LOS BÁRBAROS

Imagen de Obra imposible, de Los Barbaros, estrenada en el Conde Duque el jueves 9 de mayo de 2024.

Los Bárbaros estrenaron en Conde Duque la tercera parte de su trilogía, “Obra imposible”. He sacado un artículo en el elDiario.es hablando con Miguel y con Javier, de la obra, de su trayectoria y de ese espanto que es estrenar y no poder girar, no poder hacer funciones ni en el pueblo de al lado…

Lo importante es que “Obra imposible” es una obra pertinente, que poco a poco se te va metiendo en el cerebelo y vas viendo que por su camino tranquilo y suave te interpela como pocas de las obras que uno va viendo…

La charla con Javier y Miguel fue larga, gozosa y generosa por su parte. Hubo cosas que se quedaron fuera, no podía ser de otro modo. Quería compartir aquí en Teatron la entrevista y tres cositas que se quedaron fuera:

ARTICULO PUBLICADO EN ELDIARO.ES EL 21 DE MAYO DE 2024: AQUI

RESTOS DE UNA ENTREVISTA:

  1. La obra por momentos, como explican ambos, se vuelve oscura, sin respiraderos, extremadamente liminal. Al preguntarles por el contraste con otros trabajos anteriores, Rojo argumenta que cree que la respuesta quizá esté fuera de la escena, “creo que en la acción misma de levantar la obra ya hay un acto significativo. Y además, está la forma de estar en escena de Rocío y Jesús, una forma tranquila, que no entra en pánico ni en frustración, que dicen las palabras con cierta ligereza, sin dramatizar ni regodearse, creando cierto bienestar. Vemos a dos personas en ese final de todo, contarse historias, son historias complicadas, pero están juntos y tiran para delante”. “Mentiríamos sino dijésemos que esa manera de estar es mucho gracias a Rocío. Con ella se produjo un encuentro esencial entre lo que buscábamos y su manera de estar y decir. Escribimos para ella, pensando en ella. Y Rocío lo entiende a la perfección, lo sitúa, lo modifica, su aportación es clave”, explica Hernando.
  2.  “¿Por qué no puede resurgir lo nuevo? ¿Cómo se genera lo nuevo? ¿Cuántas posibilidades hay? ¿De cuántos hilos se pueden tirar para generar algo diferente? Y bueno, yo creo que la respuesta es un poco pesimista en esta obra, que el sabor que queda es un tanto agridulce. La única respuesta que nos hemos podido dar a nosotros mismos es que nos alegremos de las pequeñas cosas, de escuchar juntos una canción, de poder bailar juntos, de tomar unas cervezas, de esos pequeños gestos cotidianos de resistencia. Al final, cuando hay que nombrar algo que se pueda hacer, es la música lo que se nombra porque a lo mejor nosotros hemos habitado mucho el mundo de las ideas, de los libros de ensayo, de los libros de literatura política. Y nos hemos dado cuenta que a veces las cosas viven muy cómodas en el papel y que la música puede llegar a conquistar otro lugar. Por eso al final es una resolución un poco naif, un poco inocente” (Los Bárbaros)
  3. ¿Por qué hay tantos pájaros en la obra y en vuestras obras?-“Es verdad, los pájaros recorren muchas de nuestras obras, había cuervos en “Obra infinita”, había pájaros también en “Las explicaciones”, había pájaros en “Atlántida”. Es una figura que resume muchas cosas. Por un lado es un clamar al cielo, a  lo alto, a lo vertical, un llamar a alguien. Además, los pájaros tienen algo de misterioso, de bello, vienen de un más allá… Y tienen la capacidad de poder alegrarte una mañana, oír el canto de un pájaro… En teatro además funciona, como te decía, como algo que viene de más allá, que no conocemos, al público le pasa lo mismo, pueden imaginar de donde vienen. (Los Bárbaros).

-Bueno, en esta última obra se nombran pero no están, como los oyentes que no existen…

-“No es cierto, al final Barranco dice mirando al público: “Mira Rocío, se ha llenado todo de palomas””.

