— MuroTRON

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Jorge Mirón | Storm And Drunk 

 

No hay fotografías desenfocadas.

Foco proviene de fuego. El calor que nos reúne.

Una fotografía no-nítida ilumina como cualquier otra.

El anillo del objetivo se ajusta para desvanecer los cuerpos. Permite sintonizar otro plano y captar sus espectros.

Durante una semana el fuego congregará en Storm And Drunk a cinco personas a puerta cerrada. Cuerpos que vibran entre varias regiones y se repliegan de noche, seres que ocultan un perfil de la cara con el otro.

La cyborg

El alien

Bakalas

Un reptil

Los hombres

La actividad tendrá lugar las noches del 5 al 9 de mayo. Jorge Mirón (Madrid, 1983) realizará cinco sesiones de fotos en S.A.D. a cinco personas. Las sesiones a puerta cerrada buscan crear una atmósfera adecuada para la captación de los cuerpos y sus espectros. El artista usa espectro tanto en el sentido fantasmagórico del término, aparición, como el científico: rango electromagnético que el ojo humano percibe como color. Con él identifica el aura cromática que un cuerpo desprende y es revelada en sus imágenes.

Para las sesiones dispondrá de distintos utensilios lumínicos que él mismo crea y que configuran su escenografía de trabajo. En los últimos años Jorge Mirón ha empleado la fotografía como documento para narrar su vida nocturna en Madrid y también ha explorado con otras posibilidades del lenguaje fotográfico afectado por sus experiencias lisérgicas.

La actividad sin público será contada en Instagram y la web de SAD compartiendo las conversaciones que ha tenido los días previos con cada una de las personas.

 

 

 

 

 

 

 

Aquí un adelanto:

Cariátide Pepis

¿Tienes marcas en tu cuerpo que te recuerden a día de hoy esos otros estados? Quizás una parte del cuerpo sin marcas.

El cuerpo es el mapa de muchos de nuestros estados, de todas esas derrotas y pérdidas y gozos. Es la materia de una realidad que habitamos a diario. Por fuera puede ser unas venas encallecidas o una cicatriz blanca ya de cuidarla; por dentro

la ausencia , el empeño de la intuición para que no cierre la mina, y seguir viviendo.

Billy E. Morreale

Intenté hacerte fotos en una ocasión y me fue imposible. Estuvimos un rato y sentí que era una foto que no podía hacer yo. De alguna manera tuve la sensación de que no podías ser tú delante de mí. De que sólo necesitabas estar solo un rato y hacerte un selfie. Para esta sesión de fotos en Storm And Drunk no quiero hacer un retrato, me gustaría hacerte fotos recitando. ¿Existe Billy E. Morreale lejos de la poesía?

Yo me llamaba Billy antes de la poesía, cuando estaba viajando por USA. Para sumergirte bien en la mierda, en el lado de detrás de la cortina de humo que decía, tienes que ir vaciado, como decías tú. Normalmente no te metes en la mierda voluntariamente, ​la ponzoña te rodea y ya estás dentro. Ahí es útil llamarse Billy. Te protege el cuerpo, te aplaza el alma para más adelante, hasta cuando puedas sentarte a escribir y descargarlo todo en palabras y huecos entre palabras. La poesía es mi herramienta para entender el mundo y describirlo. La parte del mundo más cruda, la zona abisal, la que casi no contiene palabras. No sé lo que es existir lejos de la poesía.

Tadzio

En toda esta transformación ¿hay algo de lo que te sientas liberado? ¿Hay algo que siga ahí que te sorprenda? Pienso en tus ojos.

Me siento liberado de cierto tipo de mirada masculina (un paternalismo, violencia y deseo concretos debido a que me consideraban, por error, una mujer) y de la mayor parte de la violencia de la que mi cuerpo era objeto antes de y durante mis primeros años de transición. Es una liberación, no obstante, muy amarga porque sé lo que implica. El yugo sigue donde siempre y sólo se retira bajo ciertas condiciones, y ser hombre blanco te garantiza la retirada, a priori, de casi todos. Pero también me siento liberado, la mayor parte del tiempo en estos momentos, de lo peor de mi propia mirada. De mi propia autoconstrucción como monstruo -o al menos del ser totalmente incapaz de reapropiarme de ella. Ojalá no hubiera necesitado este par de cicatrices para ello, pero he tenido el privilegio de acceder a ellas y poder liberarme también de forma mucho más tangible. No tener que llevar algo que me oprime las costillas para poder salir aunque sea a por el pan o interactuar con alguien sin duda ayuda, y no sólo literalmente. Puedo bailar, también. Había dejado de hacerlo por más de una década debido a mi disforia. Eso también, aunque suene frívolo, ha sido parte de lo mejor de esta “liberación”. Pero en definitiva no es liberador el necesitar de tanto que han de proporcionarme otros (específicamente, profesionales dotados de autoridad médica) para obtener un mínimo de paz y conexión conmigo mismo.

