Entrevista sobre Amateur (primera parte)

Presento Gibbons amateur en el Antic Teatre los días 29 y 30 de junio y 1 y 2 de julioGibbons amateur es el primer episodio de Amateur, un proyecto que comenzó en el Espai nyamnyam hace más de un año, se vio en el Teatro Pradillo durante Jaleo y tiene una continuación, Goldberg amateur, que presentaré después del verano. Mi viejo y largo tiempo desaparecido amigo Master, al que he vuelto a reencontrar recientemente, me pidió realizar esta entrevista que publico aquí para hablar en profundidad de Amateur con motivo de estas actuaciones. A Master y a mí, pocas cosas nos gustan más que charlar de lo divino y de lo humano (bueno, sí: la música). Como la conversación fue larga y a nosotros nos gustan las series, hemos decidido publicarla en cuatro entregas, que irán apareciendo en los próximos días. Para los que quieran saber más, os invito a leerla y a acompañarme esos días, a mí y a mi piano, en el Antic.

Te conozco desde hace mucho tiempo, a mí no me sorprende, pero a algunos que te conocen desde hace menos les ha sorprendido bastante verte en la programación del Antic Teatre con una pieza en solitario, como también les sorprendió tu intervención en Jaleo, en el Teatro Pradillo, el año pasado, y, antes, quizá con menos sorpresa (hasta que te vieron ponerte delante de tu propio piano, que trasladaste allí en tu primera intervención), en el Espai Nyamnyam, donde empezaste el proyecto Amateur. No sé si esa gente son los mismos que se sorprendieron cuando comenzaste a publicar Master o cuando los primeros conciertos de Novios. ¿Te sorprende que se sorprendan?

Sí y no. Por una parte este proyecto no se llama Amateur porque sí. Es verdad que, a pesar de llevar cierto tiempo relacionado con el circuito de las artes en vivo (aunque, puestos a poner etiquetas, ya sabes que a mí me molaría más lllamarles raras artes, con el sentido con el que utiliza ese término Andrés Duque en el título de su película Oleg y las raras artes), hasta el momento no me he dedicado a labrarme un nombre y construirme una marca como artista profesional o llámale como quieras. No me he dedicado a trabajarme ningún circuito ni a crear piezas que se adapten a los estándares y buscar bolos, buscar residencias artísticas, becas y ese tipo de cosas que hacen los que, en el circuito, han convertido de esto su profesión, con un enorme esfuerzo, todo sea dicho (porque si no hablamos de ricos herederos es casi una misión imposible).

¿Pero entonces hay estándares en el circuito de las artes en vivo?

Los estándares dentro del circuito de las artes en vivo son laxos pero existen. Y si las artes en vivo podríamos decir que, en esta provincia del Imperio en la que vivimos, están en los márgenes del sistema, seguramente gente como yo nos hemos movido en los márgenes de los márgenes. Que quede claro que ni mucho menos me siento alguien demasiado especial en ese sentido. Hay muchos otros ahí fuera. Podría darte nombres.

¿Quieres decir otros amateurs?

Hace años que le doy vueltas a lo de ser un amateur. Ser amateur mola. Pero ir de amateur, aquí y ahora, en plena decadencia del Capitalismo, se contrapone con ser lo que llaman un profesional. Es decir, para ganar dinero y vivir de esto (o de lo que sea) parece que hay que ser profesional. Y yo, hasta el momento, no he convertido esto en mi profesión.

Bueno, ahora cobrarás por estas actuaciones, ¿no?

Sí, es cierto. En Pradillo lo hice gratis porque entonces se iniciaba una nueva época, con una nueva dirección colectiva y joven, que nos pidió a unos cuantos ayudarles a celebrar ese cambio aunque Pradillo tenía graves problemas económicos heredados de la anterior gestión y por eso no podían pagar más que los gastos de desplazamiento y tal. Y acepté, claro, porque eran amigos a los que quería apoyar en una nueva y difícil etapa, a cambio de que me pagasen el viaje y se encargasen de alquilar un piano. En aquel caso recuerdo que algunos me llamaron esquirol porque Pradillo debía dinero a mucha gente que había actuado allí. Pero fui por amistad a una gente que no tenían nada que ver con esas deudas, por apoyar a los que se iban a tragar el marrón de reflotar la sala, encargarse de conseguir el dinero para pagar las deudas, gente que ahora, un año después, después de darlo todo y quemarse en un tiempo récord, ya no están ni ahí.

Pero ahora, al actuar en el Antic Teatre, ¿podríamos decir que el sistema ya te está absorbiendo?

Claro, claro. En breve mi discurso quedará hecho pedazos. Si quieres seguir escandalizándote como un hipócrita, tipo los que se escandalizan porque Echenique no se había asegurado de que su cuidador pagase la cuota de autónomos y lo comparan con cualquiera de los casos de corrupción de la mafia que nos gobierna, pues te diré que también cobré hace un año, al inicio de todo esto, en el Nyamnyam, lo cual les honra (al Nyamnyam, digo) porque eso sí que es amor al arte, un espacio montado en tu propia casa que, en los últimos años, ha dado más alimento para el alma (y para el cuerpo) que muchos de los espacios institucionales que dilapidan el dinero de los contribuyentes y mantienen en una reserva india rodeada de muros inexpugnables a la gente que realmente está haciendo algo conectado con el presente, algo vivo.

Vale, eres amateur.

Soy amateur, hago esto por placer. Es verdad que un profesional de las artes en vivo es alguien a quien actualmente, en el Estado español (no así en otros lugares), nadie hace mucho caso. Pero, volviendo a lo que me preguntabas al principio, si vas de amateur despreocupado por insertarte en un circuito y encima despistando, porque un día escribes algo, otro publicas unos vídeos y otro te montas un grupo de música con un colega… pues es normal que no salgas en la portada de cultura de La Vanguardia. Bueno, es que no sales ni en eldiario.es (se ríe).

Pero los que se sorprenden es porque te conocen, porque conocen tu faceta profesional dentro del circuito de las artes en vivo, una faceta distinta, la de tu trabajo en Teatron, tu trabajo más periodístico o, como algunos dicen refiriéndose a ti, de agitador cultural.

Ya, bueno, últimamente me han llamado de todo. Las etiquetas dan un poco de alergia. Me cuesta identificarme con ellas. La de agitador cultural, por ejemplo, me da bastante risa. Llevo diez años trabajando en Teatron e incluso algo más publicando artículos en la red. No es lo único que he hecho en estos diez años y, antes de dedicar gran parte de mi tiempo a eso, he hecho otras cosas en mi vida, pero es normal que los que se hayan incorporado en los últimos episodios, la gente que me ha ido leyendo de vez en cuando en Teatron o toda la gente que he conocido trabajando en ese maravilloso proyecto digital, me conozcan más por esa faceta, porque además es una faceta pública. Teatron no tiene tanto público como la CNN pero en el circuito de las artes en vivo no hay muchos más medios para informarse sobre lo que está pasando. Por eso te digo que no me sorprende que esa gente se sorprendan de verme haciendo otras cosas. Sobre todo porque vuelve a ser una faceta pública. En la intimidad cada uno es muchas cosas pero no lo ve nadie.

También es verdad que todo cambia muy rápido y en diez años la gente que continúa en esto y que, por tanto, guarda memoria de lo que aquí pasaba hace más de diez años, son pocos.

Sí, a mí también me lo parece. Y como tampoco hay un archivo donde buscar o una revisión del pasado más inmediato ni nadie publicaba apenas nada sobre esto ni en los medios tradicionales ni en lo que era internet hace más de diez años (que es como hablar de otra era) pues da igual lo que hayas hecho hace más de diez años porque nadie lo recuerda. Todo va muy rápido y la gente vive el presente. Muchos si siquiera se acuerdan de lo que pasó hace cinco años. Pero es que muchos ni siquiera estaban allí, ¿cómo se van a acordar? Por otra parte, y de eso hablo en Amateur, sí que, en cierta medida, me sorprende que la gente se ponga nerviosa cuando haces más de una cosa al mismo tiempo y ya no sepan dónde colocarte.

Supongo que es una herencia de la especialización promovida en los últimos tiempos.

Pero conozco a mucha gente que hace cosas muy diferentes. Me sorprende que sorprenda a estas alturas que alguien no esté especializado y que no haya una única etiqueta para asignarle. Por eso, en Gibbons amateur, reivindico a referentes ilustres que fueron gente polifacética. Como Boris Vian, por ejemplo, que fue escritor, músico de jazz, ingeniero, dramaturgo, periodista, traductor, miembro del Colegio de la Patafísica y zazou, que era una tribu urbana de la época de la Segunda Guerra Mundial. Y seguro que fue más cosas, seguramente. Se le conoce sobre todo como escritor pero no se entendería la figura de Boris Vian sin tener en cuenta todas estas cosas a las que dedicó su tiempo y sus energías. A mí me parece normal, pero hay gente que si haces varias cosas a la vez no saben dónde meterte y se empiezan a poner nerviosos. Bueno, pues que se relajen.

Lee la continuación de la entrevista aquí

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Beethoven para amateurs

Es curioso recordar que Beethoven publicó sus Sonatas para piano, por entregas, en forma de partitura musical, para que la gente las tocase en sus casas. En una época (finales del siglo XVIII, principios del XIX) en la que aún no existían las modernas técnicas de grabación sonora, los aficionados esperaban la siguiente publicación de su compositor favorito de la misma manera que en el último tercio del siglo XX esperábamos el lanzamiento del último disco de nuestro grupo favorito o como en la actualidad estamos pendientes de cuándo saldrá el próximo videoclip en internet. Pero, en aquellos lejanos tiempos, el mecanismo era más parecido a lo que sería actualmente la industria editorial. Los aficionados esperaban las últimas sonatas de Beethoven (solían publicarse de tres en tres) como ahora esperamos la publicación de la última novela de nuestro escritor preferido. Compraban papel. Cuando Beethoven era un creador contemporáneo (porque su música entonces era una creación actual, no pocas veces experimental e incluso tan avanzada que, hacia el final de su carrera, el propio compositor era consciente de que escribía para un público del futuro), para poder disfrutar en la intimidad de la música de Beethoven había que saber leer partituras y estar muy entrenado en el arte de la interpretación musical. Beethoven escribía sus Sonatas para un gran público de músicos amateurs, pero amateurs muy preparados porque, como todo aquel que lo haya intentado alguna vez habrá podido comprobar, tocar una sonata de Beethoven entera, hasta las más sencillas técnicamente, no es cosa fácil y requiere de años de estudio y práctica. En pleno siglo XXI la aproximación a la música de Beethoven ha cambiado mucho, claro. A pesar de que, seguramente, nunca ha habido en la historia tanta gente tocando a Beethoven en sus casas, ahora podemos escuchar cientos de grabaciones de sus 32 Sonatas cuando nos dé la gana y en cualquier momento. Lo curioso es que algunos seguimos yendo a conciertos para que músicos profesionales las interpreten ante nosotros (los mismos que también graban sus interpretaciones para que las escuchemos cuando queramos), rodeados de un numeroso público que se congrega en un respetuoso silencio durante una hora y media en auditorios construidos a tal efecto. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Qué tipo de experiencias buscamos ahí?

Kristian Bezuidenhout en el Petit Palau en mayo de 2014. Foto: Antoni Bofill.

El martes pasado fui a la sala pequeña del Palau de la Música de Barcelona para escuchar a Kristian Bezuidenhout interpretando un par de sonatas de Beethoven, la número 7 en Re mayor y la número 8 en Do menor, la Patética, una de sus más famosas sonatas, junto con un par de Rondós, y las Variaciones en Fa menor Hob. XVII:6 de Franz Joseph Haydn, todas obras compuestas más o menos en la misma época, en los años que van de 1793 a 1801, hace más de 200 años. Kristian Bezuidenhout, nacido en Sudáfrica en 1979, es uno de los intérpretes de fortepiano (también toca el clavicémbalo y el piano) más destacados del momento. La trayectoria de Kristian Bezuidenhout es impresionante: ha tocado con todos los grandes intérpretes especialistas de música antigua de los últimos tiempos (John Eliot Gardiner, Philippe Herreweghe, Frans Brüggen, Trevor Pinnock…). Un vistazo a su agenda de este año hace que me pregunte que si lo que yo siento de vez en cuando es estrés lo suyo debería merecer otro nombre. Por si no fuera poco, este año piensa dirigir la Pasión según San Mateo de Bach y, a partir del año que viene, será el próximo director de la Freiburger Barockorchester. Está claro que Kristian Bezuidenhout no es precisamente un amateur, como aquellos que antaño formaban el público a quien Beethoven dirigía sus composiciones, sino un verdadero profesional de élite.

