Come un cane senza padrone. Lectura dramatizada (con una exquisitez extrema) de un texto imponente de Pasolini. La pantalla panorámica nos pasea por los recovecos, los plieges de la ciudad, la periferia romana. Pasamos una y otra vez con suavidad, como llendo de viaje por las frases del texto, de la acción en el escenario, de la ficción, a la representación (me encantan las mesas de efectos de sonido).
–Ha muerto un poeta, gime la radio del coche que anuncia el asesinato de Pier Paolo.
-… y poetas sólo nacen dos o tres en un siglo.
Pasolini fue definitivamente uno de esos pocos.
D.
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