 

Para lo segundo me temo que empiezo con una pregunta: ¿Por qué has pensado en mis ojos? Me hablan mucho de ellos, los hay que sostienen que hasta mis ojos han cambiado y otros que no han cambiado en absoluto. Yo creo que sí que han cambiado, pero que se parecen más a mi yo de hace 20 años, con 8, que al de hace sólo 4. Tiene sentido, en cierta manera. Y la verdad es que me gusta. También creo que mi voz, pese a haberse agravado, sigue ahí en cierta manera. Me costó mucho que llegara a gustarme aunque gustara tanto a alguna gente, pero me aterraba el que pudiera cambiar demasiado hasta dejar de parecerse a sí misma (a mí mismo), y creo que no lo ha hecho -o al menos no un cierto color, un cierto timbre. Sin duda me alegra. Me gusta reconocer la mayoría de mis gestos como míos desde siempre, también, aunque muchos tengan un matiz algo diferente o se vean distintos con las variaciones sutiles de mis rasgos. Y por último, me sorprende que mi piel, en algunas zonas ahora tan tomada por el vello, no haya dejado de ser suave. Fue de lo primero que me dijeron que cambiaría y me encanta que no haya sido así. Me encanta ser suave (o intentarlo), en toda su polisemia.

La fiera

Ambos tenéis una relación especial con vuestro propio cuerpo y sois apasionadas del tatuaje. Pero habitáis ese umbral dolor/placer desde lugares un tanto diferentes, lo deduzco sólo mirando vuestros tattoos: una se cubre el cuerpo de imágenes, casi como una colección de placeres. El otro se marca como si fuera un altar tallado en la piel.

Yo sólo tengo uno y en mi última experiencia con setas estuvo presente como un signo que me mantenía sereno y me recordaba quién soy y dónde estoy. Como si siempre hubiera estado ahí o si no hubiera podido ser otra imagen más que esa. ¿habéis tenido alguna experiencia con alguno de vuestros tattoos que os vincule en un plano trascendental a esa imagen más que al resto?

Mi relación con los tatus es muy amplia, no identifico una experiencia tan concreta como la que cuentas tú pero si que trascienden algunos de ellos en momentos especiales.

Tengo un tridente de una conquista muy grande… Una especie de ataúd galáctico por una muerte que sentí y compartí en una muestra de confianza absoluta.

Otro me lo marqué después de tener un sueño en el que un avión en el que iba una persona que no me quería a quien yo quería, con todo ese sufrir que conlleva, lo veía volar en el cielo y pensé “si se cae ahora…” como una especie de castigo a la persona que iba dentro. Y el avión empezó a caer. No sentí ningún placer ni realización, instantáneamente me entró una congoja gigante, el avión no llegó a estrellarse, remontó el vuelo casi a ras del impacto y siguió su camino.

Antes de este sueño siempre que veía un avión volar pensaba por unos instantes que molaría verlo estrellarse, eran pensamientos con una duración de microsegundos. El flipe de ver una catástrofe. Después del sueño ya no me pasa, automáticamente los lanzo para arriba en un vuelo tranquilo.

Aclaro que tengo pánico a volar y una vez casi me estrello, el tema del avión por ahí lo tengo, en el brazo, también.

Digamos que el avioncito que llevo me recuerda que desear el mal es horrible y demasiado grande para soportarlo. No se, creo que casi todos los tatus que llevo hacen la función que dices.

 

http://www.stormanddrunk.com/?la_cara_de_los_hombres    |     http://www.jorgemiron.net/

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Punto de Vista 2018 abordará el cruce entre lenguajes y artistas en torno al cine documental

Del 5 al 10 de marzo en Pamplona

http://www.puntodevistafestival.com

Descarga en PDF la parrilla de programación.

El festival también conmemorará el 50 aniversario de las revoluciones del 68, programará un ciclo de correspondencias cinematográficas entre cineastas y contará con la presencia de P. Adams Sitney, Trinh Minh ha y José Antonio Sistiaga

El festival estrena dirección artística, renueva su diseño estético y colabora con diversos espacios y colectivos navarros

En la primera edición de Garbiñe Ortega como directora artística de Punto de Vista, el festival navarro presentará una Sección Oficial en la que competirán 21 películas de 14 países. Por primera vez competirán dos cintas dirigidas por cineastas navarras: Young & Beautiful, de Marina Lameiro; y Yours Truly, codirigida por Maddi Barber.

Además, la programación de Punto de Vista en 2018, que se desarrollará en Baluarte y otros espacios de Pamplona, como Teatro Gayarre y Planetario, incluirá nuevas secciones, como DOKBIZIA, donde se abordará el cruce entre lenguajes y artistas que trabajan en torno a lo real. Varias de estas sesiones, además de proyecciones, serán piezas site-specific y performativas.

Entre las novedades de Punto de Vista 2018 se encuentra la sección DOKBIZIA, un encuentro interdisciplinar que quiere provocar el cruce entre lenguajes y artistas que trabajan en torno a lo real. Este programa, que atiende al documental dentro y fuera de la pantalla, plantea un itinerario de diversos formatos: proyecciones, conferencias performativas, piezas escénicas y site-specific, performance y cuenta con la presencia de cineastas, artistas visuales, escritores y performers. Centrado en las diversas maneras de poner el cuerpo en relación con la imagen en movimiento, este programa acogerá obras “Things said once” de Esperanza Collado, “Trilogía de la propiedad privada” de Nico Pereda, “Naturaleza y su temblor” de Societat Dr. Alonso, “Tijuana” de Lagartijas Tiradas al Sol, “Avalanche” de Carlos Casas o una especial de José Antonio Sistiaga y Stan Brakhage.

