos 40 autores en lengua castellana con la intención de ofrecer una variada muestra de la situación literaria en ese idioma, prestando especial atención a los work in progress (así los llama) de lo que el director de la publicación considera lo más interesante de la sección de nuevos escritores y escritoras del momento interesados en explorar nuevos horizontes. En el libro se mezclan autores como Cortázar, a quien ya le había llegado el reconocimiento, con un jovencito Vila-Matas, que solo había publicado una novelita por aquel entonces. En sus páginas hay tanto muestras de esas nuevas literaturas como reflexiones sobre las variadas resistencias al resultado de esas exploraciones que, en muchos casos, se han convertido 40 años después en los nuevos estándares. Sus luchas, conflictos y polémicas resultado del intento de superar viejos paradigmas desconectados con las nuevas realidades se parecen tanto a las que vivimos 40 años después que da risa, miedo y asco en Las Vegas. Por cierto que, de esos 40 autores, sólo 3 eran mujeres: Cristina Peri, Ida Vitale y Cecilia Bustamante. Desgraciadamente eso tampoco ha cambiado mucho.

Pero la vida avanza y, a principios de septiembre, abandoné Brasil para viajar a Buenos Aires, donde lo primero que oí fue que pintan bastos con el gobierno de Macri, que acababa de provocar una subida en las tarifas del gas y la electricidad del 1.000%. A diferencia de Temer, Macri sí ha sido elegido en unas elecciones, por tanto no es necesario todavía organizar ningún golpe de estado, basta con utilizar adecuadamente el absoluto control que ejercen los poderosos sobre los medios de comunicación tradicionales. Me suena.

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En Buenos Aires, Y por qué John Cage y El agitador Vórtex volvieron a reunirse, esta vez en el mismo espacio tiempo, en las X Jornadas de Investigación de la Universidad Nacional de las Artes (UNA), invitados por la coreógrafa y teórica Susana Tambutti. Mientras Cris Blanco llenó la platea de la sala Cara y Caretas (unas 200 personas), Guillem Mont de Palol y Jorge Dutor actuaron en El Portón de Sánchez ante 110 personas (no cabía ni una más). La organización se sorprendió con la excelente acogida de público en comparación con ediciones anteriores en las que participaron creadores europeos tan reconocidos como Jerôme Bel, Xavier le Roy o La Ribot, por ejemplo. ¿Casualidad? ¿Efecto expansivo de las redes sociales, que cada vez más conectan las dos orillas del Atlántico? ¿Conexión ibérico-latinoamericana? ¿O quizá estamos asistiendo a un incipiente cambio de paradigma entre el público más joven? Estos nuevos creadores, y tantos otros con los que nos encontramos en ciertos circuitos aún no predominantes, apelan a algo que está muy vivo y que hace sentir al público vivo también, como oí comentar por aquí. Por eso, quizá, a pesar de que en cierto sentido parecería que sus propuestas son muy exigentes, no tienen ninguna dificultad en conectar con toda clase de público, que puede disfrutar de lo que se le ofrece desde múltiples capas: la más vital y la más intelectual, la más directa y la más metamierda. Estas dos piezas son piezas complejas, que exigen de los intérpretes una tensión constante en un equilibrio precario y lleno de riesgos para conseguir llegar a buen puerto, pero ese no es obstáculo para que el público las acompañe sin que, al final, se resienta apenas del esfuerzo sino que más bien parece que cuanto más complicado se pone el viaje más el público acompaña a los performers y más satisfecho se muestra de haber conseguido llegar hasta el final todos juntos. También oí comentar que tanto Y por qué John Cage como el Agitador Vórtex (y, otra vez más, esto vale para muchas otras propuestas hermanas) ponen en primer plano una economía de medios que no puede interpretarse de otra manera que como un claro posicionamiento político, en contraposición con otras propuestas dominantes, de una producción rica en medios. Lo sucio, lo que está alrededor de la creación, mostrar el proceso creativo en carne cruda son otras de las características que parte del público percibe como inspiradoras y liberadoras. La UNA ha reunido a estos creadores con estudiantes locales en talleres de cuatro días. Algunos de los asistentes han tenido la oportunidad de enlazar los dos talleres. Quizá en estos encuentros latinoamericanos salten algunas chispas, en ambas direcciones. Amén. Yo volveré a Barcelona algo más convencido de que todo esto tiene más sentido de lo que a nosotros mismos nos parece. Y seguramente su importancia sea directamente proporcional a la intensidad con la que nuestros mezquinos gobernantes intentan destruirlo.

 

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Soler Pompeia

Intervención de Rubén Ramos Nogueira en la presentación de Los primeros días de Pompeya de María Folguera en la librería Calders

El 29 de junio hice una breve intervención en la presentación de la novela Los primeros días de Pompeya de María Folguera en la librería Calders de Barcelona. La llamé Soler Pompeia. Fueron 15 minutos en los que toqué el piano de la Calders mientras proyectaba un texto escrito para la ocasión que acababa con un videoclip, un poco al estilo de lo que ahora he decidido llamar la Trilogía Amateur, una trilogía (Gibbons amateur y Variaciones Goldberg amateur, en solitario, y Novios amateur, con Pablo Gisbert) que presenté por primera vez en marzo, en el Nyamnyam de Poblenou, en el ciclo Todo lo que me gusta es ilegal, inmoral o engorda y en mayo, en Madrid, en Pradillo, dentro de Jaleo (aunque ahí sólo el primer episodio: Gibbons amateur). Una trilogía que quizás vuelva a verse en algún sitio después del verano (se admiten sugerencias).

En este vídeo podéis leer el texto de Soler Pompeia al mismo tiempo que escucháis la música que interpreto al piano, tal y como se desarrolló la acción. El vídeo acaba con el videoclip. Os recomiendo el vídeo por razones obvias (la experiencia no tiene nada que ver, de eso va esta historia) pero a continuación encontraréis el texto por separado y también el videoclip final (con algo más de calidad de imagen).

