Ripa na chulipa e pimba na gorduchinha*
por Pedro Bennaton
* Osmar Santos, 1949: “Ripa na chulipa” significa una voz estimulante de fuerza y determinación para las jugadoras y jugadores. “Pimba na gorduchinha” significa un tiro muy exitoso a la pelota, apodada de “gorduchinha”. Literalmente, “ripa na chulipa” significa arrojar un trozo de madera – “ripa” – a las personas perezosas – «chulipa».
A los 40 minutos de la etapa final de la partida fue decidido el juego. Victoria del equipo que ha obtenido más alegría de los espectadores.
Podríamos decir que fue un resultado previsible, además por el juego fácil y la popularidad del equipo ganador que ha jugado con «grandíssima illusione».
No obstante, se ha de destacar el esfuerzo de los equipos perdedores, de las “vedettes” en especial. Jugar “bonito” a veces es más importante que ganar, y también las mujeres «catalinas» pudieran catalizar en su derrota una de las cosas más raras e interesantes de este juego que puede pasar con los equipos que juegan, y persisten en el juego, este juego por veces tan previsible y mecanizado. Pero que, sin embargo, por algún motivo opiáceo, continuamos jugando dentro de las cuatro líneas y por muchas veces, a lo mejor, afuera.
Tener a los fanáticos a su lado para luego después escuchar sus risas, y críticas, a cada momento que se acercaba la derrota. Y perderlo todo cuando se pensaba estar a un instante de ganar, pero así mismo jugando con todo el cuerpo y con ganas, con “garra”, se suele llamar así en Brasil, donde también se juega mucho este juego (y un día también los brasileños fueron buenos, jugaban con “garra”, hasta que han venido los franceses, los alemanes, y muchos otros y Brasil un poco ha perdido su capacidad de jugar).
También tenemos que destacar el equipo que viene desde las «tierras del sud», que tiene todo un “gingado”, difícil de enfrentar, y que casi ha sorprendido logrando la victoria en un juego prácticamente perdido. Por su estilo de juego original, además vienen de lejos, pero están tan próximos de cómo jugaremos en el futuro este juego secular, que corriendo por el lado estuvieran por muy poco acerca de llevar la contienda a casa.
Por supuesto, hubo otros equipos que también serían dignas de estar en esta crónica de la partida. Sin embargo, no se puede estar en dos lugares al mismo tiempo y estas las vi jugar en otros momentos. Como, por ejemplo, este equipo que juega como un tiki-taka, pero con una influencia británica, que sorprende por su estilo único de juego, pero que a veces enfrenta derrotas aniquiladoras y otras veces grandes victorias, como escuché haber ocurrido el último sábado en Girona, en partida emocionante posterior a esta que les comento ocurrida en El Prat de Llobregat. Pero estos altos y bajos de este equipo parece no preocuparles, entonces también “it don’t worries me”.
En Brasil se dice que las partidas de las divisiones más secundarias suelen ser más emocionantes y más disputadas a las partidas jugadas en los grandes estadios, en las grandes ciudades. Por el hecho de la partida del Prat haber ocurrido con los mismos equipos a la de Girona puede ser que el juego que vimos un día antes, aquí al lado del actual estadio del Barça, el Estadio Olímpico de Montjuic (el Camp Nou pasa por reformas), quizá tenga sido más verdadero, menos espectacularizado.
Seguro que debe haber sido más sucio, más artesanal, como juega el Artesá. En Girona fue juego de temporada alta, de liga principal, y los equipos deben haber estado más inseguros y el juego más limpio de informalidades. Las canchas menores, con menos público, suelen dejar pasar juegos más inusitados, con invasión de los hinchas, errores del árbitro, y cambios y revira-vueltas de última hora. Fue lo que vimos en la tarde de un jueves en el Prat, equipos muy aguerridas jugando un juego, por veces sucio, y muy injusto, pero que nos encanta jugar, ver el juego, participar del mismo, como si un fanático lograse entrar en campo para decidir sólo la partida. O hacer una jugada con los jugadores que admira mucho y por un instante hacer un juego colectivo y terminar el juego celebrando juntos por las calles de la ciudad.
Y no sería así si el árbitro del juego y sus asistentes en las líneas de la cancha, además de los técnicos de los equipos, los jugadores, y todos los fanáticos, no hubieran jugado con el rigor que este juego exige. Siempre se puede quejarse del árbitro, pero la verdad es que en esta ocasión, a pesar de algunos errores, este ha dejado el juego ser jugado y no ha comprometido cierta fluidez que es siempre necesaria.
O mejor, no se puede olvidar de comentar un momento que el juego parecía pesar para durar como un juego tedioso, como muchos suelen pasar, y una revelación de las categorías más jóvenes ha asumido la responsabilidad y ha hecho jugadas inolvidables, con mucha personalidad. Seguro escucharemos más sobre este jugador, de primera liga, que justo empieza su carrera. Desde allí adelante el juego fue lo que siempre esperamos de un juego, un momento lleno de emociones, alegrías y decepciones. Un juego donde sí es posible corporizar el mismo, gritar, poner voz, deseo de decisión, mismo que al final no decidimos nada, como muchos juegos que jugamos.
Si decidir es siempre un auto-gol. Antes de esto, la decisión también será siempre un juego, donde hay buenas y malas decisiones, pero sin impedir que los fanáticos puedan jugar, usando sus cánticos previsibles y ensayados, jugando un juego programado, literal y literariamente, junto mientras la pelota se mueve, o no. Y no importa si por un largo tiempo el balón no se mueve delante de nosotros, lo que importa es lo que pasa alrededor del mismo.
O como diría Nelson Rodrigues, el peor ciego es lo que sólo mira la pelota (“O pior cego é o que só vê a bola”) o, y lo que mejor define este juego a que trata esta crónica, en otra frase famosa suya: Muchas veces es la falta de carácter que decide una partida. No se hace literatura, política y fútbol con buenos sentimientos (“Muitas vezes é a falta de caráter que decide uma partida. Não se faz literatura, política e futebol com bons sentimentos”).
Lo que importa es continuar jugando, pues de las jugadas ensayadas, de un juego por veces mecanizado, aún se puede nacer un Garrincha, o se puede crear un nuevo drible, regate o finta.
Muchos dicen que este juego ha perdido el sentido, que todo no pasa de cartas marcadas, aburrimientos, previsibilidad, que ganan siempre los mismos, que tienen más dinero y más popularidad. Desde el calcio/la scelta, del fútbol/la elección, del futebol/a escolha, del soccer/the choice… podemos reconocer que aún hay espacio para el imprevisible y momentos únicos en este juego jugado a tanto tiempo: el teatro.
©Giacomo De Angelis e Davide Forte.
LA SCELTA – Roger Bernat (con producción y comisariado de Qui e Ora).
PD: Esta es una crónica futbolística usada como disfrace para hacer una crítica, o relato, de la obra La Scelta de Roger Bernat escrita a partir de su presentación en el Teatre l’Artesá, El Prat de Llobregat, el 16/11/2023, en el marco del Indisciplinats (festival de les arts al Prat).