Un hombre entra en el andén nervioso. Alguna gente se moviliza ante este hecho. No es para menos, un arma le asoma en la mano. Ahora la dispara. Un hombre uniformado cae cerca de él. Parte de la gente huye. Se hace un vacío al lado del detenido vagón de metro. ¿No va a arrancar?
La gente se ha alejado. El hombre armado se queda sólo. De repente, una figura con camisa blanca sale veloz del vagón, va hacia él. Lástima, se ha quedado corto, el de la pistola le ha visto y ha reaccionado. Por poco. El espontáneo recibe un disparo. Cae al suelo. Curiosamente, no ha abandonado en ningún momento su mochila.
Las dos figuras se enfrentan en el andén vacío, una armada, la otra no. Llevan a cabo unos movimientos extraños, precisos como una danza. En realidad no se tocan. El de la pistola apunta y dispara a su agresor varias veces. Éste reacciona deteniéndose momentaneamente, pero por sus ademanes no le va a parar nadie. Va a por el del arma, para eso ha salido del vagón, para eso arriesga su vida.
La danza sigue, es rápida. Las dos figuras se desplazan por el suelo del andén enfrentados. El de la pistola dispara. Ahora si le dado. El de la mochila cae al suelo inerte.
El andén está totalmante vacío. El hombre de la pistola mira los lados. Con tranquilidad entra en el vagón de metro. El cuerpo del uniformado y del hombre de la camisa blanca yacen en el suelo. El tren no se mueve, el pistolero vuelve a salir al andén, recoje una bolsa y entra otra vez en el vagón.
Es el metro de México D. F.
Imagen vía SG.
D.