Techhh-no
En 2008 apareció Disss-co, un texto del crítico de arte Douglas Crimp en el que contaba su experiencia en relación a la cultura disco gay de la Nueva York de los años 70. En aquel momento, la cultura de club estaba en un momento incipiente. Muchos de los estilos de música que la componen actualmente -entre ellos el techno- ni siquiera existían. La experiencia vital de Douglas Crimp era una experiencia divida entre su actividad nocturna dentro de los clubes de Nueva York y su actividad diurna como crítico de la revista October. El vínculo entre la cultura de club y el arte tendría que esperar varias décadas para empezar a generarse. Sería a finales de los años 90 y durante la primera década del siglo XXI cuando empezarían a aparecer, desde el mundo del arte, conexiones teóricas e intentos prácticos de aplicar cuestiones relacionadas con la cultura de club a la práctica artística. Conexiones que, vistas a día de hoy, resultan un tanto ingenuas.
Del espectro de músicas que componen la cultura de club, el techno es quizás una de las más interesantes. Dentro de un campo sonoro en el que los estilos aparecen y desaparecen, el techno surgió a finales de la década de los 80 en Detroit para expandirse temporal y geográficamente por el mundo, si bien durante todos estos años ha tenido momentos de mayor o menor repercusión. Actualmente muchos hablan de un revival del techno, quizás empujado por su protagonismo en ciudades como Berlín, siendo Alemania un país que siempre ha estado muy vinculado al techno, ya desde sus orígenes. El techno funciona también como un momento fundacional para una cultura -de club, pero no tan sólo- que ha ido evolucionando a lo largo de todos estos años y que tiene sus particularidades contextuales. Aunque son muchos los factores a tener en cuenta a la hora de analizar el techno (musicales, sociales, económicos), un primer problema aparece en la propia noción de techno cuando se le otorgan significados que trascienden un tipo de música de baile que empezó en Detroit para diseminarse por diferentes ciudades del mundo, perdiendo progresivamente un vínculo racial que algunos de sus propios artífices cuestionan. Desde esta perspectiva valdría la pena preguntarse de nuevo, varias décadas más tarde qué es el techno, cómo funciona una cultura que tiene su centro de actividad en la pista de baile y cuál es su situación actual. O el porqué de esa demanda de futuro que pesa sobre la música electrónica, una demanda que parece ser herencia del techno y su apología de un futuro filtrado por la ciencia-ficción en sus orígenes con sellos como Underground Resistance o productores como Juan Atkins, Kevin Saunderson, Derrick May o Jeff Mills. También valdría la pena volver a preguntarse si esas conexiones impulsadas desde el mundo del arte, siguen siendo vigentes o si fueron acertadas en su momento. O cómo es posible transportar un contexto sonoro al contexto de las artes “visuales”.
Techhh-no es un encuentro alrededor/sobre/ desde el techno que consta de dos partes: una conversación con Roc Jiménez de Cisneros (EVOL), Angel Molina, Raül G. Pratginestos (DJ Zero) y Pepo Salazar; una parte musical con Kentaro Terajima (sesión de DJ) y ænimal (live)
Sergi Botella y Sonia Fernández Pan