Los primeros días de Pompeia es una novela madrileña escrita por una escritora madrileña con apellido catalán: Folguera. Folguera, en catalán, es lo que en castellano se llama helecho. María Folguera es madrileña pero en su familia hay un origen catalán. María Folguera está relacionada con un antepasado suyo famoso: Mateo Morral. Mateo Morral fue un anarquista nacido en Sabadell. En 1906 protagonizó un atentado contra el rey Alfonso XIII en Madrid, el día de su boda. Mateo Morral intentó asesinar al rey lanzándole una bomba Orsini camuflada en un ramo de flores, desde el balcón de la pensión donde se alojaba, cuando la carroza real pasaba por debajo. Pero no lo consiguió. Unos cables del tendido eléctrico del tranvía desviaron la bomba del objetivo. A los reyes no les pasó nada pero murieron 25 personas. Más de 100 personas resultaron heridas. En Los primeros días de Pompeia se cita esta historia. A Mateo Morral le pillaron y acabó muerto en circunstancias no muy claras. María Folguera ha sido madre recientemente. El padre de su hija se llama Jordi y es catalán. María Folguera está estudiando catalán. Una madrileña que habla catalán obtiene automáticamente una gran corriente de simpatía en presencia de catalanes. Íñigo Errejón también habla catalán siempre que puede en presencia de catalanes. Es algo que siempre funciona. En Catalunya, si eres madrileño y hablas catalán todo lo demás da igual. María Folguera vino a Barcelona hace poco y me pidió que tocase algo en este piano que tiene La Calders. Siguiendo con el hilo madrileño-catalán he decidido tocar una Sonata que me gusta mucho de un catalán que emigró a Madrid. Bueno, casi, al Escorial. Antoni Soler i Ramos, también conocido como el Padre Soler, nació en Olot en 1729. Fue escolanet en Montserrat y luego se trasladó a la Corte, donde fue alumno de Domenico Scarlatti. Soler fue un compositor famoso en su época. Mozart apreciaba mucho un libro de armonía que escribió. El Padre Soler se llamaba Ramos de segundo apellido, como yo de primero. Sería mucha casualidad que fuese familia mía pero nunca se sabe. Yo soy catalán pero mi familia es gallega. Tengo un amigo que se apellida Ramos y es de Olot. Es más fácil que mi amigo sea familia de él. Pero yo he vivido en Madrid tres años. Y mi novia es madrileña y también está aprendiendo catalán, como María Folguera. Lo que no sabía María Folguera cuando me invitó a esto es que, entre el 2008 y el 2009, yo tuve un grupo de música que se llamaba Pompeia. Pompeia éramos Teo Baró, David Espinosa y yo y, a veces, el Santos. Nos llamábamos Pompeia porque Teo, David y yo nos hicimos amigos jugando a tenis cada semana en la Reial Societat de Tennis Pompeia. El Pompeia está en Montjuïc. Es un club con más de 100 años de historia. Josep Pla fue conserje del Pompeia durante unos meses. No me lo invento. Lo cuenta él en el Quadern Gris. Era muy jovencito. El Pompeia actual es un sitio increíble, donde puedes jugar a tenis en pistas de tierra batida rodeadas de pinos. El Pompeia es entrañable y decadente. Es como pijo pero venido a menos. Se supone que siempre fue el club de tenis popular de Barcelona, lo contrario del Reial Club de Tennis Barcelona. Tiene bar y restaurante. Antes se comía muy bien y barato.  Ahora no sé, porque hace tiempo que no voy por allí. Te puedes tomar algo o comer en la terraza, no hace falta ser socio. Nosotros no éramos socios y por eso no nos dejaban bañarnos en la piscina. Una piscina con vistas a la ciudad. Desde que tienen hijos, mis amigos pompeianos han dejado de jugar a tenis en el Pompeia pero ahora se hacen socios en verano para ir a la piscina con sus familias. Hace 7 años, con nuestro grupo Pompeia hicimos un videoclip de nuestro tema Arde Pompeia. La letra es de Plinio el Joven y relata el último día de Pompeia. María Folguera también cita este texto en su libro. La historia de Pompeia sepultada por la erupción del Vesubio es fundamental en la novela de María Folguera. Por eso me ha parecido una buena idea proyectar este videoclip de Pompeia para acabar. El videoclip que vais a ver se proyectó por primera y última vez en la última actuación que hicimos antes de disolvernos, en Matadero, en el festival Sismo de Madrid, el 17 de octubre de 2009. Fue nuestro último día como Pompeia.

Y, para acabar, un vídeo extracto de la intervención grabado con un móvil desde el público.

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Notas que patinan #75 | El ojo de la mente

El ojo de la mente (Splinter of the mind’s eye) es una novela escrita en 1978 por Alan Dean Foster, después del estreno de Star Wars, que narra una aventura posterior protagonizada por algunos de los personajes de la película. A mi abuelo materno se la debieron regalar en alguna sucursal del Banco Popular, en Barcelona, el día de Sant Jordi de 1978, a juzgar por la pegatina que aparece en la portada del libro. En esa época los bancos solían regalar libros por Sant Jordi. Ahora, si te descuidas, te cobran por respirar el aire de su oficina. La cara amable del fascismo. Me encontré ese libro en la casa de mis abuelos hace dos semanas, mientras pasaba unos días en la aldea gallega de donde proviene mi familia. Me llamó la atención porque mira que he revisado veces la heterogénea fila de libros que hay en el armario del comedor (he encontrado cosas muy raras ahí) pero nunca me había fijado en ese libro tan curioso (por lo menos en ese contexto).

