Festival TNT 2021
Del 30 de septiembre al 3 de octubre en Terrassa
Florir en catalán es una palabra polisémica. El diccionario da varias definiciones, todas ellas hermosas. La primera: convertir las plantas en flor o aparecer las flores. En un sentido más amplio: prosperar, estar en pleno vigor. Pero también: cubrirse de hongos. Creo que todas las acepciones resuenan en la edición de este año que llega con una sensación compartida de que
hay demasiadas cosas sobre las que tenemos que hablar. En todo este tiempo se nos han acumulado las inquietudes, los miedos, las mentiras, también las ganas. Porque, como dice el filósofo alemán Hartmut Rosa, lo de antes de la pandemia era todo menos normal. Por eso este año el festival florece, pero lo hace como lo harían los hongos; descomponiendo materia
orgánica, convirtiendo lo podrido en fertilizante para otras especies, lo que ya no nos sirve en vida, en otra vida. Y por eso la imagen del cartel de este año.
Esta edición el programa incluye veintidós piezas, la mitad de las cuales son estrenos. Eso implica que es una edición con riesgo, una palabra que define el festival pero también al momento que estamos viviendo. Acogemos muchos trabajos gestados en este presente voluble y quizás por eso en clara apelación al mismo. ¿Cómo no hacerlo? Pues quizás lo más revolucionario en nuestra sociedad actual sea reflexionar críticamente como nos proponen las prácticas artísticas que apelan a lo real. Así, presentamos los trabajos de las compañías residentes Las Huecas y Urati, dos colectivos de creadoras y creadores, muy jóvenes, emergentes e innovadores, que se centran en la gestión privada de nuestra muerte y el cuerpo migrante en relación al cuerpo virtual, respectivamente. Dos propuestas que dibujan una senda por la cual transitan otros trabajos como, por ejemplo, los de Vértebro o Bárbara Bañuelos, también compañías residentes que presentarán sus nuevas piezas alrededor de conceptos como la locura contemporánea, la autoexplotación o la sostenibilidad. Son todas cuestiones que demandan reflexión porque nos ubican en el debate sobre cómo seguir viviendo, cómo construir un futuro tan cuestionado ahora mismo.
Para continuar internándonos en el tejido de la ciudad de Terrassa, hemos seguido incentivando el trabajo con colectivos, y en el seno de algunas piezas resonaran sus voces, sus cuerpos, su conocimiento. Entre otros, el grupo de biólogas que ha puesto su experiencia de vida al servicio de Paramecis i meteorits de Xesca Salvà y Marc Villanueva, una pieza que fija la mirada en la vida de las bacterias y los hongos, o el grupo de niñas y niños de la ciudad que pone su cuerpo y su juego en el centro de Los figurantes de Ça marche. En este sentido, iniciamos una primigenia expansión de la programación hacia los distritos. Lo hacemos con dos singulares propuestas; La llista de Quim Bigas, pieza que también clausura el festival el domingo por la mañana en la plaza del Ayuntamiento, y Vivir en Videoclip de Anto Rodríguez, un concierto-karaoke popular, una invitación en toda regla a cantar y a bailar.
La experimentación a través de nuevos formatos viene de la mano de María Jerez y Edurne Rubio, que traen los fenómenos naturales a la sala de teatro, El Conde de Torrefiel, con su ejercicio escénico para un espectador, o del colectivo escénico Los detectives que se han lanzado a experimentar con el cine y el placer de los cuerpos. TNT KIDS también acoge tres propuestas de nuevos formatos que buscan potenciar el espectador activo y huir de la infantilización. Un buen ejemplo es la propuesta Dit-dit de Condegalí, un taller-pieza que reivindica el tacto como herramienta de conocimiento y que en los tiempos actuales se presenta como una lección fundamental.
Las tres noches del festival terminaran con una propuesta musical que desborda el formato concierto. Glòria Ribera, Los Voluble y Mercedes Peón presentan sus últimos trabajos que comparten, además de un marcado carácter transdisciplinar, reivindicaciones profundamente políticas que están en la raíz y origen de sus singulares creaciones.
TNT es un festival vivo que transpira presente, necesidad, urgencia, y que atiende al malestar, a lo que no funciona, a la necesidad de cambio de nuestros modos de vivir. Por eso, este año los hongos nos acompañan. Algo tan obvio como pensar que somos finitos y que el mundo nunca ha sido nuestro es un primer paso, muy pequeño pero fundamental, hacia el cambio. Pensar, con humildad, que los hongos podrían sobrevivirnos como especie, y que podrían ser ellos los encargados de convertir nuestras ruinas, todo aquello que dejemos, en un mundo completamente nuevo. Dejar de ponernos en el centro, hacernos a un lado, mudar la perspectiva. Entonces, una cosa tan aparentemente fea como los hongos se convierte en algo bello, en un paisaje alucinante, como de otro planeta.
Marion Betriu
Directora artística TNT