“Aventuras de un sexshopista”
Artículo sobre Festival La Alternativa 2000 debido a los estrenos de “Haberos quedado en casa, capullos” de Rodrigo García y “Monos locos” de Antonio Fernández Lera.
Publicaco en La Razón, suplemento Pasaporte.
Fecha: 25 de febrero del 2000
Foto: Luis Sevillano
Con “Lucrecia” y “El Descueve” todavía en las retinas, esta semana estrenan en La Alternativa dos de las compañías de más peso de la escena madrileña: La Carnicería, de Rodrigo García, y Magrinyana, de Antonio Fernández Lera. Entre tragos y sonidos de cucharillas ambos se pusieron a hablar, mientras el que escribe calla.
Antes de entrar en materia, algunas mínimas aclaraciones para situarnos. Fernández Lera y Rodrigo García se conocen en los ochenta, en lo que fueron los comienzos de la Pradillo. Desde entonces, la preocupación por los “nuevos lenguajes” y una estrecha colaboración que no ha parado.
Rodrigo, que dio el bombazo en la edición pasada con “Conocer gente, comer mierda”, estrena ahora “Haberos quedado en casa, capullos”, una propuesta inhabitual y la única que, dentro del festival, rompe con esas cajas negras que son las salas de teatro. Una galería de arte, un sex-shop o el Mercado de Fuencarral son algunos de los espacios que seran testigos de su verborrea agresiva y lacerante. Lera estrenó ayer su “Monos locos y otras crónicas”. Con los dos hablamos largos minutos de todo un poco. Aquí queda prueba de su buen dialogar:
Lera habla de García: El teatro de Rodrigo es muy libre, de un tipo que escribe y dirige estupendamente. Desde su primer montaje ha evolucionado, intentando siempre no repetir el mismo tipo de proceso y lenguajes, evitando la comodidad. Ha creado una dinámica que le ha permitido construir un lenguaje propio que tenga sentido en la sociedad actual. Utiliza materiales muy distintos, lanza carga de profundidad cuando aparentemente está tratanto algo banal. Habla de cosas muy serias y te hace reir con ellas, te mete en terrenos prohibidos.
García habla de Lera: Pensaba en el valor de Antonio como autor, debería ser más conocido. Hay una cosa que el intenta y que nos une: siempre aparece con temas sociales pero nunca enfocados de manera costumbrista. Eso es muy importante, es un teatro más relacionado con el arte. No utiliza códigos ortodoxos, nunca va a hablar sobre el problema de las drogas, el fascismo o el racismo, pero todos esos temas están en su trabajo, si bien con un formato diferente. Encontrar gente así, que no caiga en la denuncia obvia, es muy difícil. Para eso se necesita cierta destreza literaria de lo que hoy el teatro español carece. Al hablar de Antonio creo que hay que recordar el hecho de que aquí hay un escritor dentro de un tipo de teatro que carece de ellos. Los escritores se suelen dedicar a trabajos más admitidos. En “Monos locos” es capaz de retorcer el género, fabrica lo que yo llamo un “thriller abstracto”.
De etiqueta, hermético:
-En una época, los años ochenta, se les acusó de herméticos, de no comunicativos, de estar de espaldas…
-García: Anda que no veo cambios en nuestra obra en ese sentido. Anda que no veo cambios en ser cada vez más comunicativos. Esos cambios hay que juzgarlos en su contexto social, porque creo que hubo un momento de gran ignorancia teatral en España; y coincidió, fijate qué casualidad, con un dulce momento de dinero para este teatro. Creo que aquel trabajo, que sí se puede tachar de hermético, por qué no, ocupaba un sitio importante.
-Lera: Y necesario. Venimos de ahí, podemos hacer lo que hacemos ahora porque hicimos aquello. No tengo la sensación de haber renunciado a nada, simplemente vas matizando las cosas y te das cuenta de que la belleza o el formalismo tienen muchas formas, y que lo sucio, por ejemplo, puede ser interesante.
-García: Mira, yo, en la época que se podría decir que era más hermético, por ejemplo, no tenía ni puta idea del manejo del sentido del humor. Eso lo descubrí con estilo y haciéndome escritor. El humor no es adolescente, cuando tienes una formación cultureta, el humor está en las antípodas. Pero tengo una respuesta fulminante para este tema y es la taquilla. No quiero dar nombres, pero ¿por qué teatros con primeras figuras están vacíos y nosotros llenamos durante tres semanas?.
Divergencias:
-¿Por qué una compañía de Madrid tiene que estrenar en un festival y después de tres días sanseacabó?
-Lera: Es un poco paradójico que puedas estar tres o cuatro días cobrando un caché y tengas dificultades en estar tres o cuatro semanas. Pero me resisto a hablar de dinero.
-García: Creo que puedo reconducir la pregunta a un terreno artístico. He estado pensando bastante en esto que has dicho. Dentro de los procesos de trabajo tenemos muy presente la evolución y la transformación de la obra con el público. Las representaciones van a ser un factor muy importante que alimentarán, modificarán y harán crecer el trabajo que hemos hecho. Entonces es muy duro, es muy duro que el contacto con el público sea de cuatro días y no sea plural y de dos meses en cartel.
-Lera: Pero eso pasa en Madrid. ¿Quién decide?, ¿qué burócrata decide que las mismas instituciones que te dan las subvenciones para tres días te cierren las puertas para que te vea el público en la red de teatros de la Comunidad de Madrid o de otras comunidades?. ¿Quién es el listo que decide que este tipo de trabajo no le interesa a la gente?
Performances en series:
Estos son algunos de los retazos de muchos minutos de entusiasmo dialogante. Imposible alargarse más. Pero antes de despedirse les pido que cuenten qué es “Haberos quedado en casa, capullos”. En cinco días diferentes y en espacios distintos, Rodrigo, como dice él, “intervendrá” el festival. Cinco monólogos forman un serial teatral que seguro no va a dejar indiferente al que por allí se acerque. Los lugares de cita serán la galería Salvador Díaz, que pudimos ver este miércoles; el Círculo de Bellas Artes, hoy 25; el Mercado de Fuencarral, el 28; la Casa de América, 2 de marzo; y el Sex-Shop Mundo Fantástico, 5 de marzo. Los encargados de defender tan inhabitual propuesta serán Chete Lera, Miguel Ángel Altet, Patricia Lamas, Sara Chaumet y Teresa Castro-Rouco.
-Rodrigo: Mi idea era ver qué nos sugería cada espacio y fue una mierda. Cada vez que pensábamos en él la cagábamos estrepitosamente. Al final, escribí cinco monólogos que no tenían nada que ver con los espacios más que en pequeños detalles. La gente va a flipar cuando vea a Chete Lera dando vueltas en una sala de espejos de unsex shop diciendo un texto. La poesía va a radicar en eso, ésa es la movida, el contraste.