El espectro de la rosa
4, 5 y 6 de marzo en Teatro Pradillo
Hace doce años, Claudia Faci y Jaime Conde-Salazar crearon una conferencia-ballet para la sala DT Espacio Escénico dedicada Le spectre de la rose (1911) de Vaslav Nizhínsky. En su interés por el repertorio, es decir, por aquellas obras que han pasado de cuerpo a cuerpo y han permanecido en nuestra memoria carnal, las dos artistas propusieron una lectura libre de aquella obra clave de la historia de la danza. De lo que se trataba era de detectar en qué lugares de sus cuerpos residía la memoria del ballet original explorando posibles estados, posiciones y miradas evocadas en los documentos históricos. La conferencia-ballet proponía una suave intoxicación a base de textos y referencias, músicas y movimientos que trazaban un viaje a través de cierta imaginación del pasado y del recuerdo de lo perdido para siempre: el París de comienzos del s.XX, Les Ballets Russes de Diaghilev, la Europa de antes de la primera Gran Guerra, etc. Evidentemente los cuerpos de Tamara Karsavina y Vaslav Nizhínsky no iban a volver nunca a escena, pero, como todas sabemos, el dispositivo teatral también sirve para invocar a los muertos y que estos se manifiesten como reflejos fugaces en los cuerpos vivos. Y esa era nuestra baza. No se trataba de reconstruir el ballet (propósito a todas luces imposible) sino de hacer que, de una forma muy modesta, la Joven y el Espectro volvieran a hacerse presentes.