En 2018 se cumplen 50 años de Mayo del 68 momento histórico y hoy, en vez de recordarlo de manera celebratoria y retrospectiva utilizamos este aniversario como contrapunto con la obra de cineastas que nos demuestran que existe un cine muy consciente, que se cuestiona qué mirar y desde dónde, con una fuerza que golpea y emociona a partes iguales: “No intenso agora” de Joao Moreira Salles es un brillante ensayo sobre aquellos días en Francia y lo que realmente fueron. El trabajo de Hiwa K, Los Ingrávidos o belit sağ está hecho desde las entrañas, en primera persona, desde la primera línea del frente, se escuchan las balas. Además, tres cineastas estatales, Virginia García del Pino, María Cañas y Luis López Carrasco, mostrarán sus últimas películas.

El ciclo Correspondencias reúne a cineastas de todos los tiempos a través de películas que dialogan entre ellas como si fueran cartas audiovisuales que unos artistas filmaron para otros. Con este ciclo, el comisario Francisco Algarín y la directora artística de Punto de Vista, Garbiñe Ortega, han tejido un hilo narrativo sin tiempo, que viaja desde el pasado hacia el futuro y regresa desde mañana hasta ayer, una conversación entre filmes “que siempre estuvieron separados pero que, una vez reunidos, parecen haber estado destinados a acabar juntos”. Una suerte de películas, que como si fueran cartas, muestran un diálogo onírico entre los hermanos Lumière y Robert Beavers, entre Ute Aurand y Warrend Sonbert o entre Robert Fenz y Marjorie Keller. En definitiva, este ciclo es una colección de correspondencias imaginadas que “permiten acceder de forma no-lineal ni categórica, más bien privilegiada, al conocimiento de otra posible historia del cine.”

La publicación que Punto de Vista ha preparado para este año –“Correspondencias, cartas como películas”– completa este ciclo Correspondecias con una colección de cartas inesperadas que revelan amistades secretas (Louis Lumière y George Méliès) colaboraciones desconocidas (Orson Welles y Robert J. Flaherty) o proyectos que sin estas cartas jamás hubieran sido documentados (la propuesta de Pasolini a Jacques Tati para participar en Porcile). Una suerte de misivas que nos muestran otra historia del cine, una que no se había contado hasta ahora. La premisa ha sido fabricar un libro tal y como se realiza el montaje de una película.

El festival también dedicará un Foco a la cineasta vietnamita Trinh Minh ha, con proyecciones y conferencias, y acogerá un seminario con el historiador de cine estadounidense P. Adams Sitney. Además, en 2018, Punto de Vista iniciará una nueva línea de programación que incluirá el desarrollo de varios laboratorios de formación y creación donde se trabajará con diversas líneas relacionadas con el cine de vanguardia. Serán impartidos por colectivos como los estadounidenses Echo Park Center o los mexicanos Lagartijas tiradas al sol.

Otra de las novedades de Punto de Vista sera un programa educativo, un nuevo espacio de programación y formación para el público infantil y joven que se desarrollará en Planetario de Pamplona. El festival busca con este ciclo acercarse al público familiar y formar al espectador infantil y juvenil.

Y por primera vez la convocatoria Proyecto X Films contará con colectivos en lugar de con cineastas individuales para rodar un documental en Navarra producido por el propio festival.

Punto de Vista 2018 también acogerá un ciclo de cine vasco-navarro, “Paisaia”, con las obras más recientes de cineastas como Jesús María Palacios, Iñigo Jiménez, Koldo Almandoz, Inés García, Arantza Santesteban, Irati Gorostidi o Jaione Camborda.

La sesión de inauguración incluirá el estreno de la última película de Aianra Vera –“Hasta mañana si Dios quiere”– y la de clausura incluirá el pase de la Sinfonía de Pamplona, rodada en Super8 y creada en un laboratorio que van a desarrollar los responsables del Echo Park Film Center de Los Ángeles musicada en directo por Mursego y Harkaitz Cano.

La programación de Punto de Vista se completa con la realización desde Pamplona, durante toda la semana del festival, del programa de Radio 3 “El Séptimo Vicio” con entrevistas y las actuaciones en acústico de El Niño de Elche, Doctor Deseo, Kasettes y monte del Oso.

Garbiñe Ortega presentará un festival que ahondará en la esencia de esta cita con el documental de vanguardia: un lugar para la reflexión y la exhibición de propuestas con una fuerte identidad mixta e híbrida. La programación quiere apostar por esa pluralidad y heterogeneidad desde la reivindicación de tres cualidades: lo vivo, lo híbrido y lo común ofreciendo una programación que incluye no sólo la sección oficial, retrospectiva y sesiones especiales, sino un espacio importante para otro tipo de propuestas artísticas y formatos como conferencias performativas, piezas escénicas y site-specific donde se darán cita artistas visuales, coreógrafos, filósofos y cineastas para (re)pensar las formas de lo real desde la complejidad del presente”.

Durante siete días al año, Pamplona se volverá a convertir en centro del cine documental. Producciones de todo el mundo compiten con sus diferentes formas de captar la realidad desde su punto de vista independiente y necesario. La sección oficial queda abierta así a toda la amplia gama de estilos y registros del cine de no-ficción contemporáneo. Una de las primeras citas cinematográficas del calendario que recoge lo mejor de la temporada anterior, al mismo tiempo que lanza algunas de las más interesantes apuestas de futuro.

