De pequeños solíamos ir a pescar monedas en la fuente del dragón, dentro del Parc Güell. Atábamos el imán de unos altavoces rotos al extremo de una cuerda y repasábamos el fondo de la fuente en busca de céntimos que se quedaban pegados. Zambullíamos una y otra vez el artilugio en busca de esas monedas de cobre que los turistas tiraban tan alegremente al agua.
Observemos esta situación con detenimiento:
Por un lado tenemos el lugar concreto, la fuente del dragón (o drac o lagarto depende del día) siendo utilizada por unos sujetos -niños de unos nueve años-, con el objetivo de sustraer algo cobrizo y de poco valor (monedas de 1, 2 y 5 céntimos), utilizando un artilugio compuesto de la pieza-mineral de una máquina más compleja [1] y cuerda de tendedero [2] hecha de fibras de algún polímero. Todo esto rodeado de los cuchicheos de los turistas y en el sitio más emblemático del Parc Güell. (Que me dirás tú: ¿qué es más ilustre de la catalanitat que el Parc Güell? Pues nada es más catalán que el Parc Güell. ¿La Moreneta quizás? Pero vaya, que ni toda esa espiritualidad le gana a un buen Parc Güell a reventar de guiris.)
Imaginemos por un momento que, en el zambullimiento del trozo de altavoz en el agua turbia de la fuente, este se empieza a reconstruir cual Terminator James Cameroniano. La cuerda que lo sostiene se convierte en un cable de micro y los niños pescadores en piezoeléctricos que captan las vibraciones de su alrededor (voces en diferentes idiomas, el rebotar de las gotas contra la superficie del agua, metal siendo arrastrado en teselas, monedas con catedrales acumulándose en una bolsa, el susurro del agua cayendo desde una boca cerámica…). Todos estos pequeños sonidos, todos estos samplers fluyen a través de la cuerda polimérica hacia el altavoz que está siendo escaldado en el fondo del estanque, emitiendo sonidos mientras intenta no ahogarse, como un náufrago del Titanic.
En fin. ¿Por qué os cuento esto? Pues para hablar de Pau Magrané y la pieza-publicación ANX & PVC que presenta en la Capella dentro del Barcelona Producció 2023.
Llevo años siendo fan de Pau, especialmente de PLOM (el aka que utiliza para la parte sonora de su multidisciplinariedad) y cada vez que presencio alguna de sus intervenciones sónicas hago una regresión hasta ese momento de mi infancia recogiendo céntimos. En esta sinestesia temporal se sitúan las intervenciones de Pau Magrané. Sampler sobre sampler deformándose hasta la exasperación. Sonidos y ritmos que suenan familiares pero a los que se les niega la perduración, dejando al oyente huérfano de la continuidad rítmica que se espera de una canción. PLOM busca con el afán de un niño pequeñas joyas sonoras, esos céntimos perdidos en el fondo de un estanque, los acaricia, amasa y suma con mimo de tal manera que van adquiriendo una dimensión corpórea. Una escultura sónica capaz de atravesarte y mover pequeñas piezas dentro de tu propio entendimiento del mundo.
La propuesta de Pau parte de un macroarchivo de músicas complejas en el territorio catalán. Durante un año ha ido catalogando, con la ayuda de otros archivistas, estos sonidos que quedan fuera de campo. Si alguna vez has coleccionado algo, ya sea de manera consciente o inconsciente, te das cuenta de que el archivo es poder. Qué cosas consideramos que entran dentro de una clasificación y qué cosas forman parte de otra puede ser nuestra sentencia de muerte para nuestros objetos archivísticos. A pequeña escala las pérdidas pueden ser más silenciosas. Por ejemplo, si yo colecciono tiradores de cajón que me encuentro en la calle y decido que como ya tengo muchos solo voy a coger los metálicos. Todas esas formas torneadas en PVC o madera quedan a la merced del camión de la basura, perdiéndose así pequeños gestos de diseño industrial. En cambio cuando pasamos a escalas mucho mayores, como las propias de un estado, las consecuencias pueden acarrear el encarcelamiento o muerte de miles de personas [3]. Todo archivo parte de unas condiciones que el órgano archivador decide, condiciones con posibilidades de acotación, pero condiciones rígidas a fin de cuentas.
En el caso de AXN N PVC las condiciones venían de los siguientes lugares: la temporalidad acotada desde la institución, un año. Los intereses formales de las piezas sonoras a clasificar, acotados por nuestro archivista. Por una parte tenemos las condiciones prácticas (el archivo no puede ser infinito o estar escrito en tinta sobre olas del mar), por lo tanto debemos limitar nuestros intereses: piezas sonoras editadas en físico en territorio catalán. Por otra parte tenemos las voluntades conceptuales y personales del archivista: debían ser piezas con una voluntad no consumible, sonidos que no pretenden encajar. El sonido contracultural más allá de lo explícito.
En esta cuerda floja entre el arte sonoro y la música es donde Pau crea un homenaje del revés. Un beso que viaja en el tiempo hacia estos recovecos sónicos de alquimia inversa.
Si alguna vez habéis visto alguna serie de robots gigantes, tipo Transformers o los Power rangers, recordaréis que siempre hay una escena en que los artilugios mecánicos se fusionan entre ellos para crear un nuevo sujeto megaenorme, con capacidades aumentadas, capaz de lidiar con la afrenta a la que se vea sometida la Tierra en ese momento. Pues con AXN N PVC pasa un poco lo mismo.
