Justine Joli era suavemente azotada por su princesa (ella prefiere ese término al de ama). Colgada y atada a su bocado, se mantenía a duras penas totalmente desnuda sobre sus tacones charolados. Su piel, se volvía sonrosadita tras el fustigamiento y su coño le lanzaba orgasmos sin parar. Al terminar la sesión (mucho más larga y compleja), aún desnudita, se la veía feliz y satisfecha.
Luego, vimos Camino, un radiografía maestra sobre la sumisión (que no sobre el dolor). De como lo demás, nos prefieren esclavos, cercenados nuestros deseos y nuestras almas presas, con el objetivo de perpetuar la maldad en el mundo. Sentí verguenza ante tanta injusticia, sentí dolor frente a la visión de la inmensidad de la miseria humana.
D.