El espíritu de la competición pretende que los cineastas convocados intenten con cada película ir más allá de los caminos ya transitados y hacerlo con un claro compromiso ético. El jurado valorará su calidad, originalidad y, sobre todo, su capacidad para -como decía Jean Vigo“abrirnos los ojos y ayudarnos a ver más allá de las apariencias”.

Más información: http://www.puntodevistafestival.com/

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8 al 11 de Marzo 2018 / 19:00h – 23:00h

ENTRADA LIBRE

Teatre del CCCB
Montalegre 5
08001 Barcelona

Más información: http://www.desorg.org/

Camino de Retorno

visiones, silencios, oscuridad

Hace un par de años – justo después del OVNI de La frontera como centro– y quizás como consecuencia de él, entramos en introspección, y en ese espacio abierto hacia dentro se iban repitiendo una y otra vez las imágenes de un film de Bela Tarr, El Caballo de Turín (1). En especial tres secuencias:

En la primera, un hombre mayor conduce con gran esfuerzo, un pesado carro rural, a través de un paisaje dominado por la niebla. Poco a poco vamos entreviendo la particularidad de tanto esfuerzo, el conductor es manco y el carro pensado para dos caballos es arrastrado sólo por uno. Algo falta en ese mundo desangelado, un profundo desequilibrio a la vez lo agrieta y paraliza. La materia mutilada de aquello que lo anima, mutilada de sí misma, sufre aplastada por su propio peso y se hunde en su extremo ciego. Cualquier gesto, cualquier trabajo incluso alimentarse resulta penoso.

En la segunda escena, un personaje aparece y lanza un frenético y lúcido monólogo en el que señala la deriva del mundo “todo está degradado desde que lo han adquirido…Todo lo que tocan, lo degradan, y lo tocan todo. Comprar, degradar, …degradar, comprar, o dicho de otra manera tocar, comprar y de ese modo degradar… (…) un cataclismo que proviene del juicio del hombre sobre sí mismo”.

Palabras a las que el conductor del carro responde con un lacónico “Déjate de estupideces”. (2)

Luego el viento, el páramo, la soledad.

En la tercera, ya al final del film… los dos protagonistas, el padre y la hija, intentan al caer la noche oscura encender alguna lámpara o al menos una vela, pero la luz no prende. La luz se ha ido ya de ese mundo.

La luz se va del mundo.

Como os decíamos estas tres secuencias se quedaron en loop dentro de nosotras durante meses y meses, cómo intuiciones de un posible camino y a la vez hundiéndonos imperceptiblemente en su espesa niebla. Intentamos orientarnos en ella, pero apenas podíamos ver nuestra propia mano delante, así que caminamos un tiempo por lo invisible, y poco a poco aprendimos a confiar en esa niebla, en ese no saber, en ese no ver con los ojos, hasta que de alguna manera nos reconocimos en ella … Cuando este estado se asentó lo compartimos con el rizoma del que nace ovni, y así fue cómo un par de personas nos hablaron de la muerte y las muertes (3) … y cómo el “Camino de retorno” surgió inesperadamente de entre la niebla, no negándola, sino incorporándola dentro como un velo protector del misterio que a cada instante nos rodea y penetra.

Este OVNI de la niebla aparece pues como viaje anímico por el mundo intermedio, por la experiencia de la muerte física y las muertes del ego.

Planteado no como una programación habitual de vídeo sino como un ritual de paso donde las visiones (vídeos), los textos, sonidos, rituales y respiraciones se entrelazan con silencios y oscuridades compartidas.

Nos gustaría abrir la visión (4), abrirnos a la consciencia de que eso que llamamos cine, vídeo… esas extrañas proyecciones de luces y sombras que dibujan mundos y vidas, paisajes y sentimientos, se dan en la cueva de la sala oscura. Y es en esa oscuridad compartida o solitaria donde se incuban las visiones de los mundos… antes de que se establezcan las fronteras entre lo real o lo irreal, el sueño y la vigilia, la vida y la muerte… Visiones sobre una pantalla blanca que permanecerá blanca cuando las visiones de los mundos desaparezcan. (5)

Quizás así, una vieja herida en nuestra cultura y vidas se cierra, los hemisferios se reúnen, otros ojos se abren y el caballo de Turín ya no es apaleado. (6)

A fin de no escindir la muerte de la vida, iniciaremos cada día el viaje por las puertas del sueño -hermano gemelo de la muerte- y el trance, adentrándonos en los rituales de despedida y disolución del cuerpo…. Contemplaciones de la disolución que nos abocan a la contemplación agradecida de la vida.
Así Camino de Retorno se abre como un rito de paso, un recorrido que recomendamos hacer entero cada día (*), para un buen transitar por paisajes de ánimo intensos y no siempre fáciles que quizás nos ayuden a recuperar la percepción de la cualidad ilimitada, in-apropiable, irrepresentable de lo Real.

abu ali

(*) El horario de cada día será de 19h a 23h.