Portada del libro El ojo de la mente

En la novela, Luke Skywalker acompaña a la princesa Leia Organa a una importante reunión diplomática en el cuarto planeta de la estrella Circarpo Mayor. Después del enorme y valioso servicio prestado a la Alianza Rebelde en el primer episodio de la saga (que ahora es el cuarto: Star Wars: Episode IV – A New Hope), a Luke le proponen recompensarle con un cargo de  general o así. Pero él les dice que lo que preferiría es seguir siendo piloto. Por lo visto, eso algunos no acaban de entenderlo pero algún mandamás reflexiona y llega a la conclusión de que no es mala idea porque, como general o similar, Luke Skywalker podría ser un objetivo mucho más fácil para el Imperio, en cambio como piloto Luke puede seguir prestando grandes servicios a la Alianza Rebelde sin llamar tanto la atención. Es por eso que Luke, totalmente enamorado de la princesa Leia, lo que dicen que es la causa de que este libro haya caído en un planificado ostracismo (porque en episodios posteriores, pero no en el momento en el que se escribe el libro, a George Lucas se le ocurrió que Luke y Leia eran hermanos, lo que convierte los escarceos de esta novela en un escandaloso incesto), escolta a la princesa en esta misión especial en la que deben encontrarse con los representantes de un pueblo que está dudando si sumarse a la rebelión contra el Imperio o quedarse como está. La misión es muy importante porque otro pueblo de otro sistema ha declarado que si los circandianos se rebelan ellos también se rebelarán. Así funcionan las revoluciones, amigos.

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El caso es que, cuando ya están llegando, Leia tiene un problema en el motor de su nave y decide bajar al primer planeta que le pilla cerca en un aterrizaje de emergencia. Y Luke, aunque percibe malas vibraciones, no tiene más remedio que seguirla. No voy a destripar toda la novela, por si alguien se la quiere leer. El caso es que, aunque no me pareció nada del otro mundo, en esa novela, leída mientras contemplaba extasiado lo que la primavera puede hacer con una exuberante naturaleza galaica, he ido encontrando algunas joyitas. Señales, indicios, pequeñas visiones, chorradas… Y quiero compartir con vosotros una de ellas.

Portada del libro El ojo de la mente en edición original

Os pongo en contexto. Es el día 19 de mayo de 2016. Barcelona en Comú, la Alianza Rebelde que hace un año conquistó la alcaldía de Barcelona, ha decidido pactar la entrada en el gobierno de la ciudad del partido de los socialistas catalanes (así se hacen llamar, suponemos que, lo de socialistas, más que nada, por una tradición que proviene de la época de cuando se publicó El ojo de la mente, cuando aún coleaba la dictadura del Imperio, que duró oficialmente la friolera de 40 años, aunque algunos rebeldes sostienen que aún no ha acabado). Se ve que, después de un año gobernando el Ayuntamiento de Barcelona, en minoría, 11 concejales de 41, BComú decide que no puede seguir gobernando en condiciones si no suman a otros partidos al gobierno. El único que acepta el reto es el PSC (los socialistas). Deciden gobernar con ese partido, a pesar de que siguen en minoría porque el PSC sólo aporta 4 concejales más. Tienen sus razones (el primer teniente de alcalde Gerardo Pisarello las explica en esta entrevista). El PSC acepta apoyar una serie de medidas que BComú necesita sacar adelante. A cambio, Jaume Collboni, el líder del PSC imputado en un delito de corrupción (escalofrío), será segundo teniente de alcalde y se encargará de Promoción Económica, Empresa, Cultura e Innovación (conceptos que, uno al lado del otro, provocan algunos escalofríos más entre las filas rebeldes). Lo primero que hace Collboni es proponer a un hombre de su confianza, Xavier Marcé, como comisionado de Cultura. Xavier Marcé es exdirector general del Institut Català d’Empreses Culturals y vicepresidente del Grupo Focus (otro escalofrío). Para los miembros de la Alianza Rebelde eso viene a ser un representante del Imperio, del lado oscuro de la Fuerza. El griterío entre las fuerzas rebeldes es tal que a los dos días Jaume Collboni decide retirar esa propuesta. Supongamos que no conviene estirar la cuerda tanto cuando las bases de BComú aún tienen que refrendar el pacto en una votación cibernética. Quizás la propuesta del PSC no reflejaba de la mejor manera lo que había sido la política de BComú en materia cultural hasta ahora, dice Pisarello. Si cuando amplías el gobierno lo amplías con gente que tienes que atar en corto, ¿no es un sinsentido?, le pregunta el periodista Yeray S. Iborra en la entrevista citada, en eldiario.es. Pisarello se ríe y contesta que Bueno, gestionar un Ayuntamiento siempre es una maratón y te exige muchísima dedicación y sin duda, como en cualquier gobierno de coalición, habrá discrepancias pero se generarán dinámicas de confianza. Y si los acuerdos no se producen, todo es reversible en la vida.

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La votación para refrendar el acuerdo se produce. No votan muchos rebeldes (2.599) pero, según nos dicen, ganan los favorables al acuerdo de gobierno, por un 62,52 % contra un 32,82 %.  De los 853 que votaron en contra suponemos que muchos son gente relacionada con lo que llaman la Cultura, uno de los grupos más activos, dicen, en el nacimiento y auge de BComú, quienes, en cambio, sienten cómo ahora, son sacrificados en aras de un objetivo superior. A pesar de que algunas voces críticas recuerdan que todos los cambios profundos, en este y otros países, se han apoyado en cambios culturales de cierto calado, la realidad se plantea en estos términos: ¿a quién le interesa lo que llaman la Cultura? En Star Wars hay quien cree que lo que algunos llaman la Fuerza no es más que una superstición. Al final, esa Fuerza es la que acaba gobernando el Universo, pero solo unos pocos parecen darse cuenta. Y suelen ser tratados de locos.

