En 2005, tras una experiencia que registré en video y a la que llamé
Imagen, me percaté, a través de su visionado y montaje, de que allí donde el
cuerpo dejaba de proyectarse como imagen ( es decir, abandonaba su condición
visual inherente al hecho de saberse observado por otro ) aparecía una
temporalidad palapable una realidad aplastante que da lugar a lo que dentro de lo que hago,
he llamado el cuerpo-otro. Este es un cuerpo que se expone como
lugar de potencia.“Quizá liberar la visión pasaría por dejar que los ojos caigan en el
cuerpo” (Marina Garcés), de ser así ¿cómo se transformarían de ésta manera los
territorios de lo visible y lo invisible?
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