La sala del Teatre del CCCB se abrirá cada día a las 19h, luego permanecerá cerrada para abrirse un mínimo de dos veces más a lo largo de la tarde y noche. Mientras en el espacio del Hall del mismo Teatre y en la sala cercana dispondremos de un espacio acomodado y con audiciones para la espera.

  1. El caballo de Turín (A Torinói ló como título original en húngaro) es una película de 2011 dirigida por Béla Tarr y Ágnes Hranitzky.https://es.wikipedia.org/wiki/El_caballo_de_Tur%C3%ADn
  1. Transcripción del monólogo de El Caballo de Turïn: http://kathiesmith.blogspot.com.es/2012/03/turin-horse-script.html
  2. Pienso en Palmar Álvarez Blanco, en Marco Antonio Regueiro… y también en todas las personas que ya han partido durante este largo periodo de búsqueda.
  1. Abu Ali, Abrir la Visión, 2016 _ http://www.al-barzaj.org/2016/10/abrir-la-vision.html
  2. Una imagen que a menudo utiliza Ramana Maharashi.
  3. La versión más extendida sobre lo sucedido dice que Nietzsche caminaba por la Piazza Carlo Alberto, cuando un repentino alboroto que causó un cochero al castigar a su caballo llamó su atención. Nietzsche corrió hacia él y lanzó sus brazos rodeando el cuello del caballo para protegerlo, desvaneciéndose acto seguido contra el suelo.


Imatge de Thierry DE CORDIER, “MER GROSSE”.
Courtesy: the Artist and Xavier Hufkens, Brussels.

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La Ribot | Del 15 de diciembre al 3 de febrero en en la Galería Max Estrella

Con esta ‘Take a Seat’ Max Estrella muestra de forma concisa tres pilares en la creación de la Ribot: los vídeos Traveling Olga / Traveling Gilles, 2003, Mariachi 17, 2009, y Walk the Bastards, 2017. Espaciados en el tiempo estos trabajos comparten el común denominador del interés investigativo de La Ribot por la imagen, el espacio y el movimiento.

Walk the Bastards, 2017, es una instalación de 11 sillas compuesta por aquellas que no fueron incluidas en Walk the Chair 2010, una obra anterior que La Ribot realizó por encargo de la Hayward Gallery de Londres y que formó parte de la exposición ‘MOVE=Choreographing You’.  Las 50 sillas pirograbadas de Walk the Chair con citas de coreógrafos, filósofos, y artistas sobre el movimiento y el arte participativo, tienen una doble función: ser leídas, convirtiendo al visitante en intérprete, o ser utilizadas en su función más obvia como punto de observación. Tanto Walk the Chair como Walk the Bastards, son instalaciones cambiantes y aleatorias en la que la silla ocupa el lugar que le da el espectador.

Traveling Olga / Traveling Gilles, 2003, presenta dos tomas individuales y no editadas de cuatro minutos de duración, grabadas cámara en mano por los bailarines Olga Mesa y Gilles Jobin. Estos vídeos son el resultado de una intensa colaboración: grabar, revisar y grabar de nuevo con cambios y correcciones. Cada secuencia supuso cinco días y al menos treinta tomas. La estrategia es esencialmente la misma en cada vídeo, pero aplicada a dos sujetos danzantes muy distintos entre sí en dos lugares diferentes. Los espacios fueron elegidos para cada intérprete en función de sus personalidades. Mesa, nacida en la lluviosa Asturias, se siente estimulada en un frío, húmedo e invernal jardín inglés, mientras que a Jobin se le envuelve en un escenario fotográfico que fuerza hasta el límite las ambigüedades espaciales del cuerpo-operador. Las paredes y el suelo están recubiertos con fotografías murales de arboledas, lagos y montañas de los Alpes deliberadamente cursis, pero a medida que la cámara “vuela” a través de ellos se convierten en una caja multicolor de “efectos especiales”: un lago azul se transforma en un cielo y los árboles de un bosque otoñal en una alfombra transitable. La melancólica y popular melodía del Entreacto III de la ópera Carmen de Bizet introduce una nota irónica a la vez que inyecta una impresión de falsa seguridad en las acciones.

Mariachi 17, 2009, es un vídeo filmado en plano secuencia de 25 minutos grabado por tres bailarines cámara en mano en el teatro de La Comédie de Genève. Las bailarinas / operadoras nos muestran la imagen que resulta de su movimiento. El cambio de manos de la cámara es principalmente perceptible en la caligrafía del cuerpo, en su ritmo, en su peso, en su atención. La primera cámara, Marie Caroline Hominal, es ligera, veloz, ágil. La segunda, Delphine Rosay, más serena, controlada, concentrada. La tercera, La Ribot, es sutil, elegante y habilidosa. Son estos los tres movimientos de una sola composición, casi perfecta, sorprendente, que  perturba la mirada del público sin sumergirla en el caos a la vez que descompone la noción de espacio, arrastrándola a la imaginaria danza de un cuerpo invisible que penetra en el mecanismo de la construcción.

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Viernes 22 (20 h)

Iñigo Pastrana

Vídeos

Intervención

en “EE” de Julen Alberdi.

