“Ser gente de AVE fácil”, me apropio de esta frase escrita en un hilo de WhatsApp entre amigos hace unos meses. Así estoy, viajando a Barcelona cada poco, encontrándome con gente querida y viendo cosas. En la más reciente de las visitas y pese a presumir de conocer bien la ciudad, tengo que confesaros que con mi impredecible sentido de la orientación (incluso siguiendo el Google Maps) tardé un rato en encontrar la entrada de la Fundació Brossa, en el barrio del Born. Primera visita a su Centro de las Artes Libres y primer encuentro también con algunas de las artistas programadas, en una propuesta maratoniana el sábado 25 de enero, con frío sol de invierno, bajo el título de Exorcismes, patrimoni i performativitat. Mucha intensidad y diversidad de cara a reinterpretar, desde las artes vivas, el legado del poeta visual Joan Brossa.
Prácticas como el espiritismo y los exorcismos religiosos se dieron en la Barcelona de finales del Siglo XIX y de buena parte del XX enraizados con el movimiento nacionalista y la nueva burguesía surgida de la industria textil. La alta sociedad y los profesionales liberales practicaban el espiritismo como forma de ocio y se juntaban además a pocos metros de Carrer de Flassaders, sede de la Fundació, en el Parc de la Ciutadella y las calles aledañas de la antigua Ribera sintiéndose así un paralelismo histórico al invocar a Brossa, en nombre ahora de la performance y la música y la experimentación electrónica.
Asistir a cualquier actividad cultural y lúdica un fin de semana a las cuatro de la tarde conlleva algo de ceremonioso y de unión espiritual. Las distintas salas, espacios de tránsito y terraza se fueron ocupando de manera orgánica por cada una de las actuaciones. Es de agradecer la fluidez, buena organización y duración de las mismas, ninguna sobrepasó los 30 minutos. El maratón de tarde-noche incluía la instalación sonora de Guillem Llotje, actuaciones de Eloi el bon noi & María Sevilla, con un dispositivo sonoro-poético Dos i la solfa si re, Júlia Barbany, Núria Corominas y la arpista BabyFairy reinterpretando no solo a Brossa, sino también el título de una de las películas más famosas de Godard, Pierrot le fiu. Alba Rihe (de Las Bistecs y Venecia Flúor), reina del post-cabaret, Oriol Sauleda poeta y rapsoda del ahora y Juana Dolores, una de las voces más reconocidas de la literatura y la performance catalana. Alrededor de todes orbitaba la exposición de Joan Morey Vot de Tenebres, muy en la línea de toda su práctica hasta la fecha, poniendo el foco en las mujeres que durante el medievo preferían vivir enclaustradas, que pertenecer a una sociedad predeterminada y asfixiante entonces para ellas. A partir de ahí, Morey comparte documentos y objetos, algunos metafóricamente sadomasoquistas, los cuales activa de diferentes maneras conectando a estas mujeres religiosas con el presente y la era de introspección a través del uso de las redes sociales.
Pero, en realidad de todo esto no voy a contaros más, tendréis que ir a otras reseñas y artículos. Yo he venido a Teatron a escribir sobre Los detectives y Jaume Clotet.
El núcleo duro de la compañía escénica Los detectives (Mariona Naudín y María García Vera) empezó después de Alba Rihe. A los espíritus y a Brossa hay que confrontarlos con humor. El público que pululaba por allí empezamos a seguirlas con una sonrisa y al rato ya risas, muchas risas con Has vist l’ombra que acaba de passar pel fons de l’escenari?. A falta de una reencarnación del poeta, le tuvimos por partida doble. Dos Joan Brossa, dos representaciones perfectas calvorota, con canas, gafas, arruguitas, jersey de lana, pantalón de pana, zapatillas de estar en casa y cigarro puro. No le faltaba de nada. Todas esas rutinas y clichés característicos del clásico de las letras catalanas se hicieron presentes, Brossa cantando ópera, Brossa subiendo una escalera de mano, Brossa deleitando con un striptease metiendo mano al otro Brossa o Brossa generando un poema visual. Brossa comiendo pan tumaca… en definitiva, catalanismo costumbrista a tope y sobredosis Brossa. Podemos considerarla la performance infinita de Joan Brossa haciendo cosas y esta idea podría expandirse hasta para amenizar los congresos de grupos políticos nacionalistas, apuntar como idea Brossa cuando la cosa vuelva a ponerse fea.
El humor atravesó buena parte de toda la jornada como veis y llegó a su cénit con Cantautot, the beast of Jaujeje * suite núm. 01 de Jaume Clotet. ¡Ostras! (exclamo fuerte) y carencias que tiene una, no conocía el trabajo de Clotet, descubrimiento del año sin duda. Uno de los artistas emergentes y músicos a seguir la pista. Mientras le veía en el espacio B, le buscaba online para tener más referencias suyas. Me llevé una gran ilusión al ubicarle en el catálogo del sello Austrohúngaro donde están también otros grandes del pop electrónico performativo como: Hidrogenesse o The Congosound. Su proyecto musical es jaujeje y su disco Alusinasons. En esa búsqueda vi también que había hecho presentación de todo esto el verano pasado en L’Antic dentro de la programación del festival GREC. Allí planteó una performance sonora, disruptiva y de marcado carácter gonzo sobre el mundo de la fiesta y el consumo de alcohol. En la Brossa hubo fiesta, pero no me constan el alcohol ni otras sustancias compartidas. En mi deseo rápido de ser fan y ponerme al día, vi también que desde 2019 codirige junto a Alicia Garrido Cabaret internet y es que lo que vi y oí esa tarde se aproxima mucho al cabaret y al humor. Y esto que vi y oí ¿qué fue exactamente para todes aquelles que también queráis conocerle y estar en el camino de ser fans? Un chico rubio angelical, con nariz postiza y disfraz de centauro. Una propuesta escénica, algo así como un stand up contemporánea, en diálogo con el espectador. Un público totalmente emancipado y disfrutón, con sesión de karaoke, versiones de megahits y mucho autotune.
Todes sabemos que los centauros son seres mitológicos caracterizados por poseer la cabeza, los brazos y el torso de un ser humano y el cuerpo de un caballo. No todes sabemos que los centauros comían carne cruda y eran muy dados al vino, emborrachándose con facilidad… Clotet a través de su alter ego dice ser “un santinocente clown que inventa-canta sus delirios cotidianos y se ríe de la deriva del mundo donde está inmerso” así en este botellón (reitero sin alcohol) cómico y cósmico, hace covers de la Bad Gyal, pone vídeos de TikTok y malabares con mandarinas. Una fantasía. El final de esta fiesta post todo la puso un featuring entre Jaume Clotet y los dos Brossa como invitados estelares al escenario entonando “Brossa, Brossa, assim você me mata”. ¡Ojalá más exorcismos así! ¡Larga vida a Joan Brossa!
Natalia Piñuel Martín
Imágenes de Marina Miguel y Juan Feduchi