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Meta
Centro Coreográfico de La Gomera
En esta residencia nos preguntamos si puede el cuerpo ofrecerse como un
espacio alternativo de percepción.
Sin dejar de aceptar que estamos inmersos en
la dominante cultura visual, o mejor dicho, aceptando esta realidad, ¿cuál es el
lugar del cuerpo dentro de su condición visual?
Microficciones (cómo desaparecer en escena) en Centro Coreográfico de la Gomera de residencia del 5 al 23 de Julio.
Presentación, instalación y charla con la gente del pueblo de San Sebastián de la Gomera e integrantes del Centro Coreográfico.
Julio 2010.
Islas Canarias
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un tigre no es un león
Serie objetos encontrdos.En espacio para la creación Intermedia, Febrero 2008http://sanrafael14.blogspot.com/Instalación In Special- Edition. Festival LP 09
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Brother Louis. Hangar 2010
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Experiencias y palabras comunes, comunicables
El combate del pensamiento
(…) Se mueve mucha información. No es un problema de incomunicación en este sentido. Lo que queda incomunicado son experiencias, afectos, pues hay una dominación de los lenguajes heredados -del pasado pero quizá en un presente que se eterniza- que no pueden expresarlos. Aún así, sabemos que existen prácticas y malestares, toda una diversidad de experiencias que están buscando su nombre porque efectivamente, esas palabras heredadas no sirven. Ellas sólo contribuirán a desvalorizarlas resumiéndolas en etiquetas; y la etiqueta, la marca, pertenece al ámbito de lo privado. Editado por Espai en Blanc y Ediciones Bellaterra 2010
Papá muerto de Ron Mueck.
there is same music down there
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«Olimpiadas» por Rosa Olivares
Estamos acostumbrados a vivir en medio de una permanente competencia, siempre pendientes de ser más, de tener más éxito, más dinero, más reconocimiento, y no damos importancia a la duración de ese triunfo. Es como si estuviéramos participando siempre en unas olimpiadas en las que estamos obligados a intentar correr más rápido, a saltar más alto, a ser más fuertes cada vez. Eso no está mal para los deportistas, siempre obsesionados por batir un récord mundial cada vez más exiguo. De alguna manera, esa es su justificación, la lógica de su sacrificio: correr los 100 metros cada vez más rápido. Un objetivo corto, nunca mejor dicho. Pero trasladar ese protocolo a la vida del arte, al mundo de la cultura, resulta cuanto menos ridículo. Si miramos la vida de un artista podemos ver que la rapidez, el récord, ese «correr los 100 metros en menos tiempo» no significa realmente nada, pues son muchos los plusmarquistas de un año que son olvidados aún más rápido de lo que se hicieron famosos. Famosos por un día, obras que se volatilizan apenas son creadas. J.C. Hare decía que «los hombres tienen un alto concepto de los que ascienden rápidamente, cuando nada sube tan aprisa como el polvo, la paja y las plumas».
En esta revista hablamos continuamente de artistas de todas las edades, y procuramos darles a todos y cada uno de ellos su espacio, un lugar en el que puedan mostrar su trabajo o contar sus experiencias, porque creemos que los jóvenes de hoy pueden ser los sabios de mañana. Es cierto que tienen que apuntar maneras, pero el tiempo es el que al final deja ver cómo ha evolucionado un trabajo y una persona. Es muy difícil ver en la obra de alguien que todavía no ha cumplido los cuarenta una trayectoria de ningún tipo, una línea de trabajo. En todo caso se ven maneras, oficio, inteligencia, apuntes de la obra final. Sin embargo, hoy hay que triunfar obligatoriamente antes de esa edad. Con cuarenta ya hay que ser alguien: director de banco, ministro o artista con exposiciones individuales en museos importantes. Tal vez por eso haya más hombres que mujeres entre los artistas que alcanzan ese triunfo. Y los que no lo consiguen continúan trabajando a un ritmo que no es el olímpico, pero que finalmente da mejores resultados. Eso si superan la noción de fracaso. El error está en esa idea de qué significa realmente el triunfo para un artista, para un intelectual, para un hombre o mujer de la cultura. Porque efectivamente hay que mostrar el trabajo, publicar, que se pueda ver lo que haces… pero, ¿en cualquier condición y situación? No, no a cualquier precio. Hay artistas que no centran su existencia en conseguir ese triunfo efímero aunque mediático, sino en crear. En expresar sus necesidades, sus ideas, sus obsesiones. Hay artistas que prefieren el espacio de la creación, de la inteligencia, de la sensibilidad, al de las inauguraciones y los cócteles. Hay personas que prefieren vivir a triunfar.
