16/5 Carmen: ¿Quién es Symphony of the seas y cuál es su relación contigo?
16/5 Sara: Symphony of the seas son dos cosas. Una, es un proyecto de largo largo recorrido que tiene como objetivo, así en general, poner las narrativas travestis en el centro de la creación contemporánea. Y este proyecto, que empecé en 2017, va sobre la vida de Symphony of the seas, que es una travesti muy dramática y muy histérica que tiene un nombre de crucero de lujo, el más grande del mundo. Y Symphony soy yo: no me gusta decir que es un alter ego, no me gusta decir que es un personaje, un personaje drag o un doble; prefiero pensar que es un yo situado entre el personaje y la persona, entre lo que es casi verdad y lo que todavía es mentira. O sea, yo siempre digo que el drag es una superimagen de ti misma, si te pudieras multiplicar por mil esa sería tu figura drag, desde ahí pienso a Symphony, como una ultraimagen de lo que ya eres.
18/5 Carmen: ¿En este sentido, Symphony of the seas va en una dirección, la de hacer escena potenciando lo que Sara Manubens ya es, o también la ficción modifica tu realidad, se cuela en tu vida?
18/5 Sara: A ver, hay que entender que como persona trans que soy vivo un modelo de ficción en mi vida y que ese modelo de ficción no solo lo vivo yo o las personas trans sino que las personas cis también lo viven, es decir, TODAS (personas trans y personas cis) estamos performando el género que supuestamente elegimos y esa performance de género es una ficción. Dentro de este mundo de ficciones de ficciones no sé si Symphony “se cuela en mi vida” sino más bien es un diálogo, un ir y venir, el máximo lugar en el que aparece es el pelucón, los taconazos, la histeria, pero el espectro es muy amplio. Si acaso, con esta práctica travesti, he podido hacer cosas en mi día a día, en mi vida personal, he podido dar pasos adelante, he podido hacer cosas, gracias a Symphony, que sin ella no podía hacer. Y tiene que ver con el empoderamiento femenino, con defender una posición en el mundo, con defender a las que son como yo, con relacionarme con el mundo de una manera trans. Este trabajo performativo me ha devuelto, sobre todo, la claridad en estas posibilidades.
19/5 C: ¿Cómo fue el proceso creativo de Symphony Performance (2021) y en qué contexto tiene lugar?
19/5 S: El proceso creativo de Symphony Performance tuvo lugar en Graner el año que estuve de residente y, previamente, también estuve un año en La Poderosa haciendo pruebas. Del proceso creativo puedo decir que fue muy irreverente, muy rebelde, no hubo nunca una metodología clara. La metodología era ponerse la peluca, los tacones y estar por el espacio, eso es lo que activaba la perfo y la investigación. Fruto de habitar esos objetos y estar en ellos, de una manera muy caótica, fueron apareciendo situaciones que yo iba ficcionando en una búsqueda de los conflictos que hay alrededor del cuerpo travesti. Una parte muy importante fue que estuve traduciendo experiencias que yo he tenido con hombres, en el espacio público y en el espacio privado, donde hay una gran diferencia en cómo nos tratan, experiencias que no son personales solamente pero son colectivas, que no sólo me envuelven a mí sino a muchos cuerpos travelos, estuve traduciendo estas experiencias, como digo, a través de situaciones de ficción. Y, desde ahí, pasé a las transiciones emocionales: empecé a practicar cómo era emocionarse como un acto disidente y cómo eran las emociones disidentes. Vi que del paso de una emoción a otra, en esta transición emocional, había nuevas emociones travestis por descubrir y ahí fui entrando, fui entrando. Y una última capa superimportante son las adolescentes. Las adolescencias y la experiencia en los talleres me ayudaron mucho a encontrar motivaciones para la pieza, una manera de estar en el mundo muy adolescente, con preguntas adolescentes, en un cuerpo travelo de 30 años.
19/5 C: Háblame un poco más del trabajo con las adolescentes, ¿quiénes son las que cierran contigo la performance?
19/5 S: Con infancias y adolescencias llevo trabajando ya prácticamente 10 años, ahora estoy haciendo TEEN HORROR, una película de terror queer con adolescentes de 15 años que estrenamos en breve. Dentro del festival Escena Poblenou, di uno de mis talleres a una clase de 3º de la ESO en un instituto del barrio, del que seleccioné a un grupito y les pedí que fueran mis coristas, un coro de teenagers queer. Lo bueno es que luego seguí impartiendo el taller y, además del grupito del barrio del Poblenou, tengo otro grupito del Prat de Llobregat, que se han conocido entre ellos. Cada vez que hago un show hay más teenagers porque doy más talleres, entonces, ahora tengo también a los de La Sagrera, y ya no son 10, ahora son 30. Entonces, bueno, se está creando un ejército de teenagers, de coristas para la travesti, que me hace mucha gracia, ¡y a ver hasta dónde puede llegar este espectáculo!
