La exposición explora el legado estético, filosófico y político del marqués de Sade en la cultura contemporánea desde las vanguardias de principios del siglo XX hasta la actualidad.
El escritor libertino Donatien Alphonse François de Sade (1740-1814) es un personaje polémico que algunas personas han visto como un pensador revolucionario y liberador y otras, como un autor pernicioso y corruptor. Sus escritos pueden interpretarse como una filosofía de la libertad, pero también como una filosofía del mal.
La exposición nos presenta la figura del marqués de Sade y la influencia que su legado ha tenido en el ámbito del pensamiento desde principios del siglo XX hasta nuestros días. Nos muestra el impacto que sus polémicos textos ha tenido en una serie de artistas e intelectuales, y nos explica cómo se ha convertido en un icono muy presente en la cultura de masas. En el siglo XX, se crearon numerosas obras que se referían a él de forma directa o indirecta, lo que puede considerarse una señal de la fascinación, la incomodidad y las contradicciones que sus ideas provocaron durante el siglo pasado, además de una prueba del potencial subversivo de su producción literaria, que hoy en día todavía resuena.
«Sade. La libertad o el mal» nos invita a revisar algunos estereotipos, por ejemplo, los asociados al término sadismo, y a reflexionar acerca de cómo la figura de Sade puede llegar a provocar conmoción y escándalo, por un lado, y ser aclamada como la personificación de la revolución, por el otro. Para realizar este análisis, la exposición nos habla de algunas figuras fundamentales de las vanguardias que han celebrado al autor: Guillaume Apollinaire, Georges Bataille, Salvador Dalí, Toyen y Man Ray, entre otros. También nos presenta la visión crítica de Pier Paolo Pasolini y las reflexiones de artistas contemporáneas que hablan de la libertad de expresión, la transmutación de los roles de género, el deseo, la violencia, la institucionalización del terror y el papel de la imaginación pornográfica en la sociedad de consumo.
El recorrido de la exposición contiene documentación de las performances históricas de Jean Benoît y Jean-Jacques Lebel, proyectos fotográficos de Marcelo Brodsky, Robert Mapplethorpe, Pierre Molinier y Susan Meiselas, aparte de referencias a obras de la literatura, el cine y el cómic, y vídeos de entrevistas con filósofos e investigadores. En la muestra, las instalaciones de artistas como Laia Abril, Paul Chan, Shu Lea Cheang, Teresa Margolles, Joan Morey y Kara Walker conviven con producciones nuevas de Joan Fontcuberta y Domestic Data Streamers, con referencias a los trabajos escénicos de Angélica Liddell, Albert Serra y Candela Capitán, y con la filmación de un fragmento de la obra Le retour de Sade, de Bernard Noël, dirigida por Guillem Sánchez Garcia e interpretada por Clàudia Abellán y Joel Cojal.
Apartados de la exposición
La visita a la exposición comienza con un prólogo dedicado a la vida de Sade, prosigue con cuatro ámbitos temáticos en torno a su legado cultural y filosófico y termina con un epílogo acerca de su vocación teatral. Los cuatro espacios centrales de la muestra reciben el nombre de «pasiones», término que proviene de la obra Los 120 días de Sodoma. Así, durante el recorrido, el visitante se encontrará con las «Pasiones transgresoras», ámbito que aborda la influencia sadiana en las vanguardias del siglo XX; las «Pasiones perversas», sección dedicada a los límites de la representación del erotismo; las «Pasiones criminales», espacio centrado en el abuso, la crueldad y la dominación, y las «Pasiones políticas», apartado que aborda la violencia sistémica y el abuso de poder. ¿Debemos considerar la obra de Sade como una filosofía de la libertad o del mal? La muestra plantea esta pregunta que constata que tal vez sean indisociables: sin pensar el mal, es difícil definir la libertad.
La Impropia, un espacio para el encuentro, la conversación y la lectura
En el vestíbulo de la exposición «Sade. La libertad o el mal», encontraréis La Impropia, un espacio de acceso libre con una pequeña biblioteca sobre sexualidades disidentes en el que también tienen lugar encuentros, conversaciones y talleres en torno a esta temática.
Apartados de la exposición
Prólogo: Sade y su filosofía en el tocador
La vida del marqués de Sade estuvo repleta de excesos y contradicciones. Fue perseguido por sus tendencias sexuales, sus posiciones políticas y morales y sus escritos. Pasó veintisiete años en prisión y acabó su carrera montando obras de teatro en el manicomio de Charenton. Aspiraba a ser reconocido como hombre de letras, pero parte de su obra desmedida se perdió. En el siglo XX se asistió a un auténtico culto a Sade gracias a la reedición de sus escritos. Hoy en día, nuevas generaciones de escritores y artistas abrazan su filosofía transgresora y su mensaje revolucionario.
Con obras de Joan Fontcuberta y Paul Chan, primeras ediciones de libros de Sade y fragmentos de Salò de Pier Paolo Pasolini.