El martes, en el Palau, Kristian Bezuidenhout tocó el fortepiano. Reconozco que ese fue el principal aliciente para decidirme a ir al concierto. Durante muchos años un concierto con sonatas de Beethoven era un concierto donde ibas a escuchar a un pianista que tocaba un piano moderno. Un piano moderno que Beethoven no llegó a tocar jamás porque se murió antes de que comenzasen a fabricarse. Han tenido que pasar algunos años para que el movimiento historicista surgido alrededor de la interpretación de la música antigua normalizase el uso de instrumentos originales (o réplicas modernas de esos instrumentos) en conciertos y grabaciones. Durante algún tiempo, ese movimiento cuyos pioneros comienzan a abandonarnos (Gustav Leonhardt murió en 2012, Frans Brüggen en 2014) fue lo más emocionante que pasó en el, en muchas ocasiones, rancio mundo de lo que se conoce actualmente como música clásica. Y no solo fue interesante por la utilización de instrumentos antiguos, semi desaparecidos de la escena durante décadas, sino por su investigación y revisión de la manera como se interpretaba hasta entonces, en la mayoría de los casos, una considerable parte de la mal llamada música clásica, a parte de, también, por sacar a la luz compositores y obras condenados al ostracismo durante muchos años. También me gusta recordar viejas historias oídas, imágenes sesenteras, de los pioneros de lo que en algún momento se llamó, quizá con cierta soberbia, corriente auténtica, en aquel tiempo jovencitos que tocaban con camisas de cuadros y fumaban sustancias prohibidas en viejas iglesias holandesas, aunque eso parece que es más difícil que vuelva.

Pero a lo que iba, la Historia quizá no era como nos la habían contado. Recuerdo la primera vez que escuché, en compact disc, las sinfonías de Beethoven en la versión de Frans Brüggen al frente de la Orchestra of the Age of Enlightenment. Era como si un día, después de que la restauren, descubres que la catedral de tu ciudad era blanca y no gris, como siempre la habías visto desde pequeño. Eso les ha pasado a los habitantes de Burgos, por ejemplo, y mientras unos alucinaban al descubrir la nueva vieja imagen de su antigua catedral otros eran incapaces de aceptar el cambio y decían preferir la antigua versión gris, en realidad una versión moderna modificada con las impurezas producto del inevitable paso del tiempo, pero también por la moderna contaminación, de la misma manera que los criterios de interpretación musical que heredamos del Romanticismo contaminaron la interpretación de la música de las épocas anteriores. Una música, por cierto, la de épocas anteriores, que no se interpretaba en concierto hasta que a un músico romántico, Félix Mendelssohn, le dio por montar un concierto con la Pasión según San Mateo de Bach, cosa rarísima en su época, tanto que Mendelssohn pensó que era necesario adaptar un poco la partitura para acercarla al gusto del público de su época. Y ahí empieza todo. Pero siguiendo con Frans Brüggen, recuerdo también cuando hace ya años estos mismos intérpretes vinieron al Festival de Música Antiga de Barcelona para interpretar la integral de los conciertos para piano de Beethoven, durante tres días, en la sala gótica del Saló del Tinell de la Plaça del Rei, con varios fortepianos, cada uno utilizado según la época en la que fueron compuestos cada uno de esos conciertos. Fue una de las experiencias musicales en vivo más impactantes que recuerdo. Pero, sigo preguntándome, ¿por qué?

En el maravilloso documental de Andrés Duque Oleg y las raras artes, su protagonista, el recientemente desaparecido pianista Oleg Karavaichuk diserta largamente sobre la importancia del impacto físico del sonido, de las diversas calidades de las ondas sonoras al contacto, no solo con nuestro oído, sino con nuestro cuerpo entero. Hay pianos modernos que Oleg se niega a tocar. En cambio, Oleg practicaba a diario (era el único a quien le dejaban hacerlo) con un antiquísimo piano, el piano imperial del museo Hermitage de Moscú, un piano que a muchos pianistas sospecho que les hubiese dado poco menos que urticaria tocar. Oleg habla de la importancia incluso de vestir una ropa adecuada para recibir esos impactos sonoros. Prefiere ir vestido con algo de lino, por ejemplo. No se fía de los modernos materiales con los que tejen la ropa que venden la mayoría de modernos fabricantes. Dice que vestidos así no vamos a sentir lo mismo. De la misma manera, con las modernas afinaciones de nuestros instrumentos (y de los instrumentos electrónicos), al mismo tiempo que hemos conseguido que todo suene afinado (algo que en época de Bach se comenzaba a vislumbrar y de ahí su Clave bien temperado, una composición en la que por primera vez consideraba la posibilidad de tocar en cualquiera de las doce tonalidades mayores y menores con el mismo instrumento), parece que hemos perdido (¿para siempre?) la experiencia sonora resultante de las antiguas afinaciones, no tan prácticas, pero que, en determinados casos, permitían una riqueza armónica, un empaste multifónico, que cuando la volvemos a experimentar, en pleno siglo XXI, nos trae, como también pasa en la cocina cuando recuperamos viejas técnicas de la agricultura de toda la vida (que ahora llamamos ecológica), sabores que parecen nuevos de lo antiguos que son.

Kristian Bezuidenhout en el Petit Palau en 2014. Foto: Antoni Bofill

Volvamos a Kristian Bezuidenhout en el Petit Palau el martes pasado. En el escenario, un magnífico fortepiano fabricado por el estadounidense Paul McNulty en el año 2008, réplica de un instrumento originalmente construido por C. Graf, más o menos por la época en la que Beethoven (y Haydn) compuso las obras que vamos a oír. Bezuidenhout toca con partitura, nada de tocar de memoria. De los pianistas convencionales de toda la vida, el único caso que conozco que tocaba siempre con partitura (algo muy mal visto), en su última época, era Sviatoslav Richter. En sus últimos años se trasladaba de ciudad en ciudad transportando su propio piano y montaba conciertos sorpresa de un día para otro. Un día, en los 90, apareció en Barcelona y quiso dar un concierto en el Conservatori del Bruc, con una condición: solo podían entrar alumnos, los profesores tenían prohibida la entrada. Yo no estudiaba allí pero me enteré porque una amiga me llamó por teléfono la misma mañana del concierto. Richter, a pesar de su prodigiosa memoria, tocaba con partitura, casi en penumbra, con un foquito para poder leerla y un acompañante que le pasaba las hojas. Richter pensaba que lo importante era el compositor, no el intérprete, que las caras de esfuerzo de los intérpretes no tenían ningún interés. Y ponía la partitura ahí para señalar que eso lo había compuesto alguien. Tocarlo de memoria, para él, era como intentar hacer creer al público que la música salía del interior del propio intérprete y no del autor.

No sé qué opinaría Oleg Karavaichuk pero es comenzar a escuchar a Kristian Bezuidenhout ante el fortepiano y perdonarle inmediatamente a Beethoven lo cursi que suena a mis oídos modernos el primer Rondó con el que comienza el concierto. Un Rondó de calentamiento, de toma de contacto. He venido hasta aquí para que escuchéis esta maravilla que os traigo de la noche de los tiempos, cuando la gente se alumbraba con velas, acordaos. Beethoven, en esa época, está escribiendo para un nuevo instrumento, evolución de los antiguos clavicémbalos, que percuten las cuerdas en vez de pinzarlas, permiten controlar las dinámicas (de ahí lo de forte-piano: con la intensidad con la que pulsas la tecla das un mayor o menor volumen al sonido) y comienzan a incorporar pedales con los que Beethoven experimenta. En el programa de mano del concierto, Xavier Paset Gelmà nos recuerda que Carl Czerny (a quien muchos estudiantes de piano recuerdan por sus estudios para principiantes), alumno de Salieri y de Beethoven, dejó escrito que Beethoven fue el primero en obtener efectos hasta entonces desconocidos refiriéndose al legato y al cantabile. Beethoven, el experimentador, el improvisador (cuando él era el solista de sus propios conciertos para fortepiano y orquesta, a veces la parte de piano tenía tres o cuatro páginas en blanco que él llenaba de música en vivo practicando la composición en tiempo real), usa esos pedales de una manera que un intérprete de piano moderno no puede permitirse, porque se le iría de las manos mezclando armonías que, según los cánones, no deberían ser mezcladas. Pero Kristian Bezuidenhout sí se lo puede permitir, porque toca un fortepiano, y usa profusamente los dos pedales sin que nos dé la impresión de que se está pasando sino todo lo contrario, hasta que nos preguntamos: ¿por qué antes (mucho después de Beethoven pero antes de que los hippies holandeses que he descrito antes pusiesen de moda la música antigua) nadie lo tocaba así?

Por otra parte, si Beethoven inventó el cantabile Kristian Bezuidenhout parece que se ha propuesto que se entere el mundo entero porque, de pronto, en la primera sonata que interpreta, comenzamos a oír muchas voces diferentes, cada una con su propia personalidad, en una partitura que años atrás nos habría parecido mucho más uniforme, más homogénea, en manos de los intérpretes de pianos modernos. Y la sensación se acrecienta por el dramatismo que, entre el contraste entre el maravilloso registro grave del fortepiano y el cristalino registro agudo, y la dramaturgia que añade la mirada de Bezuidenhout, se apodera de nuestros cerebelos. De pronto, al final del primer movimiento de la sonata, es tal el requiebro final, teatral e inesperado, de Bezuidenhout, entre brusco y extasiado, que una parte del público no puede reprimir unos tímidos aplausos. Mientras otra parte del público recrimina ese arrebato y pide silencio, alguien dice a media voz que se va a desconcentrar, los aplausos crecen por momentos y el intérprete ríe, entre divertido y satisfecho. Y no se desconcentra, claro, porque Bezuidenhout, ha quedado claro, es un intérprete profesional, de élite, que hoy está aquí y mañana dará un concierto a cientos de kilómetros, y es capaz de convivir con objetos que caen al suelo con lo que parece un estruendo en mitad del sepulcral silencio, toses primaverales, puertas que se cierran no sabemos dónde y gente que grita en la calle (en el casco antiguo de Barcelona siempre hay alguien gritando) y su grito se cuela increíblemente en esta sala de conciertos amurallada (seguramente porque posee pulmones descendientes de pulmones vikingos). Por tanto, Bezuidenhout puede convivir perfectamente con la rotura de viejos tabús, de normas de los modernos conciertos de música clásica, como no aplaudir en las pausas entre movimientos de una sonata, que habría que ver si provienen de antiguas tradiciones o, más bien, son inventos modernos.

Cuando acaba la primera parte, que finaliza con una gran ovación, durante el descanso, aparece en seguida un afinador que da un repaso al fortepiano (se desafina con mucha más facilidad que un piano convencional) mientras numeroso público, entre los cuales muchos extranjeros (destacan los japoneses), se acerca curioso y rodea el instrumento. La gente se inclina sobre el teclado, mira el mecanismo de cuerdas y martillos e incluso se agacha para mirar debajo como si fuese un coche que se ha estropeado en medio de la carretera o fuesen a colocarle una bomba lapa. Todo esto sin dejar de hacer fotos con sus móviles. Una señora a mi lado comenta que le hacen más fotos al piano que al pianista. Y tiene razón, entre otras cosas, porque durante el concierto está prohibido hacer fotos. Pero, sobre todo, porque el fortepiano es tan protagonista como el músico, esta es la verdad.

El fortepiano del concierto rodeado de curiosos. Foto tomada con mi móvil.

