Rosa Muñoz y Mónica Muntaner presentan Coplas y Haikus de mares i amors el 20 de diciembre en La Caldera, la septuagésima séptima Cápsula de Creación en Crudo o «momento de encuentro con los creadores residentes en el centro, pensado para compartir de manera confortable y distendida su práctica artística, el estado actual de sus proyectos, las materias y cuestiones que aparecen y nutren su trabajo». Segunda obra del dúo Muñoz Muntaner tras la maravillosa Quatre octaves i mitja.
Tanto Rosa como Mónica sois artistas de largo recorrido. Habéis sido bailarinas o intérpretes de otras creadoras, hecho vuestras propias obras, parado y vuelto a la creación, también os habéis dedicado a disponer estructuras de investigación, formación y exhibición y otros muchos trabajos mientras el contexto barcelonés y los lenguajes de la danza y las artes performativas cambiaban durante las últimas décadas. ¿En qué momento personal y profesional os encuentra Coplas y Haikus de mares i amors? ¿Cuál es el motor para seguir trabajando?
Rosa Muñoz: Por un lado las ganas de seguir trabajando para un segundo encuentro vinieron del buen sabor de boca del anterior, Quatre octaves i mitja. Pensamos que seguimos en un fantástico momento de madurez que además nos permite encontrarnos y disfrutar desde una libertad y relajación que antes quizás no teníamos, me refiero a que estábamos más presentes a nivel profesional escénico y las presiones, los estrenos, etc., condicionaban una manera de trabajar que ahora no tenemos, estamos juntas desde el placer sobre todo, el gusto por lo artístico y la necesidad de expresar nuestras inquietudes poética y escénicamente.
A nivel personal, Mónica y yo compartimos estos años un momento de cuidado de nuestras madres de edad muy avanzada, y ese cuidado nos hace especialmente sensibles al tema de morir, al declive, al amor, a la ausencia… ése es el primer motor para Coplas y Haikus. Desde un primer momento teníamos claro que nuestra manera de construir tiene que ver con la canción, con la creación de textos, con la voz, la sonoridad y el cuerpo, de ahí coplas, de ahí haikus. Coplas en relación a nuestras madres, a su generación, a algo a lo que pertenecemos. Haikus como poesía sintética, metafórica y abierta para describir todo nuestro universo de sentimientos y emociones, porque desde nuestro primer encuentro Mónica y yo trabajamos desde lo autobiográfico.
Mónica Muntaner: Para mí el motor de la creación tiene que ver con una necesidad.
A veces hay trabajos que uno hace por dinero, por interés te quiero Andrés, por placer, por miedo a quedarse sin trabajo, por inercia, porque sí, porque no hay otra o pensamos que no hay otra… pero creo que meterse en un proceso creativo tiene que ver con algo diferente, algo que viene de dentro y que yo relaciono con la intimidad. Necesito pasar por ahí, necesito vivir esa experiencia, necesito descubrir y aprender de ese proceso, necesito volver a empezar de cero, necesito encontrarme otra vez con la duda y la dificultad… Crear no es fácil.
No hay certezas cuando estamos en el proceso y luego la propia cosa se convierte en algo que no preveías. Esa es la magia, eso es lo fascinante. Rosa y yo trabajamos con nuestro cuerpo, con nuestras ideas, con nuestra voz. No usamos música, ni escenografía y apenas vestuario, somos mega-macro-súper austeras. Y de nuestros encuentros, de nuestra insistencia, de nuestra tenacidad, de nuestro compartir momentos, inquietudes vitales sale ese objeto, cosa, pieza, obra, trabajo.
A veces me siento constructora. Rosa y yo construimos cosas, no casas. Entramos en una sala vacía y luego al cabo de mucho trabajo conseguimos llenarla con algo que hemos construido entre las dos. Me gusta estar en la sala, en la sala soy feliz. Me aburro en la sala. Me enfado en la sala. Me canso de estar en la sala. Pero la sala es casa. Es un espacio seguro. Es un espacio intimo y privado. Rosa es mi amiga, es una persona a la que quiero y dentro del hacer creativo hemos encontrado nuestro lugar común. Ese espacio de compartir pensamiento, inquietudes, miedos, problemas, alegría, inteligencia y también mucha tontería es nuestro, de ella y mío. Hay personas con las que quedas para ir a la playa, a cenar, al cine, a bailar, a jugar, al ping pong, a la montaña, a follar (bueno, nunca lo he hecho así tan frívolamente, de lo cual me arrepiento)… yo quedo con Rosa para crear.
Coplas y Haikus de mares i amors es vuestra segunda cocreación después de Quatre octaves i mitja. En la descripción habláis de otros dúos famosos de las artes performativas como La Ribot y Mathilde Monier o Los Torreznos. ¿Por qué y cómo os juntáis a trabajar vosotras? También decís que vuestro trabajo tanto individual como colectivo se basa en la necesidad de encontrar un lenguaje propio. ¿Qué os aportáis la una a la otra y qué se genera en el encuentro entre las dos?
RM: Hablamos de estos dúos porque nos encanta copiar, versionar y encontramos similitudes o pura admiración por cualquiera de ellos. Podríamos ser cualquiera de ellos aunque no lo somos, igual que podemos cantar sin ser cantantes. Nos juntamos para trabajar porque somos amigas y nos queremos y nos entendemos artísticamente y nos aportamos y enriquecemos la una a la otra. Quizá Mónica desde su gestión en La Poderosa tiene el deseo de crear también, algo que nunca ha dejado de lado. Yo estoy apartada de todo desde hace tiempo y distribuyo mi tiempo entre la facultad de biología y mi hijo, así que tengo muchas ganas de sentarme con Mónica e imaginar, investigar, disfrutar, crear.