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Alex Reynolds | Galería Estrany-de la Mota

15.12.2017 – 16.02.2018. Martes a viernes de 11.00 a 19.00 h. y sábados con cita previa

La película arranca en la esquina de un espacio con una puerta y una ventana. Luego aparecerán un hombre y una mujer. Él toca la batería. Ella toca con el cuerpo y con la voz. Pero antes de verles, les oímos. Mientras la cámara recorre el espacio aún vacío, se oyen golpes irregulares a un timbal y una voz que canturrea. Sonidos lejanos, distraídos e indolentes durante un plano lento, la primera toma de Esta puerta, esta ventana es de aquellas que retratan la calma que precede a la tormenta. De aquellas que contienen una premonición o una clave que luego necesitaremos pero que ahora vamos a perdernos: el primer encuentro de los personajes es sonoro. Así es como coinciden y nunca sabremos por dónde entraron.

El sonido tiene esta capacidad de entrada ilocalizable, de intrusión imperceptible, aunque suene paradójico. Cerramos los ojos para no ver, pero es imposible hacerse impermeable al sonido. Se cuela por las orejas, por la piel, se propaga por la materia e incluso lo llevamos dentro: el cuerpo hace ruido y ritmo. No hay puertas ni ventanas para el sonido, o a la inversa, todo le sirve de puerta o de ventana. La película surge de fantasear con un uso calculado –y perverso– del sonido y del ritmo para invadir y alterar un cuerpo a conciencia. Para bien o para mal, afectarlo, cantarle, descompasarlo, sincronizarlo, afinarse a él, cambiarle o detenerle el paso. Sin tocarlo, desde lejos, sin que lo vea venir, sin que pueda evitarlo.

Nutriéndose de las prácticas artísticas de Alma Söderberg y Nilo Gallego, Esta puerta, esta ventana prueba contagios y transferencias, entradas y salidas del cuerpo del otro, dando a ver cómo se buscan o cuándo se crispan, en esa negociación de límites, los cuerpos comunicantes.

A veces, parece que algo les interrumpe. Él, sentado frente a la batería, de repente deja las baquetas suspendidas en el aire, cierra los ojos y espera. Ella, en medio de un movimiento, aborta el impulso o apaga la voz. No cierra los ojos, pero mira sin ver. Durante esas pausas repentinas uno duda entre si escuchan o recuerdan. La mueca y los gestos de alguien que escucha se confunden fácilmente con los de alguien que recuerda. Esta puerta, esta ventana es una película instalada en la confusión entre escucha y memoria, la explora y la explota. Las voces en off de Alma y Nilo puntúan la película con recuerdos de una casa. Algunas se repiten, vuelven, insisten. De modo que cuando de repente algo interfiere en sus acciones, no sabemos si lo que las cortocircuita es lo que está haciendo el otro, el esfuerzo por no dejarle entrar, sus propios recuerdos o las voces en off del uno y del otro. Lo que está claro es que algo, o todo eso, acaba de colárseles por algún resquicio. Como un gusano.

En inglés, se llama gusano de oreja –earworm– a la canción que se pega, al parásito sonoro que no decidimos dejar entrar y que no logramos hacer salir. Escucha y recuerdo coinciden en un earworm. Sin aviso, la memoria regurgita una canción y nos la instala en el cuerpo. Los gusanos de oreja nos cambian el paso, nos joden el día, convocan fantasmas, nos hacen suspender las baquetas en el aire, de- tener el movimiento, ponernos a canturrear, respirar a otro ritmo o nos devuelven al calor de aquella manta o al frío de aquella casa. Esta puerta, esta ventana está infestada de earworms. Es una película que hace earworms con sonidos y con recuerdos. Desde fuera, desde lejos y sin que la vean venir, Alex Reynolds entra y sale de los cuerpos de Alma y Nilo así, con earworms. Cruza sus sonidos, sus ritmos y sus frases convirtiéndolos en intrusos de oreja el uno para el otro. En una ocasión casi imperceptible, el zumbido metálico de una interferencia la delata.

La sincronía de los ritmos, pausas y movimientos de Alma y Nilo hace efecto de coexistencia, pero nunca comparten plano. El estudio en el que los vemos es como un eco físico del único lugar que los contiene juntos: el espacio virtual de una película. La coincidencia sonora no es sólo su primer modo de encuentro, es su único modo encuentro. Lo que logra Alex Reynolds con la (a)sincronía dirigida de sus cuerpos, ritmos y recuerdos –durante el rodaje y con el montaje– es producir sensación de convivencia. Porque en realidad, lo que está en juego en la convivencia fílmica es lo mismo que está en juego en la convivencia en general. Convivir es una cuestión de escucha y negociación de ritmos, gusanos y límites. Por eso, cuando oímos a Alma decir “¿Crees que podríamos, de vez en cuando, cambiar los ritmos?” la pregunta es pertinente para la interacción con Nilo, para la película y para quién sea que vive con ella. La preocupación de Nilo también es rítmica cuando pregunta: “¿Me esperarás cuando hayan problemas de esos que vienen y que arrasan un poco, y que estás ahí metido no sé cuántos años?”. A veces cuadrar los ritmos es un juego y a veces es un ring. La película se mueve y remueve en esa mezcla tan Reynolds de goce y golpe.

-Anna Manubens

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EL CONDE DE TORREFIEL
M.C.
Una propuesta escénica con intervención videográfica

ARTS SANTA MÒNICA
25 de octubre a las 19:00h – 20:00h
Entrada libre / aforo limitado

M.C. es un nuevo proyecto que El Conde de Torrefiel ha puesto en marcha a principios de 2017 y que culminará en la presentación de una pieza escénica en mayo de 2018, cuya forma y título actualmente desconocemos.