Pero vuelve Bezuidenhout y se restablece el orden. Después de un Haydn de aperitivo, que permite hacerse una idea, a través del contraste, de lo que uno y otro compositor, maestro y alumno, de la misma época podían conseguir con un mismo instrumento, llega el momento que todos estábamos esperando y Bezuidenhout ataca la Patética. Cuando inicia la interpretación del primer movimiento de esa archiconocida sonata, una señora a mi lado le dice a su acompañante: Es tan bonita. Pero quizá lo ha dicho antes de tiempo porque con la interpretación de Bezuidenhout parece que los cimientos de la Patética se remueven. No suena como lo esperaría alguien educado en las interpretaciones canónicas de antaño. Si Czerny dice que Beethoven es el inventor del cantabile este tipo que está sentado ante el fortepiano consigue que todo cante, cada motivo tiene su atención personalizada, tanto que, a veces, las respiraciones previas a la alternancia de los motivos que se desarrollan en el registro agudo y tienen su eco en el grave (o al revés) se convierten en pausas que difícilmente un metrónomo podría admitir. ¿La Historia no es como nos la habían contado o el intérprete buscando diferenciarse de la competencia? Y qué más da. Nadie estaba allí cuando Beethoven tocaba esta sonata. Y lo que nadie puede negarle a Bezuidenhout es la coherencia. Esa atención tan personalizada a cada motivo no es aleatoria, es sistemática. De nuevo, la intensidad dramática es tal que se repite el gesto final que ya habíamos presenciado al final de la sonata que interpretó en la primera parte y la gente vuelve a caer: se repite el aplauso de parte del público y las protestas del resto. Y el mismo gesto de Bezuidenhout, divertido por la situación.

Cuando, al final de la interpretación, Bezuidenhout se levanta y saluda al público, su sonrisa tiene algo de maléfico, al mismo tiempo que hace gala de una especie de la acostumbrada humildad del músico que se inclina ante el público. Mientras la repleta sala le ovaciona, Bezuidenhout recorre la distancia larguísima que separa el escenario de la puerta de acceso al camerino. La gente continúa aplaudiendo, cada vez más. Él vuelve a aparecer y se acerca tranquilamente, de nuevo, al escenario. Los aplausos crecen, la gente espera el bis, pero él se va de nuevo. El camino es muy largo. Se la juega a que dejemos de aplaudir. Es un valiente. El público aplaude aún con más fervor. Por fin sale de nuevo por la puerta del fondo y se acerca poco a poco al escenario. Cuando llega ante el fortepiano y saluda de nuevo al público con su risa humildemente maligna, la gente apreta el aplauso satisfecha por haber conseguido hacerle volver ante el fortepiano. Pero Bezuidenhout se va y el concierto se acaba así, sin bis y con la gente rodeando al otro gran protagonista de la noche. Me llevo la reverberación de sus vibraciones sonoras sabiamente extraídas por Bezuidenhout. Seguramente eso regenere las células de mi cuerpo, al estilo de como dicen que pasa después de una sesión de meditación. Me parece que en mp3 no hubiese sentido lo mismo. Por eso supongo que vuelvo.

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Notas que patinan #82 | El Sâlmon visto por P

El jueves 24 de noviembre, y hasta el 4 de diciembre, comienza en Barcelona una nueva edición del festival Sâlmon<, que organiza el Graner y el Mercat de les Flors y en el que colaboran este año otros espacios de la ciudad: Antic Teatre, CaixaForum, Hiroshima, La Poderosa, La Visiva, el MACBA, el MNAC y el Nyamnyam. La programación del Sâlmon< es extensa y variada y rehúye las etiquetas. En el programa de mano solo he encontrado una definición a pie de página, festival de creación, a parte de una alusión al movimiento: Moviment i més. El festival se presenta eludiendo los grandes discursos y «las palabras de moda de la temporada para demostrarte que estamos a la última y que estamos comprometidas radicalmente con la actualidad» y se define, en cambio, como «una serie de acontecimientos sucesivos concentrados en un periodo de tiempo corto». Para hablar de lo que podemos encontrar en este Sâlmon< pensé que sería buena idea entrevistar a alguien del público. Me da la impresión de que se habla mucho en nombre del público y se toman decisiones que se justifican porque se hacen por o para el público pero no estoy muy seguro de que alguien escuche su voz. No ha sido fácil hacer esta entrevista porque varias personas han rehusado la propuesta por múltiples y variadas razones pero una de esas razones se ha repetido en cada una de las respuestas: el público a quien he consultado no quiere salir de su anonimato. Finalmente P decidió concederme esta entrevista a condición de que no apareciese su verdadero nombre (la inicial del nombre es ficticia) y de que en el artículo no apareciese su rostro.

publico

¿Por qué vas al Sâlmon<?

Porque actúa gente a la que sigo desde hace tiempo y que estrenan cosas nuevas, en general, aunque también hay cosas que ya he visto, y gente que no conozco pero que me apetece descubrir, porque me gustan las escénicas…

¿Y porque es el último festival de artes en vivo que queda en Barcelona, como me han dicho hoy?

Hombre, yo no soy mucho de festivales. Yo preferiría que este atracón estuviese más repartido durante el año, en el propio Mercat de les flors, y en otros espacios de la ciudad. Es verdad que en Barcelona tenemos el Antic Teatre o la Hiroshima. Y también el Nyamnyam o La Poderosa. Me refiero para ver este tipo de propuestas. Pero fíjate los problemas que tiene el Antic, que cualquier día lo tienen que cerrar por el problema que tienen con el propietario con la excusa de arreglar la fachada, y la Hiroshima, a pesar de las apariencias, tampoco parece tener la supervivencia asegurada, ni mucho apoyo. La Poderosa se tuvieron que mudar hace poco porque el propietario las echaba y el Nyamnyam es una casa particular. En general, es bastante milagroso que aguanten estos espacios, que es de donde nace todo. Y mientras tanto el ICUB reparte millones a dedo a los espacios que más críticas y denuncias despiertan entre los artistas escénicos. A los artistas se les exige que vayan a taquilla en espacios subvencionados con ese dinero público repartido a dedo donde todo el mundo cobra menos ellos. Estoy hablando de la Seca y la Beckett, por ejemplo. Es vergonzoso.

Dices que preferirías que esta programación estuviese más repartida durante el año. ¿Cómo te la imaginas?

Pues dentro de la programación regular del Mercat y de otros espacios institucionales, cada semana. No es tan difícil pero la realidad es que la mayoría de esos espacios se dedican exclusivamente a lo más convencional. Y eso es dar la espalda a la realidad. Es como esa diferencia tan grande que hay entre cómo van vestidos los políticos y la gente de la calle, ¿sabes? Tú te das una vuelta por cualquier ciudad y luego miras en el Congreso de los Diputados y te das cuenta de que algo está fallando. Y eso es más penoso en Barcelona, ahora, porque se supone que la alcaldía está en manos de los que antes estaban en las plazas protestando con nosotros.

¿Crees que la creación artística no está entre las prioridades de Ada Colau?

Creo que es la última de sus prioridades y por eso Barcelona en Comú regala Cultura a los socialistas, a la versión de los socialistas más neoliberal y mafiosa que nunca. Es una lástima porque se les ve el plumero a todos y es una lástima porque unos no se acaban de dar cuenta de la herramienta de transformación social que es la creación artística y los otros, en cambio, se dan perfecta cuenta de que amenaza el orden establecido y por eso intentan acabar con cualquier tipo de creación que no se deje domesticar. Pero no te he contestado a lo de que vamos al Sâlmon porque es el último festival que queda. Es verdad que antes podías ir al Radicals Lliure o al Neo o al LP, y ahora el Sâlmon es el único festival que queda en Barcelona para la creación escénica contemporánea. Tampoco es que antes hubiese muchos más pero ahora solo hay uno y no sabemos por cuánto tiempo, porque hay que elegir nueva dirección del Mercat y tal y como han planteado el concurso están promoviendo que venga una nueva dirección a plantear una contrarreforma a lo Donald Trump que eche por tierra lo poco de modernidad que disfrutamos ahora y que desaparezca el Sâlmon y cualquier otro atisbo de modernez durante el año. Y del Lliure, el TNC, la Beckett, la Seca, etc. no podemos esperar nada. Es triste.

¿Qué vas a ver al Sâlmon<?

Pues muchas cosas. Quiero ir a ver Anarchy. Los que la han visto me han hablado muy bien. Societat Doctor Alonso son gente a la que sigo desde hace tiempo. También me han hablado muy bien de El desenterrador, que también traen al Sâlmon, que va de desenterrar palabras entre la gente del público. Lo último que vi, Y los huesos hablaron, me pareció super necesaria. España es el segundo país del mundo con más gente desaparecida en fosas comunes y no se habla lo suficiente de eso. Pero tratar ese tema y no caer en lo peor del arte de denuncia, en cierta obscenidad, es algo bastante poco común. Y Anarchy sé que va sobre la revolución anarquista del 36 en Barcelona, Orwell, el punk y que cada uno del público tiene una guitarra eléctrica para tocar… A Semolina Tomic no la he visto nunca en acción pero los que la han visto dicen que es una bestia escénica.

¿Y qué más verás?

Me gustaría ver a Los Corderos con Za!: Afasians. A Los Corderos nunca los he visto pero soy muy fan de los Za! Para quien no los conozca, Za! es un grupo de música muy poco convencional. Esta es otra de las cosas que me gusta ver en escena: gente que trabaja con música y otras disciplinas. En este caso, además, me han dicho que la cosa va sobre física cuántica. Genial. Yo soy de ciencias.

¿Y si te digo algunos nombres que están en el Sâlmon y tú me dices lo que te venga a la cabeza? Mariona Naudín, Kopfkino.

Tengo ganas de verla. Me la perdí en Escena Poblenou. Me gustó mucho VIP, la primera pieza que vi de Mariona Naudín en el Antic Teatre, que partía de la historia de su abuelo. En el TNT, Mos Maiorum, en la que ella participaba, fue de lo más interesante que vi. Como en lo de Societat Doctor Alonso, tratar el tema de los inmigrantes que saltan la valla de Melilla y no caer en el buenismo o cosas peores es todo un éxito. Kopfkino no tengo ni idea de qué va pero voy a ir por Mariona Naudín y por la gente con quien trabaja a quienes también sigo: Mar Medina, María Vera (la vi el otro día en Festa de balls per salvar el món, en el Antic, y me encantó) y Marina Colomina.

Jorge Dutor y Guillem Mont de Palol, Grand Applause

Voy a ver todo lo que hacen desde Y por qué John Cage, que es una de las piezas más interesantes de los últimos tiempos. Esta parece que va a ser algo muy diferente, habrá que verlo, porque ellos suelen trabajar sin apenas nada más que sus propios cuerpos y esta vez parece que va a haber objetos porque dicen estar trabajando con cartones y maderas. No sé si tendrá que ver que parten de la ópera Carmen, que ya me parece que puede ser un objeto bastante bizarro. También me interesa la gente con quien colaboran, que esa también es otra novedad. Sobre todo Norberto Llopis, que es un coreógrafo valenciano a quien he visto varias veces en algún LP y que me ha dejado siempre muy impresionada. Por cierto, Norberto estará en La Poderosa con otra coreógrafa muy interesante que hace tiempo que no vemos en Barcelona, Paz Rojo, madrileña, el mismo día que Grand Applause, que es el último día del festival, por la tarde, en una muestra abierta del proceso de creación de una cosa que se llama El capitalista.

Txalo Toloza, Extraños mares arden.

Lo vi en el estreno en el TNT. No iré a ver la pieza escénica porque ya la he visto pero igual voy a la versión asado en el Graner. La historia que cuenta Txalo es increíble: es la historia de su familia en el desierto de Atacama, en Chile, en paralelo al nacimiento del imperio del arte de los Guggenheim. Resulta que una cosa está relacionada con la otra. Da muchas claves de cómo funciona el capitalismo y el negocio del arte. Pero lo guay es, como siempre, descubrir las pequeñas historias humanas que hay detrás, que al final es lo que te emociona.

El Pollo Campero, Las actrices siempre mienten.

