Palabras que tocan

En 1962 se edita el texto «How to do things with words» (Cómo hacer cosas con palabras) de J. L  Austin. Desde ese momento conceptos como decir y hacer, actos de habla o expresiones realizativas fueron abriendo el camino para que teóricas posteriores, desde los estudios culturales, de género y performance, comenzaran a hablar de la performatividad del lenguaje. Liberadas del yugo de la semiótica, las palabras, los monemas y los fonemas huían del papel para ocupar el espacio y la escena. Se abría el telón y las palabras actuaban. Después ya llegaron los “cuerpos que importan”.

Ahora que las distancia social nos impide tocar el cuerpo, están siendo las palabras las que construyen cercanía. Proyectamos a más de un metro y medio. Nos tocamos a través del lenguaje. Nuestra piel se ha convertido en texto. Te quiero. Te abrazo. Cuidate.

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida de Esther Rodríguez Barbero (@estherrodriguezbarbero) el

Hace unas semanas en el instagram de Esther comenzaron a aparecer unas frases proyectadas en el muro. Os estrujo fuertemente. Os lamo la cara. Os acaricio los párpados . Ante la imposibilidad de poder tocar el cuerpo de otros, estos “mensajes corporales” cuidaban en la distancia. Sola o en diálogo con otr+s, los mensajes invocaban una acción. Os masajeo el esternón. Te aprieto las palmas. Y también aludían a modos de hacer de otras compañer+s que ante la inmovilidad reducida trabajaban a partir de un gesto mínimo, apenas visible, imperceptible. Os agito las células. Os expando el tiempo. Os vibro las ideas. Como en el texto de Rainer, Mind is a muscle.

Esta forma de invocar la performatividad del lenguaje y su potencial para apelar al cuerpo y la sensorialidad es una de las constantes en los últimos trabajos de Esther Rodriguez Barbero, desde los Guided tours (2017-2019) hasta proyectos como Beats & Sweat (2019), realizado en Cork, en los que la propia ambientación de club de los ochenta y el relato de aquellos que pudieron bailar en el Sir Henry, proyectado detrás del dj, invocaban a los fantasmas de Fisher a bailar en la pista o como cantaban Astrud en “Acordarnos”, su misión era “rescatar de la nada, algo así como una idea en 3D de aquella sala”.

 Beats&Sweat. Esther Rodriguez Barbero 2019. Quarter Block Party. Cork.

Sacar a bailar al fantasma de otro es lo que hace también Nazario en “Háblame cuerpo”. No recuerdo cuándo fue la primera vez que hablamos sobre Pepe Espaliú. La historia del Carrying, la crisis del sida, la máscara y los santos de cuero, la barra de pan bimbo, la herida en la cabeza y como cuando se la tocaba pensaba en el amor. Recuerdo que fue una noche de verano en la terraza del Amapola, pocos días después de que en su casa nos invitase a algunos a compartir Oro, cuando empezamos a hablar de algunas de estas cosas. Nazario llevaba algunos días enfermo y esa noche hablamos del desgaste del cuerpo. Y de la desaparición. El nido de Espaliú en Arnhem. Y las palabras escritas en el papel que abrazaba el tronco del árbol. AIDS IS AROUND. El sida está alrededor.

En el 2018, dentro del ciclo de acciones “Aquí y ahora” que buscaba revitalizar el legado de Espaliú en el 25 aniversario de su fallecimiento invité a Nazario a presentar parte del trabajo de investigación que estaba desarrollando en el marco de “Looking for Pepe”.

En el Centro de arte Pepe Espaliú en Córdoba, Nazario presentó “Háblame cuerpo”, una investigación en la que “a través de la transformación fonética del flujo vocal, el cuerpo va pasando por diferentes presencias y lugares. Un trabajo vocal que nunca llega a ser lenguaje pues nunca se llega a formular una palabra”, como me comenta en la llamada de teléfono que tenemos para este texto, “siempre está en el lugar del entre”.

Háblame, cuerpo – Nazario Díaz (captura de registro – Elipsiak, ciclo comisariado por Isabel de Naverán para Azkuna Zentroa, Bilbao. Noviembre 2019)

El proyecto “Hablame, cuerpo”, presentado posteriormente en Azkuna Zentroa busca el acercamiento a una ausencia, sacar a bailar al fantasma de otro, ponerse en lugar del otro. Como se preguntaba Nazario en uno de los textos ¿Qué haría Pepe Espaliú con este cuerpo? ¿Cómo sostener un cuerpo? Partiendo de estas preguntas y a partir de unas series de Dípticos, Aleatorias y otros trabajos que configuran “Looking for Pepe”, “Háblame cuerpo” se fue construyendo como una pieza en torno al lenguaje, el cuerpo y el territorio, en la que “se buscan las propias resonancias con el espacio en el que se presentan y también la relación con el espectador como un objeto en escena”. Otro baile entre fantasmas que van apareciendo como sombras entre los parpadeos de un estrobo. Un performer cuyo cuerpo va a ir desapareciendo. Un espectador que se convertirá en objeto.

