Obra: Another sleepy dusty delta day
Jan Fabre, Festival de Aviñón
Publicado en Público 10-7-2008
JAN FABRE SE HUMANIZA
El dominio del Sólo de danza de Jan Fabre es difícil de superar. Los símbolos, los códigos, la utilización del espacio tanto terrestre como aérea… Todo recuerda a grandes piezas anteriores como My movements are alone like streetdogs o Quando l’uomo principóle é unadonna. Lo extraño es que el artista belga es capaz de seguir afilando. En Another sleepy dusty delta day, además de contar con una de sus bailarinas habituales, Ivana Jozic – un monstruo con patas y gran cabeza-, Fabre construye una narración escénicacon todas las herramientas posibles: una carta personal y biográfica después de la muerte de su madre en la que el artista decide optar por el suicidio antes que la agonía y la podredumbre de la carne; una canción folk -Ode to Billy Joe- que habla de amor y suicidio; un espacio recorrido por maquetas de trenes; carbón y locomotoras que circulan al unísono; un aire lleno de jaulas y canarios que se balancean suspendidos, y un sonido y una luz que perforan los oídos y la retina como una maquinaria precisa. Intimidad sin pudor, imaginarios que no ilustran y evocan, y una gran fisicidad y animalidad que sirven a Fabre para hablar de la muerte y el apego a la vida, al amor. Desde hace unos años se viene criticando la obra plástica del belga por su sospechosa megalomanía, quizás, lo que ayer si probó el belga en la Capilla de los Penitentes Blancos es que sigue agarrado a la vida. El grito último ‘Amo a los que saben contar historias de amor” y los aplausos entregados dieron ayer buena prueba de ello.
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