La primera, Sekvantaro, me gustó mucho. La vi en el Arco de la Virgen, que mola mucho y es otro espacio que siempre está amenazado de cierre. Una de las Pollo es Cris Celada, que también sale en la última de Cris Blanco que, por cierto, también hace una especie de conferencia sobre su trabajo, en el Caixaforum, que si alguien no la conoce aún debería conocerla. Cris Celada, vuelvo al Pollo, ha trabajado también con El conde de Torrefiel. Creo que este fin de semana están actuando en Valencia. He visto que han cambiado a la otra actriz del Pollo Campero. Me muero de curiosidad. Iré al Antic a verlas.

Iñaki Álvarez y Martí Sales, Air Condition, Respirar es arder.

Esto parece que va a ser como lo más líquido y difuso del festival. En varios sitios, en el MNAC, en el MACBA, en el hall del Mercat… No sé si me dejo alguno. Iñaki Álvarez es un artista que me interesa mucho desde que era un jovencito un poco punki (yo también lo era) y se cortaba y hacía cosas con su sangre. Vi sus videos una vez en una sesión del Flux Club, en el Antic, y aluciné. Ya vi cosas de Air Condition hace meses, cuando trabajaba con Carme Torrent, que es otra artista muy especial, que viene más de la coreografía. Siempre trabajando sobre el aire. Por ejemplo aquello que hicieron que había que coger un taxi con otra gente y te llevaban a sitios. Con Martí Sales seguro que hacen un buen dúo. De Martí me gusta su último libro, Principi d’incertesa, lo que hace con Roger Peláez y Núria Martínez, Anarquia és independència, o cuando cantaba con los Surfin Sirles.

Nyamnyam

Bueno, claro, Iñaki es uno de los que llevan el Nyamnyam. El Nyamnyam hace unos Todo lo que me gusta es ilegal, inmoral o engorda especiales para el Sâlmon. En uno está Quim Bigas y Raquel Tomàs. A Quim le sigo desde que vi Molar en la calle, en Hospitalet. También hay otro día con Okay confiance, unas artistas francesas que vienen de Marsella, creo. Es al mediodía, no sé si podré ir, pero lo intentaré porque el formato es muy chulo. Se trata de comer con una propuesta artística sobre la mesa. He ido otras veces y la experiencia creo que vale mucho la pena.

Aimar Pérez Galí, The Touching Community

Sé que ha trabajado sobre cómo ha afectado el SIDA a la danza en España y lo ha mezclado con el Contact, que es este tipo de danza contemporánea en el que los bailarines están siempre en contacto con una parte de sus cuerpos. Sudando el discurso, si te puedo ser sincera, me pareció un pelín pretenciosa, como un poco del PEI, que ya cansa, pero Delta, con Clara Tena y Carme Torrent y la música que le compuso Sara Fontán, creo, me pareció maravilloso. Es un estreno, ¿no? Pues habrá que verlo.

Albert Quesada, UnDosTresUnDos

Pues no sé si iré a verlo pero vi hace poco en Hiroshima lo que hizo con Goldberg y Gould, solos y me pareció genial. Estaba Mireia de Querol en escena, que forma parte del colectivo que trabajan con él. Allí anunciaron que el acercamiento que habían hecho a la música de Bach en ese espectáculo ahora lo iban a hacer al flamenco. A mí lo que me gustó era que se habían acercado a Glenn Gould y las Variaciones Goldberg con total irreverencia y frescura, que ponían al mismo nivel el disco y las grabaciones tomadas de la sesión de grabación en las que Gould se equivocaba o contaba chistes y que la partitura de la coreografía la habían montado en un día y cada intérprete la interpreta como le parece. He visto algunas imágenes de esto nuevo y no sé qué decirte pero podría darle el beneficio de la duda solo por lo que vi el otro día en Hiroshima. Hay que arriesgarse. Tampoco pasa nada si un día nos aburrimos un poco viendo algo. Te tomas luego unas cañas con tus amigos y te echas unas risas.

Robbie Singe

Ni idea pero a eso voy al Sâlmon también, a descubrir gente de fuera a quien no conozco, a gente de quien no he oído hablar en mi vida, como Volmir Cordeiro o Jan Martens, y a otros de los que he oído hablar pero a los que aún no he tenido oportunidad de ver, como Marcela Levi, Cristian Duarte, Luis Garay, Amalia Fernández o Anto Rodríguez, por ejemplo.

¿ Y de dónde vas a sacar el dinero para ver tantas cosas?

Del palo que le voy a dar al Xavier Marcé. Lo esperaré un día de estos a la salida del ICUB y le robo la cartera. Seguro que lleva algo suelto. No, es broma. Hay un pack Sâlmon que si compras 5 entradas te sale a 6€ la entrada, que no está mal. Y de lo que ahorre en calefacción, que parece que llevamos un otoño muy cálido en esta parte del Mediterráneo. Aunque cuando comience el Sâlmon ya habrán encendido las luces de Navidad. Luego dicen que no hay dinero.

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Notas que patinan #81 | Compatriotas

El sábado, mientras en Madrid un montón de gente rodeaba el Congreso de los Diputados donde Rajoy era investido presidente de España en circunstancias verdaderamente lamentables, algunas artistas madrileñas (Lara Brown, Janet Parra, La Compañía Opcional y Twins Experiment), se encontraban en Barcelona, en la nueva sede de La Poderosa, a la que llegué atravesando Plaça Espanya (donde me encontré con una multitud de gente disfrazada de personajes de cómic que salían del Salón del Manga haciendo cosplay), para protagonizar una sesión especial de los In-Prescindibles (la número 34) dedicada a Madrid, en la que las creadoras madrileñas iban a mostrar al público barcelonés en qué están trabajando. Ahora que lo pienso, todo muy metafórico.

Lara Brown _ Auto - o cómo generar multitud de maneras de mirar un cuerpo.

Lara Brown _ Auto – o cómo generar multitud de maneras de mirar un cuerpo.

Los In son un espacio para presentar trabajos, alrededor de la danza y sus contaminantes (según la expresión que utiliza la propia Poderosa para definir su actividad), en cualquier fase del proceso de creación, embrionarios o inacabados, donde se seleccionan las propuestas recibidas a partir de una convocatoria. Por lo visto, en la última convocatoria hubo un aluvión de propuestas y, entre estas, unas cuantas provenían de Madrid. Ante esta circunstancia, que quizá era la primera vez que se producía, La Poderosa pensó en organizar un In sólo para las propuestas madrileñas y así es como surgió la edición especial del sábado (y la repetición del domingo).

Da la impresión de que, en los últimos tiempos, la relación entre Madrid y Barcelona, en este circuito, es más fluida, en los dos sentidos, y esa es una buena noticia. Y digo en este circuito porque en otros, en el más institucional, por ejemplo, no sabría qué decir. Muchas veces he tenido que oír, en Madrid, una especie de reproche o bronca que nos acusaba a los catalanes de no prestar atención a los madrileños y no invitarles a actuar en nuestra tierra. Me hacían gracia esas broncas porque quienes me reprochaban eso me hablaban del Teatre Lliure o del Teatre Nacional o del Mercat de les Flors, de nuestras salas más institucionales, como si a quien se lo estuviesen reprochando, un servidor, fuese el responsable de la programación de esos templos de la cultura en los que, yo mismo se lo tenía que recordar, a muchos creadores del circuito en el que nos movemos, tampoco se les invitaba a actuar, como tampoco se les invitaba en parecidas instituciones madrileñas. ¿De qué me estarían hablando? En seguida la cosa se iba a la cuestión lingüística, ya saben, esa maniobra de distracción. Y yo les tenía que recordar que los creadores del circuito en el que me movía estrenaban en castellano (bastante más que en catalán, por lo que sea, esa era la realidad) en el Lliure o en el Mercat de les Flors, por citar algunos de los ejemplos que ellos ponían, cuando les invitaban, sin mayor problema. Y que no era ese el problema, que en saraos organizados por la desaparecida La Porta, por poner ejemplos de aquellos tiempos de los que hablo, yo había conocido el trabajo de muchos creadores madrileños.

Compañia Opcional_ SALVAR LAS DISTANCIAS

Compañia Opcional_ SALVAR LAS DISTANCIAS

Que no es ese el problema, que el problema es que lo mezclamos todo y que a veces se nos va la mano clasificando a la gente por etnias y nacionalidades cuando, en realidad, estamos más cerca de cualquiera de las creadoras que han pasado este fin de semana por La Poderosa que de gente que ha nacido en nuestra misma ciudad pero con quien no compartimos nada en términos vitales y culturales. Así que no nos metan a todos en el mismo saco solo porque hablamos el mismo idioma desde pequeños y hemos crecido en las mismas ciudades (quizá ni siquiera en los mismos barrios, aunque a veces también).

De hecho, voy a ir más allá. Las creadoras que vi ayer pertenecen a una generación que aún está por debajo de los treinta años. Yo tengo más de cuarenta, amigos, y, aunque la edad es otra de esas deleznables varas de medir, otra de esas armas arrojadizas que se utilizan constantemente para clasificar y separar a la gente, me siento más cerca de esas creadoras veinteañeras que de otros personajes de mi propia generación. ¿Por qué? Por la actitud, por los códigos que utilizan, por su sensibilidad. Vibro más con unas que con otras, faltaría más, pero hay algo en lo que me enseñan, en su trabajo, que reconozco como propio, que comparto, a pesar de que unos temas o unas aproximaciones me toquen más y otras menos.

Twins Experiment_ AL FINAL DE LOS BRAZOS ESTÁN LAS MANOS, AL FINAL DE LOS DEDOS NOSOTRAS ESTAMOS

Twins Experiment_ AL FINAL DE LOS BRAZOS ESTÁN LAS MANOS, AL FINAL DE LOS DEDOS NOSOTRAS ESTAMOS

Para mí, ellas son mis verdaderas compatriotas. Prefiero una patria basada en una elección personal, por afinidad, amistad y amor libremente elegido, que no por lazos familiares que uno no escoge porque ya le vienen impuestos por nacimiento. Quiero saber de ellas y verlas de vez en cuando. Si no vienen ellas a visitarme ya iré yo a devolverles la visita. Ellas han crecido ya en un tiempo en el que las distancias se han acortado y la información circula con mucha rapidez. Seguramente todo esto les parecerá normal. Yo nací en un tiempo en el que las cosas no eran así pero me siento más a gusto ahora, me parece mucho más lógico estar conectado con mis amigos. Y así, poco a poco, a medida que aumentan nuestras conexiones, vamos creando una relación, cada vez más profunda, que proporciona mucho placer, cada vez más cuanto más se profundiza en ella, cada vez con más matices y con más encuentros inspiradores, como el de este fin de semana.

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Notas que patinan #80 | Es ridículo

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Público del TNT. Foto: Olga Álvarez

El festival TNT se clausuró el domingo en Terrassa después de cuatro días muy intensos en los que no dimos abasto para ver la enorme cantidad de propuestas que se presentaron (treinta), entre las cuales hubo un tanto por ciento bastante alto de eso que andamos buscando cuando vamos a un sarao de estos: alimento para el alma, emoción, discusión, que nos reviente la cabeza, que no salgamos como hemos entrado. Cada año el TNT se llena pero seguramente este año se han batido todos los récords: según la propia organización, 97% de ocupación, 21 funciones con entradas agotadas y 90 profesionales acreditados. Habrá quien siga diciendo que esto no interesa a nadie pero es difícil sostener por mucho tiempo más esa discutible opinión. Los números cantan. La realidad es que mucha gente se quedó sin entradas, las colas para las listas de espera en las taquillas para cada función eran notorias y crearon cierto malestar entre las filas de los frustrados espectadores que se quedaron sin poder entrar. La programación del TNT la decide desde hace años su director, Pep Pla. Es una visión personal del panorama actual de las artes en vivo, con especial atención a lo que sucede en Catalunya, pero que tiene en cuenta las más de 500 propuestas recibidas. Es una visión discutible, como todas, pero está claro que consigue su objetivo: interesa a mucha gente. Lo que nos entristece es que el público tenga que darse un enorme atracón en cuatro días porque el resto del año pasa cierta hambre. Afortunadamente hay otros espacios donde encontrar este tipo de propuestas durante el año pero no tantos como sería deseable y, desgraciadamente, en muchos casos no cuentan con el suficiente apoyo para que los artistas puedan disfrutar de condiciones dignas y el público de precios populares. La buena noticia es que eso tiene solución. Hay muchas salas en Barcelona, Catalunya y en el resto del estado. Lo único que falta es la voluntad para que abran sus puertas a cierta creación actual que pretenden ignorar.  Esperemos que los programadores acreditados en el festival hagan su trabajo y permitan que estas propuestas que han visto circulen por el territorio. Si es así, el público quizá les perdone por haberse quedado sin ver muchas de las funciones para que pudiesen entrar los profesionales acreditados. Esa es la única queja sobre el TNT que hemos oído una y otra vez durante estos días. Habrá que doblar funciones para la próxima edición, aumentar la duración del festival o qué sé yo. Claro, eso solo se consigue con más presupuesto. Hay razones de peso: los números cantan. Si no, el próximo TNT, si sigue creciendo de esta manera, salvo las propuestas de mayor aforo, solo lo van a poder disfrutar los profesionales. Pero está claro que esto es solo un síntoma. El TNT, además de dirigirse al público aficionado a las artes en vivo y a la gente de Terrassa, se propone también ser un punto de encuentro entre programadores, nacionales e internacionales, y creadores. Para que la cosa sea un éxito el TNT debería preocuparse de mantener ese equilibrio, porque si se inclina más del lado de la feria para profesionales perderá su alma. Pero las cosas serían de otra manera si la cosa estuviese más repartida, si el TNT no fuese algo excepcional, si no hubiesen desaparecido los chorrocientos festivales que han desaparecido en los últimos años, o si, mejor aún, las programaciones estables en Catalunya y el resto del estado español abriesen masivamente sus puertas (como lo hace el TNT) a una realidad que intentan ignorar hasta un punto que ya hace tiempo que se ha vuelto ridículo.