Mientras tanto, en El ojo de la mente leo:

-Ésa es una de las cuestiones que está tan mal dentro del Imperio, Luke – comentó Leia entusiasmada-. Su arte se ha vuelto tan decadente como el gobierno. Ambos sufren la falta de vitalidad creadora. No fue la política sino esa vitalidad creadora lo que me condujo, al principio, a la Alianza. Es probable que políticamente fuera tan ingenua como tú.

-No lo comprendo -aseguró Luke secamente.

-Luke, mientras vivía en el palacio de mi padre me aburría terriblemente. El análisis de las razones por las que nada me divertía me llevó a descubrir que el Imperio había anulado todo pensamiento original. Los gobiernos totalitarios establecidos desde hace mucho tiempo temen todo tipo de expresión libre. Una escultura puede ser un manifiesto, una opinión por escrito puede convertirse en un grito de rebelión. De la estética corrompida a la política corrupta había un paso muy pequeño que la mayoría de las personas que me rodeaban ya habían descubierto.

Luke asintió: realmente le hubiera gustado comprender. Quería hacerlo porque, evidentemente, lo que la princesa acababa de decir era muy importante para ella.

Viñeta de un cómic basado en El ojo de la mente en el que Leia se enfrenta a Darth Vader

Evidentemente, lo que la princesa acababa de decir era muy importante para ella, Luke Skywalker, tanto que fue eso lo que la condujo a jugarse la vida en la Alianza Rebelde. Pero Luke no conseguía comprenderlo. Es cierto que el joven Skywalker aún no había completado su formación como jedi.  Quizá en el próximo episodio, cuando se encuentre con el gran maestro Yoda, Luke comprenda por fin. Eso si no es demasiado tarde, claro, porque, cuando Luke se encuentre con Yoda, la vida de Leia, Han Solo y Chewbacca estará en peligro y Luke se verá obligado a escoger entre completar su formación y convertirse en un verdadero jedi capaz de controlar la Fuerza o ir a lo loco a salvar a sus amigos de las garras de Darth Vader (uno que vaya si controla el lado oscuro de la Fuerza y la tiene todita puesta al servicio del Imperio) antes de que sea demasiado tarde. Vamos, lo de siempre. La lucha continúa. Que la Fuerza os acompañe.

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Notas que patinan #74 | Una habitación propia

En breve, El Mercat de les Flors de Barcelona, que depende de un consorcio entre el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat, debe renovar su dirección. La nueva dirección se decidirá en un concurso público cuyas bases aún deben redactarse. Para redactar estas bases, el Consell de la Cultura de Barcelona, dentro del Pla de Cultures 2016-2026, ha realizado en las últimas semanas un proceso participativo en el que se ha entrevistado al actual director y se ha realizado una sesión de trabajo con una mesa integrada por profesionales, colectivos de artistas independientes, fábricas y espacios de creación. Como último paso dentro de ese proceso, el viernes pasado participé en el debate público Quin Mercat de les Flors volem? No sólo estuve en el debate sino que también acepté la invitación que me enviaron los organizadores para participar en el taller sobre Programación/producción junto a 11 personas más, un taller que duró una hora y media y cuyas conclusiones presentamos en el debate posterior abierto al público y retransmitido por streaming.

Los otros dos talleres que se realizaron en paralelo al de Programación/producción, Buen gobierno y Mediación, también presentaron sus conclusiones en el mismo debate. A los participantes se nos avisó con poco tiempo y no todos recibieron el material de las sesiones: dos preguntas y algunos puntos destacados fruto de las discusiones de las sesiones anteriores. No es fácil aportar buenas ideas con tan poco espacio para la reflexión. También es verdad que si se pide mucho más esfuerzo de participación mucha gente que podría aportar buenas ideas se tiraría para atrás. Es una cuestión de equilibrio y no es fácil encontrarlo. En todo caso, me parece encomiable todo este esfuerzo organizativo. Desgraciadamente, hasta hace nada, podríamos decir que es algo que no pasaba todos los días. A pesar de la rapidez con la que se desarrolló el debate, entre las conclusiones de la mesa en la que participé se recogieron propuestas que me parecieron interesantes, como la de abrir la puerta a una dirección o curadoría compartidas o un mayor acompañamiento a los creadores no focalizado exclusivamente en la exhibición. Y también se dijo que el Mercat no puede hacerse cargo de todas las carencias de Catalunya, lo cual me pareció un mensaje directo a la representante del Departament de Cultura de la Generalitat, presente en el debate público posterior que, recordemos, tiene un jefe, el conseller de Cultura de la Generalitat, que va anunciando por ahí propuestas tan extemporáneas como la creación de una compañía nacional de danza catalana, con el ánimo, supongo, de subsanar una carencia real para la gente real. Pero, en general, tengo la impresión de que la mayoría de las respuestas a las preguntas planteadas se ponían a sí mismas un techo que se correspondía con las limitaciones de la situación actual. Me dio la impresión de que casi nadie piensa que esos techos pueden modificarse. Así es difícil imaginarse nada que se salga de los límites actuales. Por poner un ejemplo, si el Mercat dedica más esfuerzos a lo que no es puramente exhibición la tendencia es a pensar que habrá que disminuir la exhibición porque el presupuesto es el que es. El presupuesto anual del Mercat, por lo visto, es muchísimo menor que el del Festival Grec, por ejemplo. Nadie parece confiar en que esa relación presupuestaria pueda variar si, producto de todos estos debates, así se decidiese. Confieso que mi sensación, después de, en total, casi 4 horas de debate, es agridulce.

Debate público Quin Mercat de les Flors volem?

