Timbre 4 desarrolló un eficaz clima creativo para su primer montaje colectivo «La omisión de la familia Coleman«: 0 recursos, autogestión, ganas de compartir, relación con el público asistente a esa casa donde representaban e iban puliendo la obra a base de horas y horas infinitas de representación. Era su sala (una casa particular), era su tiempo y su visión (algo rancia) del teatro. Así lo decidieron, así lo llevaron a cabo.
Gracias a ese carácter instituyente se forjó una pequeña joya reciclada, que me recuerda en el proceso a «Los tribulaciones de Virginia«, de igual garajesco y legendario nacimiento. La gracia de la obra debía ser peregrinar a aquel Timbre 4 de Buenos Aires y compartir la experiencia rara, por no decir única, que hablaba de la situación de un país postcorralito, con las gentes tomando las fábricas.
Hoy todo aquello, ha pasado ya.
A la par, un buen día, Los Hermanos Oligor y Timbre 4, desmontaron hasta las paredes donde nacieron sus respectivos montajes y salieron por a compartir con relativo éxito sus respectivas expericiencias teatrales. Por suerte Los hermanos Oligor no han vuelto a llevar a cabo ninguna otra pieza.
No tendría sentido.
Anoche, asistí a Tercer Cuerpo de Claudio Tolcachir.
D.