“Mover o ser movido por alguna cosa más que por uno mismo”. Yvonne Rainer pronuncia esta frase en 1966, “una sólida afirmación sobre las cosas y el movimiento” sobre la que André Lepecki en “Cosa: danza: Audacia. (Estética proximal)” concluye; “más fácil decirlo que hacerlo”.

Statement #1 (Yvonne Rainer). Fotografía: David Zarzoso. © 2020. Cortesía del artista y de la Galería Rosa Santos (Valencia)

Como respuesta a este texto de Lepecki Néstor realiza la pieza Statement #1 (Yvonne Rainer) que actualmente ocupa uno de los muros de la Galería Rosa Santos, cerrada a causa del confinamiento. Move or be moved by some thing rather than oneself. La cosa sigue en cursiva y el texto impreso en vinilo blanco sobre blanco no sólo se presenta como una manera de performativización del problema que plantea la frase de Rainer después de leer el texto de Lepecki sino como una invitación a que el visitante se mueva en el propio ejercicio de la lectura.

Performar el problema. El cuerpo del performer pasa a ser fantasma que invita a moverse al espectador. La dificultad de la lectura implica moverse en la sala. El cuerpo del performer ya no está y en su lugar un texto invita al visitante que cruza el umbral de la galería. Partitura, instrucciones, herencia conceptual.

Hablo con Néstor sobre estas cuestiones, su relación con el trabajo de Tino Sehgal y Dora García con los que ha participado en algunos proyectos. Miro hacia mi biblioteca y veo una de las frases de oro de Dora. Le futur doit être dangereux. El futuro debe ser peligroso.

La relación de Néstor con el texto de Rainer ha derivado también en otros trabajos como “Untitled dance #1 Trío A” en la que los diagramas estan construidos con sal, escrituras para un gesto que al ser activado es borrado en su forma escrita, como partitura y signo. Ya no es solo el cuerpo el que desaparece, sino aquí es el cuerpo en movimiento el que hace que desaparezca la escritura.

Hablando de esa pieza con Néstor me acuerdo de un trabajo que Javier presentó en la exposición “El performance del lenguaje” en el Centro Párraga en el 2014. Escrito con cenizas sobre el suelo gris de la sala se podía leer una de las frases más demoledoras de los “Fragmentos de un discurso amoroso” de Barthes, Pourquoi durer est-il mieux que brûler? ¿Por qué durar es mejor que arder?

Esa frase ha perseguido su trabajo en más de una ocasión y en mis sueños ha ido apareciendo muchas veces cada vez que en mi dormitorio veo esa impresión de ceniza que hizo en La Taller.

Un año más tarde, el 16 de Noviembre de 2015 en Ogami Press realizamos juntos la performance “Una teoría. De amor y cenizas”, en la que performativizamos la visita guiada a la exposición “Una teoría” a partir de una serie de acciones en las que invocábamos a los fantasmas de Barthes, Pasolini o Genet. En el suelo de la sala, aparecía escrito con cenizas la palabra “Durarder”. Tiempo, ceniza, duración. En un momento de la performance colocábamos dos sillas sobre la palabra y nos sentábamos a conversar sobre el trabajo de Javier. El texto escrito desaparecía y ahora eran nuestras voces las que buscaban respuesta a la misma pregunta. ¿Por qué durar es mejor que arder? Después mi pecho se convertía en pantalla para proyectar una imagen de “El intruso”, en un reenactment de la famosa acción que Fabio Mauri realizó sobre el cuerpo de Pasolini en la performance Intelletualle (1975).

Si yo era Pasolini en esta acción, Manuel Rodríguez se convertiría en Javier en la performance “El intruso” que realizó en la Sala Verónicas en el 2018 dentro de la exposición que llevaba por título “¿Por qué durar es mejor que arder?”

Hablo con Javier. En una videollamada me hace un recorrido por el patio de la Real Academia de España en Roma donde se encuentra becado desarrollando el proyecto de investigación “L’anima oscura”. Desde Febrero no nos vemos, justo fue en Arco la última vez. Me enseña su taller. Flores, restos de palabras, ceniza. Laocoonte.

Hablamos sobre El intruso, sobre como Javier se proyectaba en Manuel, sobre como su cuerpo al mover las cancelas hacía chrirriar el lenguaje, sus movimientos se convertían en una escritura en el aire, gestos que significaban de otra manera. “Las palabras ¿Qué son?- Una lágrima dirá más”.

Recuerdo los movimientos de Manuel con el altar de la antigua iglesia de Verónicas cubierto de lágrimas de cobre. La cabeza contra el muro. El collar de cuentas y aquellos zapatos que frente a los ojos de Laura Betti en Teorema abrían nuevos caminos. Como escribía en el texto del catálogo recuperando un fragmento de Barthes, “separémonos pues un poco, hagamos el aprendizaje desde cierta distancia. Que surja la palabra reprimida que aflora a los labios de todo sujeto, en cuanto sobrevive a la muerte del prójimo: !Vivamos!”. Dejemos que las palabras nos sigan tocando, pero después de todo esto, toquémonos. ¡Vivamos¡

Jesús Alcaide

Esta entrada fue publicada en Uncategorized y etiquetada , , , , , . Guarda el enlace permanente.