Pasiones transgresoras
Las vanguardias del siglo XX descubren en Sade a un portavoz de la libertad. Los surrealistas lo reconocen como precursor y numerosos artistas ilustran o invocan su obra. Tras la Segunda Guerra Mundial, el legado de Sade adquiere una dimensión filosófica y, desde entonces, el reto ha sido cómo interpretar su legado: como modelo de transgresión y soberanía o como muestra de los peligros de la racionalidad pura y la libertad absoluta. Durante los años sesenta se realizaron nuevas relecturas de sus textos y también se vinculó el Sade revolucionario con el mayo del 68.
Con obras de Salvador Dalí, Otto Dix, Luis Buñuel, Alberto Giacometti y Roberto Matta, libros ilustrados por Leonor Fini, Toyen, André Masson y Hans Bellmer, y documentación fotográfica de una performance de Jean-Jacques Lebel.
Pasiones perversas
La segunda mitad del siglo XX popularizó la figura de Sade. A partir de finales de los sesenta, paralelamente a la liberalización de la sexualidad, emerge como un icono en la cultura de masas y el underground, sin perder la dimensión perturbadora que provoca escándalo, censura o intolerancia. La influencia de Sade está asociada a la aceptación social de prácticas sexuales no normativas libremente consentidas, tradicionalmente consideradas «pervertidas», y a la reivindicación de la multiplicidad del deseo y el cuestionamiento de los roles de género. En este panorama de aparente tolerancia, la radicalidad de Sade conserva la capacidad subversiva, reclamada por artistas y activistas LGBT+.
Con obras de Pierre Molinier, Susan Meiselas, Robert Mapplethorpe, Miguel Ángel Martín, Jan Švankmajer, Nobuyoshi Araki, Quimera Rosa, Joan Morey y Carles Santos.
Pasiones criminales
En el siglo XIX, Krafft-Ebing acuñó el término sadismo y, desde entonces, el nombre de Sade se ha asociado al abuso, la crueldad y la dominación. Sade declaró que no era ni un criminal ni un asesino, pero su obra nos obliga a enfrentarnos al lugar del mal tanto en la experiencia humana como en las fantasías. Ante las múltiples manifestaciones del horror, la ciencia se ha interrogado y ha elaborado hipótesis y experimentos sobre lo que denominamos el mal. Los medios de comunicación nos informan cotidianamente de casos de violencia de género, violaciones y abusos infantiles, a la vez que el público exhibe la afición morbosa a consumir noticias sensacionalistas.
Con obras de Sira-Zoé Schmid, Paul McCarthy, Laia Abril y Domestic Data Streamers, los experimentos de Milgram en Yale y Zimbardo en Stanford, y fragmentos de Funny Games de Michael Haneke.
Pasiones políticas
Sade está más presente que nunca en nuestra cultura, reflejado en un sistema de valores propio de la lógica neoliberal. Sade nos recuerda que la razón ilustrada es la fuente de los derechos humanos y al mismo tiempo su negación. Se discute acerca de los rasgos sádicos del nazismo y de otras formas de opresión, pero hay que recordar que Sade se opuso a la violencia de la Revolución Francesa y a la guillotina, y que, para sus personajes, la tortura, el expolio y el exterminio son fuente de placer individual. Si bien en la sociedad actual la violencia y el abuso de poder tienen una dimensión colectiva, es necesario examinarlos a la luz de las ideas de Sade para tratar de entender su origen. No se trata de atribuir a Sade todos los males de la humanidad, sino de leer sus escritos como un desafío para poder afrontar lo que significa el mal.
Con obras de Joan Fontcuberta, Teresa Margolles, Marcelo Brodsky, Kara Walker y Blalla Hallmann.
Epílogo: El escenario de una revolución
La vocación por el teatro acompañó a Sade toda su vida y se entregó a él plenamente mientras estuvo encerrado en Charenton. Para rendir homenaje a esta dedicación, reunimos a una serie de creadores y producciones de las artes performativas en que encontramos ecos de su legado. En el siglo XXI, el nombre y las obras de Sade siguen siendo invocados por el postfeminismo, la teoría queer, el postporno, el teatro, el cine y el arte contemporáneo, que exploran los límites de la prohibición, reivindican el poder del deseo y la imaginación, y ponen de manifiesto la tensión entre las ideas libertinas de Sade y los desafíos morales que plantean.
Con un fragmento de la obra Le retour de Sade de Bernard Noël y muestras audiovisuales y fotográficas de obras de Albert Serra, Candela Capitán, Angélica Liddell y Shu Lea Cheang.
Artículo de Rubén Ramos Nogueira sobre la exposición: https://www.tea-tron.com/mambo/blog/2023/06/29/sade-la-libertad-o-el-mal/.
Más información y entradas: https://www.cccb.org/es/exposiciones/ficha/sade/240940.