19/5 C: Una solista ensaya un show, un drama, un escándalo, ¿puedes hablarme del vampiro, las bailarinas de cancán y los otros personajes que transitas en la pieza? El pastiche es un recurso en la escena cabaretera travesti, ¿existe todavía esa escena? Dime, Sara, ¿por qué relacionamos escándalo y cabaret?
19/5 S: Más que personajes yo hablaría de imágenes o prototipos, o incluso arquetipos, dentro del cuerpo de Symphony. En la pieza aparece la actriz porno, la colegiala, la bailarina de cancán, la actriz de teatro; aparece la rubia que se muere la primera en la película de terror, la cabaretera, la vampiresa asesina de hombres cis. Son todo versiones, y ya que me preguntabas el otro día, versiones de mí misma que también aparecen en mi vida para poder sobrevivir.
¿Cuántos cuerpos travestis soy capaz de activar para que el espectador me siga mirando? Porque esta era una premisa del show, que el espectador siempre me mire, siempre me mire, siempre, siempre, estoy aquí, ¡hola!, mírame, ¡hola!, soy un florero, mírame, y para ello tengo que reinventarme para que no caiga nunca y mantener la atención del espectador.
Sobre el pastiche, el barroco, el rococó: el minimalismo es un privilegio. La escena travesti está plagada de barroquismos y son bienvenidos y es algo que atenta directamente al corazón de la danza y de las artes vivas europeas conceptuales. Por eso, el arte travesti no ha estado nunca vinculado a sistemas de representación oficial del arte, porque se ha dicho (por un hombre cis que es quien controla el cotarro) que este tipo de arte es ingenuo, no es serio, no es verdadero, como nuestros cuerpos. Para mí es muy importante defender el pastiche que lo veo más conectado a la experiencia del cuerpo travesti, que también es un pastiche, y también, sí, a la escena cabaretera. Existe todavía esa escena, por supuesto, se ha transformado, se ha actualizado y sobrevive en los bares y en los lugares independientes. Ahora está habiendo un auge.
Sobre la relación entre escándalo y cabaret, yo iría más atrás en el tiempo y, en Europa, antes del cabaret, nos encontramos con la folía, que significa “locura”. Es un concepto que creo que empezó a finales del Renacimiento, en el Barroco, y la folía eran estas situaciones de divertimento absurdo, de bacanal, de locura, de beber, de un espacio liberal donde se desatan los demonios. Que viene de las clases populares, la aristocracia lo nombra folía y hace sus fiestas. Que eran esas fiestas donde hay mucha comida, mucha bebida y esa noche no sabemos qué pasa. Y eso es un gran escándalo, por supuesto. Cuando un cuerpo enloquece, decimos que ése es el escándalo, porque no podemos sujetar un cuerpo que siga sus propias apetencias. Y el gran problema es que, en la folía o el cabaret, el cuerpo escandalizado disfruta de estar escandalizado. Cuando un cuerpo se vuelve loco pero disfruta dentro de su locura, ahí tate, chao, cruz. El escándalo es bueno, nos permite disfrutar de nosotras mismas, nos han dicho que no, que tenemos que estar traumatizadas, que nos escandalizamos y nos entra un ataque nervioso y no, cariño, no es un ataque de nervios, es un orgasmo.
21/5 C: En la obra hay un tono de parodia que me encanta…
21/5 S: Sí, la parodia o la parodia de la parodia de la parodia. Quería que estuviera presente que no somos tomadas en serio como artistas ni como personas inteligentes que habitamos el mundo y que somos anecdóticas, promiscuas e irrelevantes. La parodia fue una herramienta para hablar de ello de una manera sensible. Y luego también hay algo de parodiarte a ti misma, parodiar los problemas de tu día a día, los momentos en que eres una puta pringada, por eso el drag y el clown tienen mucho que ver en sus procesos de construcción y en su técnica. ¿Es fuerte, no? Me río de mis dramas haciendo parodia y hay un público que se ríe de esos dramas, gracias a la parodia, pero son unos dramas que no hacen ninguna risa. Es una estrategia para activar ciertas miradas en la espectadora e igual, mientras va avanzando la obra, igual ya no te hace tanta gracia lo que está pasando.
Entrevista a Sara Manubens, entre el dieciséis y el veintiuno de mayo del año Dos Mil Veintitrés, por audio de Whatsapp.
Carmen Aldama