Toda esta empresa archivística empieza con un libro que Pau encuentra en Roma (Records by artists 1950-1991 [4]) en el que se recogen varias creaciones sonoras hechas por artistas internacionalmente. En el libro no se hace especial hincapié sobre las piezas en sí, funciona más como un catálogo para curiosear. /Piernas de robot/ Después aparece Broken Music, Artists’ Recordworks [5], en este libro sí que se contextualiza cada una de las piezas que se recogen y se hace una pequeña investigación alrededor de estas. /Tronco del robot/ Y para acabar encontramos Vinyl Art [6], una publicación alemana más reciente que recoge portadas de vinilos hechas por artistas contemporáneos, desde las primeras vanguardias hasta los grandes nombres de la actualidad. /Cabeza de robot/.
Pues, con estas piezas, nuestro archivista ya podía ver que valores y signos imitar a la hora de empezar su colección. La propuesta busca crear un ANEXO catalán a las publicaciones sobre grabaciones de artistas que acabamos de nombrar. Dejando de lado el espíritu nacional, este archivo compuesto por más de 375 obras quiere ahondar en lo cultural de un territorio concreto. Esta voluntad de indagar a través de las prácticas del coleccionismo y la preservación contracultural tiene como objeto de estudio audio en formato físico (discos, cassettes, CDs) realizados por agentes culturales o artistas nacidos en Catalunya o no nacidos pero que se hayan trabajado dentro del territorio catalán. Ediciones de audio con un fuerte componente conceptual o de singularidad editorial, también recopilatorios, exposiciones o encuentros que hayan derivado en formatos sonoros, que de alguna manera diluyan la frontera entre el arte plástico, lo visual y el de la música.
Cuando se empieza una empresa de esta calaña lo que uno más necesita son compañeros, amigos o asociados. Para esta ocasión Pau ha contado con la ayuda de Ignasi Molina del sello Urpa i Musell [7]. Juntos han indexado toda esta retahíla de ediciones sonoras, incluso las han digitalizado cuando ha sido posible. También han estado presentes durante la parte de investigación más dura Montserrat Cortadellas y Francesc Vidal, dos activistas culturales que desde la ciudad de Reus llevan años archivando y creando sinergias para que el sector artístico pueda abrazar este tipo de propuestas. Propuestas locales que hablen sinceramente y que puedan llegar a las personas del contexto en que son creadas. Los artistas internacionales están desapareciendo, si existen es solo por que detrás hay un entramado mercantilista que potencia su mediatización. Por eso son importantes este tipo de archivos. La acotación en un territorio concreto hace que, por muy subjetiva que sea la clasificación que han utilizado Pau e Ignasi para decidir qué entra y qué no entra, el futuro indagador de archivos pueda acceder fácilmente a todas estas propuestas que han contado con una exposición baja o nula.
El PVC (cloruro de polivinilo) del título viene dado por el material del que se hacen los discos de vinilo en la actualidad. Este polímero, que podemos encontrar tanto en formato duro (tuberías) como blando (recubrimiento de cables), permite un termoformado a temperatura relativamente baja (entre 80 y 140ºC) que lo ha hecho ideal a la hora de sustituir materiales menos duraderos. Estas características tan tangibles de un formato que almacena algo volátil como el sonido es lo que nos permite precisamente acceder a ello. Mens sana in corpore sano, que dicen. Muchos de los formatos estaban publicados en cintas de cassette, que con temperaturas alrededor de los 50ºC pierden la banda magnética. Algo similar pasa con los CDs, aunque la temperatura a la que se estropean es algo superior que las bandas magnéticas, al ser un formato de bajo coste, muchos están poco respetados y como consecuencia quedan ilegibles. Al final, el formato más antiguo y tácito es el que ha permitido que estos volúmenes extraños hayan perdurado en fondos de armario y cajas que quedan olvidadas en un balcón.
¿Y qué han hecho con todo este archivo? Pues Pau o, bueno, PLOM ha sacado unos 2.000 samples del 90% de estas 375 piezas indexadas con las que ha creado un monstruo sónico. En un ejercicio de ceramista, se han comprimido estas 2.000 muestras a una duración de 15 minutos. La creación de una masa-canción donde se ha intentado matar las tendencias y los manierismos musicales. Las muestras han seguido un método estricto de manipulación, solo tienen una modificación de duración y de altura en las notas. Las coincidencias que se van dando en este macrocollage donde se suceden épocas y cualidades sonoras generan una explosión ultracolorida que abraza los tímpanos con un amor infinito. Todo este batiburrillo quedará planchado en un vinilo de 12” editado por Barcelona Producció.
Dicen que si intentases verter todo el amor de Dios en una copa infinita esta se acabaría rompiendo, porque su amor es inabarcable. Lo mismo pasa con este audio de un cuarto de hora. Hay tanto y tanto archivo comprimido que el oyente pasa a ser un instrumento más. La responsabilidad cae en el que escucha los sonidos, ya que con cada uno de ellos puedes completar un track preexistente en tu vida. Esta copa que se rompe en mil pedazos, estos fuegos artificiales vistos a través de unas gafas empañadas acurrucan tu alma y te dejan pasearte por la mística de ti mismo. Dándote cuenta de cuantos vastos prados quedan por recorrer en tu propio ser.
La escucha de las piezas de Pau es sin duda una montaña rusa de emociones si consigues adentrarte y dejar que tu memoria se vea permeada por todo el volumen de referencias sonoras. Algunos sonidos te cazan y otros solo muerden tu oreja levemente. Pero tanto el cariño como la violencia siempre nos llevan a lugares a los que difícilmente podemos acceder de esta manera.
Alex Solé Agudelo