Y noche de estreno en la que David Fernández, que en gloria está, se pasó tres pueblos y una carreta de cómicos ambulantes con Juan Nicolás, director del Párraga, sobre el que desplegó una excesivamente copiosa ración de violencia psicológica al anunciarle, en escena, que tenía previsto para él un regalo de cumpleaños del que jamás se olvidaría: se pondría delante de su cara y le dejaría que le hiciera una pública felación. La escena fue brutal, ¡David Fernández!, y todo tiene un límite, ¿o no?, incluso por muy chiripitifláutica que pueda llegar a ser la (des)variada gestión de Nicolás, que -abracadabra- aguantó el tipo sentadito, sin desmayarse ni evaporarse, en privilegiada primerísima fila.
jajajaja.
Del estreno en el Centro Párraga…
Es una crítica pésima. No entiendo por que ataca al director del Parraga y en cambio es incapaz de criticar un espectaculo mal acabado, excesivamente largo y muy verde.