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Muy Guay!

Boris Charmatz – 20 de febrero en Conde Duque 

El Centro de Cultura Contemporánea Condeduque reconoce la trayectoria de Boris Charmatz a partir de dos piezas: (untitled) (2000) de Tino Sehgal, donde Boris participa como intérprete; y SOMNOLE (2021), coreografía creada por Boris, un solo donde destila intereses y sensibilidades presentes en sus más de treinta años de carrera.

El trabajo de Charmatz está atravesado por el interés por someter la danza a restricciones formales que redibujan su campo de posibilidades. El coreógrafo, bailarín y creador de proyectos experimentales como la escuela efímera Bocal, El Musée de la danse o Terrain, se pregunta por el estado de los cuerpos contemporáneos, y articula performances y formatos híbridos para lugares y espacios muy diferentes –desde escenarios a museos, instituciones ficticias o al aire libre–. Las propuestas de Charmatz relacionan el contexto en el que se despliegan con los repertorios de la danza y su transmisión, así como el deseo de conectar la teoría con las sensaciones e intensidades del cuerpo que baila.

Sobre SOMNOLE 

Tras una serie de piezas de grupo y eventos colectivos en el marco de Terrain, Boris Charmatz vuelve a la forma del solo con una coreografía sucinta acompañada únicamente por un tenue silbido. Una danza que vehicula melodías familiares y materializa gestos latentes.

Centrada en dos ejes principales: por un lado, la idea de somnolencia, que evoca un estado intermedio, a medio camino entre la vigilia y el sueño, como una suerte de puente entre el mundo mental y el mundo físico; y, por otro, que el propio intérprete produce la música en forma de silbido, modelando el movimiento al escapar el aliento de los labios.

Charmatz silba notas, hace aparecer una melodía tras otra, como una cartografía efímera de un estado de ánimo. Después de infini (2019), pieza caracterizada por una oralidad desbordante, en la que la pronunciación de cifras se transmitía de un cuerpo a otro, el coreógrafo opta por una reducción radical del sentido y la fisicalidad. En SOMNOLE, el aire exhalado de los silbidos se une a la aparición de un movimiento, formando un frágil vínculo de danza y música. Charmatz dice “basta con tener los labios secos para que se detenga. Te quedas sin aliento y se detiene; de ahí la necesidad de producir una danza sencilla, atenuada y lánguida. Si te mueves demasiado rápido, el silbido suena rápidamente falso o se vuelve inaudible.” A medida que la música se construye, con sus mezclas y rupturas, se desarrollan cualidades de movimiento y enlaces entre el silbido y la dinámica del gesto, ya sea ralentizado, entrecortado, somnoliento o agudo.

Más información y entradas.

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Motus – 1 y 2 de octubre en Conde Duque 

La pandemia como punta de iceberg de la gran crisis climática que vive el planeta ha puesto de manifiesto como ninguna otra circunstancia, cuáles son, siguiendo a Judith Butler, los cuerpos que importan y los que no, las vidas dignas de ser vividas y las que no. Algo hemos ido sabiendo sobre esto hasta la llegada del fatídico 2020 a través de las guerras y las consecuencias trágicas de las migraciones, sobre todo a orillas del Mediterráneo. Esta preocupación motivó la investigación que la ya legendaria compañía italiana Motus (fundada en 1991 por Daniela Nicolò y Enrico Casagrande) estaba llevando a cabo, primero con Antígona y luego con Las Troyanas, justo antes de que todo se parara por la acción del virus. Aquella investigación cobró una urgencia diferente y la primera escena de Las troyanas, con esas mujeres reducidas a botín de guerra con Hécuba a la cabeza, cobra un sentido nuevo que hace más presente esta obra escrita hace 2.500 años. Esas mujeres, señala Daniela Nicolò, «encierran un gran dramatismo. Los hombres están muertos y las troyanas se ponen del lado de los vencidos, de las figuras más débiles y frágiles». Eurípides da voz y espacio a las que nunca lo tuvieron, porque el centro de la narración eran tradicionalmente los héroes, los hombres.

No solo de Eurípides vive esta pieza oscura y furiosa, no es de hecho un mero montaje del clásico, como no puede ser de otra forma tratándose de Motus. Durante la investigación se trabajó también a partir de la relectura que hace Sartre, y no faltan los mimbres aportados por la citada Judith Butler o Ernesto de Martino y Donna Haraway. Y la apuesta sube enteros si hablamos del dispositivo escénico-plástico que propone el espectáculo, sin proyecciones de vídeo en esta ocasión, pero con un desarrollo que se alimenta del trabajo del artista visual _vvxxii, de las luces —brutales— de Simona Gallo, y una concepción espacial llena de organicidad que permite la performatividad apabullante que ponen en juego las tres intérpretes: Silvia Calderoni como Hécuba, Stefania Tansini y Francesca Morello poniendo la parte musical en directo. Tutto brucia, todo arde, presagio de un mundo abocado a la tragedia. ¿Quién nos salvará? Está claro: las mujeres.

Más informacion y entradas: https://www.condeduquemadrid.es/actividades/motus-tutto-brucia.

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