-Cierto…

PD: Y unas notas. Me interesaron mucho varias cosas de la obra. Me centraré en una para entrar en materia: el comienzo de 15 minutos donde hay una composición escénica basada en la imagen y el sonido. Un comienzo bien heredero de ese escena que expandió el teatro a finales del XX (Marquerie, Rodrigo, Castellucci, Liddell, Fabre, L’Alakran, Doctor Alonso, El Conde…). Hablamos de esto en la entrevista, de ser buen heredero… Me explico, que así en principio puede sonar mal. Esa escena de la que hablo, que creo es reconocible, consiguió seguir otros caminos que el de la representación basada en el argumento y el conflicto, expandió la escena pero no con mecanismos de la tradición teatral preponderante, sino con una búsqueda que venía del contacto con la danza y con las plásticas, sobre todo. Hoy que voy merodeando teatros e intento ver con generosidad las cosas me encuentro toda esa búsqueda deformada, convertida en mecanismos de un teatro que utiliza una herencia para parecer… parecer que hacen, parecer que son… modernos, fragmentarios, conceptuales, no sé bien qué…

De ahí lo de ser buen heredero, de haber creado una compañía en el 2014, de haber visto toda esa escena como espectadores y haberla comprendido, haber comprendido esa búsqueda y luego, más tarde, desde tu lado (el lado de Los Bárbaros es el de un teatro donde el texto y la actuación es más teatral, menos performativa que todo ese teatro, por ejemplo) saber utilizar cuando  es necesario esa rendija por la que mirar, por la que vislumbrar. Hay que ser buenos herederos, no puede ser que toda esa búsqueda mencionada -mira que no tiene nada que ver el clown existencial de L’Alakran, por ejemplo,con el teatro sacrílego de la Liddell- sea deformada, engullida y distorsionada hasta el histrión por la gente que hoy está en práctica escénica. Si bien en el arte la evolución es un concepto que engaña, no puede ser que todo aquello no haya servido para nada…

Por eso es una gozada ver componer a Los Bárbaros, a su modo, pero sabiendo lo que es un tiempo expositivo, utilizando tiempos lentos, con poéticas del cuerpo anti-dramáticas y expuestas, y llevar todo eso a su universo, a una visión del siglo XX, de ecos del pasado que se mezclan con el presente, convirtiendo la escena en un espacio donde el tiempo pasado y presente se vuelve fango y todo se queda pegado a la piel…. Hay un momento, en que Jesús se convierte con una simple tela y una gorra de la CNT en un fantasma del pasado, perdido en el espacio, es uno de los momentos más poéticos y cargados que he visto en escena hace mucho tiempo… Esta primera parte, acaba con dos curas montados en burritos al son de La internacional a todo trapo recorriendo un espacio vacío, un espacio que ya no es de este tiempo y que tiene la capacidad de unir a Goya con Ramon J. Sender, con ETA, con Unamuno, con Trump o con los hinchas del Anderlecht que son de los más violentos de toda Europa (me apunta Hernando).

Y una última reflexión idiota. Reflexión madrileña. Llevamos varios lustros en el que una escena que era precaria pero independiente desapareció. No cabía ni era entendida por las salas alternativas. Se intentó un cambio. Se creyó que era posible tener un espacio en los teatros públicos donde otra manera de producir y otras prácticas no tan precarias fueran posibles. El tema es larguísimo. Primero unos creadores que vieron que o se internacionalizaban o morían. Luego otros más jovenes que encontraron un camino más abierto hacia el extranjero y otro en España en donde podían estrenar en teatros públicos importantes. Y luego otra más reciente que ven como algo normal que te produzca el Teatro Español o el CDN. Algo que hace 20 años era inimaginable. Esa última generación ya busca menos fuera de España. Esto que digo es muy discutible, se puede puntualizar mucho, pero si veo una línea de evolución donde la experimentación ha pasado a segundo plano, donde lo público, con sus 45 días de ensayo y su manera de alojar y engullir, ha ido deformando y domesticando. Se confió en el monstruo, y claro el monstruo luego muerde y escupe.

Ahora, todo va a acabar. En el Teatro Español tenemos nueva dirección, Eduardo Vasco no va a programar sino autores, nada de creadores, autores coño, y además españoles y que lleven muertos al menos 50 años, lo que se llama repertorio del bueno. Los Teatros del Canal se inaugurarán con El alcalde de Zalamea dirigido por Jose Luis Alonso de Santos, un señor que escribió sainetes en los ochenta, que tiene 82 años bien ganados y que además es la persona que será el último responsable de la programación de esos teatros. Luque dirigirá la sala pequeña de Matadero, es la esperanza contemporánea, no creo que vaya más allá del teatro contemporáneo del siglo XX. La otra nave de Matadero será regida por María Pagés, alumna de Antonio Gades y referente de la danza española aflamencada… Tiene más de sesenta años, imaginen que líneas de programación pueden ahí darse…

