Desgraciadamente no me encuentro todos los días con proyectos artísticos que me emocionen de la manera como lo ha hecho en los últimos meses Escenarios del Streaming, un proyecto del colectivo madrileño PLAYdramaturgia. Además, por lo visto en estas últimas semanas, parece que no soy el único. Comenzamos a ser unos cuantos pegados a nuestras pantallas cuando emiten un Escenario del Streaming por TVtron. Aún y así, parece que hay gente que aún no conoce el proyecto. Por eso me gustaría dedicarles este post. Por eso y porque me parece que la eclosión de PLAYdramaturgia y sus proyectos en la escena ibérica es un hecho destacado de este año del Apocalipsis que no mola que pase desapercibido. Con los medios a mi alcance procuraré que no sea así. Ahí voy.
Escenarios del Streaming es un proyecto que invita a los creadores escénicos a apropiarse del streaming. No hace un uso del streaming a la manera «tradicional» (entre comillas, porque de tradicional no tiene nada, que tiene dos días de antigüedad), no se trata de retransmitir una pieza escénica sobre un escenario ni en un cuadrilátero (por poner un ejemplo más clásico y otro más «moderno», entre muchas comillas también). Se trata de crear algo que aproveche las posibilidades del streaming y tenga en cuenta también sus limitaciones, que actualmente son muchas (las dos: las posibilidades y las limitaciones). Esa es la propuesta. Y para echarse al monte los PLAYdramaturgia parten de los supuestos peligros de la tecnología según la old school (ya sabéis, para muchos, algo así como la reencarnación del diablo en la Tierra) y les dan la vuelta, cogiendo al toro por los cuernos y mirándole a la cara.
No fueron pocos quienes pensaron que las artes escénicas o “en vivo” serían aplastadas por el cine o la televisión. Y sin embargo, resisten asimilando la técnica; desde hace milenios. Hoy asistimos a un nuevo riesgo para los escenarios: el streaming pone en manos de cualquiera la posibilidad de emitir vídeo en directo a través de Internet, desde cualquier lugar, por remoto que sea. ¿Qué formas adoptarán las artes escénicas cuando se apropien del streaming?
Y partiendo de esta pregunta y del tan sano «Try again. Fail again. Fail better.» de Samuel Beckett, los PLAYdramaturgia se ponen manos a la obra y, sin un euro, se lían la manta a la cabeza y pasan a la acción. Se ponen en contacto con creadores jóvenes (como ellos, porque ellos son jóvenes, aunque eso debería dar igual) y no tan jóvenes (porque, repetimos, eso debería dar igual) y su energía y lo que proponen debe ser muy estimulante porque se montan en un pim pam una programación que da para una serie de streamings, a priori, más que interesante: Ocupación Poética, La trapecista autómata, El conde de Torrefiel, Ana *Pasadena – María Folguera… Luego (o al mismo tiempo, que no hay tiempo que perder) se van a hablar con los de Intermediae, en Matadero Madrid, que, como no son tontos, los acogen y les ceden un espacio para sus aventuras. Y, para rematar, se buscan una televisión afín, para emitir, con la que les une cierta sintonía, que pertenece a una plataforma online en la que algunos de sus artistas invitados participan como usuarios y que les proporciona un público que previsiblemente estará interesado en el proyecto. Hablamos de TVtron. Y como los del equipo de Teatron tampoco son tontos y dos días antes andaban diciendo que esto del streaming está muy desaprovechado pero que ellos no llegan a todo porque tienen un equipo tan pequeño que con los dedos de una mano te sobran dedos y un presupuesto que es para echarse a llorar y no les da para realizar todas las ideas que tienen, etc. pues les reciben encantados (vía Skype) y ya está, así se montan los proyectos digitales en la España del siglo XXI (con sus infinitas posibilidades y sus infinitas limitaciones, igualito que el streaming).