M.C. se encuentra ahora en proceso de investigación y búsqueda de materiales. El proceso de creación de una pieza para la caja negra de un espacio teatral no puede reducirse únicamente a la búsqueda de una forma escénica, de hecho ésta es precisamente lo último que aparece en un proceso de este tipo. Es, digamos, la punta del iceberg que no puede sostenerse sin una consistente masa amorfa y sumergida de materiales; es, al fin y al cabo, una representación poética de esa acumulación, ese arsenal de información que la sostiene.

Hamaca Projecta nos ofrece la posibilidad de utilizar una de sus sesiones para materializar una linea de investigación de carácter documental del proyecto M.C. a través de la tecnología del video.

El paradigma del video es la secuenciación de imágenes para crear escenas en movimiento. En este caso vamos a desincronizar la imagen de su movimiento, de su narrativa y presentar estas dos partes a contratiempo. Un ejercicio de teatralidad donde la acción es generada por la palabra de 4 de los intérpretes de este proyecto, mientras que la imagen aparece como una acción detenida, un momento capturado y desarmado en un eco infinito de sí misma.

Una pieza basada en la descripción de imágenes que quiere impulsar la provocación de un estado anímico en la audiencia, una puerta de entrada para la observación y la comprensión de algo que nos resulta todavía misterioso: cómo aquello que se ve difícilmente puede transcender el reduccionismo y la bidimensionalidad sin el auxilio del contexto que lo sostiene.

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Homesession: C/ Creu dels Molers, 15. Barcelona

“En 1992 Barcelona brilló bajo una nueva luz. El mundo entero la vio como la nueva ciudad abierta, moderna y libre que nos traía unos fantásticos Juegos Olímpicos, representando una nueva era europea. Había algunas voces críticas a nivel nacional y local pero se perdieron en un mar de celebraciones. Aquellos eran nuevos tiempos para Europa: Berlín acababa de resucitar después de la reunificación y la Guerra Fría terminaba o al menos se cogía un tiempo de respiro.
Recuerdo ver la ceremonia de inauguración en televisión cuando era niño y estar completamente bajo el hechizo de la euforia olímpica. Pero al mismo tiempo, mi propio país se estaba colapsando. Yugoslavia no pudo participar en los juegos debido a las sanciones de las Naciones Unidas. Y mientras los nuevos comienzos de Europa se celebraban en Barcelona con el lema “Amigos para siempre”, Yugoslavia estaba muriendo.
Veinticinco años después, las cosas han tomado un giro diferente. España, como muchos otros países en Europa, se enfrenta al resurgir de los temores del multiculturalismo y las preguntas alrededor de cómo debería ser un estado multinacional están de nuevo sobre la mesa.
Me gustaría investigar y revisar estos diferentes períodos, el año 1992 y ahora. Quiero buscar los valores que hemos tenido y que quizás hemos perdido por el camino o están a punto de perderse.”

Aleksandar Todorović

Aleksandar Todorović es un viajero inquieto, artista de diferentes medios y diseñador gráfico. Vive entre Bosnia y Herzegovina y la carretera, un hecho que ejerce influencia en su trabajo. Uno de sus primeros amores es sin lugar a duda la tipografía, usada siempre en negrita. Los últimos años ha sido el eje vertebral del colectivo artístico YHY FIHM, encargándose de la dirección artística y realizando trabajos para numerosos libros de arte.
Es artista residente en Homesession desde marzo 2017.

www.aleksandartodorovic.com

Homesession es uno de los espacios independientes y no comerciales claves de la escena barcelonesa. Creado en 2007 aprovechando el salón de la casa particular de los iniciadores del proyecto, Homesession propone dos programas principales: una residencia (Residency, Exchange Residency) y unas becas de producción (Invited). Hoy en día, los ejes del proyecto se han incrementado con la inclusión del programa Polaritats con la colaboración de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcleona. En su local, inaugurado en abril del 2012 al barrio de Poble Sec, Homesession articula así un espacio de proyectos y un espacio de residencia para artistas internacionales.

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CCCB | Auditorio

9 de febrero de 2017 a las 20 h. 

4 € / 3 € Reducida | Abono 5 sesiones: 15 € / 12 € Reducido | Amigos CCCB: gratuito

Para Robert Beavers, la cámara no es un simple dispositivo de registro, sino que tiene una calidad muy viva que envuelve los propios elementos de filmación. Esta sesión, que cuenta con la presencia del cineasta, presenta dos películas de este cineasta hechas en los setenta a partir de una pintura del siglo XV y de los escritos de John Ruskin. La construcción de imágenes y sonidos en estos trabajos enlaza el presente con el pasado y el pasado con el presente en un vaivén continuo.

En The Painting Beavers intercala detalles de un tríptico flamenco, que representa a un santo antes de ser descuartizado —El martirio de san Hipólito—, con planos del tráfico en una concurrida plaza de Berna. El montaje incluye también fragmentos de un espejo roto, una fotografía hecha trozos, movimientos al azar de partículas de polvo flotando y un disco de luz. El juego rítmico de todos estos elementos presenta la metáfora de un cuerpo a punto de fragmentarse y alude a un psicodrama privado del autor.

