Paz Rojo, El conde de Torrefiel, Patricia Caballero, cuánto talento. Soy un desgraciado fracasado: he volado a Nueva York. London Calling. Nueva York era (lo que El conde de Torrefiel definió el sábado noche como) London Calling en los 80 pero en pleno siglo XXI eres un paleto si no has estado ya en Nueva York. Esto me consuela, no es tan radical y subversivo como pasar la tarde con un transexual bien dotado en tu ciudad pero al menos no voy en dirección a Berlín, menos mal. Allí ya sabemos que no se ve ni una vieja, las tienen escondidas y encerradas. También me consuela bastante ver el cuadrilátero del sábado noche de SISMO en Matadero convertido en una cancha de basket con Txalo Toloza, Celso (La Tristura), Pablo (Conde de Torrefiel) y tres tipos más a quienes no tengo el placer de conocer jugando un tres contra tres con gran maestría mientras sonaba Chopin. En mi época de músico adolescente pasé muchas tardes jugando a basket en la canasta del patio de la casa de un colega y recuerdo como algo muy especial algún día que mi colega se bajó el radiocasette para jugar un uno contra uno con los conciertos para piano y orquesta de Mozart sonando de fondo. Menudos frikies. Hoy pienso que igual eso sí que era ser subversivo y no hacerse el punk como los chicos malos oficiales de mi barrio. Gracias, Conde. Con Pompeia estuvimos a punto de montar una cancha de tenis en Matadero, en el primer SISMO, y poner a DJ Nefando a pinchar electropop mientras nosotros jugábamos. Pero Teo Baró no estuvo nada de acuerdo porque le parecía una tomadura de pelo y un escaqueo. Nos dejamos convencer absurdamente porque todo el mundo sabe que Teo siempre ha sido el líder en la sombra allá donde se encuentre, pero el autoproclamado líder y yo siempre nos hemos arrepentido de no haber seguido nuestros impulsos naturales. Perdimos nuestra oportunidad. Teo siempre quiso traer una charanga de pueblo a tocar Paquito el chocolatero en aquella mítica Noche Salvaje de La Porta en la que emocionó a todo un CCCB lleno hasta la bandera con su “Otro sábado noche”. Pero al final no pudo ser y lo máximo que consiguió es que un servidor le tocase la conga del Jalisco con una melódica de juguete que compramos en Shangay, que no es exactamente lo mismo (y además qué fracaso viajar a China, claro). Pero el Conde sí, el Conde se trajo a la gran Charanga La alegría.com a la nave 16 de Matadero, con un par. Bueno, bueno, bueno. ¡Qué nivel!
Poco antes, la nave casi se viene abajo con “Lo que sea moviéndose así” Paz Rojo. Hacía tiempo que no presenciaba una ovación tan larga en este tipo de contextos, más de 200 personas (¿o eran más?) reclamaron a Paz que saliera a recoger los saludos una y otra vez. Algunos que ya la habíamos visto en su estreno en las Noches Lego del LP’11 de La Porta, lo disfrutamos igual que si fuese la primera vez, podríamos estar horas viendo a Paz moverse así. De hecho, algunos creen que no es necesario añadirle más elementos al plato que cocina Paz, música, voz, visuales, que sólo con su excelente trabajo de cuerpo ya es más que suficiente. Ya, pero luego tararean a Rihanna hasta la muerte. ¿Por qué Rihanna mezclada con Agamben? Y yo qué sé, ella sabrá. Hay algo misterioso en “Lo que sea”. Quizá mejor no explicarlo demasiado. Y quizá es más bello aún cuando no sale perfecto, cuando algo se escapa fuera de control. La perfección es tan aburrida, tan London Calling.
Patricia Caballero no es perfecta, no podrá conseguir siempre que todo un estadio llore con “Aquí gloria y después paz”. Pero no es London Calling. En el cuadrilátero es una joven que habla como una vieja emocionada. Hay muchas maneras de vivir pero, como dijo Ernesto Collado la semana pasada, mientras nos emocionemos como viejas seremos eternamente jóvenes. Patricia ha construido una de las mejores piezas (¿pieza? ¿la llamamos así?) que he visto en el último año. Ahora sabemos que esa construcción es extremadamente frágil, la nave 16 y el micro de Madonna, visto a toro pasado, quizá no sean el contexto más propicio. Pero quien tenga ojos que vea y quien tenga oídos que oiga. “Aquí gloria y después paz” a mí me parece el anti London Calling. Enhorabuena a SISMO por reunir en Matadero Madrid a estos tres magníficos trabajos que demuestran que la escena española está algo más que viva. Enhorabuena a La Porta por la parte que le toca al haber ayudado a que estos trabajos vieran la luz. Enhorabuena a los dos por los puentes que se tienden entre Madrid y Barcelona. El sábado la nave 16 estaba a tope, se quedó gente fuera. A quien corresponda: abran los ojos y las orejas, por favor, conviértanlos en los cabezas de cartel de sus festivales, de sus teatros y de sus eventos. Es una lástima que no se llenen los escenarios con todo este talento. Con el de estos y con el de todos los demás como ellos, que son muchos y variados. Es obsceno que sigan siendo ignorados por mucho tiempo más. Si quieren hacer algo de verdad por la cultura española y sus verdaderos creadores páguenles lo que se merecen para que sigan haciendo su trabajo: nos hacen disfrutar, nos hacen pensar, nos emocionan, nos elevan.