Imagen extraída de un artículo de David García
Durante más de una hora los asistentes deambulan vigilados por el Conde Duque. Podría también decirse que acompañan a los vigilantes en su ronda de noche. Pero la sensación es un tanto la primera. Decepcionante fue para el que escribe esta ronda por uno de los edificios más cargados que hay en Madrid, cuartel de caballería, situado junto al Palacio de Liria: nobleza y soldados de la mano mirando hacia el medievo, maridaje que llegó en sus derivas burguesas hasta mitad de la segunda mitad del siglo XX. Luego el Conde Duque ha sido de todo, culturalmente hablando. Registro y hemeroteca, centro musical de los veranos de Madrid, sala de exposiciones… Pero todo deslavazado, a tirones, con épocas de dejadez que hacían de esos grandes patios: agradables generadores de vacío capitalino.
El centro ha sufrido una gran restructuración que duró hasta el 2012 donde abrieron de nuevo sus puertas. Sobre todo, alegra el que mucha parte del cuartel, antes cerrada al público, haya sido rescatada. Otros aspectos de la espectacular acometida en el centro ejercida por el PP son más dolorosos, como por ejemplo la puerta principal del patio central, antes resquebrajada (yo imaginaba que era por una bomba de la Guerra Civil, pero no sé a ciencia cierta la causa), y que ahora luce perfecta. Toda remodelación conlleva amnesia, es cierto, pero lo comento ya que ahora uno se enfrenta a un edificio muy lavado, está precioso pero difícil de reconocer.
Desde hace poco hay nueva dirección en Conde Duque, inserto como centro cultural en la nueva política de direcciones artísticas por concurso del Ayuntamiento. Lo dirigen: Isla Aguilar y Miguel Oyarzun, conocidos por dirigir el Be Festival, festival que generó luces y sombras como puede leerse aquí y aquí.
La verdad es que le han dado la vuelta al centro, que estaba de capa caída escénicamente y muy alejado de lo que entendemos como centro de creación. Sorprende en el programa de este año, que acertadamente daban a todo el mundo que acudió a “La Ronda” de Rubio, el programa de artistas asociados entre los que están creadores como Vallaure, Arlandis o Poliana Lima. A parte de mostrar trabajo, en mucho de los casos de nueva creación, los artistas asociados también tienen abierto un campo más amplio de charlas, encuentros, talleres y capacidad propositiva. Veremos cómo va. La programación transita la interdisciplinariedad pero apoya una de sus patas en el teatro de texto e incluso de repertorio o clásico. Me parece una interesante intersección no muy transitada en Madrid ni en España. Pero lo dicho veremos cómo va. Así para empezar hemos podido ver este nuevo trabajo de Rubio y esta semana uno puede ver el nuevo montaje de Renjifo, una puesta de “La noche junto antes de los bosques” de Koltès.
Otro cantar es el lío abierto este mes con los trabajadores: aquí. Y aquí.
Uno no sabe qué pensar cuando Madrid Destino está en medio. En principio, y conociendo a los trabajadores abnegados de esta santa empresa que sigue cantándole las cuarenta al propio Ayuntamiento de Madrid cuando debiera ser lo contrario, uno tiende a pensar que bien por los directores que me imagino están intentado llevar a cabo el trabajo, cambiar el centro, las dinámicas… Y eso siempre cuesta. Pero creo que la cuestión excede a la dirección. Ya no nos acordamos de que hace tres años votamos una nueva alcaldía que lo primero que intentó nada más llegar al ejercicio de sus funciones fue acometer el monstruo que significa Madrid Destino. Allí pusieron a un encargado, Santiago Eraso, que tuvo que irse derrotado.
Desde entonces, aquella remodelación (del que alguna cosa buena salió aunque sea indirectamente, como los nuevos concursos de los centros culturales), se ha olvidado y la misión necesaria de redimensionar a este emporio empresarial por encima de la Alcaldía formado por tres empresas públicas – Macsa, Madrid Visitors & Convention Bureau y Madrid Espacios y Congresos- ha desaparecido del mapa. Andan viendo cómo pueden igualar los tres convenios colectivos para no dejar en flagrante situación de desigualdad a muchos de estos trabajadores, pero el problema de la subversión de poderes entre Ayuntamiento y MD sigue existiendo y el silencio reina. Una plantilla sobredimensionada y en muchos casos mal pagada, puestos laborales que tenían que ser personal del propio Ayuntamiento y en el que se sigue decidiendo que es mejor externalizar; y, sobre todo, una traslación clara del poder de decisión que en vez de residir en nuestros representantes reside en directivos no sujetos a examen cívico. La mercantilización de la cultura es lo que tiene. Es un melón muy difícil de acometer y en el que parece que el Ayuntamiento de Carmena ha dado la batalla por perdida. Pero los melones difíciles suelen ser la mesa sobre la que reside el castillo de naipes. El conflicto de Conde Duque surge de esto mismo. El día a día imposible de las direcciones artísticas con el personal de MD no es algo exclusivo de Conde Duque. La imposibilidad de crear grupos de trabajo coordinados por parte de la dirección de estos centros, que no tienen ninguna parte activa, ni voz ni voto ni nada, en los procesos de contratación del equipo gestor es un ejemplo más de cómo MD hace torcer el cuello al Ayuntamiento. Ante la ausencia de un concejal de cultura todo el peso de la responsabilidad recae sobre la Alcaldesa. Pero todo esto es ciencia ficción. La realidad es que ya estamos en periodo electoral. La realidad es que es lo mismo FITUR, el Open de tenis, el Madrid Hotel Week o la dirección de un centro de creación o un teatro.
