SPORÁ_ELENA CÓRDOBA

QUIMERAS. Entre la sangre y la savia

Del 2 al 6 de noviembre, de 10 a 14h


Solo mediante el examen de la estructura que nos sostiene y que nos sustenta podemos ver cual es nuestro sitio y, por lo tanto, nuestra responsabilidad.

En un metro de bosque, D.G Haskell

Desde hace tiempo estudio anatomía y trabajo a partir de ella. Desde hace menos tiempo me estoy acercando al estudio de la botánica, me he interesado por la estructura y las formas de la vegetación. La práctica de la anatomía es algo que vinculo de manera natural con el movimiento del cuerpo, con la danza. Sin embargo, la observación botánica, aún siendo profundamente sensorial, paraliza mi cuerpo, lo vuelve un sujeto mirando un objeto. Son dos formas de operar con el cuerpo y con sus sensibilidades, una que llama a la acción y la otra que me induce a la contemplación, a quedarme al acecho.

En esta Sporá os propongo trazar un camino entre una práctica y otra; un camino que parta de la observación de nuestra anatomía y de la estructura de lo vegetal de manera indistinta. No se trata de comprender o confrontar dos formas de vida diferentes, se trata de crear una disposición sensible para que una forma de vida pueda resonar en la otra.

Me interesan las estructuras, lo que sujeta la materia y sus formas. No sé explicar por qué, pero es ahí donde encuentro un espacio de pensamiento y de acción que me permite inventar, que me permite renombrar los gestos y los espacios. Pienso como el biólogo G.D Haskell que a través de la observación de las estructuras podemos entender nuestro sitio, nuestra responsabilidad. Estos días serán una invitación a transitar por la idea de estructura. Miraremos la estructura de nuestros cuerpos, a través del estudio de láminas anatómicas, y la estructura vegetal, mirando a través de un microscopio que me acompaña desde hace un tiempo.

Para terminar una historia de esporas. Hace unos días, cerca del huerto de casa vi unas setas que no conocía. Al día siguiente volví al mismo sitio a mirarlas y solo encontré sus restos, parecía que hubieran explotado dejando un espacio quemado (negro) a su alrededor, una amiga que es guía micológica los identificó como Coprinus. Este

genero de hongos se autodigiere hasta volverse líquido y así reparte sus esporas más lejos, más rápido. Eso que vi era su forma de reproducción, un proceso de delicuescencia.

La quimera era un ser mitológico constituido de la mezcla de especies.

Elena Córdoba (Madrid, 1961). Mi obra se construye a partir de la observación detallada del cuerpo, eje y materia de mi trabajo. En el año 2008 inicié Anatomía poética, ciclo de creación sobre el interior del cuerpo humano, que comprende obras y estudios de distintos formatos y que aún se extiende en el tiempo. Me interesa especialmente el acto humano de bailar, su necesidad y su pervivencia social. He participado en distintos colectivos de investigación y práctica artística como Bailar ¿es eso lo que queréis? junto con Ana Buitrago y Jamie Conde Salazar, Déjame entrar, colectivo anatómico o ¿Bailamos? Actualmente trabajo entre el cuerpo y la botánica en el marco de Ficciones Botánicas, un proyecto de estudio y ficción en torno al mundo vegetal y sus leyes coreográficas. Dentro de esta investigación y en el contexto ARAR de La Caldera este año hemos generado Calendario para un tiempo vegetal, junto a David Benito y Luz Prado.

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