«Cuando se vive en un mundo de mentiras la verdad se convierte en un acto revolucionario. El que posee la verdad se convierte en una persona muy peligrosa y en la representación lo que intentamos es convertir a cada uno de los espectadores en una persona peligrosa», ríe.
Le parece «increíblemente estúpido» gastarse dinero en cámaras de videovigilancia en la calle, «porque el delincuente sabe que están ahí y simplemente se marcha a los portales, y si también las ponen ahí entrará en los apartamentos. ¿También las van a poner en las casas?», reta.
Tim Robbins en Efe. En la rueda de prensa del estreno de 1984 en el María Guerrero.
D.