Con este contexto cultural llegamos a ver “La ronda” de Edurne Rubio. Edurne Rubio alteró conciencias y retinas escénicas con su último trabajo presentado en Madrid en el festival El Lugar Sin Límites: “Ligth years away” (2016). Por cierto, Edurne ha realizado una película sobre este trabajo. Su trabajo, creo, destaca por su sencillez calmada, por sus procesos medidos y trabajados, por su inteligencia política y escénica y por una sutil medida de la intensidad poética. Quizá en esta ronda, como me decía un compañero nocturno, adolezca de un proceso demasiado rápido inserto en este frenesí capitalino de la programación. Lo que sí creo es que lamentablemente esta ronda adolece de carga poética, política y de profundidad.
Acompañamos al guardia jurado en su ronda de vigilancia por el Cuartel, vigilados eso sí por un compañero que se encuentra en retreta, al final del grupo, examinando que nadie mueva ni el esqueleto. Necesidades de seguridad, super entendibles, pero que impiden el aire suficiente para generar un espacio compartible. Quizá si se hubiera jugado con esa tensión… Pero Rubio prefiere ver el lado humano de estos trabajadores y la cosa no va. Además, las reflexiones personales de un vigilante jurado que lleva meses trabajando en el Cuartel pues dan para lo que dan, y lo que da queda muy lejos de acometer la capacidad y peso de este edificio.
A pesar de lo dicho, quepa decir que la ronda contiene un ritmo, un dejar ser (características reseñables de los trabajos de Rubio) que dan empaque y contienen la pieza. Se contagia cierta soledad de caminar en laberinto, los muros inacabables del Cuartel se imponen en ciertos momentos y resuenan los pasos… Acaba la pieza, buscando aire, en una de las terrazas del Cuartel con vistas a los tejados del distrito Centro y la modernidad vertical de Plaza de España. Allí Rubio llama a algunos vecinos con los que mantiene una pequeña charla y a los que identificamos cuando desde sus ventanas apagan y encienden la luz. Allí uno relaja. Al abandonar el Cuartel y cruzar su patio se oyen relinchos de caballo de este antiguo cuartel de caballería.
PD: En el transcurso de edición del texto y de su publicación en TEATRON una noticia acaba de publicarse en el Diario El Mundo: Madrid Destino contrata a la hija de su consejero delegado.
Incide esta nueva noticia en la necesidad de que el Ayuntamiento tenga un mayor control sobre la contratación de esta empresa de altos consejeros con altos sueldos que si bien dice haber cambiado sus procesos de contratación estos siguen siendo opacos hasta para el mismo Ayuntamiento. Incide esta noticia en la desconexión de los perfiles que contrata Madrid Destino para los centros culturales del Ayuntamiento de Madrid y la dirección artística de estos mismos. Incide esta noticia en que Madrid Destino es una forma espuria de hacer gestión cultural pública, transparente y ciudadana.
PD2: Justo hace unos momentos se acaba de publicar esta noticia: PP pedirá comisión extraordinaria de Cultura para que Carmena explique la contratación de 150 personas en Madrid Destino.
Ahora comienza el juego asquerosillo y cansino de la baja estopa política, donde no hay memoria, donde nadie creó Macsa, donde los puestos no fueron dados a dedo a amigos y familiares, donde nadie puso sueldos exorbitantes, etc., etc. Todo está ya embarrado en lenguaje cainita y electoral. Nadie intenta solucionar sino sacar rédito.
Por otro lado, el ciudadano tendrá que seguir aguantando en los diarios la narración ilegible y hampona de los altos directivos de Madrid Destino: Luis Cueto o el Belloch madrileño perejil de toda las salsas, Ana Varela la chivata, Julián Lobete el gran humanista, Benito Batanero el converso, y Fernández Segura alias Sottocapo. Tan solo uno puede destilar una pequeña reflexión de todos estos lodos: Madrid Destino huele a cadáver, desinfecten la zona.
PD3: Pido disculpas a todo el equipo de trabajo de La Ronda por hacerles tragar la quina de compartir página con esta situación tan triste y enquistada.
Pablo Caruana