Esta semana, en Barcelona, hay dos ciclos llegando a su fin que comparten una particular mirada al pasado y, al mismo tiempo, una decidida apuesta por la creación y los creadores del presente (un aspecto destacable que evita que echar la vista atrás se convierta simplemente en quedarse anclado en el pasado). Y, a pesar de sus múltiples diferencias (no sólo sobre las disciplinas que abordan: las artes en vivo en un caso y el cine de animación en otro) y del diferente origen e idiosincrasia de sus organizadores y de los espacios donde se desarrollan, no es lo único que comparten. Comparten también una cierta reivindicación (nada dogmática) de la creación y los creadores locales, en algunos casos pioneros que, quizá por el hecho de serlo, no han tenido el reconocimiento que han tenido, tienen o tendrán otros que han sacado, sacan o sacarán tajada de sus hallazgos. Y puntualizo que esa reivindicación no es nada dogmática porque mezcla al mismo nivel a creadores consagrados con otros que no han tenido esa suerte. Este tipo de extrañas coincidencias es lo que se le aparece a mi retorcida mente (por supuesto, no tenéis por qué compartir mis particulares conexiones mentales) cuando me pongo a pensar en estos dos ciclos: Hacer Historia(s), el ciclo de retro-performances organizado por La Poderosa en colaboración con el Antic Teatre y la Sala Hiroshima (jueves, sábado y domingo a las 21:00, en La Poderosa, Carrer de la Riereta 18), y Del trazo al píxel, más de cien años de animación española, que organiza el CCCB (de jueves a domingo de 19:00 a 20:30, Carrer de Montalegre 5) comisariado por Carolina López (y que pronto se podrá ver en La Casa Encendida). Por horario y ubicación (La Poderosa está a 5 minutos caminando del CCCB), los dos ciclos son perfectamente compatibles y combinables en este último tramo final.
El ciclo Hacer Historia(s) es un intento declarado de recuperar ciertas creaciones del pasado que continúan siendo vigentes a pesar del paso del tiempo, al mismo tiempo que cuestiona la novedad por la novedad y las políticas neoliberales que promueven un tipo de arte consumible. Como dice Claudia Galhos: Esto no es arte es bulimia. La Poderosa se posiciona en contra de la amnesia pero intenta mirar el pasado desde la revisión, la reconstrucción y el recuerdo, no para caer en la nostalgia sino para, precisamente, comprender el presente. Y, por eso, desde octubre hasta el próximo domingo, en el ciclo hemos podido ver desde trabajos escénicos que poca gente vio en su momento a otros que les ha parecido interesante retomar, pasando por remakes, autovideografías y actividades teóricas sobre conceptos tales como memoria, emergencia, archivo y transmisión. Gracias a este ciclo hemos visto joyas como Histoire(s) de Olga de Soto, en versión vídeo documental, donde a través de entrevistas a espectadores que asistieron al estreno, en 1946, de una pieza de Roland Petit y Jean Cocteau, reconstruímos el espectáculo original a través de su memoria.
O las piezas Menta in iurmain, de Rafael Ponce con Mònica Muntaner y Kike Salgado y Shichimi Togarashi, de Juan Domínguez y Amalia Fernández. Pero también se ha invitado a creadores locales a que vuelvan la vista hacia el pasado de diversas maneras: Mix-en-scène, donde Amaranta Velarde remezcla samplers icónicos de la danza, la música y las artes visuales con un espíritu próximo al DJ, Body Nawman / Go.go home, donde Carmelo Salazar revisita su pasado coreográfico, o la autovideografía en la que Aimar Pérez Galí repasa sus mitos, sus referentes y sus fetiches a través del registro en vídeo de piezas escénicas.
Por otra parte, el ciclo Del trazo al píxel, permite ver en pantalla grande, en el CCCB, una selección de la animación española de todos los tiempos, en ocho sesiones, dando visibilidad a la obra de 70 autores, con más de 50 títulos. Para ello se han restaurado y digitalizado obras imposibles de ver por el deterioro de las cintas o por su difícil acceso. El ciclo está acompañado por la publicación de un libro-DVD de la historia del cine de animación español. Reconozco que, hasta ahora, no tenía ni idea de la cantidad y del interés de los creadores catalanes y españoles que han trabajado en el territorio de la animación. Cuanto más me adentro en el tema más me flipa comprobar cómo algunos de ellos (muchas veces absolutos desconocidos para el público no iniciado) han sido verdaderos pioneros en la historia de la animación, en muchos casos con recursos ínfimos. Gente como Arturo Moreno, que creó el primer largometraje de dibujos animados a color de Europa en 1945. O como José Luis Moro, de los estudios Moro, que en 1947 tuvo que rechazar una oferta para ir a trabajar en los estudios Disney porque estaba haciendo la mili y que, al final, hizo carrera con su hermano en la publicidad. Por no hablar de Segundo de Chomón y su Hotel eléctrico del 1905.