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Notas que patinan #79 | Lo imposible

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Me uno a las felicitaciones de Querido Antonio a los llamados socialistas españoles.

Pero hoy quiero felicitar también a los socialistas barceloneses por haber conseguido otro imposible: convocar al mismo tiempo los esperados y largamente pospuestos concursos de dirección del Festival Grec y del Mercat de les Flors y provocar al mismo tiempo la decepción más grande entre la profesión y la afición, solo superada por la decepción que provocó en su día el anuncio de que los socialistas entraban en el gobierno de la ciudad de Barcelona para asumir Cultura, a su vez solo superada por el anuncio de que el comisionado de Cultura iba a ser un señor que representa todo lo que se opone a las razones por las que el nuevo gobierno de Barcelona en Comú había conseguido ilusionarnos, solo superada por la decepción de que ese señor (no nombrado finalmente para ese puesto por el revuelo que causó el anuncio) sea miembro del jurado que decidirá quién ocupará la dirección del Mercat de les Flors, solo superada por la decepción de comprobar que los resultados de los largos y trabajosos procesos participativos convocados por el Ayuntamiento, en los que muchos hemos colaborado para elaborar las bases de esos concursos, han sido arrojados a la basura, que en las bases de esos concursos públicos no se recoge ninguna de las decisiones de esos procesos (que sus promotores repetían que serían decisiones vinculantes) y que ni el jurado que tomará la decisión sobre quién dirigirá estas instituciones públicas (que manejan un considerable presupuesto público y cuyos tentáculos se extienden en múltiples direcciones) es un jurado formado por personas independientes de reconocido prestigio entre la profesión, ni intenta serlo y entre los cuales, además, no hay ni un solo creador.

No esperábamos nada excepcional pero era casi imposible conseguir todo esto al mismo tiempo.

Si el gobierno de la ciudad y el resto de implicados lo permiten y consiguen llevarlo a buen puerto sin modificar un ápice la trayectoria se habrá conseguido lo imposible, una vez más.

Y mientras tanto, en Madrid

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Notas que patinan #78 | El TNT

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Nueva edición del festival TNT de Terrassa, un clásico del inicio del otoño. Una maratón de más de 30 propuestas comprimidas en muy pocos días, entre el jueves 29 de septiembre y el domingo 2 de octubre, que este año se inaugura con Rodrigo García, lo cual parece toda una declaración de intenciones. Hay tantas cosas que ver que es prácticamente imposible abarcarlo todo. A continuación, un repaso resumido de algunas de ellas.

Excepto para el espectáculo inaugural (26€), las entradas son baratas (entre 3€ y 10,50€) e incluso gratis, en algunos casos. El TNT es cada vez más popular, dense prisa en comprar sus entradas porque la cosa pinta que, en más de una ocasión, esta vez va a haber gente que se va a quedar fuera.

Rodrigo García | 4 (29.09, 21:00)

rodrigo

En ediciones anteriores, el TNT siempre se inauguraba con algún espectáculo internacional de algún nombre suficientemente conocido como para llamar la atención de los medios de prensa y contentar a alguien que no acabábamos de saber quién era porque, en realidad, el espectáculo inaugural parecía contradecir un poco, bastante o mucho el espíritu que el TNT declaraba defender. Muchos nos preguntábamos por qué, si esta figura de relumbrón era necesaria, no se invitaba a un Rodrigo García o a una Angélica Liddell, ya que otros nombres incluidos en lugares destacados de la programación, no parecían ser merecedores de protagonizar la inauguración del festival (cosa que no acabábamos de entender). Pues bien, este año, como para callarnos la boca, aquí está lo último de Rodrigo García, alguien que desata pasiones y odios por igual entre la afición pero que es un referente indiscutible de la escena española, uno de los creadores más citados entre las referencias de muchos de los creadores de la escena actual, alguien que a muchos nos descubrió en su día una cierta manera de concebir lo escénico que nos marcó para siempre, alguien a quien parece que el reconocimiento en España le va llegando a cuentagotas, tarde, mal y nunca, mientras en Francia, siempre más rápidos para eso, hace años que lo han adoptado y, desde hace un par de temporadas, le han dado la dirección de uno de sus centros dramáticos nacionales, el de Montpellier, a donde hace un tiempo pensábamos que tendríamos que ir a ver todo lo que por aquí abajo no nos dejan ver, como si estuviésemos viviendo en tiempos de la dictadura. En fin, Rodrigo García trae al TNT una pieza que se llama 4 por las cuatro personas que veremos en escena: Núria Lloansi, Juan Navarro, Juan Loriente y Gonzalo Cunill, excepcionales intérpretes y creadores cuyas carreras están unidas al trabajo de Rodrigo García desde hace mucho tiempo. Me da igual de qué vaya la pieza. Es una fiesta que Rodrigo García inaugure el TNT con este equipo en escena. Y no hay apenas oportunidades de ver ni a Rodrigo García ni a este equipo por aquí cerca. Es para no perdérselo.

Philippe Quesne | L’effet de Sèrge (30.09, 22:00)

En mayo del año pasado tuve la suerte de ver esta pieza en el 3,2,1 del Azkuna Zentroa de Bilbao. Escribí sobre ella (no me voy a repetir) y, supongo que influido por ciertos vuelcos electorales en las principales ciudades españolas, se me ocurrió acabar con la siguiente frase: Cuando nos hayamos instalado en el país de ciencia ficción que parece que vamos construyendo a marchas aceleradas espero que ver nuevas y viejas obras de Philippe Quesne por estas tierras deje de ser algo tan excepcional. Pues una vez más el TNT me calla la boca programando esta excepcional pieza que estoy seguro de que recordaréis si tenéis la suerte de verla. Es posible que algunos recordéis otra pieza de Philippe Quesne, La Mélancolie des Dragons, la de los heavys en la nieve que pudimos ver en los Radicals Lliure de 2008. Philippe Quesne tiene la costumbre de comenzar las obras como acaba la anterior y acabarlas con el inicio de la siguiente obra. Pues bien, esta pieza es justo la anterior a La Mélancolie des Dragons, otra pieza clásica de Philippe Quesne. Gaëtan Vourc’h, el estupendo intérprete de esta pieza, nos enseña su casa y nos cuenta que a Sèrge (su personaje) le encantan los efectos especiales. Sèrge invita cada domingo a sus amigos a que vengan a casa para enseñarles un microespectáculo de uno a tres minutos que básicamente se sustenta en efectos especiales de fabricación casera, un poco al estilo de Roman Signer. No se lo pierdan. El TNT se hubiese podido inaugurar con este espectáculo y nadie podría quejarse.

Societat Doctor Alonso | Anarchy (30.09, 12:30 y 17:00)

anarchy

¿Semolina Tomic ejecutando una coreografía de Sofía Asencio? ¿Una coreografía precisa y fija que dura exactamente una hora? Vaya, este año el TNT es una caja de sorpresas. Me juego lo que quieras a que esto no se lo esperaba nadie. Creo que estuve presente la última vez que la actual directora del Antic Teatre se subió a un escenario como intérprete y os aseguro que de eso hace bastante más de diez años. Los hiperactivos Societat Doctor Alonso (con esta serán cuatro las piezas que les he visto en un año, con Introducció a la introducció, en la Secció Irregular, Rublev, una panicografía, en la Sala Hiroshima, y Y los huesos hablaronen el Grec) no dejan tampoco de sorprender, lo cual se agradece teniendo en cuenta la cantidad de años que llevan en esto. Estoy deseando ver este choque de trenes, que se presenta cercano al espíritu del live-art y cuyos creadores, en el texto de presentación, hablan del arte como un espacio donde poder cagarla.

Txalo Toloza | Pacífico #3. Extraños mares arden (29.09, 19:00)

txalo

Txalo Toloza es un videocreador chileno afincado en Barcelona desde hace ya mucho tiempo. Colaborador habitual de FFF, la compañía de Roger Bernat, y de Sònia Gómez, desde mucho antes, de vez en cuando le da por ponerse en escena, a cuentagotas, menos de lo que sus seguidores querríamos. El desierto chileno de Atacama es el territorio mítico sobre el que gira esta nueva creación, en colaboración con Laida Azkona, cuyo embrión compartieron, como tantos otros (ya son legión), hace ya meses, en el imprescindible Nyamnyam de Poblenou (a quien el 3 de octubre el FAD hará entrega del Premi Aplaudiment Sebastià Gasch, por cierto).  El desierto de Atacama es el más árido y antiguo del mundo. El punto de partida de esta historia es la familia Guggenheim, conocida por su relación con el arte contemporáneo pero cuyo papel como una de las compañías mineras más grandes del mundo es bastante más desconocida.

Quim Bigas | Molar (01.10, 19:30)

No he visto Molar aún pero debo ser el único porque ha viajado ya por un montón de ciudades y pueblos españoles. Todas las reacciones que he leído y oído dicen flipar con la energía que transmite Quim Bigas en esta performance, que consigue levantar a masas de público enfervorizadas mientras él evoluciona por una plaza. He visto imágenes que dan fe de ello. ¿Cómo lo consigue? Ni idea, habrá que ir a verlo. Además, es gratis.

Atresbandes | All in (30.09, 16:30)

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Para sus detractores Atresbandes es teatrito, para algunos de sus admiradores si el teatro es esto bienvenido sea el teatro. Hace un par de años los descubrí en otra edición del TNT, con Locus Amoenus. Gracias a restos mal digeridos de mis propios prejuicios lograron desconcertarme hasta tal punto que casi me enredo en disquisiciones absurdas en base a esa manía de etiquetarlo todo que, en mi humilde opinión, no conduce más que a aburridísimas discusiones.  Es curioso porque normalmente al público aficionado al teatro, pero no iniciado en lo que los teatreros suelen considerar cosas raras, les recomendarías que fuesen a ver esas cosas raras abandonando cualquier tipo de prejuicio. En este caso es al revés: si eres de los que haces gala de ir a ver cosas muy raras mejor acércate a esto dejando tus prejuicios a un lado. Y luego me cuentas.

Los hedonistas | Cena de pájaros (01.10, 19:00)

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No los conozco, más allá de un par de entradas en su blog de Teatron, pero tengo mucha curiosidad por descubrirlos. El texto con el que presentan esta Cena de pájaros es escalofriante. Miterrand, el ex presidente francés, en su última cena, antes de morir de un cáncer de próstata, invita a sus amigos a comer su plato preferido: hortelano. Según el texto, el hortelano es una especie protegida. Una vez cazado, para cocinar a este pájaro, se le hacen cosas no demasiado bonitas. Tal y como las describen en el texto, si no lo eres ya, dan ganas de hacerse vegano. La tradición dicen que recomienda comer este plato tapándose la cabeza con un pañuelo para ocultarse de la mirada de Dios. Con uno solo dicen que es más que suficiente pero Mitterrand, por lo visto, se comió dos. Y a la semana siguiente se murió. Mitterrand, ese presidente socialista que mandó al servicio secreto francés a que hundiera el Rainbow Warrior de Greenpeace. Los presidentes socialistas, ya saben.

