Nuestro último baile
Delphine Lehericey – Prestrenos: Barcelona, 4 de marzo a las 20h en el Cine El Bosque / Madrid, 5 de marzo a las 20.15h en los Verdi
Tercera película de Delphine Lehericey, que ya antes ha dirigido dos historias centradas en la juventud física como lo son Puppylove y El horizonte, ambas presentadas en el Festival de Cine de San Sebastián y ganadora esta última del Premio Lurra y otros galardones del cine suizo.
En Nuestro último baile, Premio del Público en el Festival de cine de Locarno, se ha centrado en el otro extremo de la vida, sirviéndose de un personaje igualmente joven de espíritu: Germain, interpretado por el ganador del premio César François Berléand. Una excusa para dar un toque de atención, en un registro cómico, a todos esos adultos que tratan a sus mayores, independientes, autónomos, útiles, como adolescentes.
Pues como tal, Germain “se rebela” ante sus hijos buscando refugio en algo que nunca antes había experimentado, la danza contemporánea. Extraño para el personaje, pero no para la cineasta, que antes de dedicarse al mundo audiovisual había trabajado sobre las tablas en proyectos con una intensa vinculación con la danza. Por eso no dudó en fichar para el rodaje a La Ribot, artista multidisciplinar madrileña, una mujer referente con reconocimientos tales como el Premio Nacional de Danza o la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, entre otros. Para la ocasión no solo se ha encargado de la coreografía de la película, sino que se ha estrenado como actriz, interpretando un curioso personaje de sí misma.
Nuestro último baile se estrenará en salas españolas el 15 de marzo de 2024.
SINOPSIS.
Germain, un jubilado de 75 años, intenta reconstruir su vida tras la pérdida repentina de su esposa. Su familia no se lo pone fácil y trata de sobreprotegerle con visitas inesperadas, llamadas incesantes y pilas de tuppers en la nevera… Aunque él tiene claro su objetivo: sin que ellos lo sepan, hará todo lo posible por cumplir una promesa que se hicieron hace tiempo y que le introducirá de lleno en un mundo que le es completamente ajeno, el de la danza.