Bonneville
Miguel Ángel Altet
16 y 17 de febrero en La Fundición
¿Cómo sobrevivir a la catástrofe? Hay acontecimientos en una vida que desembocan en algo muy parecido a un siniestro. Apenas hay marcas ni cicatrices visibles, pero sí órganos seriamente dañados. ¡Qué poco queda del hombre! En ese estado, uno desearía abandonar el juego definitivamente. Renunciar, claudicar, tirar la toalla. Quedarse en pelota viva. Pero acabas desarrollando estrategias, provocando pequeñas catarsis, a costa de mear vino de mesa y manosear, manoseártela como un bebé. Irse de este mundo, sin pausa, sin prisa, con el rabo entre las piernas. Castigarse con medida, pudrirse con prudencia…la explosión controlada.
No es el canto del cisne, pero sí el monólogo de un hombre que ha rebasado los cincuenta, donde se mezclan lo personal y lo ficticio. Bonneville reúne el diario íntimo (o la lista negra). Por momentos parece el manual del anacoreta que se desea, a sí mismo, posthumano.
Una “soledad compañera”, o sea, compleja, poblada de imágenes, sueños, fantasmas, memoria. Una soledad agresivamente reivindicada.
Hay un diálogo a destajo con algunas líneas pesimistas de sobra conocidas (Bernhard, Céline, Cioran) y retazos de una banda sonora –a veces punk, a veces sentimental– unida a las constantes vitales.
Las acciones físicas por las que el cuerpo amplía la dramaturgia, así como las imágenes, pretenden algo de justicia poética sobre la vida, que, como dijo un sabio, se parece más bien a la mala literatura.
Texto, dirección e interpretación: Miguel Ángel Altet
Dirección artística: María Velasco González
Diseño iluminación: Antón Ferreiro