Marc Caellas | El perico tumba la paloma (01.10, 17:30)

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Marc Caellas ha escrito libros como Carcelona Caracaos, libros sobre ciudades a partir de sus experiencias personales. En cambio, la mayoría de piezas escénicas que había dirigido hasta hace poco eran adaptaciones de textos de otros: de Bolaño, de Rodrigo García o de Robert Walser, por ejemplo. Hasta que el año pasado estrenó en el Antic Guiris go home, una pieza de creación propia, sin textos adaptados, sobre la maldición bíblica que se cierne sobre Barcelona en forma de turistas zombis, en la que se cocinaba una paella enorme y unos guiris que hacían de extras acababan ocupando el escenario. El revuelo mediático que causó el estreno de una obra con esa temática fue el suficiente como para que un público no habitual acudiese en masa al reclamo anti-guiri. Pese al éxito de público Caellas no pareció quedarse muy satisfecho. Pasó página, la pieza nunca más se volvió a presentar y volvió a sus artículos en prensa, a sus viajes latinoamericanos y a un nuevo libro que está preparando. Parecía que tardaríamos en volver a ver algo suyo, nuevo, en un escenario pero, de pronto, se ha sacado de la manga una nueva pieza que va sobre un tema también propicio para titulares: la cocaína. Es un estreno. Si no llegan a verlo lo podrán ver días después en el Antic.

Agrupación Señor Serrano | Birdie (01.10, 22:00)

birdie

A los Señor Serrano les dieron el León de Plata de la Bienal de Venecia cuando Àlex Rigola aún la dirigía y, desde entonces, si no antes, no paran de triunfar, de gira interminable por todo el mundo. Al TNT llegan de presentar en el Lliure las tres obras anteriores a esta. Quien los haya descubierto en el Lliure bien podría rematarlo con Birdie, que es la última de sus piezas. La presentaron en el Festival Grec pero se agotaron las entradas. Si se quedaron fuera, en el TNT tienen una nueva oportunidad. Se presentan con esta pregunta: Si es imposible detener a un electrón, ¿qué sentido tiene poner vallas a las bandadas de pájaros?

Esto es solo un resumen muy rápido de todo lo que ofrece el TNT este año. Hay una lista larga de propuestas interesantes: Magda Puig, Readymade, Lagartijas tiradas al sol, Marc Villanueva y Gerard Valverde, Labuena Compañía, Las XL… Dense una vuelta por el programa en la web del TNT y aventúrense.

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Notas que patinan #77 | El lugar sin límites

Comienza en Madrid una nueva edición de El lugar sin límites, la segunda, ciclo de artes en vivo que dura un mes (del 21 de septiembre al 16 de octubre), organizado por el Centro Dramático Nacional en colaboración con Pradillo, con el apoyo del CA2M y comisariado por Carlos Marquerie y Emilio Tomé.

El año pasado Pradillo consiguió que el CDN abriese sus puertas a un pequeño ciclo de artes en vivo en el templo del anquilosado teatro español institucional, algo que viene reclamándose desde hace años en Madrid y en otros lugares del estado español y que está costando tanto conseguir (parece mentira) como el fin del bipartidismo o la superación de la CT (la Cultura de la Transición) o {ponga aquí su deseo de vivir en un mundo que refleje las nuevas realidades}. Ese pequeño milagro se repite este año, aunque con el papel de Pradillo bastante más diluido porque la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, fichó hace unos meses a otra de las comisarias de la primera edición del ciclo, Getsemaní de San Marcos, ex directora de Pradillo, poco después de que Carlos Marquerie abandonara también la dirección de Pradillo, que compartía con ella. No sabemos muy bien quién dirige en estos momentos Pradillo (en principio, la comunidad de Pradillo, sin cabezas visibles) ni está clara la continuidad del proyecto de la sala independiente (o al menos no dependiente directamente de una sola institución pública o financiera) de referencia en Madrid para los aficionados a lo que últimamente llamamos artes en vivo, pero El lugar sin límites sigue adelante con una línea similar a la del año pasado, en la que pudimos ver el estreno de La posibilidad que desaparece frente al paisaje de El conde de Torrefiel y que supuso el retorno de Rodrigo García a Madrid, por poner un par de ejemplos que sitúen un poco de qué va todo esto. Pero todas estas historias al aficionado quizá le den un poco igual. A quien sienta curiosidad le recomiendo la muy interesante entrevista que Pablo Caruana les ha hecho a los comisarios como pistoletazo de salida del blog del ciclo, un blog que promete ser tan interesante como lo fue en la edición pasada y que, por cierto, está abierto a la colaboración de cualquiera que desee aportar su punto de vista. Pero lo que sí que supongo que os interesará a los que habéis llegado hasta aquí es lo que podremos ver en El lugar sin límites. A continuación, un repaso rápido a algunas de las propuestas de esta edición, que lleva por lema La casa y el relato.

Por cierto, las entradas en el CDN no son precisamente baratas (25€, gracias Ministerio de cultura) pero existe un abono, que podéis comprar hasta el viernes 23 21 de septiembre a las 20:30h, por 48€, que incluye cuatro días en los que podéis ver 8 propuestas. Si estáis en paro tenéis un 50% de descuento, si la compráis 2 horas antes en taquilla. Si tenéis menos de 30 años podéis beneficiaros de un 75% de descuento media hora antes de cada espectáculo. En Pradillo, donde  podréis ver un par de propuestas, por 12€ entráis (8€ si sois estudiantes, desempleados o profesionales de esto). Y el día del CA2M es gratis. Sí, no es precisamente fácil pero en la web de Pradillo han hecho un esfuerzo (que se agradece) para que podáis encontrar reunida toda esta información en detalle.

Y ahora a lo que íbamos.

Ivo Dimchev | Songs from my Shows (21.09) + Som Faves (23-25.09)

Algunos conocieron a Ivo Dimchev en una performance site-specific en el desaparecido Festival Mapa de Pontós y muchos otros volvieron a encontrarse con él en la primera edición de la Secció Irregular del Mercat de les Flors. En el 2011 Quim Pujol, comisario de la Secció Irregular, daba un repaso a su trayectoria en este completo artículo publicado en el blog de la Secció Irregular, al que os remito si queréis saber más sobre un creador que no suele dejar indiferente a nadie y en el que compara a Dimchev con Angélica Liddell o Antony Hegarty (ahora llamado Anohni). Dimchev es la apuesta del ciclo para acercar al público madrileño a uno de esos creadores internacionales de los que muchos han oído hablar pero que todavía no han tenido oportunidad de ver debido a la anómala situación que vivimos y que comentaba al principio. Como curiosidad, Sergi Fäustino, otro de los creadores que comparten cartel con él, ponía de ejemplo a Dimchev como ese tipo de artistas que viajan de un lado para otro constantemente y, al acabar su actuación, podemos ver cenando solo sin entrar en contacto con la realidad que le rodea, da igual si está en Barcelona o en Nueva York. Quizá esta vez lo podamos ver tomándose unas cañas en algún bar de Lavapiés. Si no pasa en Madrid es que la cosa no tiene remedio. En cualquier caso, atención, dicen que ver a Dimchev en acción (y oirle cantar, en la pieza que inaugura el ciclo) es algo que no se olvida fácilmente.

Aitana Cordero | La casa (29.09-02.10)

La primera vez que vi a Aitana Cordero en escena se dedicaba a destrozar objetos sin piedad al ritmo de la música que pinchaba Jorge Dutor desde la cabina, en la Sala Pina Bausch del Mercat de les Flors, en la misma edición de la Secció Irregular en la que actuó Ivo Dimchev. Recuerdo que acabé en pie bailando desde las últimas filas,  junto a otra gente del público, eufórico, jaleándola. Digamos que no fui el único que me volví medio loco con una performance que tenía mucho de liberador. Aunque, cuando acabó todo, alguien comentó que, en un momento de escasez económica como el que pasábamos entonces (y seguimos sufriendo ahora) destrozar un ordenador en escena quizá era un poco obsceno. En fin, no he vuelto a ver nada de Aitana Cordero pero la he ido siguiendo a distancia, con proyectos como Los besos, por ejemplo, en que cientos de personas hicieron cola en el CA2M para besar a una performer, y me parece que es otra creadora de esas que, como mínimo, dan que hablar (cosa que se agradece). Después de unos años fuera de España (es otra de las muchas creadoras formadas en la cantera de la SNDO, la escuela holandesa que ha acogido en nuestro pasado reciente a tantos y tantos exiliados del sistema educativo español), Aitana ha ido desarrollando poco a poco su trabajo en Madrid, pero su intervención aquí se presenta como el estreno de una obra de las de verdad, acompañada de un gran equipo y todo eso. A algunos eso de las obras-obras nos suena a algo parecido a lo de mujer-mujer (por cierto, últimamente la hipersensiblidad sobre igualdad de género está en un punto álgido, controversia de la que no se libra este ciclo, sin rastro ya de mujeres en su comisariado y con un equipo formado exclusivamente por hombres al mando de su blog), pero captamos a qué se refieren y observamos que, entre el equipo de Aitana Cordero, conocemos a gente tan interesante como ella, como es el caso de Isaac Torres, Fran Cabeza de Vaca o Jaime Conde Salazar, por ejemplo.

Luisa Pardo (Lagartijas tiradas al sol) | Veracruz, nos estamos deforestando o cómo extrañar Xalapa (01-02.10)

Luisa Pardo es codirectora del colectivo mexicano Lagartijas tiradas al sol, conocidos por el público español por sus trabajos escénicos con tintes documentales que suelen centrarse en conflictos presentes en la realidad mexicana, como el narcotráfico, la corrupción política o la violencia endémica. Esta vez con el foco puesto en Veracruz, el estado donde creció esta creadora. Esta es una de las dos piezas que podremos ver en Pradillo, una parte de la programación confeccionada en base a propuestas de Pradillo.

Contar para poder sobre vivir 1: Orquestina de pigmeos (Nilo Gallego y Chus Domínguez) + Itxaso Corral + Pablo Messiez + Alejandro Ruffoni (06-07.10)

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Cuatro propuestas en una misma sesión con un mismo hilo conductor: Contar para poder sobre vivir. La Orquestina de pigmeos es una formación impulsada por Nilo Gallego y Chus Domínguez, dos creadores leoneses que llevan años trabajando juntos en diversos proyectos que siempre consiguen emocionarnos. Nilo Gallego proviene de la música, Chus Domínguez del audiovisual y en la Orquestina de pigmeos suelen rodearse de numerosos colaboradores locales, diferentes cada vez, estrechamente relacionados con el lugar donde crean sus site-specifics. Los hemos visto en acción en Citemor, en Portugal, con Pigmeus do Mondengo, en medio de un río, en la maravillosa Fuera de la fábrica Beta, en el BAD de Bilbao, dentro de una antigua fábrica que abría sus puertas para contemplar la ría en una especie de cine sin pantalla, o en El sol surt a fer un volt, en el Festival Panorama de Olot, una performance para ver el amanecer desde lo alto de un volcán. Todas, hitos que, incluso años después, aún tenemos bien presentes los que asistimos a ellas e incluso las que solo conocemos por el testimonio de quienes las vivieron o los vídeos que las documentan (por cierto, consultables en su blog de Teatron). Presenciar lo que se inventen en pleno centro de Lavapiés puede ser uno de los puntos álgidos de esta edición. Pero esta sesión promete ser maratoniana porque es solo una de las cuatro propuestas que veremos. Las otras tres corren a cargo de Itxaso Corral (miembro del grupo musical Poderío Vital y una de las componentes de N-340, una experiencia a partir de un viaje  por esa carretera nacional que bordea todo el Mediterráneo español), Pablo Messiez (quizá el representante de este ciclo a priori – ya hablaremos después – más relacionado con propuestas teatrales más convencionales, que viene acompañado de Óscar Villegas, de Gichi Gichi Do, en el espacio sonoro) y Alejandro Ruffoni (ex componente de PLAYdramaturgia que hace un año presentó en solitario El reparto en La Casa Encendida y que vuelve de México para hablarnos de muertes violentas con Este título se hará público en sala (si llego con vida)).