Creo que las dos nos complementamos bastante bien, tenemos maneras y caracteres diferentes, y estoy segura de que es algo que se plasma en escena, también nuestro tipo de relación a nivel personal. Para mí eso es algo divertido y que quizá conecta con esos dúos famosos que antes mencionabas. Creo que lo del lenguaje propio tiene que ver con esta manera de plasmar el material desde lo musical y lo artesano, creamos los sonidos, los instrumentos, cantamos, bailamos y proponemos algo sin artificio, sin tecnología de ningún tipo, desde nuestros cuerpos, a veces alegres, a veces cansados, a veces tristes, a veces tiernos, a veces eternos.
MM: A veces me pregunto el por qué Rosa y yo nos encontramos artísticamente, pero lo cierto es que nos encontramos. Creo que las dos somos absurdas, poco amantes de lo extremadamente intelectual o rebuscado, bastante directas, juguetonas, surrealistas, divertidas y dramáticas, nos gusta la palabra, escribir, cantar, reír y nos gustaba (sin nosotras saberlo) sufrir y llorar, aunque, por suerte, ¡ahora ya no!
En vuestras dos obras, la última en proceso aún, se trabaja con la voz y la música como principal herramienta además del cuerpo. En un texto sobre la anterior obra explicáis:
“No sabemos nada de música, no sabemos tocar ningún instrumento, no sabemos cantar, ninguna de las dos sabe afinar, y ni siguiera tenemos la capacidad de mantener un ritmo constante durante demasiado tiempo.
Ni idea del lo que son blancas, negras o corcheas.
Y nunca hemos tarareado una canción mientras nos duchábamos.
Pero nosotras lo que sí sabemos es que nos gusta vestirnos como las estrellas del rock, subir a un escenario y que nos hagan fotos.
Nos gusta mirar y ver cinco mil personas chillando y saltando delante nuestro. Cinco mil personas desmayándose a tus pies te pueden trastocar la cabeza, pero una sola también puede”.
¿Cómo habéis trabajado la parte musical, tanto verbal como puramente sonora, en Coplas y Haikus de mares i amors?
RM: Evidentemente tenemos idea musical, intuición y buenas voces, y trabajamos abiertamente hacia muchos matices más que la perfección vocal dentro de la creación, practicamos, afinamos y aprendemos. De hecho, para este trabajo hemos contado con el asesoramiento de Christian Fernández Mirón, performer y músico. Hemos trabajado con la escucha, imitando tonos de voces, jugando sonoramente. En definitiva, hemos trabajado la parte musical como lo podemos haber hecho con la corporal dado que para nosotras van muy unidas y relacionadas y forman parte de lo mismo.
MM: Coño, ¡yo sigo queriendo cantar bien! Aunque ese no es el único objetivo, el objetivo es encontrarnos con la voz sin ser cantantes. Como diría yo, cantar bien sin cantar bien. ¿Alguien me entiende?
Coplas y Haikus de mares i amors transpira alegría y goce con el propio trabajo escénico. ¿Cómo describirías vuestros ensayos?
RM: Nuestros ensayos los vivimos como un compartir humano, nos gusta la ironía y la poca obviedad de las cosas, intentamos trabajar añadiendo capas y capas que quizás nos dificultan el trabajo pero también desdibujan y conducen a un camino que creemos mucho más interesante. Nuestros ensayos no están enfocados tanto a la construcción de ninguna pieza y su exhibición o explotación. Trabajamos por una necesidad vital, compartir esa alegría y goce de este pequeño objeto que toma forma y vida con un público nos da placer y nos crea interés, pero no pensamos demasiado en hacer o no bolos porque no es el objetivo ahora mismo en nuestras vidas. Para mí cada trabajo con Mónica se transforma en una pequeña joya sensible y delicada, y Coplas y Haikus especialmente lo es. Creo que nos divertimos, mucho.
¿Qué vamos a ver en la apertura del proceso de Coplas y Haikus de mares i amors?
MM: Compartiremos los materiales que hemos estado trabajando a lo largo del 2023 en diferentes residencias. De todas formas siento que los materiales que mostraremos todavía están bastante frágiles y verdes, pero a la vez contienen lo esencial del proyecto. Si yo viera la cápsula de creación de Rosa y Mónica del próximo miércoles 20 de diciembre de 2023 en La Caldera, sabría o me imaginaría cómo podría ser la pieza en su estado de máxima perfección. Pura contradicción, por una parte, creo que estamos en un buen lugar, y por otra también pienso que lo que tenemos entre manos no tiene ningún interés. En este sentido creo que abrir el proceso a la mirada externa nos ayudará a dar un paso hacia delante para ver por dónde tenemos que seguir tirando del hilo.
Quatre octaves i mitja pasó por La Caldera, el Antic Teatre o La Pedrera y viajó hasta el CA2M en Madrid. Con la perspectiva que os da también vuestra trayectoria, ¿qué expectativas tenéis con respecto a Coplas y Haikus? ¿Cuál futuro creéis que espera al trabajo?
MM: Rosa y yo no pensamos demasiado en el futuro, ¿lo tendríamos que hacer? En general yo nunca he vendido mis trabajos artísticos y la vida de las piezas suele ser corta. La idea es darnos este año para seguir buscando alguna residencia y poder encontrar un estreno en otoño del 2024. ¡Eso sería genial! Más allá ni idea, ya se verá, ojalá llueva café en el campo y agua en Barcelona.
Fernando Gandasegui