El domingo pasado fui al renovado Pradillo para ver Montemor, una peli de Ignasi Duarte. Acababa de llegar a Madrid y era la última oportunidad de ver algo del desembarco del festival Citemor en Pradillo, que comenzó el 4 de octubre y acabó el domingo 14. Pablo Caruana publicó la semana pasada unas interesantes impresiones a partir de lo que él mismo experimentó en Pradillo el domingo anterior. A ese post me remito para quienes queráis saber más sobre Citemor y sobre este ciclo en Pradillo. Pablo Caruana ha colaborado muchos años con Citemor, en concreto con su histórico y pionero blog. Así que sabe de lo que habla. Hace algo más de tres años él mismo me invitó a visitar Citemor. De hecho recuerdo haberme encontrado allí con Ignasi Duarte, que debía estar trabajando en la película. Entonces Pablo estaba gestando la primera edición del festival Sismo, un festival que este mes debería haber celebrado en Matadero su cuarta edición, pero que no lo ha hecho y, después de las últimas noticias, ni se sabe. Pablo me contó que había dos festivales de la Península Ibérica que tenía como referentes: el Festival Mapa (desaparecido ya) y Citemor (resistiendo como puede, así está el panorama, sí). Los dos festivales le interesaban por varias razones, él lo sabrá mejor que yo, pero recuerdo que hablaba de site-specific y seguramente de ese espíritu acogedor y entrañable del que habla todo el mundo que conozco que ha estado en Citemor. Y, como él quería convencerme para que me encargase de arrancar el blog de Sismo, también me habló del blog de Citemor como inspiración. Yo ya conocía ese blog, único en su especie en la Península en aquellos años, y acepté encantado la invitación para convertirme así en otro de los «damnificados» por el espíritu Citemor.
Pero no fui a Pradillo por cariño a Citemor (que lo tengo) ni por cariño al nuevo Pradillo gestionado y comisariado ahora por Getsemaní de San Marcos, Carlos Marquerie y Fernando Renjifo (un nuevo Pradillo al que aún no me ha dado tiempo a cogerle cariño porque es la primera vez que lo piso) ni por las lamentaciones de Caruana al encontrarse la sala vacía, lo que le llevaba a preguntarse dónde estaba toda esa gente que había pasado por Citemor y si tenía sentido el hecho escénico aún con la sala vacía e incluso si Madrid se ha vuelto definitivamente facha hasta acabar titulando el post Nos apartan, después de declarar «gastada» la palabra comunidad. Por cierto, interesantes reflexiones que dan para una semana entera de discusión que, quizá valdría la pena abordar públicamente. O no, porque también se ha visto que, por lo que sea, ese tipo de discusiones no hacen más que desgastarnos y soy de los que creo que deberíamos cuidarnos cada vez más para contrarrestar la descomunal violencia que estamos recibiendo últimamente. En el fondo, pienso que hay cosas que no cambian, cada uno tenemos nuestra opinión y nuestra manera de hacer las cosas y seguramente nosotros tampoco vamos a cambiar ya. Así que sea lo que Dios quiera. Pero afortunadamente hay cosas en las que sí que nos entendemos, aunque tengamos diferentes estilos. Tenemos cosas en común que amamos. Amémoslas juntos.
Y por ahí voy. Yo sólo quería decir que fui a ver la peli de Ignasi Duarte porque, sin saber apenas nada de ella, sólo conociendo (lo poco que los conozco) a Montemor, Citemor y a Ignasi Duarte, pasar la tarde viendo esa película me parecía un plan sumamente interesante. De hecho, ir hasta Pradillo, que está bastante lejos del centro, se me hacía cuesta arriba. Pero me daba igual, porque la ocasión lo merecía. Y al final es por lo que la gente acaba yendo a ver las cosas: porque mola. Y porque te enteras, claro. Pero, sobre todo, porque mola.
Como me suele pasar, al final en estas Notas que patinan casi nunca acabo hablando de lo que iba a hablar. Esta vez tampoco es una excepción pero por eso se llaman Notas que patinan, por si alguien todavía no lo había pillado.
En todo caso, mi aplauso a Montemor. La peli estuvo a la altura de mis expectativas. Aquí va el trailer.
Si alguien creía que Montemor iba a ser un documental sobre las gentes de Montemor o sobre el festival Citemor, pues al final no. Aunque sale gente de Montemor, en realidad es una ficción con un hilo argumental casi imperceptible en la que alguien que parece que se ha perdido en Montemor se encuentra con unos pocos personajes locales con los que interacciona lo justo. La peli me parece hecha con mucho cariño, con mucho amor y con cierta retranca que me llega al alma. Por lo poco que conozco a Ignasi en persona no me extraña que esa peli sea suya, vamos. A lo bestia, pensé que a Ignasi le había salido una mezcla entre Chus Domínguez y Albert Serra. Pero eso será seguramente porque soy culturalmente disperso y tengo los referentes que tengo, ni uno más. Aunque tengo que decir en mi defensa que intento esforzarme y cada día que pasa voy sumando referentes, así que en estos momentos quizás ya estoy en condiciones de sumar el referente del inclasificable Ignasi Duarte, a quien ya conocía por haber trabajado «subordinado», como él mismo dice, a Roger Bernat en LA LA LA LA LA (2003-04), Amnèsia de fuga (2004), Tot és perfecte (2005) y Rimuski (2006) y también a Juan Navarro, en Fiestas Populares (2005). Pero tengo que decir que también le recordaba por la curiosa serie Detectiu de TV3, entre el documental y la ficción, del año 2007, en la que participaba como guionista pero también como actor protagonista al que nunca se le veía la cara. Aquí tenéis un episodio entero si os apetece echarle un vistazo.
Detectiu: Les Sílvies (15/06/2007)
Montemor es la primera película de Ignasi Duarte pero ya ha sido premiada este verano con una mención de honor en el festival FID de Marseille. Le deseo larga vida y, hasta que tengáis oportunidad de ver la peli, os recomiendo que le echéis un ojo a esta entrevista a Ignasi Duarte, que incluye imágenes del rodaje en Montemor.