Timpanizar el movimiento: Conversación con Blanca Tolsá

Berta Pascu, Jorge Dutor, Blanca Tolsá, Ariadna Miquel, Rodrigo Rammsy y Pepe Lolo el día del estreno. Faltan: Amaranta Velarde, Costanza Paternò, Conrado Parodi, Míriam Martín y Txell Janot. ©Tristan Perez-Martin

El sueño de las espigas que salen por los oídos, buen auspicio según Artemidoro Daldiano.

“Supe de cierto Aristides de Efesos”, relata Artemidoro, que soñó con grandes y prósperas espigas de trigo, que brotaban de sus orejas. Más tarde recibió el don de un fértil terreno con el cual rápidamente se enriqueció.”

Gutierre Tibón 

Esta conversación/entrevista con la bailarina valenciana Blanca Tolsá se ha dado por el interés que ha despertado su último trabajo Parafonías, estrenado el mes pasado en La Caldera dentro del programa de Dansa Metropolitana 2025. Trabajo que deviene de una investigación, que continúa a la fecha, y que comenzó con el solo Ecoica, también estrenado en el programa de Dansa Metropolitana 2020.

Las preguntas que a continuación se despliegan divagan entre curiosidades que me ha despertado su trabajo y temas que nos mueven respecto a la danza, tal vez a nivel más personal. Preguntas que han sido respondidas entre la virtualidad y la fisicalidad de un blando encuentro frente a la Fuente Mágica de Montjuïc.

¿Cómo piensas/te relacionas con la palabra coreografía en general?

Coreografía solían ser figuras geométricas en un cuadrado visto desde el cielo y desde delante. Un espacio abstracto organizado y sin choques. Pesos de la imagen, su equilibrio y capas de profundidad o cercanía, es decir… composición (risa).

No fui muy amiga de la palabra coreografía porque creo que responde más al ritmo de la pieza, si es más digerible o menos… y parece que cuanto más picado y cambiante… más estimulante y entretenido. 

Ahora me estoy reconciliando con la idea de coreografía pensándola como un espacio al que le pertenece una atmósfera concreta, de temperatura, de ficción, más desde el desarrollo de un lenguaje corporal, de la construcción de un cuerpo o cuerpos concretos. Ahora empiezo a entender el mecanismo de la caja escénica, de sus posibilidades técnicas, del artefacto que construye; aunque me siento lejos de poder entenderlo. Son otros lenguajes y yo soy intérprete y bailarina y entiendo la escena desde lo que conozco bien: desde el cuerpo… pero estoy llegando (risa).

Respecto a tu última pieza: ¿Cómo ha sido tu investigación coreográfica? ¿Podrías compartir un método o una práctica con la que te hayas encontrado para concebir Parafonías tal vez también Ecoica?

Desde la construcción del cuerpo o de los diferentes tipos de cuerpo, que van a conformar una escena o una sucesión de ellas. 

El cuerpo que encontré en Ecoica lo llamé el cuerpo incoherente. Es aquél que deja su discurso (frase) a medias (suspendida, cortada, o se va hacia un lugar, desviándose del inicio que había planteado. El sujeto no se corresponde con el predicado, son partes inconexas. Esto lo jugaba a gran escala, es decir, en la propia estructura de la pieza, creando una expectación al inicio y luego llevando la pieza hacia un lugar inesperado. Luego, en el tiempo corto del discurso, como una imagen de burbujas pequeñas, dentro de una macro burbuja, relacionándose todas incoherentemente. 

Este cuerpo no está exactamente en Parafonías, pero hay muchos cuerpos que beben de él. En Parafonías me quise enfocar estrictamente en la relación voz-cuerpo como tema de la pieza, ya que en Ecoica solo fue un apunte.

