Imagen: Marina Arranz
En cinco partes disecciona Angélica Liddell un acto de amor. Las dos caras de una moneda de espiritualidad y violencia. Recordar seis horas de espectáculo es como recordar una vida. Desde un noviazgo con la muerte hasta la alegría de vivir. Previo miedo al abandono sobre lecho de crisantemos. No me dejes. Ven a que me mate. Los colores de un cuadro barroco. O era rococó. Conexión con el universo y con lo inefable. Sacramentos. El sacrificio del bello joven en el hombre casado. Baños de arroz. Abraham y su hijo. Une jeune fillette. No adivinamos qué pasa por la mente de un pájaro. No hay performatividad en las aves. Son lo que son. Un exorcismo del sufrimiento, un acto de amor, señora notaria mediante; niños, niñas, sacerdotes, carro casi alado que conduce el féretro hasta el siguiente acto. Y volver a África. Salimos elevados, sólo fue un bailecillo el final, una ligera canción, una brisa, el murmullo de un secreto lejano amarrado a la cola de un cometa, con el peso de un tratado de filosofía. Su texto es el chillido de unas niñas, la respuesta debida a los dioses. Nosotros, público, leyendo al unísono sobretítulos ante el inmenso negro. Cañonazos. Salve, Angélica.
Vudú (3318) Blixen de Angélica Liddell se representó en el Teatre de Salt el 17 y 18 de noviembre en el contexto del festival Temporada Alta. Coproducción: Temporada Alta, Centro de Cultura Contemporánea Condeduque, con la colaboración del Festival Citemor (Portugal). Próximas actuaciones: 10 de febrero 2024, Condeduque, Madrid.
Chantal Akerman quería a su madre. Tanto, imaginamos, que se suicidó cuando ésta murió. Entre otros motivos. La superviviente sobrevive pero no le puede sobrevivir su descendencia. Grave es su partida. La fuerte y la débil. Quién cuida a quién. Quién se convierte en fuente de fortaleza para agotarse. Esta es la historia que narra el vídeo en el que la madre de Chantal cuenta sobre Frida, la amiga que la cuidó en el campo de concentración. Y Frida, la pobre, salió agotada. “Hay personas que se revelan en ciertas situaciones” ó “que se destruyen”, replica la madre. El montaje de la instalación permite que las imágenes, la madre y la hija, no se sucedan, sino que se superpongan. Diario de la abuela proyectado sobre ellas. Simultaneidad de las generaciones. Complejizar en el sentido “d’ajouter de pointe et de contre-pointe, travailler l’attention”, así lo imaginaba Akerman. Liberarse de la linealidad, del eterno plano longitudinal, encontrar la tragedia y la comedia sin psicologismo.
La exposición ENCARAR LA IMAGEN de Chantal Akerman, comisariada por Claire Atherton, tiene lugar del 18 de noviembre de 2023 al 14 de abril de 2024 en La Virreina, Centro de la Imagen, Barcelona.