Duchamp se cruzó en mi camino por casualidad. Estaba leyendo en El País una reseña sobre un libro que acaban de publicar con escritos de Duchamp. En la reseña aparecía un extracto de una entrevista que James Johnson Sweeney le hizo en 1956. Al final de ese extracto, como separado del resto, así, un poco surgiendo de la nada, aparece una disertación sobre la palabra «creer», que me llamó mucho la atención. En ese momento aún estaba buscando ejemplos de conferencias no convencionales pero después de leer eso me di licencia para ampliar el remix a cualquier otra fuente. Total, qué más dará. Simplemente era un punto de partida. No nos pongamos tan estrictos.
M. D. –He aquí una pieza que se remonta a la época Dada, la Gioconda adornada con bigote y perilla. Era por mi parte un gesto iconoclasta y violentamente…
J. J. S. – ¿Sacrílego?
M. D. – Sacrílego, blasfemo, todo lo que usted quiera. Pero, además de éste, me quedan del período Dada otros «gestos» del mismo género. Por ejemplo, este cheque desmesurado. Pagué a mi dentista por medio de este instrumento que yo mismo había dibujado, y que estaba emitido por un banco inexistente. ¡Y lo aceptó! Lo más curioso es que diez o quince años más tarde, volví a ver a mi dentista y le compré mi cheque para mi colección personal.
Mire ahora la martingala que concebí para hacer saltar la banca de la ruleta de Montecarlo. ¡Naturalmente, la banca sigue en pie! Pero yo creía haber encontrado un sistema. De modo que emití acciones que luego vendí a diversas personas a fin de constituir un capital destinado a explotar este sistema.
J. J. S. – ¿Llegó a ganar algo?
M. D. – Jamás… Por otra parte, como ya sabe, lo que me interesa es el lado intelectual de las cosas, aunque no me guste el término de «intelecto» demasiado seco, demasiado desprovisto de expresión.
Me gusta la palabra «creer». En general, cuando alguien dice «sé», no se sabe, se cree. Creo que el arte es la única forma de actividad por la que el hombre como tal se manifiesta como verdadero individuo. Sólo gracias a ella puede superar el estadio animal, porque el arte es una salida hacia regiones donde no dominan ni el tiempo ni el espacio. Vivir es creer; al menos es lo que yo creo.
Yo firmaría las primeras dos frases del último párrafo. Ahora, eso de que el arte es la única forma de actividad por la que el hombre como tal se manifiesta como verdadero individuo… No sé qué decirte, Duchamp. Creo que no estoy de acuerdo contigo. Y mucho menos con eso de que sólo gracias al arte podamos superar el estadio animal. Tiene una indudable fuerza tipo sermón de la montaña que me desconcierta, viniendo de Duchamp. Quizá debería comprarme el libro. Pero quizá se estaba choteando en clave. Ya sé que algunos de los asistentes al Fòrum tuitearon con fuerza esta frase pero dejadme que os diga que, para mi gusto, es bastante sentenciosa, a no ser por la frase que la precede y por la que culmina el párrafo (vivir es creer: al menos es lo que yo creo). Yo creo que Duchamp está jugando con nosotros. Nos está tomando el pelo. Y si no, ¿qué clase de argumento es ese de que el arte es una salida hacia regiones donde no dominan ni el tiempo ni el espacio como demostración de que sólo gracias al arte superamos el estadio animal? Se está riendo de nosotros, pero me encanta. El arte como salida. Regiones donde no dominan ni el tiempo ni el espacio. Podría tirarme una tarde entera analizando esta frase. Da igual si estoy o no de acuerdo. No nos pongamos tan estrictos.