Contar para poder sobre vivir 2: Edurne Rubio + Sergi Fäustino (08-09.10)

La historia que está detrás del trabajo que presenta Edurne Rubio es poderosa. Entre 1960 y 1980, su padre y dos hermanos, nacidos en la ultraconservadora Burgos de la dictadura, fueron miembros de un grupo de espeleología que descubrió en el norte de España una de las cuevas más profundas del mundo. Esa cueva se convirtió en su puerta a la libertad. Comenzaron a llevar vidas paralelas: por el día trabajaban en trabajos convencionales y en su tiempo libre bajaban a las cuevas para encontrarse con la vida. Edurne Rubio trabaja más en Bruselas que por aquí. Es una buena oportunidad para descubrirla. Pero abríguense porque la temperatura en la sala será de 17º centígrados durante el espectáculo.

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Foto: Alessia Bombacci

En una de las últimas ediciones de la Secció Irregular (sí, otra vez, la Secció Irregular como una de las islas en este páramo) Sergi Fäustino presentó una primera versión de este concierto para cuerpo y electrónica que podremos ver en Madrid, en el que, con la ayuda de unos sensores sobre su cuerpo y la inestimable colaboración de Marc Romagosa, asistimos a una sesión de música electrónica que podría estar en la sección más experimental del Sónar, mientras observamos cómo Sergi se mueve, aunque él mismo se encargue de advertirnos que su movimiento no tiene demasiado interés sino que es puramente utilitario: se trata de conseguir que suene. Hace tiempo que Sergi Fäustino se ha centrado en una búsqueda introspectiva sobre su propio cuerpo, una búsqueda que siempre estuvo ahí desde su primera pieza, Nutritivo, pero en la que quizá, en sus primeras piezas, no profundizó todo lo que hubiese deseado. Por el contrario, en los últimos tiempos, su investigación le ha llevado a utilizar su propio cuerpo como objeto de estudio, un cuerpo al que Fäustino somete a diferentes experiencias, a veces extremas, como cuando, al inicio de la serie de experiencias de la que podríamos decir que ahora vamos a presenciar la cuarta, comenzó a interesarse por los efectos que podía provocarle a su cuerpo (y a su mente) correr una maratón. Después de algún tiempo de cierta sobre-exposición, produciendo anualmente una pieza nueva, girando algunas de ellas por muchas plazas del territorio español, Fäustino dejó de existir por voluntad propia para la mayoría del público que le seguía desde hacía años, si bien continuó su actividad en círculos más íntimos. Ahora, con este Fäustino IV que se acaba de volver a ver en Barcelona durante el Festival Grec, en el Antic Teatre que él ayudó a levantar, parece que, a cuentagotas, se deja ver un poco más. No se puede volver atrás pero si nunca lo vieron, vayan a verle. Nunca es tarde.

Óskar Gómez Mata (L’Alakran) | Cuarto de hora de cultura metafísica (05.10) + La conquista de lo inútil (13-16.10)

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Uno de los veteranos de la escena vasca que ha desarrollado su carrera fuera del estado español desde finales de los noventa, como muchos otros de su generación, con L’Alakran, compañía fundada en Suiza (ojo al dato: es la única compañía que se autodenomina como tal que veremos en este ciclo). L’Alakran viene con dos propuestas. Cuarto de hora de cultura metafísica es la única de las propuestas del ciclo que se verá en el CA2M (y la única gratis, si no me equivoco). El año pasado la presentaron en el 3,2,1 del Azkuna Zentroa, en Bilbao. En aquella primera versión pudimos ver cómo, a partir de un poema del poeta rumano Ghérasim Luca, que habla de nociones metafísicas alrededor de la vida y la muerte, Óskar Gómez Mata y Esperanza López compartían un entrenamiento físico con el objetivo de que el público pudiese apuntarse a unos talleres para aprenderlo. Esa propuesta formaba  parte de un proyecto mayor, La conquista de lo inútil, que trata de hacer hincapié en aquello que normalmente no se considera como relevante. Y ese proyecto es el que podremos ver en estreno absoluto en Pradillo, acompañados en escena por Txubio Fernández de Jáuregui, en la última semana del ciclo.

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Notas que patinan #76 | Bahía – Buenos Aires – Barcelona

Cuando empecé a escribir esto, en este final del verano, si me hubiese dejado llevar por lo que leía en las redes y pensando en términos de utilidad informativa, parece ser que la tendencia me hubiese empujado a hablar de la Fira de Tàrrega. Lo que pasa es que le di un vistazo rápido a la programación y la verdad es que sólo me llamaron la atención unos pocos nombres, demasiado pocos como para irse de fin de semana al mega-sarao de Tàrrega, que no visito desde finales de los 90 sin que hasta la fecha me haya tenido que enfrentar a demasiados remordimientos (lo siento) y que, además, en esta ocasión me pillaba muy lejos de allí. En todo caso, de Tàrrega ya han hablado muy bien otros que sí estaban allí, por cierto, descubriéndome algún nombre que no conocía (como si hubiesen leído mi pensamiento y quisieran taparme la boca por lo que andaba yo pensando), lo que siempre se agradece. Un poco más allá, con la mirada puesta en lo que pasará a finales de septiembre y principios de octubre, la semana pasada el festival TNT y El lugar sin límites desvelaron su programación, que mantienen en secreto hasta menos de un mes antes por razones que no sé yo si ayudan mucho a que el público aficionado tenga tiempo para organizarse, pero ya sabemos, por numerosos ejemplos anteriores, que las razones para desvelar las programaciones de los diferentes festivales que dependen de instituciones públicas responden muchas veces a motivos ineludibles que al común de los mortales se nos escapan (a veces más relacionados con la intervención de los cargos políticos que aparecen en esos actos y que casi nunca más volvemos a cruzarnos y, en ocasiones, por razones que afectan al rutinario funcionamiento de lo que queda de los maltrechos medios tradicionales de prensa, por ejemplo). Pero de estas propuestas, como de otras propuestas interesantes que suceden ahora o en los próximos días, intentaré escribir muy pronto. Hoy siento la necesidad de hablaros de cosas que he visto y he oído en Brasil y en Argentina, dos países por los que viajo desde hace casi un mes. Si no lo hago ahora no lo haré nunca.

Empecemos por el principio. Llegué a Salvador de Bahía a mitad de agosto, en mitad de los Juegos Olímpicos de Rio, que es lo primero que vi en la televisión del hall del hotel a un volumen infernal. En cambio, no fue de eso de lo que nos hablaron los bahianos en cuanto llegamos sino del impeachment a la presidenta brasileña Dilma Rouseff, también llamado (por supuesto, no en la tele ni en ningún medio tradicional de prensa del país) golpe de estado encubierto. También hablaban de eso los primeros grafitis que vi por todas partes en Salvador: Fora Temer (Temer, el sustituto de Dilma en la presidencia del país, a quien los brasileños no han votado y que lleva ya cuatro meses en el poder). Y también hablaban de eso las drag queens bahianas. Pero vayamos por partes.

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Estuve en Salvador de Bahía en la décima edición de IC Encontro de artes, un festival internacional donde se mezclan artes en vivo, instalaciones, música y audiovisuales, comisariado por Ellen Mello, Fábio Osório Monteiro, Jorge Alencar, Leonardo França y Neto Machado, miembros del colectivo Dimenti, algunos de ellos creadores e intérpretes. Para que os situéis, gente que trabaja habitualmente con Xavier le Roy, por ejemplo (estos días los encontraréis en el Pompidou). El año pasado invitaron a Jorge Dutor y Guillem Mont de Palol a presentar su Y por qué John Cage? con intérpretes locales, con los que trabajaron dos semanas. Una experiencia que sus creadores recuerdan como muy estimulante y que el público, como tuve ocasión de comprobar, aún recuerda. Este año se celebraba una edición especial en la que, por razones presupuestarias relacionadas con el retroceso que está viviendo el país, enviando al garete los diez últimos años de reformas, el festival estuvo a punto de suspenderse. Al final sus organizadores lo tiraron adelante celebrando el décimo aniversario con una programación comprimida en 24 horas ininterrumpidas, para economizar costes. Los comisarios parecen haber puesto el ojo, entre otras cosas, en lo que está sucediendo en esa escena española a la que somos aficionados porque, en esta edición, otra representante ibérica que se mueve en el mismo circuito que los Mont de Dutor, Cris Blanco presentó El Agitador Vórtex en dos pases, en el Teatro Gregório de Mattos, ante un variopinto auditorio repleto de 160 personas, compuesto por mucha gente joven que recibió la propuesta con entusiasmo y, como tuve ocasión de oír en comentarios posteriores, agradeció la inspiración y el aire fresco que abren las líneas creativas de ese trabajo.

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A eso volveré más tarde porque para muchos es evidente que lo que está pasando en el hervidero de cierta escena española llama poderosamente la atención del público mientras desgraciadamente sigue sin gozar del espacio que quizás se merecería en el estado español. Y digo el estado español porque en eso no sabría encontrar apenas diferencias entre lo que sucede en Madrid, Catalunya, Euskadi, Andalucía, Galicia, País Valencià, Canarias ni ninguna otra nación sin estado ni comunidad autónoma a secas ni ciudad ni pueblo del estado. Para eso, parece que lo español actúa con una uniformidad aplastante y exasperante sin dejar ningún resquicio a ningún hecho diferencial positivo realmente significativo. Y ahí dejo eso como materia de reflexión socio-cultural para administraciones indepes, nacionalistas españoles de todos los pelajes, españolistas incluidos, bipartidistas, podemitas y comunes: en algunas cosas os parecéis todos tanto que da bastante miedo.

No pude ver todo lo que me hubiese gustado del IC pero, como mínimo, vi dos cosas interesantes. Una fue el Standard Time del alemán Mark Formanek, una obra especialmente apropiada para esta edición comprimida en 24 horas, porque es el tiempo exacto que dura esta performance en la que unos operarios se encargan de mover las maderas que forman los dígitos de la pantalla de un reloj digital, construido en una gran estructura de hierro, soportes y escaleras al aire libre que, en este caso, tenía como fondo la bahía de Salvador. El reloj, con la ayuda del trabajo de estos operarios que realizan 1.611 cambios durante la performance, da la hora exacta durante las 24 horas que dura la performance.

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La otra fue la maravillosa Valsa de Loulou, una performance-baile, con dirección de Jorge Alencar y Neto Machado, que conmemoraba los 15 años de la drag Rainha Loulou, identidad a la que da vida el artista bahiano Luiz Santana. La performance se presentó poco después de la primera presentación del Agitador Vórtex, de Cris Blanco, a las doce de la noche, mezclando parte de ambos públicos, con la estelar presencia de Rainha Loulou presidiéndolo todo desde un altísimo trono y la colaboración de una pianista y de un numeroso grupo de drag queens, strippers, bailarines, cantantes, acróbatas y performers de variado pelaje que rendían pleitesía y, en ocasiones, desafiaban a la majestuosa reina Loulou tanto como al usurpador nuevo presidente brasileño (fora Temer, no hay nada que temer, se gritó en el escenario) para acabar mezclándose con el público en un gran vals final. Jorge Alencar y Neto Machado conocen de cerca lo que pasa en locales de Salvador como Beco dos Artistas o Âncora do Marujo y llevan tiempo trabajando con artistas que provienen del ambiente drag. Lo que en otros lugares podrían habernos vendido como un proyecto social de inclusión (o algo por el estilo) en este caso transita con extremada fluidez entre dos aguas, que quizá sean simplemente la misma: lo que acostumbra a suceder en un show drag y lo que uno esperaría encontrar en una performance de artes vivas sin rastro de ningún tipo de paternalismo ni de concesiones por ninguna de las dos partes. La mezcla de público, entre moderna y queer, principalmente joven, me pareció una muestra de ese delicioso equilibrio. La gente se lo pasó en grande y salió excitada y estimulada. En mi caso, por partida doble por haber asistido a algo vivo de verdad, extremadamente divertido además de intelectualmente y estéticamente estimulante.

