Roland mon amour

Cris Balboa | Del 25 de marzo el 20 de abril en el CDN (Teatro María Guerrero)
Imaginaos que estoy en escena sola con mi sinte y estoy acojonada. En realidad, hago de una tía muy nerviosa que se va a enfrentar a algo muy heavy. No hay nada heavy en mi selección musical, pero intento ser un poco punkarra porque eso siempre es aplaudido en las performances. Pienso en lo punki y solo veo al tío con cresta que se me quedaba mirando siempre en el Maycar. Estoy en escena sola, sin cresta y queriendo que la gente diga: «Esta tía es muy punki». Los punkis que he conocido no reciclaban, tiraban los pitillos al suelo y llevaban pantalones apretados con cadenas. A mí me gustan los pantalones flojos tipo slouchy y reciclo hasta mi regla, así que renuncio definitivamente a ser punki.
Imaginaos que empiezo excusándome, como cuando vas a hablar en inglés y dices sorry for my english, porque esto que me propongo es muy difícil. Entonces, imaginaos que yo lo sé y que vosotras lo sabéis, pero todas somos muy educadas y asumimos que puede darse el acontecimiento, y deseamos que suceda algo y que no nos entre el sueño.
Objetivo principal: que mi audiencia no se duerma. Entonces puedo optar por hacer algo entretenido, para que mi público no se duerma, o puedo generar un ritmo frenético hasta incluso crearles cierta ansiedad. Esto último no es un deseo muy noble para una artista que se considera hedonista y que solo quiere hacer que la gente se lo pase bien. El objetivo podría ser que el público saliera de verme con ganas de bailar y eso ya me gusta más. Que digan: «Salí de ver la movida esa de Roland mon amour con ganas de partir la pana y super concienciada».