El arte a menudo busca empatizar con el espectador y este axioma es mucho más válido en el teatro.
Pero también hay (pocos por cierto) quienes simpatizan con el público. David Espinosa en uno de éstos privilegiados. Y lo es por que, David es un buen tipo. Buena gente, de buena pasta. Compartir con los demás a modo de regalo sincero, de pequeña fiesta, los deseos profundos de uno mismo, es algo muy valioso y gratificante.
Vimos su Delirios de Grandeza, performance perfecta, muy pop, pero sobre todo divertidísima, en un Madrid frío y arisco que se despide del año entrando apresurado en la navidad y sus mentiras.
Cómo todo, al final nos queda la familia, los amigos y los buenos momentos. Como esta pieza de David.
D.
oye primo imagino que el jamon t llegara el lunes a primera hora…
ayer me qde con las ganas de hacer una cañita, a ver si en enero q vamos finde con el sergi nos hacemos unas por el centro
un abrazo y mil gracias toca-yo!!!!!!
jajaja
Soy vegetariano!
D.
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