De los primeros juegos, prácticas, que hicimos fue el de La Ilustración: una persona se mueve, la otra le pone sonidos al movimiento de la primera. Tras instalarse, la danza tiene la tarea de escapar de la voz… pero bueno… es prácticamente imposible, la voz es más rápida. Esta práctica nos dio mucha información acerca de asociaciones intuitivas entre lo que es en nuestro día a día el hablar, gesticular y expresarnos. Por ejemplo, entender la quietud como silencio. 

Entonces me preguntaba: ¿Qué otras posibilidades de asociar estos dos mundos podemos encontrar, para ir hacia atmósferas más inusuales, más estimulantes? Y entre los intérpretes en escena, Pepe Lolo y Berta Pascu, se desarrolla un lenguaje inventado, que dispara y sugiere;  y que es capaz de despertar la empatía, aunque no se entienda. 

¿Qué conceptos/verbos acompañan esta investigación? Tal vez una especie de palabras claves.

Psicodelia – fase/desfase

Acuoso – masticoso – denso

Introspección

Dilatado

¿Cómo te has relacionado con la atención en esta primera experiencia de trabajar desde fuera como coreógrafa? ¿Dónde/cómo colocas el foco cuando tu cuerpo está fuera de la escena, fuera de la experiencia vivida de la danza? 

Ha sido todo un reto, la verdad, no se puede comparar verte desde dentro o ver un organismo desde fuera. También la dificultad de la transmisión y la organización que conlleva.

Quise dirigir para salir de la escena por primera vez y entenderla desde fuera, para someterme al ejercicio de trasmisión y aclararme las ideas. Para aprender a hacer una coreografía (risa). Pero me encontré con que lo más bello e importante es generar una energía bonita, llena de cuidados para con el grupo por encima de todo lo demás. También me descubrí con mucha inseguridad: Las primeras veces son de montaña rusa con náuseas. Y he flipado con el acto de generosidad por parte del equipo de volcarse tan profundamente. 

Lo de hacer una pieza, era totalmente secundario, pero el tiempo invertido de todo el equipo, lo merecía. No había opción de no culminar el proceso en formato pieza… tampoco para mí. 

Yo soy intérprete, es mi profesión, pero me encantó darme cuenta al ponerme del otro lado, de una cosa que puede parecer súper obvia, pero que no lo era tanto para mí: durante los ensayos Pepe y Berta me escuchan, entienden la pauta y luego lo pasan por el cuerpo. Y en este proceso de digestión la trituran a tantos niveles de entendimiento que se apropian de la pieza, ya no necesitan palabras… y la pieza entonces les pertenece a ellos y yo ya no pinto nada: ¡¡Y eso me encanta!!

¿Cómo surge este interés por el sonido, por la voz como materia de estudio? ¿Cómo la tocas? ¿Cómo timpanizas la danza, el movimiento?

Siempre me ha gustado cantar, en algunas épocas he cantado en coros. Empecé a trabajar con coregrafxs que usaban la voz, como Albert Quesada, y me gustaba la idea de seguir profundizando. La voz abstracta y la danza contemporánea: ¡Wow! Espeleología pura. Me excitaba lo desconocido.

Tengo un interés particular hacia la música y me gusta hacer traspaso de herramientas musicales hacia la danza, así que me preguntaba qué pasaría si lo hiciera desde las mecánicas del movimiento hacia la voz, sería como poner la voz a bailar sin tener que ser cantante. Por otro lado, me preguntaba: ¿qué pasa si la voz y el gesto, que suelen ir de la mano para apoyar su misión comunicativa, no tienen correlación? ¿Qué otras relaciones puede haber, más allá de las contrarias o las opuestas? 

En ese mismo momento, por influencias de amigos sonidistas, empezó a resonar a mi alrededor el fenómeno de las ondas resultantes. Esto sucede cuando dos ondas sonoras con la misma frecuencia entran en un ligero desfase entre sí y el oído humano percibe su fricción como una tercera nota. 

Aparece la fantasía cuando tienes dos elementos que se necesitan y acontecen juntos, pero al frotarlos, al dislocarlos, empiezan a aparecer entes no predeterminados, asociaciones que disparan la imaginación. 