En cuanto a la conexión con el presente, en el ciclo Del trazo al píxel, la cosa se anima durante los próximos días. Una sesión especialmente interesante es la del jueves 10, titulada La huella del artista. Es interesante constatar, como hace la comisaria del ciclo Carolina López, cómo gran parte de la producción anterior a los años 50 fue experimental por obligación, es decir, no les quedaba más remedio que trabajar a base de ensayo y error, a veces con materiales muy rudimentarios y condiciones de trabajo que obligaban a sus creadores a inventar nuevas técnicas y ensayar nuevos formatos. Pero a partir de los años 70, coincidiendo con la irrupción de la televisión y la demanda de contenidos de animación para un público televisivo, se crea una industria que seguramente se aprovecha de los logros de sus antecesores y, en ese momento, gente que está fuera de la industria, ven en la animación un medio perfectamente interdisciplinar en el que volcar sus inquietudes artísticas y experimentar de una manera consciente. Es el caso, por ejemplo, del cineasta y dibujante Iván Zulueta (el de Arrebato) de quien podremos ver el jueves uno de sus cortometrajes de animación de 1969, Get Back, o José Antonio Sistiaga y Rafael Ruiz Balerdi (fundadores, junto a Chillida y Oteiza del colectivo de arte moderno vasco Gaur en 1966). La sesión del jueves mostrará trabajos de ellos y de gente más actual como Alberto Vázquez (alias Querido Antonio) o los artistas visuales David Bestué y Marc Vives, de quien podremos ver Estado de cambio).
Como complemento canalla del ciclo, podéis ver en Teatron una videoplaylista firmada por la comisaria Carolina López, con algunos títulos creados específicamente para internet (que por esa razón no se incluyen en el ciclo), con piezas de Vengamonjas, Joaquín Reyes, Juanjo Sáez o la gente de Mongolia.
Mientras tanto, en la recta final del ciclo de retro-performances de La Poderosa, este jueves, el joven colectivo madrileño PLAYdramaturgia presentan su Prólogo a los detectives salvajes, un proyecto documental en el que, como en la novela de Bolaño, los PLAY, obsesionados con un pasado del que son herederos, investigan para retratar a toda una generación artística, en este caso escénica, en una historia repleta de ausencias y de trabajos que, en muchos casos, por la falta histórica de documentación, no han visto ni, seguramente, verán nunca. Una historia que los PLAY y muchos de nosotros sólo conocemos por lo que otros nos han contado.
Pero hay más. El sábado y el domingo, Pere Faura realiza una versión personal de una emblemática pieza (Shirtology, de 1997) de un creador consagrado como Jerôme Bel (reconocido exponente de la danza conceptual europea) y la llama Jerôme Bel, les meves samarretes i jo, en un programa compartido con la polaca Ola Macjieweska, que se inspira en Loïe Fuller, bailarina autodidacta de finales del siglo XIX y principios del XX, conocida por su experimentación con la iluminación y los tejidos flotantes con los que encandiló a toda una generación de artistas e incluso científicos de la época. Se da la coincidencia de que La Casa Encendida dedicó un ciclo a Loïe Fuller en el que los PLAY intervinieron con unos vídeos que rescataban grabaciones del paso de algunas creadoras del archivo de La Casa Encendida poniéndolas en relación con las pocas imágenes del trabajo de Fuller que han llegado a nuestros días.
Por cierto, el sábado la Poderosa abrirá su Cantinita después de la performance para celebrar el fin del ciclo en una pista de baile retro amenizada con música servida por Amaranta Velarde.
Hacer Historia(s) y Del trazo al píxel, dos propuestas que provienen de organizaciones barcelonesas muy diferentes (un espacio independiente, La Poderosa, y una institución pública, el CCCB) que en esta época de cambio vuelven su mirada hacia el pasado para tomar impulso hacia hipotéticos futuros que nos esperan a la vuelta de la esquina. No sé si será una simple casualidad o el síntoma de algo.
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