Me has preguntado qué ver en el Grec de este año, y la verdad es que está tan lleno de cosas que a ver por dónde ataco. Aquí van mis “(g)recomendaciones”. Perdona por el chiste malo.
Está lo colectivo, que en realidad es un ingrediente ineludible de lo escénico, y en el programa pone que es el hilo del festival. Colectivo y multitudinario es el festival, que tiene 88 espectáculos. Como el de esa multitud de australianos que hacen circo integrando al público (Gravity and Other Myths se llama el “colectivo”), y al Orfeó Català; que ya solamente por asistir a esa masa de cuerpos que saltan y cuerpos que cantan suspendiendo voces y pesos en el aire, sostenidos por una red de hilos entrecruzados, pues molaría verlo. La trama, en estado puro. Y el pulso, que es como se llama esto, The Pulse. Esto es un poco el buque insignia, con lo que abren el festi.
Vessel, lo de Damien Jalet y Kohei Nawa, un coreógrafo belga-francés y un escultor japonés haciendo formas en un espacio desdoblado, figuras que se abrazan y se reflejan en el agua, que se mueven con la música de Marihiko Hara y de Ryūichi Sakamoto. Vessel, supongo que aquí se traduciría como recipiente, porque va de la relación entre cuerpo y alma, ese par colegas que tienen que vivir juntos y a menudo no se hablan pero de pronto viene una noche loca y acaban mezclaos, y esta promete ser una de esas.
Por supuesto, están los cabezas de cartel, para no perdérselos porque antes han hecho cosas flipantes, y si no los has visto los tienes que ver, y si los has visto por qué no volver por si se repite la magia: Sasha Waltz, Robert Wilson, Ivo van Hove, Dimitris Papaioannou, Declan Donnellan y el músico Rufus Wainwright. Y el artista libanés “multitodo” Rabih Mroué, de quien se proyecta un ciclo de sus piezas de vídeo en La Filmoteca de Catalunya, se presentan las conferencias performativas Make me Stop Smoking y Sand In the Eyes y la pieza teatral Riding on a Cloud. Mroué hace texto, fotografía, vídeo, escultura, instalación y otras artes y lenguajes.
Perdona, estoy pasando por un sitio con mucho ruido- Algunos nombres nacionales que también son históricos y siguen ofreciendo materiales contundentes: Sol Picó (aliada en este caso con otras dos coreógrafas, Charlotta Öfverholm y Anna Ventura, alias Natsuki), Mal Pelo, junto a compañías más jóvenes pero imperdibles también, como la Veronal, que llevan ya ocho años ofreciendo piezas epatantes, de estética e imaginación valientes, y que ahora presentan Firmamento, sobre y para adolescentes. Y Agrupación Señor Serrano, Celso Giménez (de la Tristura), y Alberto Cortés. Y Silvia Pérez Cruz da un concierto con Liliana Herrero y Maria Gadú, y son tres voces que escucho muy a gusto y que también vienen con trayectoria acreditada.
Todo lo que te he dicho hasta ahora son los aciertos seguros, el fondo de armario del Grec. Si vas a ver esas cosas, estarán bien seguro.
Me está quedando largo el audio, perdona, voy al hueso. Cosas que yo iría a ver sí o sí, aunque puede que me equivoque porque el bosque de mi ignorancia es todavía más frondoso que la programación del Grec.
Ve a ver a Rocío Molina bailando Carnación con el cante del Niño de Elche, porque son dos animales que cambian el aire de los sitios por los que pasan. Love to Death, de Lemi Ponifasio, porque tiene una pinta buenísima, y además, ¿cuántas creaciones de performers samoanos vamos a ver en nuestra vida?
Me da que lo de escarlata va a estar muy bien, La grUtesca, creo que es un combinado de escena inmersiva y circo, que va sobre la risa (siempre bienvenida). Yo también vería lo de La Conquesta del Pol Sud (Guardianes del corazón de la tierra) y lo de Mos Maiorum (Solar), porque son compañías que manejan el lenguaje documental de un modo crítico, inteligente y que le habla al espectador de tú a tú. ¿De qué? De dos invasiones humanas a la naturaleza: la explotación de la Amazonia y el negocio de la energía solar en zonas rurales deprimidas.
Voy cerrando: Juana Dolores (* HIT ME IF I’M PRETTY * o la princesa moderna) a quien se ha comparado con Angélica Liddell (yo, entre otros) pero creo que es un error; la Dolores tiene un discurso ideológico mucho más elaborado, y una poética con entidad propia.
Albert Boronat comparte Una casa en la montaña con el público, y lo hace desde su discurso poético fluido y cercano; Sònia Gómez y los Sara Fontán prometen liarla parda con Fem una bona pena abans de morir, una exploración de muertes escénicas a través de la música, la danza y la performance.
Se presentan tres piezas del dúo sonoro-escénico-instalativo cabosanroque, de las que pude ver dos que me fliparon. Desplazan el lugar del espectador a dispositivos instalativos y sonoros, tan brillantes como paranormales.
Lo de Cara de Cavalo, compañía de Carolina Bianchi (La novia y el buenas noches Cenicienta, primera parte de la trilogía Caderla força), trabaja sobre el tema del género y la violencia sexual, y me parece que valdrá la pena. Viene del Festival de Aviñón y pinta que la plástica y la poética son muy solventes.
Y The Confessions, de Alexander Zeldin, un dramaturgo británico con conciencia de clase que cuenta los cambios sociales en el Londres que transita del Siglo XX al XXI, a través de los ojos de un personaje basado en su propia madre, una migrante procedente de Australia.
Hay mucho, así que si ves otra cosa que te interese, me cuentas. Un abrazo.
Miguel Valentín