Guiado por la lectura de The Stones of Venice, de John Ruskin, Beavers explora en la última película de esta sesión las percepciones de los detalles arquitectónicos de Venecia, las particularidades concretas del agua, de las piedras y del clima de esa ciudad y de otros lugares que fueron también importantes para el escritor inglés: Londres y los Alpes. Las imágenes y sonidos de Ruskin están, así, tocadas por los estudios y descripciones del crítico del siglo XIX y piden ser ‘leídas’ teniendo en cuenta las distintas temporalidades existentes en ellas.

The Painting, 1972/1999, 13 min; Ruskin, 1975/1997, 45 min. Proyección en 35 mm.

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Galería Marta Cervera (Calle Valencia 28, Madrid)

Hasta el 5 de febrero 2017

Cada uno se percibe y proyecta en relación a los otros de múltiples maneras. De esta premisa tan sencilla, parte la artista y cineasta Alex Reynolds. Desde hace años explora y manipula los códigos del lenguaje cinematográco, sirviéndose de distintos soportes (texto, fotografía, performance, teatro, vídeo). Esto le ha llevado a hacer películas sin cámara, jugar con la noción de “exteriores” e incluso invertirla o ensayar formas de narración alternativas al guión. Todas estas experiencias, ella las ha ido incorporando a su manera de filmar y configuran una obra en la que el sujeto y el objeto nunca ocupan una posición estable.

Si ver implica la posibilidad de ser visto –cosa que nunca sucede en las salas de cine–, nuestra posición respecto al otro adquiere un peso diferente. En este contexto, ser espectador es un intercambio y también un aprendizaje, del que cada cuál deberá extraer su propia conclusión. Algunos veremos películas donde no las hay, otros declinarán la mirada o querrán contactar con la artista, para saber qué hubiera dicho ella en el punto 27 del cuestionario que forma parte de But They Are Not You (2011), obra que concibió para dos momentos y públicos distintos. En esta ocasión, Alex Reynolds jugó a suplantar el punto de vista de quienes se animaron a participar en la pieza, creando un personaje ficticio para cada uno. Visto desde un plano general, que es el que nos brinda el libro con el que se formalizó la pieza a posteriori, uno cae en lo dramáticas que se vuelven las diferencias en cuanto más nos acercamos al original. De pronto, un desplazamiento milimétrico puede resultarnos monstruoso. O desorientarnos. De hecho, ésta última sensación es la que nos genera Marta(2010-2016), variación de una pieza específicamente pensada para esta galería. Se trata de una pista de audio que da pie a situaciones ambiguas, ya que con su escucha el espectador se convierte en protagonista y cámara de una ficción que debe poner en imágenes. Para activarla, es preciso recoger los auriculares que están en el mostrador.

No menos inquietantes son los cambios de perspectiva que operan en De día (2015), película que la artista construyó con grabaciones e imágenes de su archivo personal. En la trama, que es muy frágil, se anuncia una persecución pero, en este caso, no hay un narrador claro o dominante. ¿A qué voz corresponde lo que estamos viendo o en nombre de quién hablan todos esos fragmentos? Por su factura y presentación se dirían recuerdos, momentos aislados que regresan a uno de manera recurrente. Quizá son retales de un episodio traumático o que echamos de menos, imágenes que no elegimos sino que nos eligen y hasta nos siguen. Pero a medida que se repiten, presenciamos algo insólito: se diría que esas imágenes se despojan de sus referentes y siguen adelante, asistidas únicamente por el ritmo, que es lo que las mantiene en vida, mientras nosotros, los espectadores, tratamos de darles un significado y hacerlas remitir a algo o alguien, quizás porque no aceptamos que sean inteligentes, ni mucho menos que nos sobrevivan.

Convivir con otros pasa por adaptarse a un lenguaje e interiorizar sus códigos, un juego que se plantea en Ver nieve (2016), su obra más reciente. En este caso, Alex Reynolds ensaya y medita acerca de la preparación de un guión para una futura película, sometiendo a varias pruebas a una serie de interlocutores, que al improvisar sus respuestas, le harán de co-guionistas. La lectura es aquí un elemento clave y su aprendizaje, lo que impulsa una narración aún en estado latente. Este proyecto obedece al deseo de la artista de delegar cada vez más algunas decisiones y en pensar su primer largometraje, del que se nos anticipa varias cosas, como una estructura exible, que aloja otros puntos de vista y aprende de ellos, pero siempre dentro de un marco y según unas determinadas reglas. No en vano, la hospitalidad es otro de sus conceptos recurrentes, como se ve en Bienvenida (2009), ese saludo incómodo que pide una devolución y condiciona nuestra recepción de las obras, poniéndonos alerta e incluso en contra de ellas.

En un mundo colapsado de imágenes, lleno de ruido y mediaciones, Alex Reynolds no sólo nos anima a pensar en nuestra propia posición como espectador, sino que nos empuja a defenderla. Di, ¿qué piensas tú de todo esto? Quizás no ves lo que yo veo. Quizás, tengamos que negociar otras maneras de comunicarnos. Aprender del sesgo. E ir a tientas. ¿Qué podemos perder?

Andrea Valdés

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