El primer streaming es el 6 de octubre. Alejandro Ruffoni, uno de los miembros de PLAYdramaturgia lo presenta, desde Intermediae. Yo lo veo desde Donosti, en una casa que no es la mía con un Internet más bien justito. Hay ciertos problemas técnicos al inicio de la retransmisión. El sonido no se escucha. Una vez solucionado, Ruffoni se disculpa y repite la presentación. Los invitados son el colectivo Ocupación Poética. Se conecta con ellos a través de un móvil en plena Gran Vía madrileña, al mismo tiempo que se proyecta en una pantalla en Intermediae, con público. La intervención dura 5 minutos. Una docena de personas lo ven por TVtron. Hay un debate posterior en Matadero pero también por el chat de TVtron. Ahí hay gente que declara que no se cree que eso haya sido un streaming. Podría ser un vídeo grabado y pinchado en directo. Ya no nos creemos nada. Total, ¿qué cambiaría eso? Pero no, el vídeo ha sido retransmitido en riguroso directo. La intervención de Ocupación Poética ha sido cortísima. La calidad de la retransmisión móvil dejaba mucho que desear. Se corta bastante. Pero a alguna gente eso le ha parecido interesante. A mí me ha parecido fascinante. Porque veo ahí un potencial tremendo.
El segundo streaming es el 10 de noviembre. Sábado. A las 7 de la tarde. A partir de ese día, durante todo el mes de noviembre, cada sábado habrá un Escenario del Streaming el sábado por la tarde. Esta vez las invitadas son La trapecista autómata. Nunca he oído hablar de ellas. Lo que van a hacer se llama Room Ofelia. La Ofelia de Hamlet. Eso me predispone un poco en contra porque cada vez que voy a ver algo que parte de los clásicos me suele salir rana. En cualquier caso, ahí estoy clavado en mi casa a las 7 en punto, con el ordenador conectado a un proyector, la imagen proyectada sobre una pantalla grande, el sonido saliendo por la cadena de música y yo tirado en el sofá. Antes de comenzar, empiezo a ver cómo el contador de visitas de la pantalla de TVtron comienza a subir: 12, 13, 14… Va llegando gente, como en un estreno. Cuando comienza somos alrededor de 20 personas. Se retransmite desde una casa, con un móvil. Tengo la sensación de estar viendo un estreno junto a otras muchas personas. Casi puedo sentirlas. Sí, puede que sea un flipado, pero es así. El móvil que lo retransmite sigue a las actrices a la cama, al baño, a la ducha. La imagen y el sonido, de nuevo, dejan mucho que desear, la imagen se congela, pero yo tengo fibra óptica en casa, como receptor, yo cumplo, y lo sigo muy bien, con la sensación de estar viviendo algo que no había vivido jamás, más allá del interés que me despierta la pieza. ¿Pero por qué? Al final, hay un coloquio por chat con las actrices y hay gente que dice que sí, el streaming no es como el teatro, se pierden cosas, pero se ganan otras: en el teatro nunca habían visto la cara de una actriz tan de cerca. Otra cosa: por lo visto se dan varios casos en los que la gente ha quedado para ver el streaming juntos en casa. O sea que éramos más de los 20 que ponía el contador de la pantalla. Y además, paradoja para alguna de las críticas acostumbradas de los detractores del Internet endiablado: ha sido un acto social. Como quedar para ver el fútbol en la tele con los amigos.
El tercer streaming es el sábado 17. Esta vez me toca vivirlo desde dentro. El invitado es El conde de Torrefiel, que a su vez invita a David Mallols y a mí a acompañarlo en la acción. Y yo, además, debo llevar el móvil que emitirá el streaming desde una iglesia de Barcelona. A la hora en la que comienza la misa. La acción propuesta por El conde de Torrefiel me pone aunque yo jamás haría algo así. Se llama Todo da mucha puta risa. Las condiciones técnicas son duras. Por una parte está la fluctuación del 3G, por otra parte la luz de la iglesia de noche, no hay que llamar la atención mientras grabamos (¿pero cómo se hace eso en medio de una misa?) y, para colmo, esta vez no contamos con Intermediae, sólo contamos con los miembros de PLAYdramaturgia quienes, desde un piso franco en Madrid, reciben la señal de Skype y la retransmiten por TVtron. Para comunicarnos con ellos durante el streaming sólo disponemos de los sms del móvil que lleva David Mallols. Durante toda la retransmisión dudé constantemente de que lo que estaba emitiendo por Skype realmente se estuviese viendo por TVtron. Aunque habíamos hecho ciertas pruebas técnicas, podían fallar tantas cosas. Intentamos tener en cuenta las limitaciones del streaming. Movimientos de cámara lentos, por ejemplo. Cuanto mayor es la velocidad a la que cambia la imagen mayor es la información que se debe transmitir por streaming, por la naturaleza de los algoritmos de codificación de vídeo. Yo soy un cámara nefasto pero, da igual, salió bien porque, evidentemente, eso no es lo que más importa en este caso. 36 conexiones simultáneas, según el contador de Teatron. Pero una vez más, dicen que la gente se juntó para verlo en casas. Estamos hablando entonces de una audiencia que ya equivale al aforo de una sala de las que acostumbramos a pisar. Sabíamos que había gente viéndolo desde diferentes continentes. Muchos se quedaron para el aftertalk. Pero curiosamente los problemas técnicos, que no habían afectado a la retransmisión de la acción, impidieron que nosotros pudiésemos hablar con el público. Los PLAYdramaturgia nos llamaron por teléfono para transmitirnos los comentarios y preguntas. Ellos intermediaron a través del chat. La naturaleza de la acción, el escenario escogido, los textos lanzados desde un cuaderno escrito con rotulador, el riesgo de la retransmisión, el aprovechamiento de las posibilidades del formato, la cantidad de público congregado… Todo nos dejó un gran sabor de boca. Parece que fue bastante subidón para todos. Acabamos viéndolo en pantalla grande en mi casa, a ver cómo había quedado. Esto de los streamings comenzaba a abrir nuevas puertas en nuestra imaginación.
