Entrevista a Antonio Fernandez Lera
Obra: “Las islas del tiempo”, Cuarta Pared.
Publicado en La Razón 3-9-2003
Fernández Lera: «No me va la etiqueta de vanguardista»
Estrena en la Cuarta Pared «Las Islas del tiempo», con Marquerie, Rodrigo García y Elena Córdoba.
Director y dramaturgo poeta, Antonio Fernández Lera es un creador destacado del teatro experimental de nuestra capital. Llega ahora con su cuarto montaje como director y dramaturgo al mismo tiempo, «Las islas del tiempo», una obra que supone un punto de inflexión con el «último» teatro donde la ausencia de personajes e hilo narrativo predominaban. El debate entre forma, géneros y estructuras teatrales está servido. Al leer esta obra, que se estrenará con Marisa Amor, Miguel Angel Altet, Raquel Sánchez, Sara Martín y Ana López Erdozain, la primera reacción es la sorpresa. Sorpresa ante una pieza que rompe con los anteriores trabajos de Lera, en los que predominaba la fragmentacción textual, temporal y narrativa En «Las islas del tiempo» se cuenta la historia de Sara, una joven que descubre a través de sus abuelos que sus padres no son sus padres y que los verdaderos fueron torturados y asesinados bajo una dictadura que impuso como su única ética el horror. Un tema que Lera presenta sin situarlo en un país ni en una época: «Al medio minuto de comenzar la obra todos sabemos de qué estamos hablando. Pero para mí lo más importante era tratar la posibilidad de un encuentro. Hay en la obra una calma muy grande dentro de una situación donde la tranquilidad es imposible. Dentro de esos límites de crueldad indecibles me interesaba no caer en lo explícito, huir de la estridencia».
Un montaje para el que Lera ha contado con la ayuda de renombrados creadores de teatro como Rodrigo García -espacio escénico- y Carlos Marquerie -luces-. Al preguntarle cómo habían trabajado con este texto que en otras manos podría realizarse como una pura obra de teatro psicologista, Lera matiza: «Parte del proceso ha sido jugar con eso. Había algo que el texto marcaba y que necesitaba ser trabajado con seriedad. Hemos entrado en otros códigos pero sin excluir ése». El montaje rompe con la estructura textual con acciones en las que el trabajo de cuerpo con los actores de la bailarina Elena Córdoba ha sido fundamental: «La idea era entremezclar los tiempos que marca el texto con esos otros que no están ahí pero se perciben. Así como el texto es muy narrativo, las acciones están en otro plano», explica Lera.
Al preguntarle, con cierta ironía, qué le respondería al espectador que le dijera que ya no hace teatro vanguardista,Lera reacciona: «La etiqueta de vanguardia, que he tenido que sobrellevar desde que he empezado, ni me va ni me viene. Y le diría que no sea tonto. Que una de las características de la vanguardia autentica es no poner etiquetas». La obra supone una ruptura con el teatro madrileño en el que Lera se mueve. Ante qué significación puede tener este viraje, Lera comenta: «Hay que fijar un terreno de juego para trabajar, pero no está bien convertir ese terreno en una cárcel. En cada obra hay que redefinir.
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