Fet a València, llum de Barcelona
Fet en València, llum de Barcelona, de Paula García-Masedo
Centre Cívic Sant Andreu – Del 09.09.20 al 07.10.20
Un Jeep de color verd aparcat al costat d’un camp de cebes.
Verd – verd.
Verd Jeep
Verd ceba
Verd carxofa
Verd arròs. Verd col. Verd palmera, palera, morera.
Verdes branques. Meadow Green.
Figuera verda. Spanish Olive Green.
Jonc verd, aigua verda, Aquamarine.
Verd=ceba. Ceba=carxofa=arròs=col=palmera=palera=morera=figuera.
En comptes d’inventar-se termes de color per a anomenar el que és «verd»,
els van robar a les coses:
Menta XSC2737
Maragda
Jade XSC2240
Pistatxo
Molsa
Poma 6HTE.
Al llibre hi havia una foto de l’horta a doble pàgina. Es veia una alqueria al fons i un grup d’ovelles. La llegenda deia: «El solar d’Almussafes abans de l’inici del procés constructiu: alguns tarongers però bàsicament cebes i carxofes.»
Enmarcada en un proyecto que investiga la laca de coche en el Estado español, esta exposición presenta dos conjuntos de piezas desde las que leer las pinturas industriales producidas en las fábricas de automóviles de Ford, en Valencia, y Seat, en Barcelona.
La llegada de Ford al Estado español en 1973 se vio favorecida por el gobierno franquista mediante concesiones legales como los decretos de liberalización del automóvil; económicas, como beneficios en la ubicación y compra de terrenos; y simbólicas, como la elevación de la autopista para mejorar la vista del logotipo oval. La mitad de las piezas de la exposición miran al territorio que rodea a la Ford, una laguna natural rodeada de campos de arroz. Plantean cómo el diseño industrial transmite la sensación de “armonía con lo natural” a través del simulacro. En el libro que publicó en los años 70 la empresa estadounidense contando la implantación de la fábrica en Valencia aparece una foto a doble página cuya leyenda dice: «El solar de Almusafes antes del inicio del proceso constructivo: algunos naranjos pero básicamente cebollas y alcachofas». En la exposición, listas de nombres de colores diseñados por Ford para sus coches que aluden al cielo (Nube, Plata Astral, etc.) y a lo vegetal (Verde Manzana, Verde Menta, Verde Bosque, etc.) se colocan al lado de su imagen, aletas procedentes de automóviles producidos en la fábrica. Junto a ellas se disponen unas pinturas con forma de crayolas. Las negras están fabricadas con hollín, negro de humo y ceras naturales. Se colocan en cajas de cartón, una de ellas pintada con pintura de patata y tiza, un producto habitual en el contexto rural e inventado en Estados Unidos por la misma empresa que inventó el procedimiento industrial para hacer pigmento negro a partir de la quema de petróleo. Otras crayolas se fabrican con pigmentos vegetales y tierra. Una caja donde se lee “Greening” contiene decenas de acuarelas sobre papel elaboradas con estos mismos pigmentos.
Es tracta d’aconseguir més flop a través de l’alumini i la mica. La pintura ajudarà a construir el 3D, l’escultura, la forma del cotxe. Flip – flop. El flip és el clar, la llum clara. El flop és la llum negativa. Fa unes dècades, el dissolvent permetia afegir molta quantitat d’alumini a la mescla. Les partícules d’alumini generaven gran quantitat de reflexos i efectes. Ara, amb mescles de base aigua, per a aconseguir profunditat es crea una capa especial, una tercera capa, amb partícules, col·locada entre la primera de pintura i l’última de vernís. Desire Red. Els colors que s’inventen s’arxiven mitjançant unes mostres, que són de xapa i tenen un codi darrere que permet a qualsevol pintor de refinish en el món reproduir-lo en el seu taller. A Seat, els codis comencen per una L de laqueum, ‘pintura’ en alemany, i tres lletres o dues lletres i un número. A més, es dona un nom a cada color, un nom pensat per a transmetre el que aquest color és. Cada color vol construir una emoció, un concepte, una idea. El vermell és el color de Seat.
La otra mitad de la exposición se acerca a colores producidos por la Seat. El grupo alemán Volkswagen compró la marca española en 1984. Esta adquisición ejemplificó la transición de tipo económico que se dio en paralelo a la transición política en el Estado español. Las piezas reúnen colores diseñados en Barcelona desde los años 80. Un conjunto de piezas rojas trazan la evolución de los rojos. Un “Azul Atlántico”, que se pinta sobre coches Volkswagen, y otra “Azul Mediterráneo”, color de coches como el Seat Ibiza, se presentan juntos, haciendo legible cómo una de las marcas, la española, no es posible sin la otra, la alemana, en el contexto del capitalismo tardío. En estos nombres, Mediterráneo y Atlántico, queda también encapsulada la idea de Europa, así como también mucha de la identidad de cada uno de los pueblos que vuelca a estos mares. Los colores y sus nombres muestran cómo el capitalismo global busca crear vínculos emocionales con sus productos. Así lo hace el “Amarillo Crono”, habitual en la década de los 2000 en coches asociados a la subcultura del tuning, que se opone en otra pieza a un oro rosa metalizado que recuerda a los colores de los dispositivos móviles, dos colores opuestos en cuanto al concepción de la alta gama y la ficción del género.
Fotografías de David Zarzoso.
Agradecimientos a Paula Noya de Blas, Carles Àngel Saurí, Miguel Pérez Sancho, A.J. Paint, Recurval.
Esta exposición es ha sido producida gracias al Premi Miquel Casablancas 2019.
Paula García-Masedo (Madrid, 1984) es una artista radicada en Valencia. Estudió Arquitectura en Madrid y en 2018, el Programa de Estudios Independientes del MACBA en Barcelona. Ha publicado dos libros con Caniche editorial y codirige el espacio independiente Pols, en Valencia.