Todo va a acabar, quizá quede el CDN con Sanzol ahí, dando huequitos a Los Barbaros o hueco a La Tristura para luego no poder girar… Cris Blanco ha intentado escapar de esa trampa, poder producir bajo la no precariedad e involucrarse en la producción para luego poder girar… Hizo una pura maravilla llamada “Pequeño cúmulo de abismos” en el CDN, está intentado moverla… Lo tiene difícil, lo de la distribución es otro tema… pero por no liarla me centro. Quiero decir, se acabó la teta pública en Madrid, veremos qué pasa con el Conde Duque, otra trampa, te producen con un poco de dinero, estás tres días y fuera. Los Bárbaros acaban de sufrirlo. Su directora dentro de poco también se irá, a saber qué coño hace el consistorio con ese espacio, posiblemente un espacio para el teatro familiar, no me extrañaría. Se viene el desierto. Tampoco uno puede gritar “pues viva el desierto”. Pero cuando doblas la esquina y ya nadie te oye, te dices para ti, bajito aunque no emitas sonido, casi sin querer oírte, “pues viva”.

No sé cuál será la solución, si la habrá, cuan largo será el desierto, qué se está acabando, si nacerá algo de todo esto… De esto va la pieza de Los Bárbaros, de esto mismo que es replicable en otras esferas no teatrales pero que desde el teatro se ve nítido. Nos creímos que algo había cambiado, pero la estructura sigue en pie,  no van a soltar poderes, hegemonías y maneras de proceder propias de este país, caciquil y aprovechado, inmovilista y mucho más carlista de lo que creemos.

Vemos que nada cambió pero que tenemos la sensación de estar en un final perpetuo… Javier Hernando en la entrevista habla de la sospecha, no se tiene hoy ningún discurso sin que esa sospecha se cierna sobre él… Hablaban Los Bárbaros de parar, de que quizá lo que toca ahora es simplemente quedar a comer entre amigos, hablar, echarse un baile… y también sospechan de eso mismo… Hablaban de acciones políticas basadas en lo poético, de Lauro Olmo pintando con los colores de la bandera española la puerta de su piso en Arguelles del que iba a ser desahuciado, había que construir El Corte Inglés, corría el año 1972, el año en que nací… Pretendía que así la puerta no fuera derribada por la policía ya que no podían ultrajar la enseña nacional, sabía que la iban a derribar, pero aún así hay seguía, atrincherado en su casa, intentándola con el fracaso ya asegurado.

Y me acuerdo de Isidoro Valcárcel Medina, cuando le llama la Fundación Telefónica para montar una expo y él dice que sí, pero con un presupuesto de mil pesetas, no hubo manera, diría hace unos años en La Verdad de Murcia: “la financiación del arte pertenece al mundo de la especulación. Si no montamos una exposición en la cual los millones se puedan justificar, pues no hay exposición”. O cuando Girao lo llama al Reina Sofia en el 94 y el quiere hacer una expo con los presupuestos del museo y se lo niegan, o cuando en el 2007 en el MACBA pinto una gran pared con un pincel del nº 8, tardó 9 días, o cuando en 2009 presentó circunstancias en el Reina, unas caminatas de una hora donde se bordeaban los museos de Madrid, sin nunca entrar en ellos.

Bueno, ya… dice Rocío en “Obra imposible”:

“¿Qué hacemos con tantas ideas?, ¿para qué sirven?, ¿qué hacemos con tantas soluciones imaginadas?, ¿qué hacemos con un ejército de burros imaginarios?, ¿qué hacemos con tantas palabras, con tantas teorías, con tantas posibilidades que nunca se llegan a concretar?, ¿qué hacemos con tantas palabras, con tanto anuncio del fin del mundo y el mundo que no se acaba?, ¿cuándo dejaremos de hablar y hablar y hablar tanto?, ¿cuándo comenzará la fiesta y beberemos vinos y nos pondremos a bailar? ¿No crees, Jesús, que hablamos todos igual? Que recurrimos a las mismas ideas. Y decimos imaginación, y no pasa nada. Y decimos futuro, y no pasa nada. Y decimos relatos disidentes, y no pasa nada. Y decimos las cosas pueden cambiar, y no pasa nada. Que pase algo, por favor. Que pase algo ya.”

 

 

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