En esta revista y en la anterior hemos entrevistado a dos artistas lentos, sin prisas, que ya superan los 60 años y siguen siendo artistas «jóvenes» pues sus trabajos no envejecen. Oírles, leer sus palabras es un placer, conocer su trabajo y a ellos personalmente es una experiencia enriquecedora. Su inteligencia ha madurado y ahora pueden hablar y decir lo que tal vez hace 30 años sólo intuían. Ahora nosotros también podemos aprender con ellos, admirarlos y congratularnos por estar en un mundo de cultura y no en las olimpiadas. Porque es importante saber que la cultura y el arte no son una competición, no son un deporte olímpico, sino una forma de estar en el mundo, algo que forma parte de nuestras vidas. Aunque no participemos en las olimpiadas, ni en la Champions, ni en un campeonato de Fórmula 1.
Por Rosa Olivares
Exit Express, Revista de Información y Debate sobre Arte Actual nº 52,
Mayo 2010
natural, natural
Este video forma parte de la micro instalaciónExupuesta en el el espacio Flux-art, durante el Festival a ras de Suelo 2010
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tres personas-todos los cuerpos de Bea Fernandez – a ras de suelo
Desde el contexto de la última edición del Festival a ras de suelo
Tres personas, todos los cuerpo. Creación de Bea Fernandez.
Masu ha escrito:
Este texto es simplemente una reflexión a posteriori como aquellas que me gusta hacer cuando entiendo que algo tiene una potencia que no está únicamente en su estimulación más directa, sino que detrás, abajo, o no sé donde, hay una esencia muy sencilla, y con esto me refiero a muy humana. Como esos trabajos que te vienen a la cabeza, mientras estás en la ducha, dos semanas después de haberlos visto. A mi me parece que «Todos los cuerpos» es un trabajo limpio y lo suficientemente transparente para no necesitar un texto que nos narre sus porqués.
Ahora sobre la marcha me pregunto si quizá ahí esta la clave: tres intérpretes que se exponen en la escena, situándose desde su experiencia con ella y su distancia.
La pieza, escrita desde el ahora y su memoria, nos muestra a estos intérpretes, que parecen han dejado de lado su condición de ser intérpretes para otros que no sean ellos mismos. Y así vemos cómo se reconstruyen desde sus trayectorias, y por tanto dejan patente no sólo sus vivencias sino más bien sus huellas, su ya irremediable condición de cuerpos de la escena.
Bea, con su malla, medias y zapatillas, nos habla sin rostro pero con mucha presencia, y nos comunica que Este sí es su cuerpo, con toda la amplitud que hablando de términos corporalidad, contagios y apropiaciones podríamos abarcar. No hay ocultamientos, ni intelectualidad necesaria para aprehender el mensaje (digo aprehender por el carácter empático y perceptivo que propone el trabajo al espectador en su manera de percibirlo). Cuerpos y presencias contienen una escritura que no son fortuitas, sino que se han ido decidiendo, conformando, desde todas sus colaboraciones, desde todas sus experiencias escénicas con y para Otros.
Muchas pequeñas magias en los tres solos que son uno, como ese “hic et nunc escénico” maravilloso del comienzo, que nos conduce desde este anclaje a una especie o suerte de ensoñación liberadora; no soy… ni tengo… ni leo… ni me llamo… acompañado de todos sus opuestos y por tanto devolviéndonos a lo real, a lo que tenemos delante. Puede que para algunos, a la espera de la estremecedora belleza y figura de Bea o Monse, siempre musas de … y que ahora se sitúan en otro punto con respecto a ellas mismas, esto podría resultar una pequeña bofetada a sus expectativas, así como el desternillante y genial giro, físico y mental, de Mauricio que todavía me hace reír en la cocina pelando las zanahorias; «Mauricio, tu engañas Mauricio, porque parece que haces lo que no haces…»
Quizá también lo que nos dice esa “introducción” que podría ser perfecto final, o desarrollo, es que la capacidad de darse no es cualidad de todos los que hacen o son escena y sí específica de muchos intérpretes. Y esa reivindicación, bajo mi punto de vista, me hace pensar de manera indirecta, en aquellos creadores actuales, nunca intérpretes, que conforman cada vez más unívocamente el rumbo de una parte de la escena contemporánea.
Y es justamente esta cuestión la que acaba siendo (para mí, espectadora libre de decir mi propia tesis) la base conceptual de Todos los cuerpos; enmarcar ese trasvase y hacer visible un paso clave de nuestra historia como bailarines: cuando el papel del bailarín-intérprete se diluye por motivos múltiples, y comienza a parecernos casi ya como un hecho de entrega romántico (con todas las connotaciones de imposibilidad que el término romanticismo siempre ha llevado implícito)
Y ya hoy para acabarme, podría enganchar, aunque quizá esto sea un grand jetè, que me da por hacer, en pensar sobre la separación que ha sufrido el cuerpo en su relación con algunas tendencias de la danza conceptual. Igual es una concesión demasiado grande que me hago como público al ver este trabajo como algo reivindicativo, algo así como una gran pancarta escrita a mano que pone «Nosotros también somos La Escena».
masu fajardo mayo 2010
PD: la próxima edición de a ras de suelo será en Junio-Julio del 2010, y se presenta muy muy potente…
Actualmente microficciones (cómo desaparecer en escena) en Hangar /
Barcelona http://www.hangar.org/gallery/album-suicidas