El martes fuimos llegando a nuestro espacio ocupado en La Caldera goteando. Con la cabeza llena de las discusiones del día anterior y las ideas que empiezan a tener forma en párrafos o en bloques de cosas por explicar.
Inés viene antes de su ensayo y nos trae libros que tenía en casa y que retoman hilos tratados por la mañana. La conferencia «Juego y teoría del duende» de García Lorca, «El misterio de la creación artística» de Zweig, «La vida de las abejas» de Maeterlinck y «Suzann Lebeau: Las huellas de la esperanza» de Itziar Pascual.
La mañana suena a distintos teclados, pulsaciones rápidas, suspiros buscando la expresión adecuada, conversaciones sobre aquello que decías ayer, muchos silencios, concentración y algunas conversaciones que sobrevuelan entre las dos mesas.
Alfred saca fotos desde una silla con ruedas y el silencio, rueda por la sala buscando luces, caras, gestos, supongo que atrapar el momento y lo que decimos con el cuerpo, el lugar donde estamos, la manera de acariciar el teclado o mirar hacia el techo.
Hablamos con Charo y le ponemos voz, a pesar de estar en Asturias ha leído los apuntes de los pads, que intentan trazar las discusiones y también va dibujando sus aportaciones.
Antes de comer, retiramos las mesas del centro, la sala 1 se usará para ensayos esta tarde y la del jueves. En las paredes quedan los postist y las grandes hojas donde hemos bosquejado la estructura del libro y las ideas. ¿Serán leídas por quien ensaye?
Hoy es Carlos quien nos deleita con la comida, puré de calabaza, croquetas, ensalada verde, tomate, olivas y huevos cocidos. Melón, sandía y cerezas.
Después de la comida hay una pequeña estampida y quedamos Itziar, Sebastià y Eva en una salita de La Principal, entre la inspiración y algunos problemas de conexión pasa la tarde del segundo día.
Soy Charo. Qué envidia. Me gustaría poneros carne a vuestros verbos. Otra vez será. Qué hermoso trabajo. Yo desde la distancia os envío cosicas. Hoy mi padre se ha puesto en pie. besazos