Cuarta retransmisón. Sábado 24 de noviembre. La invitada es Ana *Pasadena – María Folguera. Se cambia la hora a las 5 de la tarde para tener luz natural. La cosa se llama Mateo Morral (un suceso extraordinario) y va sobre el anarquista catalán que arrojó una bomba al paso de la comitiva nupcial de Alfonso XIII, en Madrid. Se retransmite desde Intermediae. María Folguera y Aristeo Mora están allí. Cada uno cuenta lo que pasó desde un punto de vista diferente, el de Mateo Morral y el de Alfonso XIII. En la pantalla que hay detrás de ellos se proyecta lo que recogen dos cámaras móviles desde las calles de Madrid. Siguen los itinerarios respectivos de Mateo y Alfonso XIII. Hasta que se encuentran. Sigo el streaming desde mi móvil, en la calle, porque no estoy en casa. El sonido y la imagen van desincronizados. Pero no pasa nada, al cabo de un rato te acostumbras. La acción cuenta con público congregado en Intermediae. Un público que ya no es público amiguete. Muchos no conocen a los organizadores ni a los artistas. Curiosamente, el streaming congrega también a gente en una sala. Una sala donde, además de la acción presencial, se están proyectando un par de streamings. A su vez eso se retransmite por streaming. Curioso rizo. Cuando llego a mi casa, voy al archivo de TVtron para ver el vídeo on-demand. Quiero ver la charla con el público. En pantalla grande. Tirado en el sofá. Como la moviola después del partido.
Ahora los de PLAYdramaturgia organizan un encuentro para hablar sobre esto de los Escenarios del Streaming. Será en Intermediae, en Matadero Madrid, el miércoles 12 de diciembre a partir de las 4 de la tarde. Como son así, se han propuesto darle unas duchas frías a ese tipo de encuentros teóricos. Le han llamado Théa, que viene del griego, y que casualmente es la mitad de otra palabra amiga: Theatron.
¿Y si nos juntamos unos cuantos a disfrutar de unas jornadas teóricas, cuidando no solo el discurso sino el componente lúdico y festivo de su escenificación?
He decidido participar porque me molan los escenarios del streaming y me mola esta actitud. Y quiero decir una cosa muy sencilla: los escenarios del streaming dan mucha puta risa (un título que le robo a El conde de Torrefiel, por supuesto).
Todo esto es más viejo que el tebeo. El teatro, la performance, el vídeo, la televisión, hasta el streaming (y si no que se lo digan a David Espinosa). La calidad técnica de la imagen y el sonido de las herramientas de las que disponemos para estos streamings aún dejan muchísimo que desear. Internet aún va fatal en muchas casas y en muchos dispositivos móviles. Entonces ¿a qué viene todo esto? ¿Por qué nos parece tan nuevo algo tan viejo? ¿Por qué nos interesa algo de tan mala calidad técnica? Seguramente porque por primera vez en nuestra historia no tenemos que pedirle permiso a nadie para tener nuestra propia televisión y emitir por ella lo que nos dé la gana, en riguroso directo. No creo que tenga mucho más secreto. Los escenarios del streaming dan mucha puta risa, como todo. Pero ahora, si nos da la gana, reímos todos.
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