Hay algo que me llamó la atención. Si se hace un proceso participativo para decidir qué Mercat de les Flors queremos y, a parte de los que son llamados personalmente para las mesas de trabajo (como fue mi caso), la inmensa mayoría de los que acuden y participan son los seguidores de la actual línea artística del Mercat (porque son los únicos que se enteran de que se va a producir el debate o porque son los únicos a quienes interesa o porque nadie cree que lo que se decide en estos debates sea realmente vinculante, como insisten en afirmar sus organizadores, o por la razón que sea, que estaría bien analizar) las propuestas que salen reforzadas son las que quieren que todo siga igual, las posiciones continuistas y conservadoras de quienes lo único que temen es que algo cambie. Si el Mercat se define como un centro de la danza y las artes del movimiento (y no se pone en duda esta definición de cara a imaginar un nuevo futuro posible) está claro que lo que esta gente entiende por danza es lo que se va a potenciar (que, a lo bruto, y resumiendo, es lo que se entiende por danza contemporánea desde, pongamos, los años 90). Está claro que, en el subtítulo danza y artes del movimiento, las artes del movimiento es la coletilla, el cajón de sastre donde va a ir a parar todo lo que se salga de la ortodoxia de la danza, es decir, el circo (que, al menos tiene una etiqueta con los suficientes años de historia como para merecer un respeto) y el resto. Y en esos restitos están los que no encajan ni en la danza ni en el circo y que ni los del teatro ni los del cine ni las artes visuales ni la música (otras categorías consolidadas que tienen sus espacios y sus recursos perfectamente asignados) quieren acoger como algo propio.

Así no hay manera. En el Mercat de les Flors, en la lucha entre la danza y el resto gana la danza. El resto es una minoría étnica que tiene su cuota políticamente correcta pero que nadie, desde dentro, defiende como se merece ni nadie, desde dentro, acaba de sentir como suya. Se ve muy claro con el siguiente ejemplo: ¿os imagináis un Mercat de les Flors que se definiese como centro de las artes del movimiento y la danza? Así, en ese orden. El que va segundo es el hermano pequeño, a quien se trata como menor de edad, a quien se convence de que no puede tener los mismos derechos que el que va primero, a quien se convence de que no puede tener los mismos recursos ni la misma atención porque no tiene el mismo número de público, por ejemplo, aunque el público que nunca pisa el Mercat llene una y otra vez, repetidamente, nuestras propuestas cuando las programan en el Mercat. Y hasta nosotros mismos, los de la minoría étnica, nos llegamos a creer su discurso y pedimos perdón por ello. Pero, claro, nadie sabe si la minoría étnica no tiene el mismo número de público que los hermanos mayores (o más) porque no dispone de la misma atención por parte de la institución, ni del mismo presupuesto, ni de la misma publicidad, ni del mismo espacio en la programación, ni se presenta apropiadamente, porque quien tiene que ocuparse de ello ve a la minoría étnica como algo ajeno y cuando habla de ella o cuando no le queda más remedio que programarla siempre nos queda la sensación de que no le da el cuidado que necesita. Se ve claramente en el tratamiento que se le da en la comunicación del Mercat, incluso en el trato con el equipo técnico.  La minoría étnica presenta propuestas que no encajan con lo acostumbrado en la danza ni en el teatro y todos los creadores de la minoría étnica se quejan de lo mismo: ni el equipo técnico ni el artístico, salvo excepciones, entienden lo que estamos haciendo.

Pingüinos en el desierto

Nos piden que les enviemos urgentemente la descripción de una obra que coproducen ellos y que se estrenará de aquí a un año y les sorprende que no tengamos ninguna descripción cuando ni siquiera hemos creado la obra, me comenta un creador de la minoría étnica. Es decir, no entienden cómo funciona el proceso de creación de un creador de la minoría étnica. Quieren por anticipado los requisitos técnicos de las luces de un espectáculo necesarios para una residencia de creación en la que lo que se pretende es descubrir a través de un trabajo colectivo qué necesidades técnicas de luces vamos a tener, me dicen un colectivo de creadores de la minoría étnica. Pero si la residencia es para eso… Piensan que somos pocos profesionales y lo que pasa es que desconocen cómo se hace nuestro trabajo.

Se me ocurre que quizá podrían cambiar las cosas si en el proceso participativo para decidir qué Mercat queremos los miembros de la minoría étnica que, de vez en cuando y a cuentagotas, es acogida en la cuota que el Mercat destina a lo que no es danza, participase activamente y propusiese un giro radical hacia sus posiciones. Pero me da la impresión de que, después de 10 años de un Mercat con una línea muy clara en favor de la danza, esa comunidad a quien se trata como una minoría étnica tiene muy asumido que el Mercat no les quiere. Por tanto, esa minoría étnica no siente el Mercat como algo propio por lo que luchar, muy al contrario que los representantes de la danza, que tienen muy claro que el Mercat es su casa y defienden muy bien sus posiciones, temerosos de que el proceso participativo esté juzgando la labor del Mercat de estos últimos años, una labor que sus seguidores dejan bien claro que apoyan sin fisuras, cuando en realidad no se trata de juzgar a nadie sino de imaginar el Mercat que queremos. Está claro que, como comprobé en numerosas ocasiones durante el taller previo y el debate, cuanto más entregado estás a la causa menos capacidad para imaginar ningún cambio: quieres que todo siga igual. Es comprensible.

