La Ribot. Recuerdo que tu primera idea para Gustavia fue la de trabajar la figura del payaso. Era más cerrada y más concreta, pero se fue abriendo hacia el espíritu de lo burlesco. Y a partir de allí, quisimos ver qué pasaba si se hacía con dos mujeres. Y no pasaba nada, la verdad.
Mathilde Monnier. Pero que fuera entre dos mujeres era algo, de entrada, bastante peculiar; además, poca gente en la danza aborda el tema del humor y, a veces cuando ocurre, es un humor estúpido, mal hecho.
L. R. Ahora que lo dices, creo que es la primera vez que hago del asunto del humor un tema. En mis trabajos hay humor, pero nunca había sido el tema en sí mismo. Lo que sí es nuevo para las dos es la palabra y todo el discurso que conlleva. Ha sido interesante, una nueva forma de trabajar. Hacías algo para mí y entonces yo lo continuaba, lo destruía, lo satirizaba, lo reconstruía… y siempre hablando ¿verdad? Pero siendo tú francesa y yo española, tenemos un humor distinto. Nos lo dice la gente
M. M. No sólo el humor, creo que todo es diferente, culturalmente hablando. El humor, por ejemplo, en ti es más sexual.
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