Raymond Queneau en sus Exercices de style (1947) contaba la misma insustancial historia de cien modos (más o menos) distintos sólo cambiando una y otra vez el lenguaje. Lo curioso era que esta propuesta tan diríamos conceptual, nos llevaba no sólo a una reflexión formal, sino simple y llamamente a la carcajada limpia.
El performer ruso Oleg Soulimenko en Elegy For The Brave. Dislocation, propone un similar ejercicio de estilo con un espectáculo basado en una serie de inicios sincopados de posibles performances.
El resultado es un banquete repleto de sutileza. Sobredosis de ironía que se pasa con tragos cortos, pero fuertes, de carcajadas explosivas, producidas por una ofensiva de inclementes ataques de lucidez que nos lanza el ruso, hacia el frente de nuestras indefensas cabecitas de espectadores empanados.
Sublime.
D.
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