spikelee

En el debate se nombró 400 veces la palabra danza. Una persona del público relacionada con el circo se quejó de eso. Yo mismo le recordé que una de las cuestiones que recogimos como primer punto de consenso en el grupo con el que estuve debatiendo sobre programación y producción fue que estaría bien que el Mercat asumiese un término más amplio como puede ser el de artes en vivo, una etiqueta más que, a mí, personalmente, se me queda corta. De hecho, en el grupo hablamos de que da igual la etiqueta, que el Mercat debe prestar atención a lo que está ocurriendo aquí y ahora, tenga la etiqueta que tenga. Pero, claro, incluso mientras se supone que llegábamos a ese consenso pero, sobre todo, una vez en el debate público, mi sensación es que lo que se sobreentiende es que el Mercat debe prestar atención a lo que está ocurriendo siempre y cuando esté ocurriendo en el territorio de la danza y las artes del movimiento. Es decir, nos encontramos como al principio. A lo máximo a lo que podemos aspirar los de la minoría étnica mientras compartamos piso con los de la danza y, en menor medida, con el circo es a tener una habitación mucho más pequeña que los de la danza y no mucho más grande que la del circo. Si estuviésemos en otro contexto, si se hiciese ese mismo proceso participativo en un lugar como el Teatre Lliure, sospecho que nos pasaría igual: en ningún caso podemos tener una habitación como los del teatro (acordaos del ciclo Radicals Lliure, por mucho que algunos que lo criticaban ahora lo añoren no era más que una anécdota en la programación del Lliure) y siempre bajo tutela de los hermanos mayores, los de la danza o los del teatro, que para ellos se construyó la casa donde tenemos la suerte de que nos dejen pasar algún tiempo, de vez en cuando, y sin mostrarnos mucho, no sea que espantemos a las visitas.

Familia de punks

Todo esto me conduce a la siguiente conclusión: parece que por mucho que se introduzcan algunas propuestas políticamente correctas en las bases de la convocatoria para dirigir el Mercat, quien lo dirija en el futuro inmediato va a tener que rendir cuentas al sector mayoritario pro-danza. Quizá la nueva dirección sea más sensible a la minoría étnica, siempre y cuando pueda encontrar argumentos para hacerla pasar por artes del movimiento con disimulo y sin molestar demasiado a los legítimos propietarios del Mercat, es decir, a los de la danza.

Esto es muy cansino. Muchos de nosotros no pertenecemos ni a la danza ni al teatro. Algunos estamos hartos de que se refieran a nosotros con la coletilla artes del movimiento, siempre detrás de la danza. O artes escénicas multidisciplinares o híbridas siempre detrás del teatro. O artes en vivo cuando no nos acabamos de creer esa terminología y simplemente hemos llegado a ella como un mal menor al que agarrarnos para que nos identifiquen como un grupo de gente que no somos danza ni teatro ni artes visuales ni música ni literatura, porque no tenemos prejuicios de disciplina y, en la mayoría de casos, sólo utilizamos etiquetas respetables por obligación, porque esos que quieren hacernos de hermanos mayores no entienden el mundo más que de esa manera. ¿Eres heterosexual, eres homosexual, eres lesbiana, eres trans? ¿Qué eres? A mí me da igual tu orientación sexual y estoy harto de que se utilice para dividirnos. Y ni siquiera quiero hacer apología de lo queer y que eso se convierta en mi bandera. ¿Eres blanco, eres negro, eres mulato? No juzgo a la gente por su color de piel. Somos creadores, artistas, hacedores, artesanos, trabajadores. Da igual, cada uno que se defina como quiera (o que no se defina) pero no les añadáis más adjetivos porque definitivamente, a muchos, no nos representan.

Nirvana?

Por otra parte, es curioso descubrir que el objetivo del Mercat de les Flors, cuando se fundó en los años 80, era ser un espacio escénico destinado a las nuevas tendencias, otra etiqueta más que, seguramente, en aquellos años era la que estaba en boga para referirse a gente como nosotros. Y es gracioso recordar que en el año 2006, es decir, hace sólo 10 años, tras el cierre de l’Espai de Dansa i Música, gestionado por la Generalitat, la gente de la danza se quejó de la falta de espacios e infraestructuras destinadas a la danza y fue esa la razón de que el Mercat se convirtiese en un centro para la danza y las artes del movimiento: para acoger a la gente de la danza, que se había quedado sin espacios. Es decir, la gente de la danza, en su diáspora, ocupa ahora una tierra prometida habitada décadas atras por otras gentes que, diez años más tarde, se han convertido en una minoría étnica incluso en la que, en principio, debía ser su propia casa. Para eso sirve la memoria. Te enteras de cosas curiosas. Para eso sirve el olvido. Repites algo durante diez años y se convierte en la realidad inmutable que nadie osa poner en duda.

Maria Aurèlia Capmany

Decía Virgina Woolf que una mujer, si quiere ser escritora, necesita su propia habitación. Yo no sé si ha llegado el momento de reclamar que nos dejen vivir tranquilos en nuestra propia habitación, en vez de pelearnos constantemente para que nos dejen la habitación de invitados, de prestado, de vez en cuando, en los templos de la danza, del teatro o de las artes visuales. Deberíamos disponer de nuestra propia habitación, un lugar donde no tengamos que justificarnos constantemente por las cosas que hacemos y podamos encontrarnos tranquilamente con quien quiera acercarse por nuestra casa. Incluso donde, como sostiene Valcárcel Medina, todos seamos artistas y se diluya esa marcada diferencia que acaba en perversiones como intentar crear públicos que nos sostengan. Un sitio recogidito pero con las puertas abiertas de par en par, donde no se le pregunte a nadie por su procedencia, que no pida a nadie que se disfrace para que parezca que practica la misma respetable disciplina de los propietarios de la casa, que pueda cambiar constantemente de disciplina sin tener que pedir perdón, que no sea la disciplina lo que nos una como, de hecho, no lo hace. Muchos nos reconocemos en una manera de entender la creación que no tiene que ver con nada de todo eso. Nos gusta mezclarnos con gente diferente, todo lo que aún no tiene etiquetas, y también lo que tiene etiquetas perfectamente definidas. Nos da igual eso. No nos representa nadie, ni las asociaciones de danza, ni las de teatro, ni las de artistas visuales, ni las de músicos, ni las de escritores, ni las de cine. Esa es la gracia. Pero no por eso dejamos de compartir una misma comunidad o de habitar en comunidades hermanas. Nos dicen que debemos organizarnos y formar una asociación de profesionales para que las instituciones puedan dialogar con nosotros. Pero llevamos años organizados, sólo que no nos damos ni cuenta porque nos hemos creído que sólo estamos asociados si pagamos una cuota anual a algo que se llame Asociación de Profesionales de lo que sea con unos portavoces que irán a sitios y dirán que hablan en nombre de todos nosotros. Pero no es verdad, llevamos organizándonos de otras maneras, mucho más horizontales, donde la comunicación es directa y la libertad de acción e independencia de cada uno es total. ¿Cuántos años hace que existe Teatron? ¿Cuántos usuarios tiene Teatron? ¿Acaso los movimientos ciudadanos que han llegado al poder municipal tienen carnet de partido? ¿No pertenecemos a ellos y participamos en sus decisiones sólo con registrarnos en una web?