Margaret Watts Hughes

¿Qué espacio/tiempo le vienen bien a las vibraciones sonoras con las que trabajas? ¿Cómo las traduces? Invocando a la artista galesa Margaret Watts Hughes, otro de tus referentes para este trabajo: ¿Cómo son tus flores de voz?

Hacia principios del siglo XX, Margaret Watts inventó un aparato: el ediophone, para ver las formas en las que se traducía la resonancia de su voz; me pareció en cierto modo que estábamos en las mismas, pero que esas formas eran nuestro cuerpo, nosotras somos el soporte de la cimática, el estudio del sonido visible. Luego a nivel estético me sedujeron muchísimo sus flores de voz. Dio con unas formas que parecen un fondo marino, pero no es exactamente eso, ese casi-pero no, esa idea de imagen a medio camino entre abstracta y referencial o cotidiana, la uso mucho en mi vocabulario.

La voz esculpe el cuerpo. El cuerpo informa a la voz. Pero es más complejo saber realmente qué está comandando a qué, pero me gusta estudiarlo, aunque luego todo se mezcla y ya no sabes qué provoca qué o que esculpe a qué, el ejercicio interesante es descifrarlo, aunque luego vayas de nuevo desde la intuición. 

Concretamente este trabajo lo hemos querido aterrizar en un espacio sinuoso y vibrante que excava los surcos que serán caminos por donde pasa el movimiento, un espacio de mucha plasticidad y densidad que te succiona hacia la desconexión temporal. Me gustaba la idea de producir en el espectador la sensación que está sintiendo el intérprete cuando se va de viaje, cuando se te va bailando y te vas lejos… producirla directamente en sus cuerpos.

¿Desde qué lugar piensas la escucha? ¿Qué gestos te sugiere? ¿Cómo piensas la relación: ojos-orejas-manos, la idea de mirar con todos los sentidos?

El sonido es un cuerpo vibrante que te puede golpear, mover, traspasar, eclipsar, paralizar… pero también tu cuerpo puede percibirlo desde una realidad de sensibilidad aumentada. Entonces tu boca, orejas, manos, ojos, piel, escuchan… y luego cuando consigues conectar, te lo puedes llevar a tantos lugares… Imagínate que escuchas con la espalda, que tienes unas alitas de hada derritiéndose que gotean por ella mientras te hacen de radar midiendo el espacio que tienes detrás. Una piel que se evapora como una aspirina efervescente. Eres un bostezo. Columna como lengua pegando un lametón, plantas de los pies como columna lameteando.

¿Cómo es vivir de la danza en un mundo de tanta incertidumbre? ¿Cómo lo sostienes? ¿Qué alianzas, redes, colaboraciones has aprendido a hacer? ¿Hay algo de vértigo en esta elección? ¿Cómo te relacionas con este reconocimiento que te han dado en los Premios de la crítica, recientemente, a mejor bailarina por tu trabajo en La Quijà?

Aprendes a confiar en que algo aparecerá cuando no tienes trabajo, y te buscas mucho la vida, nos pasa a todas. Lo sostengo desde el disfrute de lo que hago y de tanto que aprendo que me hace salivar, porque si no, es imposible someterse a tal precariedad. Por suerte nuestro gremio es de buena pasta, conoces a gente maravillosa y con unos valores que… por eso digo, venga va, ¡vamos con todo!

Soy bailarina, soy intérprete, y el premio, los premios, solo pueden servir para reivindicar el lugar que ocupamos en una pieza (todas), el esfuerzo que hacemos. Ahora lo he vivido en mis propias carnes: la generosidad del intérprete es brutal, la confianza del equipo en mi investigación… se me pone la piel de gallina nada más de pensarlo. Fantaseo que en un futuro se le dé más valor a nuestro trabajo. Trabajamos mucho para que las piezas salgan, lo sudamos todo.

Anabella Pareja Robinson

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