Anoche, y gracias al aviso de Victor Sampedro amigo de la realizadora, asistimos a una de las escasas proyecciones públicas, seguida de una charla, de Mercado de futuros de Mercedes Álvarez. Uno de los films más honestos y clarificadores sobre la pesadilla en la que se sumió este país a finales de los años 90, y de la que parece que nos hemos despertado hace muy poco.
Ejercicio brillante de producción y de montaje, casi una versión pausada y amable del gran documental Inside Job. El film de Álvarez (que pasará sin pena ni gloria por la cabecitas de los españoles) muestra a modo de ventanas entreabiertas los huecos de una realidad en la que hemos estado inmersos pero en la que ni hemos participado, ni siquiera, muchas veces, nos hemos percatado de su existencia. Brillante la valiosa reflexión sobre lo inefable de los espacios públicos o comunes, o el valor de resaltar los aspectos performativos de lo real (el teatrillo de los vendedores, el aspecto cómico que acarrea el patetismo de nuestras vidas basura, etc.) algo siempre ignorado por los que se creen profesionales de lo escénico. Ya digo, una muy certera mirada.
La prueba feroz del fracaso como sociedad en la que nos hemos convertido. Así, tristemente la directora anunciaba, que a pesar del placer de haber llevado a cabo semejante reflexión fílmica, su trabajo no ha servido, para nada.
Necesaria y de nuevo valiente (y a pesar de todo, amabilísima) reflexión sobre estos tiempos.
D.