La habitación de Virgina Woolf

Los miembros de esta comunidad y otros electrones libres con quienes nos encontramos constantemente nos reconocemos y compartimos muchas cosas. Entre las más importantes es la de ser considerados una especie de minoría étnica. Mucha gente piensa que lo que pasa en esas minorías étnicas es de lo más apasionante que está sucediendo dentro del mundo de la creación, aquí, en Barcelona, en España y, algunos dicen, los que vienen de otros lugares míticos europeos, por ejemplo, que quizá sea algo que muchos de esos lugares míticos europeos envidiarían si supiesen de su existencia. Quizá en vez de intentar parecernos a las socialdemocracias europeas en declive deberíamos sacar pecho de movimientos y energías que puede que dentro de unos años acaben siendo modelos de referencia en otros lugares. Este tipo de minorías étnicas quizá deberían ser uno de los bienes más preciados en ciudades como Barcelona, quizá debería recibir una atención directa y no ocuparse de ella como la hermanita pobre a quien hay que atender con una cuota. Y el gobierno de esta ciudad, Barcelona, como el de Madrid y otras ciudades donde precisamente los movimientos ciudadanos han llegado al poder (unos movimientos que hasta hace poco eran tratados como una minoría étnica), deberían entender eso mejor que nadie, prestarle la debida atención y quizá dotar a la presunta minoría étnica de sus propios espacios y recursos no tutelados por los hermanos mayores de siempre. En vez de pasarnos el día discutiendo con los hermanos mayores sobre cuestiones tan obvias que no merecen ni un segundo de nuestras conversaciones cuando nos encontramos con el resto de nuestros hermanos, ahora que ya tenemos una edad (y antes de entrar en el geriátrico), ¿qué tal si tuviésemos la oportunidad de jugar en nuestra propia habitación sin molestar a nadie? Ese sí que sería un verdadero y revolucionario cambio.

 

 

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Notas que patinan #73: Bad Translation de Cris Blanco y sus secuaces

Foto promocional de Bad Translation de Cris Blanco

Cris Blanco lo ha vuelto a hacer. El domingo pasado asistí al pre-estreno de Bad Translation en el Teatre Alegria de Terrassa, junto a más de 80 personas (la sala abarrotada) que aplaudieron a rabiar a Cris Blanco y sus secuaces (Óscar Bueno, Cris Celada, Javi Cruz y Amaranta Velarde en escena, Ayara Hernández como asistente artística y Sergio Roca Saiz en las luces). Este fin de semana es el estreno en Barcelona, en el Mercat de les Flors. Hace días que no quedan entradas ni para el viernes ni para el sábado. Han prorrogado al domingo pero las entradas se han agotado en 24 horas. Los afortunados que hayan conseguido una entrada lo verán en la Sala Pina Bausch, con capacidad para unas 100 personas. Haciendo cuentas me salen unas 400 personas, sin contar los que se van a quedar fuera. Está claro que todo esto no interesa a nadie. Los que se queden sin ver Bad Translation tendrán más oportunidades en unos meses: en La Casa Encendida en junio (de momento está previsto dos actuaciones) y en Las Naves de Valencia en otoño. Pero sabe a poco.

Bad Translation continúa en cierta manera la línea de El Agitador Vórtex (estrenada en otoño del 2014 en el Festival TNT de Terrassa) pero a lo bestia. Y eso que El Agitador Vórtex ya era algo muy bestia en el que Cris Blanco lo daba todo. En El Agitador Cris Blanco realiza una película en directo, que el público ve en una pantalla gigante, mientras vemos cómo Cris realiza en escena esa película con una vieja cámara de vídeo, con ella interpretando todos los papeles, todos los trucos a la vista y multitud de objetos y efectos especiales creados a mano por ella misma. Ahora, en Bad Translation son cinco en escena (ella incluida) y el número de objetos diría que, como mínimo, se ha triplicado. Si en El Agitador Vórtex Cris Blanco parecía que iba a morir en escena de la cantidad de actividad que desplegaba para conseguir crear en solitario la ilusión de que el público está viendo una película de acción, en Bad Translation ahora tenemos a cinco personas igualmente ocupadas en una actividad frenética para conseguir crear en una pantalla, con una cámara un poco más moderna, pero otra vez con todos los trucos a la vista, y con infinidad de objetos y efectos especiales creados a mano con la ayuda de todo el equipo, otra ilusión: la pantalla de un ordenador conectado a internet.