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Asistí a otras performances colectivas en Salvador de Bahía de signos muy diferentes. Por una parte comprobé la degradación turística del viejo barrio del Pelourinho, que no pisaba desde hace 13 años. El precioso Pelourinho se cae, hay edificios enteros tapiados con pintadas que denuncian que en esos edificios podría vivir gente y, mientras tanto, todo se vuelca en el turista y el corazón de Salvador se convierte en el típico parque temático que un barcelonés reconoce perfectamente como uno de los cánceres más perniciosos para cualquier ciudad. En este viaje conocí a gente que se fue a vivir a Salvador en los ochenta, en un ambiente donde todo el mundo se conocía como en un pueblo. Me los imagino ocupando el Pelourinho de entonces, me acuerdo de la Barcelona preolímpica, me empiezo a sentir más viejo que el más sentimental de los gacetilleros y se me cae el alma a los pies. Entonces, ¿siempre es así? ¿No hay marcha atrás? Menos mal que el último día que pasé en Salvador me fui a Porto da Barra y asistí a otra performance colectiva: la de una tarde de domingo en una playa urbana bahiana que me devolvió algo de ilusión y confianza en el futuro, mientras la comparaba mentalmente con lo que queda del ambiente playero de la Barceloneta, igual de fascinante, con su mezcla de señoras y señores del barrio y sus nudistas resistentes.

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Por en medio, unos días de descanso en una isla bahiana en la que leí de pe a pa un tocho de casi 500 páginas que me dio qué pensar: Palabra de escándalo, un libro publicado en 1974 por Tusquets en la colección Textos en el aire. En el libro, Julio Ortega, recoge textos de unos 40 autores en lengua castellana con la intención de ofrecer una variada muestra de la situación literaria en ese idioma, prestando especial atención a los work in progress (así los llama) de lo que el director de la publicación considera lo más interesante de la sección de nuevos escritores y escritoras del momento interesados en explorar nuevos horizontes. En el libro se mezclan autores como Cortázar, a quien ya le había llegado el reconocimiento, con un jovencito Vila-Matas, que solo había publicado una novelita por aquel entonces. En sus páginas hay tanto muestras de esas nuevas literaturas como reflexiones sobre las variadas resistencias al resultado de esas exploraciones que, en muchos casos, se han convertido 40 años después en los nuevos estándares. Sus luchas, conflictos y polémicas resultado del intento de superar viejos paradigmas desconectados con las nuevas realidades se parecen tanto a las que vivimos 40 años después que da risa, miedo y asco en Las Vegas. Por cierto que, de esos 40 autores, sólo 3 eran mujeres: Cristina Peri, Ida Vitale y Cecilia Bustamante. Desgraciadamente eso tampoco ha cambiado mucho.

Pero la vida avanza y, a principios de septiembre, abandoné Brasil para viajar a Buenos Aires, donde lo primero que oí fue que pintan bastos con el gobierno de Macri, que acababa de provocar una subida en las tarifas del gas y la electricidad del 1.000%. A diferencia de Temer, Macri sí ha sido elegido en unas elecciones, por tanto no es necesario todavía organizar ningún golpe de estado, basta con utilizar adecuadamente el absoluto control que ejercen los poderosos sobre los medios de comunicación tradicionales. Me suena.

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En Buenos Aires, Y por qué John Cage y El agitador Vórtex volvieron a reunirse, esta vez en el mismo espacio tiempo, en las X Jornadas de Investigación de la Universidad Nacional de las Artes (UNA), invitados por la coreógrafa y teórica Susana Tambutti. Mientras Cris Blanco llenó la platea de la sala Cara y Caretas (unas 200 personas), Guillem Mont de Palol y Jorge Dutor actuaron en El Portón de Sánchez ante 110 personas (no cabía ni una más). La organización se sorprendió con la excelente acogida de público en comparación con ediciones anteriores en las que participaron creadores europeos tan reconocidos como Jerôme Bel, Xavier le Roy o La Ribot, por ejemplo. ¿Casualidad? ¿Efecto expansivo de las redes sociales, que cada vez más conectan las dos orillas del Atlántico? ¿Conexión ibérico-latinoamericana? ¿O quizá estamos asistiendo a un incipiente cambio de paradigma entre el público más joven? Estos nuevos creadores, y tantos otros con los que nos encontramos en ciertos circuitos aún no predominantes, apelan a algo que está muy vivo y que hace sentir al público vivo también, como oí comentar por aquí. Por eso, quizá, a pesar de que en cierto sentido parecería que sus propuestas son muy exigentes, no tienen ninguna dificultad en conectar con toda clase de público, que puede disfrutar de lo que se le ofrece desde múltiples capas: la más vital y la más intelectual, la más directa y la más metamierda. Estas dos piezas son piezas complejas, que exigen de los intérpretes una tensión constante en un equilibrio precario y lleno de riesgos para conseguir llegar a buen puerto, pero ese no es obstáculo para que el público las acompañe sin que, al final, se resienta apenas del esfuerzo sino que más bien parece que cuanto más complicado se pone el viaje más el público acompaña a los performers y más satisfecho se muestra de haber conseguido llegar hasta el final todos juntos. También oí comentar que tanto Y por qué John Cage como el Agitador Vórtex (y, otra vez más, esto vale para muchas otras propuestas hermanas) ponen en primer plano una economía de medios que no puede interpretarse de otra manera que como un claro posicionamiento político, en contraposición con otras propuestas dominantes, de una producción rica en medios. Lo sucio, lo que está alrededor de la creación, mostrar el proceso creativo en carne cruda son otras de las características que parte del público percibe como inspiradoras y liberadoras. La UNA ha reunido a estos creadores con estudiantes locales en talleres de cuatro días. Algunos de los asistentes han tenido la oportunidad de enlazar los dos talleres. Quizá en estos encuentros latinoamericanos salten algunas chispas, en ambas direcciones. Amén. Yo volveré a Barcelona algo más convencido de que todo esto tiene más sentido de lo que a nosotros mismos nos parece. Y seguramente su importancia sea directamente proporcional a la intensidad con la que nuestros mezquinos gobernantes intentan destruirlo.

 

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Soler Pompeia

Intervención de Rubén Ramos Nogueira en la presentación de Los primeros días de Pompeya de María Folguera en la librería Calders

El 29 de junio hice una breve intervención en la presentación de la novela Los primeros días de Pompeya de María Folguera en la librería Calders de Barcelona. La llamé Soler Pompeia. Fueron 15 minutos en los que toqué el piano de la Calders mientras proyectaba un texto escrito para la ocasión que acababa con un videoclip, un poco al estilo de lo que ahora he decidido llamar la Trilogía Amateur, una trilogía (Gibbons amateur y Variaciones Goldberg amateur, en solitario, y Novios amateur, con Pablo Gisbert) que presenté por primera vez en marzo, en el Nyamnyam de Poblenou, en el ciclo Todo lo que me gusta es ilegal, inmoral o engorda y en mayo, en Madrid, en Pradillo, dentro de Jaleo (aunque ahí sólo el primer episodio: Gibbons amateur). Una trilogía que quizás vuelva a verse en algún sitio después del verano (se admiten sugerencias).

En este vídeo podéis leer el texto de Soler Pompeia al mismo tiempo que escucháis la música que interpreto al piano, tal y como se desarrolló la acción. El vídeo acaba con el videoclip. Os recomiendo el vídeo por razones obvias (la experiencia no tiene nada que ver, de eso va esta historia) pero a continuación encontraréis el texto por separado y también el videoclip final (con algo más de calidad de imagen).

Los primeros días de Pompeia es una novela madrileña escrita por una escritora madrileña con apellido catalán: Folguera. Folguera, en catalán, es lo que en castellano se llama helecho. María Folguera es madrileña pero en su familia hay un origen catalán. María Folguera está relacionada con un antepasado suyo famoso: Mateo Morral. Mateo Morral fue un anarquista nacido en Sabadell. En 1906 protagonizó un atentado contra el rey Alfonso XIII en Madrid, el día de su boda. Mateo Morral intentó asesinar al rey lanzándole una bomba Orsini camuflada en un ramo de flores, desde el balcón de la pensión donde se alojaba, cuando la carroza real pasaba por debajo. Pero no lo consiguió. Unos cables del tendido eléctrico del tranvía desviaron la bomba del objetivo. A los reyes no les pasó nada pero murieron 25 personas. Más de 100 personas resultaron heridas. En Los primeros días de Pompeia se cita esta historia. A Mateo Morral le pillaron y acabó muerto en circunstancias no muy claras. María Folguera ha sido madre recientemente. El padre de su hija se llama Jordi y es catalán. María Folguera está estudiando catalán. Una madrileña que habla catalán obtiene automáticamente una gran corriente de simpatía en presencia de catalanes. Íñigo Errejón también habla catalán siempre que puede en presencia de catalanes. Es algo que siempre funciona. En Catalunya, si eres madrileño y hablas catalán todo lo demás da igual. María Folguera vino a Barcelona hace poco y me pidió que tocase algo en este piano que tiene La Calders. Siguiendo con el hilo madrileño-catalán he decidido tocar una Sonata que me gusta mucho de un catalán que emigró a Madrid. Bueno, casi, al Escorial. Antoni Soler i Ramos, también conocido como el Padre Soler, nació en Olot en 1729. Fue escolanet en Montserrat y luego se trasladó a la Corte, donde fue alumno de Domenico Scarlatti. Soler fue un compositor famoso en su época. Mozart apreciaba mucho un libro de armonía que escribió. El Padre Soler se llamaba Ramos de segundo apellido, como yo de primero. Sería mucha casualidad que fuese familia mía pero nunca se sabe. Yo soy catalán pero mi familia es gallega. Tengo un amigo que se apellida Ramos y es de Olot. Es más fácil que mi amigo sea familia de él. Pero yo he vivido en Madrid tres años. Y mi novia es madrileña y también está aprendiendo catalán, como María Folguera. Lo que no sabía María Folguera cuando me invitó a esto es que, entre el 2008 y el 2009, yo tuve un grupo de música que se llamaba Pompeia. Pompeia éramos Teo Baró, David Espinosa y yo y, a veces, el Santos. Nos llamábamos Pompeia porque Teo, David y yo nos hicimos amigos jugando a tenis cada semana en la Reial Societat de Tennis Pompeia. El Pompeia está en Montjuïc. Es un club con más de 100 años de historia. Josep Pla fue conserje del Pompeia durante unos meses. No me lo invento. Lo cuenta él en el Quadern Gris. Era muy jovencito. El Pompeia actual es un sitio increíble, donde puedes jugar a tenis en pistas de tierra batida rodeadas de pinos. El Pompeia es entrañable y decadente. Es como pijo pero venido a menos. Se supone que siempre fue el club de tenis popular de Barcelona, lo contrario del Reial Club de Tennis Barcelona. Tiene bar y restaurante. Antes se comía muy bien y barato.  Ahora no sé, porque hace tiempo que no voy por allí. Te puedes tomar algo o comer en la terraza, no hace falta ser socio. Nosotros no éramos socios y por eso no nos dejaban bañarnos en la piscina. Una piscina con vistas a la ciudad. Desde que tienen hijos, mis amigos pompeianos han dejado de jugar a tenis en el Pompeia pero ahora se hacen socios en verano para ir a la piscina con sus familias. Hace 7 años, con nuestro grupo Pompeia hicimos un videoclip de nuestro tema Arde Pompeia. La letra es de Plinio el Joven y relata el último día de Pompeia. María Folguera también cita este texto en su libro. La historia de Pompeia sepultada por la erupción del Vesubio es fundamental en la novela de María Folguera. Por eso me ha parecido una buena idea proyectar este videoclip de Pompeia para acabar. El videoclip que vais a ver se proyectó por primera y última vez en la última actuación que hicimos antes de disolvernos, en Matadero, en el festival Sismo de Madrid, el 17 de octubre de 2009. Fue nuestro último día como Pompeia.

Y, para acabar, un vídeo extracto de la intervención grabado con un móvil desde el público.

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