Hace tres años, dentro de nuestra residencia en NyamNyam, tuvimos la suerte de compartir con Pierre el arroz que a diario hacia su madre para su gente. El arroz que a diario, o cuando había, comía Pierre en la selva mientras peleaba por un futuro mejor y más justo para los suyos. Un arroz blanco tan blanco como un belga nacido en Casamance. Un arroz que sabía a campeonato de pelea, a borrachera de amigos y a curas guerrilleros. Un arroz que sabía a vida, a dejársela amando. Un arroz que sabía a rendención.
Me prometí escribir un texto a la altura de ese arroz pero en dos años no he tenido fuerza ni para encender el fuego.
Ese arroz era memoria viva de Pierre. Ahora es memoria viva de todas las que tuvimos la suerte de escucharle mientras lo comíamos. Aunque no lo hayamos hecho con las manos.
Estas fotos son de ese día y las hizo Iñaki Álvarez mientras aprendía a cocinar arroz blanco de negro. Lur y Juls aún no habían nacido.
Grande Pierre. Siempre en nuestos corazones.
Yo aún recuerdo ese día como algo muy excepcional. Pierre vivirá siempre en nuestra memoria.
no pude estar ese día, pero si he probado ese arroz en otras ocasiones cocinado por Pierre.
gracias Txalo por el recuerdo y por traernos a Pierre una mañana soleada de abril en la que parece que la primavera por fín ha llegado.
mucho amor
b
mucho amor para Pierre allá donde esté
Gracias Txalo por este recuerdo de Pierre. Un abrazo