Bad Translation de Cris Blanco y compañía

En Bad Translation los performers son una especie de operarios encargados de cumplir los deseos de la usuaria del ordenador, una chica seguramente preocupada en exceso por su imagen en la red. Los performers, con la ayuda de la cámara, una segunda pantalla que les ayuda a ejecutar su trabajo con precisión, un fondo de escritorio gigante, multitud de objetos repartidos por escena, algunos micrófonos, pero sobre todo con sus propios cuerpos y voces, se encargan de recrear la experiencia de la usuaria analogizándola. Es decir, en Bad Translation toda nuestra experiencia digital se convierte en analógica al recrearla en escena. La flechita y la manita del puntero, los sonidos del clic del ratón y del teclado, las carpetas, la papelera de reciclaje, el navegador web, Google, el Google Translator, el Facebook, el me gusta, el Photoshop, las películas de vídeo, el Youtube, los propios vídeos que ves en Youtube, videoclips, notificaciones, el iTunes, los temas que escuchas en iTunes, el Skype, su tono de llamada, el reloj del ordenador, el salvapantallas… Un poco como en el Agitador Vórtex el público va de sorpresa en sorpresa comprobando cómo los performers van creando ilusión tras ilusión en la pantalla con el truco perfectamente a la vista en el escenario. Sólo que esta vez son cinco magníficos en el escenario y el follón que montan es realmente extraordinario. Hay coreografías, hay volteretas, hay música en directo, hay una historia, mucho humor, mucha energía y momentos de emoción. Y, como siempre en el caso del trabajo de Cris Blanco, muchas capas.

Os recomiendo la entrevista que Júlia Beltran le ha hecho a Cris en la televisión pública catalana. Desgraciadamente, no es habitual encontrarse con un buen tratamiento de este tipo de creaciones en los medios. Lo normal suele ser todo lo contrario: copy/paste mal hecho y chapuza sin cariño. Un día podríamos recopilar la cantidad de burradas que se llegan a decir, desde escribir cuatro veces mal – y diferente cada vez – el nombre de una persona a inventarse directamente lo que el periodista no sabe (en vez de preguntarlo). No es el caso de esta entrevista donde, además de conversar tranquilamente con Cris Blanco y de ver imágenes de la creación de Bad Translation, también se hace un repaso a su trayectoria.

Todo lo contrario, sintiéndolo mucho, pasa con el artículo que el Mercat de les Flors adjunta a la ficha del espectáculo en su web, que a parte de errores de bulto sobre la trayectoria de Cris Blanco, acaba centrándose en el apasionante tema de la traducción automática dando la impresión, equivocadamente, de que Bad Translation va de eso. Y no, a parte del título, no va de eso, no se confundan. Va de analogización, si queréis resaltar una sola cosa,  y de muchas otras cosas. Cada espectador verá una diferente. En el estreno en Terrassa algunos notamos cierta brecha entre el público de mayor edad menos acostumbrado a lo digital. Lo bueno es que algunos de ellos disfrutaron perfectamente la función sin haber experimentado nunca los originales que se analogizan en escena.

Pero, como en el resto de sus creaciones, el trabajo de Cris Blanco, a parte de admirarme y atraparme a partes iguales por la inteligencia y la emoción, a mí siempre me acaba remitiendo a lo mismo. Cris nos invita a mirar hacia lo que nos rodea como si lo viésemos por primera vez. Cada objeto, cada planta, cada piedra, hasta un ordenador, tiene vida, forma parte del misterio de la vida y está conectado entre sí. Y visto así, como lo ve, y nos lo hace ver Cris Blanco, es verdaderamente maravilloso. Da igual si la cosa va de películas de inspiración ochentera, de remezcla de géneros, de símbolos y señales cotidianas o de ciencia, la particular mirada de Cris Blanco, a parte de hacerse preguntas sobre todo ello, consigue que, al salir de cada performance, vea el mundo de una manera diferente a como lo veía antes de entrar y me fije en detalles que antes me pasaban desapercibidos. Nunca más podré sentarme ante un ordenador de la misma manera que antes de ver Bad Translation. A otros les pasan otras cosas en cada una de sus piezas, a los que les interesa el cine salen hablando de cine, los científicos de ciencia, los músicos de música, los que se fijan en la interpretación hablan de los recursos interpretativos, los de la coreografía ven eso también, los dramaturgos hablan de teatro, los teóricos de semiótica, los artistas visuales del tratamiento de los objetos y los intelectuales de lo que en el gremio se conoce como metamierda. Y lo bonito es que todo eso lo consigue con un estilo muy accesible que permite que cualquiera pueda disfrutarlo sin necesidad de ser un experto en nada de todo esto y sin ningún rastro de pedantería. Sí, se puede.

Por supuesto, en Bad Translation, nada de todo esto sería posible sin el increíble equipo que se ha reunido, todos con una trayectoria a sus espaldas de lo más interesante. Óscar Bueno colaboró con Cris en su anterior trabajo, pero es también el 50% de Poderío Vital y ahora mismo está metido en el proyecto colectivo N-340, que podrá verse pronto en el Antic Teatre. Cris Celada forma parte de El pollo campero y ha colaborado con El conde de Torrefiel en La chica de la agencia de viajes nos dijo que había piscina en el apartamento. Javi Cruz forma parte del colectivo El gato con moscas y también de PLAYdramaturgia, con el que ha realizado ya unos cuantos proyectos como Liberté, Egalité y Beyoncé. Amaranta Velarde ha creado piezas coreográficas como Lo natural, ha formado parte del colectivo ARTAS asociado a La Poderosa y presenta en el Antic Teatre la semana que viene Mix en scene. Y a Ayara Hernández la conocimos en la última edición del festival Sâlmon< dirigiendo Retrato de un monstruo, con Amaranta Velarde en escena. Un equipazo que en Bad Translation hace un trabajo realmente coral junto a Cris Blanco en el que todos participan de todo. Una manera de trabajar que, como todo lo anterior, es muy de agradecer.

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